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Panamá
 

Los polígonos de tiro y su limpieza


John Lindsay-Poland, miembro de Fellowship of Reconciliation (22 de Noviembre de 20000)

La Cancillería contrató a Arnold & Porter para procurar un compromiso por parte de Estados Unidos, de una limpieza adecuada de las antiguas instalaciones militares en Panamá, con un enfoque principal en los tres polígonos de tiro (Emperador, Balboa Oeste y Piña). Arnold & Porter está encargada no solamente del trabajo de asesoría legal y cabildeo en Washington, sino también del trabajo técnico. Por eso sub–contrataron a la empresa Geophex para que hiciera unas inspecciones de los polígonos y un posterior informe. El mismo incluye docenas de fotos de proyectiles vivos en la superficie de los polígonos –no solamente en las áreas de impacto– sino también en las de maniobra, fuera de los 8.000 acres (3.000 hectáreas) que según oficiales de Estados Unidos han dicho, son las únicas áreas cerradas al uso público. El informe también demuestra que algunos proyectiles quedan en terrenos con pendientes de menos de 25% (es decir, 25% por 45 grados, u 11 grados), que es la inclinación que el Ejército Sur estableció como el estándar a utilizar en el Plan de Transferencia.

La información es útil aunque el informe no sea público y aunque la ARI ya hubiese documentado los mismos datos con fotos. También establece que Estados Unidos no ha cumplido aún con el plan que sus oficiales habían aprobado para hacer lo que decían era viable. Según Serge Kovaleski del Washington Post, el general Charles Wilhelm del Comando Sur dijo que si los datos se confirman, está dispuesto apoyar un esfuerzo más de limpieza. 

Pero precisamente aquí hay algo que nos preocupa. Partamos de la premisa de que todos queremos la mejor limpieza que sea viable: una limpieza que proteja la salud, la seguridad y la vida humana al máximo, sin destruir el bosque. Y de allí surgirán dos preguntas: 1. ¿Qué es viable? En Estados Unidos, compañías privadas han llevado a cabo limpiezas de pendientes de más de 25%. Se ha hecho también en áreas boscosas –hasta en Panamá–, cortando o quemando la vegetación sin destruir los árboles. Y esto por abajo de la superficie, tanto en Panamá como en Estados Unidos. Es decir, la viabilidad va mucho más allá de lo establecido en el Plan de Transferencia hecho por el Ejército Sur; 2. ¿Qué estándar de limpieza requiere el objetivo de proteger la salud, la seguridad y la vida humana? Suponiendo que alguien se metiera en los polígonos, tal y como sucedía en los tiempos de la presencia militar estadounidense –con o sin una prohibición para su entrada–, es lógico pensar que irían no solamente a las áreas de maniobra, sino también a las de impacto. Con la erosión natural, las municiones bajo la superficie frecuentemente son desenterradas.

Si Panamá acepta el estándar del Plan de Transferencia, Estados Unidos puede perfectamente regresar y recoger las municiones que dejaron en las áreas de maniobra y en los terrenos de menos del 25%, por lo menos los que quedan documentados en las fotos de Arnold & Porter. ¿Y los demás? Hay que recordar que la cifra de 105,000 municiones abandonadas en los tres polígonos no viene de ‘‘cálculos teóricos‘‘, como afirmó un oficial estadunidense citado por El Panamá América el martes. 

Si Panamá acepta el estándar del Plan de Transferencia, el problema no queda resuelto, porque las miles de municiones van a aparecer tarde o temprano en accidentes y tragedias. 

Ahora, reconozco lo que han dicho todos los especialistas de limpieza de explosivos: no hay en el mundo una limpieza de polígonos que garantice al 100% la remoción de todas las municiones. También reconozco que puede haber terrenos en los polígonos de Panamá, en los que el daño ambiental que causaría su detección y su posterior remoción, fuese incalculable. Pero, debe haber una limpieza que maximize la seguridad pública. Y para elaborar los términos de una limpieza así, es imprescindible la participación de otros sectores, especialmente las comunidades aledañas a los polígonos amenazadas por las municiones y más conscientes del movimiento humano en el área, y los científicos ambientales –del Smithsonian, del ANAM, etc.– quienes junto con información de compañías de limpieza de explosivos, tendrían los elementos para hablar de los efectos ambientales de una limpieza mayor en el bosque.

Además, por ser parte de la agenda con Estados Unidos, los estándares de limpieza de los polígonos deben ser un tema de discusión nacional. ¿Qué prioridad debe tener en las relaciones entre Panamá y Estados Unidos?, ¿cómo puede la Cancillería, sin la participación de otros sectores, establecer criterios coherentes para un plan de limpieza? Los criterios elegidos determinarán el costo del trabajo que se hace, y deberán incluir consideraciones como las siguientes: si la limpieza se hace por parcelas, dónde van a empezar, dónde se encuentran los sitios de mayor peligro en el acceso o con la existencia de un mayor número de municiones no detonadas, si los sitios donde están las municiones ponen en peligro la ampliación del canal, etc.

Estos criterios, que determinarán el cómo y la forma de una limpieza mayor, no están en la mesa de discusión pública. Y sin una participación de las comunidades afectadas, de los científicos ambientales y de la sociedad en general, no se le puede dar prioridad al tema de la seguridad pública que todos queremos como resultado de la limpieza de los polígonos.