Reacciones
encontradas por la "Declaración de Panamá"
Rafael Pérez
G. / "La Prensa" (13 de Febrero de 2003)
La firma
de la Declaración de Panamá, en la que se califica como
terroristas a grupos subversivos colombianos, generó reacciones
adversas y cautelosas en este país.
José Antonio Sossa, procurador general de la Nación,
estimó que con la firma de la declaración hay una "especie
de ambivalencia".
Mientras que por un lado, dijo, se formulan preocupaciones y se adquieren
compromisos, por el otro, al Ministerio Público se le recorta
la capacidad de actuar en esa dirección, siendo precisamente
a esa entidad a la que se le debe dotar de recursos que le permitan
cumplir con las tareas asignadas por la Constitución y la ley.
Para el diplomático y ex vicecanciller Marcel Salamín,
en principio, se actuó correctamente al comprometer a los presidentes
centroamericanos, Panamá y Colombia, en la lucha contra el
terrorismo y el narcotráfico, aunque, a su juicio, Panamá
debió insistir en la elaboración de un texto que fuese
"más compatible" con el interés que tiene
este país en ese asunto.
Ello precisamente, dijo, porque Panamá está obligada
por el Tratado de Neutralidad a asumir una conducta todavía
"más sutil" frente al desarrollo de este tema, que
el resto de los países centroamericanos.
A su juicio, Colombia debió, igualmente, haberse comprometido
a firmar el referido tratado con Panamá, que no ha querido
refrendar, según Salamín, porque en el fondo "no
quiere comprometerse en el respeto perfecto", no solo de la frontera
y de la soberanía panameña, sino de esa condición
de neutralidad.
El Estado
panameño, estimó, debió pedírselo.
El ex presidente de la República Jorge Illueca, a su turno,
cuestionó la declaración y afirmó que el documento
en referencia vincula a Panamá al conflicto armado.
En declaraciones brindadas a la radioemisora KW Continente, Illueca
dijo abogar por un diálogo entre los países fronterizos
con Colombia en el que se debatan propuestas con el fin de encontrar
salidas a la crisis.
Illueca igualmente cuestionó a los presidentes que califican
como terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y dejan por fuera a otros grupos que también operan en Colombia.
El texto de la declaración oficial compromete de forma directa
a Panamá en la crisis colombiana y "da la espalda"
a Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela, que comparten límites
con Colombia, recalcó.
La
Declaración de Panamá o el terrorismo de estado
R.A./ "Buscando
Camino" (15 de Febrero de 2003)
No contenta con los problemas que tiene el país (corrupción, desempleo, falta de cobertura sanitaria, crisis educativa, vivienda, agua potable, pobreza y seguridad ciudadana), el gobierno de la Sra. Moscoso pretende ahora involucrarnos en la guerra civil colombiana, gracias a la firma del documento denominado "Declaración de Panamá",
que condena el "terrorismo" y se adscribe a la política internacional norteamericana, repudiada por más de 36 millones
de personas que se manifestaron contra la guerra el pasado 15 de febrero.
Con la firma de esta declaración, el gobierno nacional se hace
parte del Plan Colombia, rechazado por la mayoría de los países
de América Latina que se han negado a aceptar las limitaciones
a la soberanía nacional que impone dicho plan. El apoyo incondicional
que los gobiernos centroamericanos le han dado a la "Declaración
de Panamá" responde a las exigencias del Departamento de
Estado del Gobierno de los Estados Unidos, descaradamente expresadas
a mediados del pasado mes de enero, cuando el Secretario de Estado de
EE.UU, Colin Powel, visitara Colombia por 24 horas y asegurara el voto
favorable de ese país en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas, en apoyo a la guerra contra Irak.
Los panameños
no podemos ser ingenuos sobre esta misteriosa reunión, solicitada
por el señor Alvaro Uribe y patrocinada por el gobierno norteamericano
con el beneplácito de los gobiernos centroamericanos. El pueblo
panameño entiende que en Colombia desde hace más de 40
años se lleva a cabo una guerra civil encabezada por organizaciones
de campesinos, de trabajadores sin tierra, por agricultores desplazados
por los terratenientes y las empresas extranjeras del banano, café,
petróleo y minerales. Problema que los gobiernos de turno, llámese
liberales, conservadores o facciones de algunos de ellos, como es el
caso del señor Uribe (Liberal), no han querido resolver mediante
un programa de paz y desarrollo que lleve la tranquilidad a Colombia,
devolviéndole el control soberano de sus riquezas naturales.
Todo lo contrario, incrementan la violencia a través de las llamadas
"auto defensas campesinas", financiadas por el gobierno y
dirigidas por el ejército colombiano. Por todo esto pensamos
que el apoyo por parte del gobierno de la señora presidenta Mireya
Moscoso al "Plan - Colombia", a través de la "Declaración
de Panamá", significa el traslado a Panamá de más
inseguridad y más secuestros, involucrándonos así
en la guerra civil colombiana, para finalmente justificar así
la intervención del gobierno de Estados Unidos en Panamá,
so pretexto de la protección del Canal.
Se hace necesario que
el pueblo panameño impida el involucramiento del país
en la guerra civil colombiana y fortalezca nuestra tradicional política
de neutralidad. Para ello habrá que redoblar los esfuerzos orientados
a la movilización de todos los sectores por la paz y la desmilitarización
del territorio nacional, tal como ocurrió el pasado 15 de febrero.
¡ Todos unidos contra
la guerra y la militarización de Panamá !
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