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Evaluación
de la situación general en Túnez
En este principio de año 2002, es muy interesante elaborar un balance, aunque sea rápido, de la situación política en Túnez. En primer lugar, el año 2001, y sobre todo su último mes, relativamente ha sido cargado. Intentemos proceder por temas: En el aspecto político, el régimen de Ben Ali lanzó
al aire todos los globos de prueba, por lo que se refiere a su candidatura
para un cuarto mandato presidencial, a lo que la constitución en
vigor no autoriza. Ignorando las numerosas voces contestatarias y representando
una mayoría aplastante del pueblo tunecino, decidió sin
el menor pudor presentar su candidatura de nuevo. Esta cuestión
dista mucho de ser cláusula. Va a tener una consecuencia muy movida.
Es en torno a ella que va a concentrarse una muy buena parte del movimiento
de contestación del pueblo tunecino. El General Ben Ali se arriesga
a que esta candidatura le conduzca exactamente a lo contrario de lo que
quiso realizar como objetivo. En el aspecto económico, desde hace varios años, la
economía tunecina no conoció crisis tan grave como esta
en la que se encuentra ahora. Recrudecimiento de la corrupción
de la casta gobernante y de su entorno, avaricia climática, mala
coyuntura internacional y consecuencias del acuerdo no equitativo de asociación
con la Unión Europea se unieron y pusieron de rodillas a la economía
tunecina. Los sectores agrícola, turístico y el de transportes,
están en caída libre. El sector financiero también
está al borde de la quiebra. Varios centenares de empresas están
en agonía y corren el riesgo de un día echar el cierre.
Miles ya lo hicieron. Las importaciones se hincharon. Completamente a.
Justo al contrario, las exportaciones se frenaron. El déficit comercial
y el déficit de la balanza de pagos empeoraron peligrosamente.
La situación económica del país es actualmente tan crítica que es capaz en cualquier momento de degenerar en quiebra pura y simple y en un hundimiento total. Es necesario que el pueblo tunecino se dé cuenta del gran peligro que le espera desde ahora. El país corre el riesgo de pasar a ser pronto completamente intolerable para su propio pueblo, exactamente como Argentina en la actualidad. A nivel social, la situación está en efervescencia muy activa. Dentro de la central sindical, las presiones sobre la dirección no dejan de endurecerse. La última reunión del consejo nacional fue muy particular en este sentido. La base sindical, la mayoría de los cuadros sindicales, recurren a todos sus medios pacíficos de presión, tanto sobre su dirección como sobre el General Ben Ali, para imponerles la independencia de su organización. Con motivo del próximo congreso extraordinario, la UGTT va a verse obligada a tomar distancias frente al poder para preservar su legitimidad y su propia existencia, sobre todo porque, una nueva federación sindical competidora acaba de ser fundada. Y sabemos bien muy el efecto de la competencia. La fundación, a principios del mes de diciembre pasado, de la Confederación Democrática del Trabajo de Túnez es un acontecimiento de una enorme importancia en la coyuntura política y social actual en Túnez En primer lugar, porque es digno de fe, en la medida en que sus promotores son dirigentes sindicales de primer orden, acreditados de una gran legitimidad y gozan de una amplia confianza del movimiento sindical nacional. Esta nueva confederación sindical no representa ningún peligro para la UGTT. Al contrario, puede ser un medio de salvación para ella. Por otra parte, el Túnez de 2002 no es ya el Túnez de los años 40 o incluso de los años 70. Una segunda central sindical en el país no está de más. Su papel no puede ser sino positivo. Si el régimen va a intentar mantener su mano sobre la UGTT, no puede hacer nada de eso con la Confederación Democrática del Trabajo. Efectivamente, la razón de ser de ésta consiste, precisamente, en liberar el movimiento sindical del país del yugo de General Ben Ali. En todos los casos de causa, este último debe esperarse como un año socialmente muy candente. Ciertamente, sus ciento treinta mil policías no van a estar en el paro este año. Al contrario, van a tener mucho trabajo que hacer. ¿Va el General a reducir el desempleo, muy elevado ya en el país, reclutando a los parados para su costoso Ministerio de Interior, única fuente para él de su legitimidad? En cuanto a la independencia de la justicia y al respeto de los Derechos humanos, el General Ben Ali sigue siendo fiel a su calidad de dictador, de la cual está muy orgulloso. No es cuestión para él concederle a la Justicia su independencia y a los Derechos humanos el menor respeto. El juez rebelde Yahyaoui, convertido en símbolo de la causa de la independencia de la Justicia en el país por medio de su carta abierta reivindicadora, dirigido al General en el mes de julio de 2001, terminó aplastado en la por este General Bulldozer a raíz de esta carta abierta. Bajo el efecto de una fuerte campaña nacional e internacional, bien llevada a cabo, y, también debido a una coyuntura no favorable, el General liberó su presa con la intención de recuperarla posteriormente en circunstancias más favorables. El 29 de diciembre pasado, mientras que casi todo el mundo dentro como fuera estaba de vacaciones, el cobarde General reunió, con urgencia, al consejo de disciplina de la magistratura que pronunció la revocación del juez rebelde en un tiempo record, el justo necesario para leer la decisión que llegó del Palacio, no de Justicia sino del de Injusticia, de Cartago. Esta torpe decisión, por parte de este oscuro dictador no va a cerrar este archivo. Al contrario, no hace más que abrirlo. Un enorme número de tunecinos patriotas, se reconoció en la persona de este valiente juez. Demasiado conflicto y ruido van a seguir, y que van a servir, ciertamente, como ingredientes, entre otros, para la salida tan deseada de este dictador indeseable. Los acontecimientos del 11 de septiembre, fueron considerados por Ben Ali como un favor caído del cielo, especialmente para él y para su salvación, permitiéndole hacer todo lo que quiera. Vacilando antes, anunció su candidatura para un cuarto mandato ilegal sin el menor, pudor o vacilación. Se replegó a continuación, una vez más aprovechando esta ocasión, sobre la presos políticos, haciéndoles la vida imposible con toda clase de tortura salvaje y acoso. La campaña de agresiones, contra los militantes de los derechos humanos y los militantes de todas las formaciones políticas, ganó por su parte, últimamente, enorme rigor. Los procesos políticos ante los tribunales militares están de vuelta. Si la tentativa de asesinato del periodista Riadh Ben Fadhl, hace dos años, porque se atrevió a pedir a Ben Ali, en un estrepitoso artículo en el Mundo, retirarse, falló, el dos del mes de diciembre pasado, esta vez sí, fue bien llevada a cabo. A principios de diciembre, y con la sangre fría más normal, se anunció el asesinato, en su casa de EL Menzeh, de la directora de la radio nacional, Aouatef Hmida. La explicación oficial de justificación de su asesinato es demasiado simple o más bien simplista para para ser verdadera. Para nosotros el asesinato es completamente político. Es necesario solamente aclarar sus razones. Ciertamente, Ben Ali es, mil veces, más criminal que el menor de los fontaneros en Túnez. Desde la noche de los tiempo, estos últimos hacen su trabajo, como todo el mundo, por otra parte, sin haber matado nadie. Ben Ali, pruebas irrefutables lo apoyan, ha asesinado a varios centenares de inocentes, si no son algunos miles. Recordemos que su serial de crimen y asesinato empezó con los acontecimientos sindicales del 26 de enero de 1978. El segundo asesinato, el de Ali Saidi, cometido a finales de diciembre, es aún más evidente que el precedente. Es un antiguo veredicto, pronunciado, desde hace tiempo, por el propio General contra el difunto, que se realizó. Si Ali Saidi pagó con su cabeza por haber jugado sobre dos cuerdas, el de la pertenencia al partido en el poder por una parte y el la aproximación a la oposición por otra parte, Ben Ali, por su parte, jugó al mismo tiempo y sigue jugando a la vez sobre varias cuerdas, coincidentes en la traición, e incluidas las menores son, mil veces, más peligrosas que las dos precedentes. Estos dos últimos asesinatos son demasiado sospechosos. Comisiones de investigación neutras deben ser constituidas para aclarar la verdad y condenar al verdadero culpable, ya fuera él mismo Ben Ali, si queremos evitar encontrarnos un día ante una muy larga cadena de asesinatos cometidos por el muy fino saber hacer de este General, y no queremos decir a quienes le toca ahora. Actualmente, Ben Ali, aunque el peso y las apariencias no lo traicionan, está en un estado completamente depresivo, similar al de un animal herido, pudiendo cometer toda clase de crímenes e incluso liquidar físicamente a un tercio del pueblo tunecino para preservar su poder y satisfacer su egocentrismo. Si bien desde el principio su capacidad dañina es muy evolucionada, y los hechos lo confirmaron bien actualmente ha alcanzado, parece, proporciones muy graves, amenazando seriamente la seguridad de la población tunecina. Para evitar la peor, se recomienda vivamente una gran movilización de la opinión pública nacional e internacional para obligarlo a marcharse |