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México



México: Hospitales chatarra
Sistema de Salud saturado y con infraestructura antigua

Roberto Cienfuegos/ "Tiempos del Mundo" (México, 18 de Diciembre de 2003)


En los últimos 15 años el Gobierno no ha invertido en hospitales. Con el tiempo éstos se convierten en fuentes de epidemias o infecciones. En los últimos meses se han repetido en México las muertes de recién nacidos, en casos de defunciones múltiples asociadas con virus y bacterias asesinas. Por otro lado, Fox aspira a dar cobertura médica a 25 millones de mexicanos que hoy carecen de ella, con base en el llamado seguro popular. Es una acción altamente controversial que expertos aseguran es inviable.


El ex coordinador general de Atención y Orientación al Derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Jesús Diez de Bonilla, dice que esa institución, la de mayor cobertura en el país, tiene tres niveles: camilla, silla y piso. Cada vez que enferma la inmensa mayoría de los 104 millones de mexicanos, se coloca en el umbral de la muerte al recibir atención médica en los hospitales públicos del país. Saturados y con infraestructuras antiguas, se han convertido en fuente de epidemias e infecciones que a lo largo de todo el 2003 han cobrado las vidas de niños y recién nacidos.

A finales de octubre último, un recién nacido y un niño de 8 años murieron en un hospital del IMSS, la principal institución de salud pública. Las muertes de estos dos pequeños, ocurridas en un hospital del estado central mexicano de Aguascalientes, fue consecuencia de infecciones causadas por la bacteria ‘pseudomonas aeuroginosas’.

Esta misma bacteria había causado, sólo unas semanas antes, en la capital mexicana, la muerte de otros 11 recién nacidos en el Hospital Primero de Octubre del Instituto de Servicios y Seguridad Social para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la segunda institución de salud de México.

Pero las muertes de estos niños y recién nacidos no fueron las únicas. A principios de año, también murieron 34 recién nacidos en el Hospital Regional de Comitán, una ciudad del suroriental estado de Chiapas. Según un informe oficial, las muertes de los neonatos estuvieron asociadas a negligencia, irresponsabilidades, impericia, falta de profesionalismo e irregularidades del personal directivo y médico del nosocomio, dependiente de la Secretaria de Salud (SSA).

El secretario de Gobierno del Estado de Chiapas, Emilio Zebadúa, atribuyó en parte la muerte de los 34 pequeñines a la saturación del servicio y la pobre supervisión médica.

“Médicos internos de pregrado tomaron decisiones sin la asesoría del médico especialista adscrito, en medio de la saturación en la demanda de servicios”, dijo el informe oficial sobre las muertes de los recién nacidos chiapanecos.

Este tipo de historias se repiten con frecuencia en los hospitales públicos mexicanos. ¿Las causas? Expertos en el tema, como Jesús Díez de Bonilla, explican que buena parte del fenómeno es atribuible a que la infraestructura médica mexicana es muy antigua, además de estar sobresaturada. “En los últimos 15 años no se ha invertido en hospitales. Cualquier hospital, público o privado, tiene una vida útil promedio de 25 años”, dice el experto en asuntos de salud e infraestructura médica, quien atribuye “totalmente” a la antigüedad de los hospitales de México la muerte hace unas semanas de los 11 recién nacidos en el Hospital Primero de Octubre del ISSSTE.

Estos centros tienen un tiempo de vida, y en particular los quirófanos, afirma, y añade que esto es así debido a que los microbios “se van mutando”, un hecho que los hace “muy poderosos” y hace que “la muerte sea rapidísima”.

Esto explica los dramas ocurridos a lo largo de este año en diferentes hospitales públicos de México, inclusive los de la capital mexicana y las ciudades de Aguascalientes, Comitán y aún Guadalajara, sostiene. En cualquier parte del mundo, los hospitales son destruidos y remodelados después de ese período, expone. “Se cambian totalmente las instalaciones por el incubamiento de virus, bacterias y otros microorganismos, apunta, al asegurar que los hospitales son “células de infección”, algo que con frecuencia se soslaya por la mayoría de los mexicanos.

Agrega que la legislatura actual, que entró en funciones el primero de septiembre, tendrá que autorizar fondos suficientes para el llamado seguro popular que impulsa el gobierno foxista.

Diez de Bonilla señala que el IMSS, la institución de salud pública mexicana de mayor cobertura, atiende a unos 50 millones de personas, mientras que el ISSSTE y los hospitales de las fuerzas armadas mexicanas prestan atención a otros 10 millones de personas, lo que suma unos 60 millones de los 104 millones de mexicanos que forman la población total del país.

“El resto, teóricamente, no es atendido en ninguna institución”, dice quien pone también en duda las bondades de los planes del gobierno de Vicente Fox para implantar el denominado seguro médico popular.

Seguro médico popular

En un balance sobre los compromisos pendientes de su gobierno, que recién cumplió tres años, el presidente Fox refrendó su propósito de ampliar el seguro popular para llevarlo a por lo menos cinco millones de familias mexicanas.

Esto, según Fox, “habla de 25 millones de mexicanos que tengan cobertura en salud asegurada con medicinas, consultas, intervención quirúrgica y examen médico anualizado sin costo, aparte de las que ya están en el Seguro Social”.

Sin embargo, para el experto Diez de Bonilla este proyecto foxista en materia de salud pública “es la mentira y falsedad más grande” que el actual secretario de Salud Julio Frenk ha hecho creer a Fox.

Frenk ejemplifica con la constitución de una empresa de seguros para accidentes de auto: “Sabemos que debemos cobrar 100 pesos para que funcione. Pero aparte debemos tener un fondo suficiente para responder a los accidentes que pueda haber y tenemos que tener una infraestructura que responda rápidamente al accidente”, explica.

Pero en vez de un cobro de 100 pesos, argumenta, se pretende cobrar 10 pesos, lo que “de entrada hace que el seguro esté desfinanciado. En segundo lugar no hay un fondo que responda, y en tercer lugar, los talleres, que en el caso del seguro popular serían los hospitales, están saturados”.

El engaño del seguro popular, dice Diez de Bonilla, también incluye el hecho de que el IMSS tenga hoy día hasta 11 hospitales parados porque se carece de recursos para contratar médicos, enfermeras y personal. A esto se agrega, la inviabilidad financiera del IMSS, donde los salarios y sueldos devoran hasta el 55% del presupuesto total, seguido por los medicamentos con el 35 por ciento. Con el resto “se hace todo lo demás”, agrega.

Además, Diez de Bonilla dice que el IMSS empieza a enfrentar el problema de las garantías de los equipos médicos y de alta tecnología, que pierden sus garantías si no son activados en tiempo y forma.

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