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Panamá

 

¡ T O D O S  C O N T R A  EL M O D E L O   N E O L I B E R A L  !

"Alerta", nº 4. Movimiento contra el Neoliberalismo-MCN (Diciembre de 2000;  República de Panamá)

En América Latina, los conflictos, las confrontaciones y las contradicciones sociales, parecen desarrollarse durante el siglo XX, por etapas y regiones.

Primero, se presentan las luchas sociales emancipativas en Uruguay, Argentina y Chile. El derrocamiento de la Unidad Popular de Salvador Allende cierra esta etapa. Después el escenario se traslada a Centroamérica, en especial a Nicaragua, El Salvador y Guatemala, donde a lo largo de la década del ochenta, las luchas abiertas de masas, generan novedosos modelos de participación. Los acuerdos de pacificación de los conflictos armados y la derrota del Sandinismo, a lo largo de la década del noventa, cierran aquel histórico período de ascenso de las luchas democráticas, populares y revolucionarias.

 Sin embargo, el momento actual parece mostrar que la región constituída por los países Bolivarianos, será en el corto plazo el escenario de luchas sociales, institucionales, políticas e ideológicas. Al interior de la región se debaten, desde los sectores dominados, por lo menos tres proyectos.
 

Venezuela, Ecuador y Colombia, son los países donde por sus características particulares, se radicalizarán un conjunto de contradicciones que pueden definir la dinámica de los procesos sociales a lo largo del siglo XXI. Ese proceso, sin embargo, se encuentra a medio camino entre el imaginario colectivo, el legado histórico y la posibilidad de los movimientos sociales y populares para configurar un escenario de lucha abierta y democrática, donde sea posible cancelar todas y cada una de las contradicciones que el modelo neoliberal genera.

 En la región Bolivariana, el modelo neoliberal se encuentra en una fase de abierta de descomposición.  No se trata de una crisis cíclica. El modelo neoliberal no tiene y no tendrá la capacidad de generar estabilidad, sin agudizar las contradicciones de forma y de fondo entre las clases sociales.

Panamá como parte de la región Bolivariana, no será la excepción.  En el país, el modelo neoliberal, se prepara para traspasar los costos sociales que genera a quienes trabajan y por consiguiente consumen.  Con ello se busca penalizar al trabajo mediante impuestos y tarifas que en su conjunto atentan contra el derecho a la vida digna del pueblo panameño.

 Para subsistir, el modelo necesita generar circulante. Sin embargo, sólo podrá obtener el circulante necesario para dinamizar la economía, a través del endeudamiento,  la privatización de la Caja del Seguro Social, la reforma tributaria y el uso del Fondo Fiduciario.  Estos proyectos resuelven parcial y temporalmente, el estancamiento económico, y  las expectativas de la población.  Sin esos recursos, sin la posibilidad de generar rápidamente circulante, el modelo no solo entrará en colapso, sino que ampliará la descomposición social, capaz de cuestionar hasta los postulados ideológicos que lo sostienen, entre ellos la idea que el país vive, funciona y existe por, para y desde el tránsito de mercancías y  servicios.

Ese proceso de contra-reformas neoliberales, constituye en síntesis y en esencia, la embestida mancomunada de las fuerzas imperialistas, transnacionales y oligárquicas, que expropian, en unos casos, y se reapropian, en otros, de las riquezas del país, mediante relaciones neocoloniales de intercambio.  Las contra-reformas neoliberales demuestran que el neoliberalismo no está en crisis, sino y por el contrario, que ha entrado en una lenta fase de colapso completo. El inicio del colapso del modelo neoliberal, es el principio de una generalizada ausencia de gobernabilidad, donde es posible ampliar las movilizaciones y protestas, que por el contrario, resultan insuficientes para plantear un debate sobre la reversión de las medidas neoliberales. El neoliberalismo quiere dividir el descontento social, colocando las compensaciones y equiparaciones económicas de los que menos recursos tienen, no en los bolsillos del Estado, en tanto ente social, sino en el bolsillo de las clases expropiadas. En síntesis, será nuevamante el trabajo y no el capital, quien sostenga las políticas necesarias, para reducir la fase de colapso ideológico del modelo neoliberal.

Ante las pretensiones del capital, las organizaciones de clase, las fuerzas populares y los movimientos de masas, requieren emanciparse de quienes históricamente han retrasado su desarrollo y despolitizado su práctica a lo largo de los últimos 50 años del siglo XX. Liberarse de la dirección de las capas medias, por ejemplo, significa para el movimiento de masas y en su conjunto para las organizaciones populares, abandonar las actitudes pesimistas y retardatarias, que suponen que el pueblo panameño, es incapaz de construir un proyecto autónomo con capacidad de impulsar la transformación social en el Itsmo.

El movimiento popular y sus organizaciones, liberados del pesimismo, podrán adquirir la voluntad necesaria para cancelar todos los obstáculos que impiden la construcción de una nueva correlación de fuerzas, donde la tarea de reactivar a los sectores desmovilizados por el neoliberalismo, sea al mismo tiempo, la posibilidad de  articular una propuesta representativa y con perspectivas y opciones de poder, en medio de la politización de las masas y la lucha abierta de masas, sin intermediación ni conducción de las capas medias, la pequeña burguesía  y sus pretensiones antihistóricas de desarticular el orden constituido, a partir de acciones sin la anterior organización consciente de las masas, el pueblo y  la clase: la historia ha demostrado que sólo la organización es garantía de victoria.

¡ Todos a la Lucha, Todos contra el Neoliberalismo !