Agencias  (16 de Junio de 2001)    

Tres manifestantes antiglobalización resultaron heridos de bala en los violentos enfrentamientos que se produjeron ayer en las calles de Gotemburgo. Uno de los heridos recibió el impacto en una pierna, otro en la cadera y el tercero en el pecho. Los tres fueron ingresados anoche en el hospital de la ciudad. Uno de ellos se encuentra en estado crítico tras haber sido operado esta noche. Fuentes hospitalarias señalan que su vida corre peligro.

El joven cuyo estado es más grave presenta una herida en el pecho y ha sido trasladado a la unidad de cuidados intensivos del hospital Sahlgrenska. Los otros dos chicos con heridas de bala también siguen ingresados, pero no hay que temer por sus vidas.

Más de 700 personas han sido detenidas

Los hombres fuertes de la UE no pudieron disfrutar de la cena prevista el viernes por la noche en un restaurante de lujo, debido a las continuas refriegas entre manifestantes y policías, debiendo permanecer encerrados en el recinto de sesiones. Al cierre de esta noticia aún no habían podido volver a sus hoteles. Asimismo la policía tuvo que desalojar a cuatro delegaciones de mandamases de un hotel en el centro de la ciudad, ya que "no podía garantizar su seguridad".

Tanto la policía de uniforme como la secreta se han visto desbordados por la intensidad de la resistencia, a pesar de la violenta represión. Los excesos policiales han provocado que hasta los manifestantes que pensaban marchar pacíficamente se hayan visto obligados a reponder a los ataques policiales con piedras y barricadas. Las fuerzas represivas intentan impedir cualquier reunión, aún en locales cerrados, de los cientos de movimientos sociales que se dieron cita en Gotemburgo, lo que obliga a la gente a salir a la calle, donde le esperan las cargas de los antimotines a caballo y con perros entrenados.

La policía intentó en varias ocasiones dividir a las columnas de globalifólicos, pero estos una y otra vez lograron romper los cercos y volver a concentrarse. Asimismo varios grupo de antidisturbios fueron rodeados por manifestantes, ya que el nerviosismo y la sorpresa por la reacción popular hizo que la policía perdiera el control de las calles y no pudiera cumplir con su minuciosa planificación de la represión. En las calles se ven decenas de vehículos policiales abandonados y con los cristales rotos. En este momento todo tipo de personas, incluso paseantes, se unen en la repulsa a la acción policial.

El ministro sueco de Justicia, Thomas Bodstroem, justificó el empleo de armas de fuego por parte de los agentes y afirmó que la Policía intentó "hacer todo lo que pudo" ante una manifestación "sin precedentes" en el país, que reunió a más de 25.000 personas contra la globalización. No obstante, aseguró que las fuerzas de seguridad "no perdieron el control" y actuaron "en defensa propia" al disparar con fuego real contra los manifestantes. Se han practicado hasta el momento más de 700 detenciones.

El primer ministro sueco, Goran Persson, agradeció públicamente al inicio de la sesión vespertina de la cumbre la "labor" de la Policía para hacer frente a los sucesos que han protagonizado los manifestantes antiglobalización en la calle Park Avenue de Gotemburgo. A las palabras de Persson se unieron otras, también de agradecimiento del presidente francés, Jacques Chirac, y del resto de los mandatarios europeos, incluido José María Aznar, que, aunque no hicieron uso de la palabra, se sumaron a lo dicho por ambos dirigentes.

En la calle Park Avenue de Gotemburgo se podían ver todavía a media tarde los efectos de los altercados, que han dado la vuelta al mundo a través de los medios comunicación que se han dado cita en esta ciudad para cubrir la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE. Las fuerzas de seguridad suecas han impedido, con la colocación de cientos de enormes contenedores portuarios y una represión de inusitada violencia, que unos 30.000 manifestantes ecologistas y anti-globalización penetraran en el recinto en el que están reunidos en Gotemburgo los líderes de la UE.

En la noche del viernes los manifestantes tomaron las calles con danzas y cantos, y la policía aprovechó para tomarse un merecido descanso ante la dura tarea que le espera el sábado.