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Panamá

UN PRÓLOGO ANTICIPADO

George Priestley Ph.D * (Nueva York, junio de 2001)

Desde las trincheras de lucha, y con un sólido marco teórico, Alberto Barrow me ha hecho llegar el texto digitalizado del invaluable libro NO ME PIDAS UNA FOTO: Develando el racismo en Panamá, producto de muchos años de esfuerzos por colocar en la agenda política y social de la nación panameña, temas referidos a etnia y raza, y la exclusión social por estas vías.

Por más de dos décadas, el autor ha dedicado su vida a la causa de la justicia social para las mayorías del país y, particularmente, para los afrodescendientes. Una mirada, aunque ésta sea fugaz, a su vasta ejecutoria, revela el rol de protagonista que ha jugado en varios escenarios. Entre otros, fue Secretario Ejecutivo del 1er, 2do. y 3er. Congreso del Negro Panameño, el más amplio foro de discusión de la "cuestión negra" en Panamá; Coordinador del Comité Organizador de la propuesta socio-cultural "La Panameñísima Reina Negra (1977-1998), una expresión afrocaribeña de marca indeleble en las populares fiestas del "Dios Momo". Deviene igualmente notorio su destacado desenvolvimiento en la esfera internacional, a través de su participación en el World University Service (WUS), un organismo no gubernamental, creada en Europa, en 1920, dedicada a la defensa de los derechos humanos en el ámbito de la educación superior. En dicha estructura, Alberto Barrow alcanzó a ocupa r un cargo ejecutivo, en representación de América Latina y el Caribe. Por otro lado, ha sido funcionario y consultor de varios Secretariados Profesionales Internacionales (SPI) que comparten responsabilidades con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL-ORIT) en la promoción y defensa de los derechos humanos y laborales. Como abogado, ha practicado el Derecho, tanto en el nivel privado, como en el sector público, labor que ha combinado con la docencia universitaria.

En ese sentido, y porque he compartido con él durante los últimos 25 años, me lanzo a señalar que la obra NO ME PIDAS UNA FOTO, sin duda, es el fruto de una buena formación académica del autor, así como un cúmulo de experiencias transitadas. Pero también es mi convicción que este libro es el producto de una época: la post-invasión y la post-guerra fría, cuando las fuerzas progresistas alrededor del mundo, y, especialmente, en América Latina y Panamá, sufrieron un duro revés, y el neoliberalismo y la globalización trajeron renovadas olas de chauvinismo y racismo a las costas de todo el planeta.

Al final de la década de 1990, y en víspera de la largamente esperada salida de las fuerzas militares estadounidenses de la República de Panamá; mientras muchos celebrábamos casi cien años de lucha por la soberanía, se perfilaba para los sectores mayoritarios de la población, la continuación de una larga batalla: la lucha por condiciones de vida decorosas, justas y cónsonas con la dignidad humana. Así ha sido, y de esos fragores se han hecho parte, cuando no, liderado, en no pocas ocasiones, muchos hombres y mujeres afrodescendientes.

Es en este contexto que, en el mes de junio de 1999, a escasamente una semana de culminada la XXIV Conferencia de la Asociación de Estudios del Caribe (ACS), un evento que reunió en la ciudad de Panamá a más de 450 científicos sociales, quienes demandaron a la otrora Comisión del Canal de Panamá, erigir un monumento conmemorativo a las vida y la contribución de los afroantillanos que construyeron y dieron mantenimiento al Canal, por décadas, que Alberto Barrow y miembros de la Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano de Panamá, unieron esfuerzos con un extraordinario elenco de jóvenes universitarios, agrupados en el Comité Pro Dignidad, para protestar por la exclusión, racista, de jóvenes negros y mestizos, de varias discotecas y espacios de diversión de la Ciudad de Panamá, al amparo de "la reserva del Derecho de admisión".

El lector de este libro que nos presenta Alberto Barrow encontrará que la exclusión de jóvenes negros y mestizos de centros de diversión es, apenas, la punta del iceberg de un conjunto de prácticas insidiosas y racistas que, históricamente, han hecho mucho más difícil para cientos de miles de panameñ@s, hacerse de una vida más decorosa y digna. De paso señalo que fueron esas las circunstancias, más inmediatas, que dieron origen al Comité Panameño contra el Racismo, un ícono social contestatario, que no esta muy distante del trabajo que aquí nos somete el autor puesto que, en buena medida, aquello también ha sido obra suya.

"NO ME PIDAS UNA FOTO: Develando el racismo en Panamá", es una significativa contribución a la creciente literatura sobre raza y etnicidad, en América Latina y el Caribe, y, particularmente, Panamá, en las andaduras de inicios del siglo XXI. Es el corolario de la reflexión-acción-reflexión escrito para enfrentar al conjunto de la sociedad panameña con una realidad largamente negada: el racismo en Panamá. Pero este libro también está pensado para educar y "movilizar" a las mayorías afrodescendientes, indígenas y mestizas de la población panameña, oprimidos, explotados y marginados. En cada una de sus páginas resuda un mensaje urgente para que estas personas y grupos, participen en la reconstrucción democrática del Estado-nación y en los cambios de las relaciones de poder en la sociedad, piedra angular de la opresión racial, de género y de clase. De manera muy firme, el autor, a su vez vocero del Comité Panameño contra el Racismo, ha increpado a los poderosos grupos de interés en los medios de comunicación, el mundo corporativo y el gobierno, demandando remedios al estado de cosas que padecen esas mayorías afectadas.

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Este libro está asentado sobre la premisa teórica de que en Panamá, al igual que el resto de América Latina, el racismo persiste como un insidioso fenómeno social, que se entrecruza con los temas de género, etnicidad y clase, de modo tal que cuestiona, tanto el concepto racista de que basta una sola gota de sangre negra para "teñir" al individuo, paradigma racial característico de Estados Unidos, por momentos, y, más importante aún, la ingenua creencia de que Panamá es una democracia racial.

Innumerables cuestionamientos a la intolerancia, la opresión de matiz racial, étnica, de género y clase, recorren las páginas de este volumen, en alusión a las condiciones en que viven las mayorías, en una sociedad donde el legado de la dominación española, norteamericana y oligárquica es exacerbada por nuevas formas imperiales, llámese neoliberalismo y/o globalización. Pero a través de estas páginas, también podemos encontrar el legado de humildes negros, indígenas y mestizos, todos panameños, quienes han luchado por la libertad y la igualdad, en contra de la esclavitud, del racismo y la discriminación a lo largo de nuestra historia. Entre algunos de estos "guerreros" patriotas, cuéntese a Bayano, Pedro Prestán, Victoriano Lorenzo, William Preston Stoute, George Westerman, Thelma King, Woodrow Bryan y Egbert Wetherborne, todos(as) infatigables defensores de las mayorías oprimidas en el istmo.

Ante la consternación de algunos y la desazón de otros, las páginas que siguen, no buscan incitar a la confrontación racial ni el chauvinismo en Panamá. Eso sí, están dedicadas a promover la erradicación del sistema de dominio patriarcal, racial y de clase imperante. El autor propone una modesta agenda que incluye, sin limitarse a ello, lo siguiente: 1.- la construcción de un sistema democrático que respete y promueva los derechos civiles, políticos y económicos, así como aquellos de los grupos étnicos y de las mujeres; 2.- la reestructuración del Estado-nación de modo que quede reflejado la diversidad cultural, religiosa, de género, étnica y racial que le es propia; 3.- la instauración de nuevas relaciones económicas, capaces de asegurar condiciones de vida justas y dignas para tod@s los panameñ@, especialmente, aquellos excluidos en razón de nociones estereotipadas como la "buena presencia"; 4.- la eliminación de prácticas racistas, en ge neral, y una muy urgente: la solicitud de una foto como requisito previo en los trámites para la obtención de empleo en Panamá; 5.- la exigencia de remedios de naturaleza legal y económicos para las "dolencias" que acarrea la exclusión de textura étnica, racial, de género y de clase y 6.- el reconocimiento, efectivo, y la justa valoración de la contribución de los afrodescendientes a la edificación de la nación panameña.

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Si la asimilación de lecciones positivas, derivadas de liderazgos pasados, se impone como cuestión importante, igualmente lo es el evitar incurrir en errores cometidos por líderes que nos han antecedido. Por ejemplo, nadie osaría cuestionar la inmensa contribución del desaparecido George Washington Westerman (1910-1988) en defensa de la soberanía, la dignidad humana y mejores relaciones raciales en Panamá. Pero tanto él, como su generación, no institucionalizar los esfuerzos de algunas organizaciones como la Liga Cívica Nacional, un colectivo formado en 1944, para defender los derechos ciudadanos de las minorías, entre éstos, los antillanos, judíos y chinos. En su lugar, él (ellos) dependieron de algunos círculos de amigos influyentes, muchos de los cuales, es cierto, contribuyeron inmensamente a la lucha en contra de prácticas racistas, muy puntuales, pero para quienes el tema no era una prioridad.

Si la presente y futuras generaciones han de continuar el trabajo de estos "guerreros" patriotas que nos precedieron, deberemos superar la contradicción, estructural, entre igualdad y prestigio que, históricamente, ha impedido que nuestros dirigentes construyan sólidas estructuras de solidaridad con aquellos a quienes representan. Debemos exhortarlos a que, atendiéndo la especificidad étnica, construyan la unidad, unos con otros, y a establecer un diálogo permanente con ese relevo generacional que constituye, en efecto, la juventud; y con el conjunto de la sociedad. Debemos fortalecer todas las expresiones organizadas existentes, a manera de asegurar una voz y presencia en el país. Finalmente, pero no por ello menos importante, estimo que se deben continuar los incipientes, pero relevantes, esfuerzos de la Comisión Coordinadora de la Conmemoración del Día de la Etnia Negra Nacional, de modo que poda mos avanzar nuestra agenda, que busca coadyuvar a la construcción de una sociedad realmente inclusiva, y contribuir al establecimiento de una democracia en la cual los intereses políticos, sociales y culturales de las mayorías prevalezcan, y en donde la dignidad humana sea una prioridad, y las condiciones de vida justas, un derecho humano valorado y protegido.

En mi persona no yace duda alguna de que este trabajo que nos entregará Alberto Barrow, con un título tan sugerente, como justificado, a la luz de la realidad panameña, apunta en la dirección correcta. Comparto con ustedes, mi regocijo por la próxima publicación, pues, sus páginas las encontré, realmente, develadoras.

*Director del Centro de Estudios Latinoamericanos / Queens College (City University of New York) y miembro fundador del Comité Panameño contra el Racismo