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Nicaragua



Nicaragua, al borde de la desesperanza

Joaquín Ibarz, para Serpal (4 de Noviembre de 2001)

Sumidos en la pobreza y al borde de la desesperanza, los nicaragüenses decidirán hoy quién regirá su país durante los próximos cinco años. ¿Se castigará a los liberales de Arnoldo Alemán por la corrupción, o se mantendrá en el ostracismo a los sandinistas por su mal gobierno tras el triunfo de la revolución?

Crónica desde Managua/

Nicaragua está en silla de ruedas, a punto de caer en la desesperanza. Un país que circula en América Latina de la mano con Haití en situación de pobreza extrema se enfrenta hoy a una de las peores encrucijadas políticas de su historia: debe elegir entre los seguidores de un gobierno que hiede a corrupción y aquellos antiguos revolucionarios que fueron y son culpados de haber sumido a Nicaragua en el caos.

En el centro de la tragedia, un pueblo en la miseria agobiado por huracanes, inundaciones y sequías, sin hablar de la incapacidad e insensibilidad de malos gobiernos. Según sugieren los análisis económicos, Nicaragua podría colapsar por el derrumbe de los precios del café –segundo producto de exportación, después de la mano de obra que se envía a EE.UU. y Costa Rica-, por la corrupción que –se dice- se está comiendo las reservas monetarias y por una recesión generalizada derivada en parte de la restricción del gasto público, como efecto de la misma corrupción.

Tras la pacificación de Centroamérica, las democracias ni han comenzado a resolver el problema de la pobreza. A la conquista de la paz negociada siguió de inmediato la imposición de una política de austeridad monetaria, sin concebir la reconstrucción económica como un tema social, en el sentido de que los recursos se destinaran a crear fuentes de trabajo y no a que se los comiera el ajuste, como sigue pasando con el servicio de la deuda. Esto hace que la esperanza en la democracia se deteriore, que crezca el abstencionismo y que el elector se vuelva hacia fracasados caudillos.

Con ingresos no muy superiores a los 600 millones de dólares y egresos que rondan los 1.500 millones, no hay de dónde sacar dinero, más aún cuando ya pasó el furor solidario a causa del huracán Mitch, que a fines de 1998 devastó al país. Según el economista Néstor Avendaño, en Nicaragua se acentúa la recesión iniciada el año pasado. El deterioro de los índices macroeconómicos es muy acusado, y el índice de desempleo (44%) y subempleo habla en conjunto de las penurias que sufre un 80% de la población que, paradojas de la historia, hoy añora el tan detestado AFA: arroz, frijoles y azúcar, parte de la cesta básica que el Frente Sandinista aseguró mediante las tarjetas de racionamiento (con un sistema copiado de Cuba) durante los duros años revolucionarios. El salario mínimo ronda los 47 dólares mensuales (menos de 10.000 pesetas), mientras que los diputados –entre ellos el ex comandante Tomás Borge- ganan 5.000 dólares (cerca de un millón de pesetas).

Pero si la crisis es tan profunda, ¿de dónde han salido tantos hoteles, edificios públicos, autopistas, cines y restaurantes de lujo? Según William Grigsby, director de Radio La Primerísima –sandinista crítico con Daniel Ortega, uno de los pocos que se atreven en público a llamar “ladrón” al presidente Alemán-, en Nicaragua hay “tres grupos mafiosos que se están disputando el país, vinculados al lavado de dinero, al tráfico de cocaína y grupos delictivos que tienen su arraigo en la droga pero que también se ocupan de otros turbios asuntos”.

Grigsby, que en alguna ocasión denunció los malos manejos del general Humberto Ortega, ex jefe del Ejército, sostiene que “estos tres grupos mafiosos tienen vínculos político partidistas tanto con Daniel Ortega como con gente aledaña a Alemán; esto se convierte en un escenario de república de mafias”. Grigsby pone como caso más escandaloso la privatización del Banco de Nicaragua (Banic), que habría pasado a ser controlado por Alemán a través de testaferros. “También está la quiebra de Interbank. Es lo más visible que uno puede olfatear, pero aquí hay algo mucho más grueso”, denuncia el periodista.

Pese a que este año Nicaragua pasó el examen antidoping de Estados Unidos, la prensa refleja con asombro como surgen de la nada mansiones construídas por gente que hasta hace poco no tenían ni para comer.