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La contaminación bélica en la cuenca del Canal
El Tratado Torrijos–Carter o Tratado del Canal de Panamá, como también se le conoce, suscrito por la República de Panamá y Estados Unidos en septiembre de 1977, establece que Estados Unidos se comprometía a sanear ambientalmente todas las áreas que estuviesen contaminadas a consecuencia de su utilización como campos de tiro, áreas de bombardeo o puntos de impacto. Sin embargo, el tratado se cumplió, y los polígonos de tiro y demás lugares contaminados no fueron saneados en su totalidad o no se cumplió con el pacto de remover el peligro de las ‘‘municiones no detonadas’’ (MND) de acuerdo con las cláusulas contractuales acordadas en los tratados. Estas áreas han quedado con cantidades de municiones no detonadas que producen un riesgo inminente a la vida, salud y seguridad humana, así como a la fauna y al medio natural en términos generales. El territorio de las bases militares fue establecido a partir del Tratado del Canal de Panamá, limitándolo a un área de aproximadamente 34.000 hectáreas en las riberas del Canal de Panamá, de las cuales 22.000 hectáreas fueron utilizadas para entrenamiento militar, 15.000 hectáreas se destinaron a campos de tiro y, dentro de ellas, alrededor de 7.000 sirvieron de áreas de impacto. Cumplida la ejecución de los tratados, las fuerzas militares de Estados Unidos han dejado a su retiro de Panamá 3.175 hectáreas con MND. En el año 1977 y durante las negociaciones de los tratados, se obtuvo
por primera vez información real respecto de la localización
exacta de las tierras de uso militar, su extensión y la función
asignada a las mismas, ya que siempre había sido un tema de reserva
y secreto de las fuerzas Armadas de Estados Unidos. En la reunión
del Comité Conjunto celebrada el 15 de diciembre de 1988, la
República de Panamá exigió al Gobierno norteamericano
la remoción de todas las amenazas a la vida, salud y seguridad
humana en las bases militares y las áreas de coordinación
militar, en especial los campos de tiro y de bombardeo. Esto constituyó
la primera exigencia que se hacía para el cumplimiento de la
responsabilidad de saneamiento ambiental y cuyo compromiso había
sido aceptado por Estados Unidos. Estados Unidos y Panamá realizaron varias reuniones de análisis, evaluación y planeamiento de acciones para la limpieza y saneamiento ambiental en los campos de tiro, entrenamiento y zonas de bombardeo. Sin embargo, este proceso lamentablemente no se concluyó a satisfacción del pueblo y Gobierno de Panamá, ni de las organizaciones no gubernamentales. Se realizaron evaluaciones durante el período de transferencia, dando finalmente como resultado que se estableciera la necesidad de lograr ‘‘el saneamiento ambiental y la eliminación de todo vestigio de municiones utilizadas por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Panamá’’. Hay sospechas de que en estas áreas se han usado peligrosas armas químicas y realizado pruebas de armas con uranio enriquecido, y que, dada su ilegalidad, Estados Unidos lo ha tratado de ocultar. Esto se confirma con las manifestaciones vertidas en un artículo denominado Panama’s Struggle to Clean Up and Convert US Bases, en el que se cita al coronel Richard Wright, de la Junta de Seguridad de Explosivos del Pentágono, quien al referirse a los campos de tiro en Panamá, dijo: ‘‘Mi idea es que esos campos de tiro se han utilizado para todo tipo de municiones y explosivos’’. Otro estudio realizado sobre MND en los polígonos militares de Estados Unidos en Panamá revela que en 1965 se realizaron pruebas con granadas de gases lacrimógenos que contenían un agente químico. El 31 de diciembre de 1999 se cumplió el término del Tratado del Canal de Panamá, cumpliéndose así un acto trascendente para la historia republicana de los panameños. Se produjo así una celebración multitudinaria, pletórica de emoción, satisfacción y orgullo nacional por la consolidación de la plena soberanía del Estado panameño. Tenemos, sin embargo, un problema muy grande aún por resolver. |