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Sº. Compostela contra a Europa del capital


Europol, en camino hacia el «FBI europeo»

 

D. Martínez/ "ABC" (Madrid, 10 de Febrero de 2002)

En el Consejo informal de ministros de Justicia e Interior de UE que se celebrará en Santiago de Compostela, España dará la batalla para que agentes de Europol formen parte de los equipos conjuntos de investigación. Su objetivo es potenciar la lucha contra el crimen organizado, en especial el terrorista. Se trata de una iniciativa de Bélgica y de nuestro país, que el ministro Mariano Rajoy considera prioritaria de la Presidencia española de la UE en materia de Interior.

Mariano Rajoy quiere que el Consejo informal de ministros de Justicia e Interior, que se celebrará el jueves y viernes en Santiago de Compostela, sea un paso decisivo en el largo camino que le queda a Europol por recorrer hasta convertirse en el «FBI de Europa». De ahí que este organismo vaya a ser tema central de análisis y debate.

La posición española defiende que Europol, que en estos momentos es básicamente un «banco de datos», vaya asumiendo de forma «progresiva y controlada» competencias de carácter operativo. Por ello, Rajoy expondrá ante sus colegas europeos la necesidad de que agentes de Europol formen parte de los equipos conjuntos de investigación contra el crimen organizado, en especial el terrorismo. Se trata de un objetivo que se enfrenta con elevadas barreras, entre ellas, las legislaciones de varios de los países miembros que impiden la creación de estos equipos. España, sin embargo, ya los tiene con Francia. En concreto, la operación realizada en Burdeos contra los «taldes de reserva» de ETA fue fruto del trabajo desarrollado por el recién creado equipo conjunto de investigación hispano-francés.

Según se expuso en la primera reunión del grupo Europol de la presidencia española de la UE, celebrada en Bruselas el pasado 29 de enero, los cometidos de los agentes de Europol en los equipos conjuntos de investigación serían, de momento, dar apoyo técnico e intercambio de información. Igualmente, se propuso que a Europol había que dotarla de capacidad para que pudiera solicitar a los Estados miembros la apertura de investigaciones policiales y, también, se planteó su presencia en labores de vigilancia y seguimientos por el territorio de los Quince. En definitiva, unas iniciativas para que este organismo, creado para configurar en el seno de la UE un espacio común de libertad, seguridad y justicia, adquiera competencias operativas, frente a la situación actual que excluye a sus agentes de practicar detenciones o abrir investigaciones. En estos momentos. la principal contribución de Europol al trabajo policial es de «inteligencia» con el intercambio y tratamiento analítico de la información, así como la agilización de los trámites burocráticos que requieren las operaciones en las que intervienen policías de varios países.

Para conseguir sus metas, Europol también reclama más medios materiales y humanos. Todo ello estará sobre la mesa de trabajo del Consejo informal de Santiago de Compostela, junto a la propuesta de que organismo pueda tener acceso al Sistema de Información Schengen y al de Aduanas.

Además de estos objetivos, los ministros de Interior y Justicia de los Quince analizarán otro asunto de carácter muy técnico, pero de gran importancia para el funcionamiento de Europol: cómo impulsar las modificaciones el artículo 43 del Convenio de Europol a fin de agilizar y simplificar las revisiones del mismo. En la actualidad cualquier medida que se adopte sobre Europol tiene que ser aprobada por cada uno de los Parlamentos de los Estados miembros y ello hace que la mayoría de ellas tarde años en llevarse a la práctica. Tan largo es este proceso que en muchas ocasiones cuando estas iniciativas son aprobadas ha llegado ya el momento de cambiarlas. Para solventar este problema, se apunta desde diferentes ámbitos la posibilidad de que la «luz verde» del Consejo de la Unión Europea sea suficiente para que una medida pueda ser ejecutiva en los Estados miembros, sin que ello vaya en perjuicio de la potestad normativa de los Parlamentos.

La modificación del Convenio de Europol fue motivo de un intenso debate en la reunión del pasado 29 de enero y ante la imposibilidad de avanzar se planteó la elaboración de una directriz de carácter político, que fue apoyada por Finlandia, Grecia. Portugal, Irlanda, Italia, Alemania, Austria y el Reino Unido.

El interés de España por dotar Europol de competencias operativas tiene un objetivo evidente: la lucha contra el terrorismo etarra. De hecho, nuestro país es el que más ha batallado para que este organismo tuviera esta actividad delictiva entre sus cometidos, al tiempo que consiguió que un comisario español estuviera al frente de la unidad antiterrorista.

Este mando del Cuerpo Nacional de Policía ha sido nombrado recientemente director adjunto de Europol. Además, el servicio especializado en organizaciones terrorista cuenta con dos expertos españoles. En total son veintisiete, entre miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y funcionarios civiles, los españoles que están en la sede La Haya. De ellos, cinco -cuatro del Cuerpo Nacional de Policía y uno de la Guardia Civil- realizan misiones de enlace.

LOS EFECTOS DEL 11-S

Y como no podía ser de otra manera el llamamiento a la colaboración internacional hecho por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre también tuvo desde Europol una rápida respuesta. Así, este organismo cuenta, desde el 20 de septiembre, con un «grupo operativo» con la misión de recabar datos sobre amenazas terroristas, realizar análisis, señalar posibles objetivos, examinar el «modus operandi» de estos grupos y elaborar medidas preventivas. Especializado sobre todo en terrorismo de carácter integrista, de este grupo forman parte tres agentes españoles.

Los que trabajan en este organismo, pese a su declarado «euro-optimismo», reconocen las dificultades de su trabajo, en el que policías y legislaciones de quince países tienen que buscar en cada movimiento puntos de encuentro. El camino para que Europol se convierta en el «FBI de Europa» es largo; se confía en que Santiago lo acorte.