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Foro Social Europeo


FORO SOCIAL EUROPEO, 6-10 NOVIEMBRE, FLORENCIA

Documento preparatorio de la Mesa de Emigración de los Foros Sociales Italianos
Asamblea Europea de Emigrantes

Luciano Muhlbauer (1 de Noviembre de 2002)

En Italia, como en muchos otros países europeos, como en Australia y en los Estados Unidos, los gobiernos ya han asumido desde hace tiempo como prioridad la predisposición, el ajuste y la armonización de políticas selectivas nacionales y regionales de cierre de las fronteras y de lucha contra la "inmigración clandestina."

La superación del modelo "fordista" de producción, la reducción de la oferta de trabajo en el sector industrial tradicional, la disminución de los procesos de crecimiento de las principales economías, el consiguiente aumento del paro dentro de los mismos países de acogida en el Primer Mundo empujan a los Estados económicamente más fuertes a controlar y limitar la circulación de trabajadores. Además de estas razones estructurales, debe ser considerada la tendencia ya consolidada en la gran parte de los países europeos a hacer un uso político e ideológico del tema del control y la limitación de la inmigración: los tópicos racistas de la "invasión", de los inmigrantes como fuente de inseguridad para los nacionales, de la "clandestinidad" como sinónimo de criminalidad son habitualmente empleados como "moneda" de uso en el mercado electoral, utilizada a manos llenas por los partidos de la derecha, pero también mantenida por partidos de izquierda.

Todo eso ocurre mientras en el Sur y en el Este del mundo el proceso de globalización ha favorecido y sigue determinando la crisis y el debilitamiento de las economías locales, el aumento de las tasas de pobreza, con el consiguiente multiplicación de los llamados efectos de "empuje" a las migraciones, además de con el aumento del número de los países de emigración. No sólo. Al mismo tiempo, los movimientos migratorios de los últimos años muestran un grado creciente de relativa autonomía, a menudo configurándose como una estrategia de organización "desde bajo", en una dimensión "transnacional", como la reproducción social de amplios sectores "subalternos" en países que la cúpula capitalista continúa en confinar a la periferia del sistema global.

La contradicción existente entre el carácter estructural del fenómeno migratorio, producida por el actual modelo de desarrollo y las políticas de cierre adoptadas por los gobiernos de los países más ricos es acentuada por el proceso de segmentación de la búsqueda de trabajo, también con presencia de paro, los países "ricos" del planeta tienen un desequilibrio entre demanda y oferta sobre todo de trabajo local en las capas más inestables, precarias y de baja cualificación del mercado del trabajo. Tanto en Malasia, en Europa, en Argentina como en los Estados Unidos, los emigrantes son predominantemente llamados a ocupar el área de que es definida de modo elegante como “ecnomía informal", pero que muchas veces coinciden con el mundo del trabajo negro o más precario, caracterizado por la ausencia de una formalización de la relación de trabajo y de las "garantías" que de esto se derivan. Es justo por estas razones que, desde el punto de vista de la globalización capitalista, no hay contradicción entre la adopción de políticas de cierre a la inmigración y la persistencia de una demanda de trabajo no satisfecha por la oferta interior. Las políticas de cierre de las fronteras, la restricción de los canales de entrada regular, el precarización de la condición jurídica de los extranjeros por el entumecimiento de las normas sobre legalización, el fallido reconocimiento de los derechos a ciudadanía, son funcionales al empleo de los emigrantes como mano de obra a bajo coste, sumamente chantajeable y por tanto más "flexible" y fácilmente "despedible". Presentadas como el mecanismo principal para combatir la inmigración irregular, las políticas anti-inmigración de los gobiernos mundiales no hacen otro que alimentarla.

Hace falta pues tomar en cuenta que las migraciones internacionales han asumido un carácter estructural y son parte integrante del actual modelo de desarrollo económico y al mismo tiempo constatan que es equivocado hablar de ellas como de un estallido. Los gobiernos del mundo son bien conscientes de ello pero tienen todo el interés de adoptar políticas restrictivas porque quieren mantener la libertad de absorber o expulsar mano de obra extranjera a bajo coste y eso es más fácil impidiéndoles a los inmigrantes entrar legalmente sobre el propio territorio y negándoles ciertamente un status jurídico. La ilegalidad obliga los emigrantes a aceptar cualquier trabajo, en cualquiera condición, permitiendo excluirlos de los sistemas de protección social y negándoles políticas de integración.

Las políticas migratorias en el nivel global se caracterizan pues por una limitación, total o parcial, de las migraciones económicas, de la multiplicación de las causas de retención en la frontera y de expulsión, de la negación sustancial del derecho al refugio reconocido por la Convención de Ginebra de 1951, por la concentración de recursos públicos en la consolidación de las fuerzas de policía en las fronteras, por la falta de políticas públicas de acogida y de integración y por el desmantelamiento de las existentes, por la construcción de lo que se llama centros de permanencia temporal en Italia, pero en Australia y en Gran Bretaña son más explícitamente definidos como "centros de detención": reales campos de concentración, en los cuales son detenidos inmigrantes, pero también solicitantes de refugio, que no han cometido ningún crimen pero tienen lo única "culpa" de no tener el permiso de residencia.

Las políticas europeas
El empeño a "comunitarizar" las políticas en materia de inmigración y de refugio en el espacio de cinco años remonta a lo entrada en vigencia del Tratado de Amsterdam (mayo de 1999). Pero en lo único sobre lo que los gobiernos de la Unión Europea parecen actuar en sintonía, sea a nivel político como técnico, y todavía antes de una efectiva armonización de las políticas a nivel formal, es en las políticas de admisión y "lucha contra la inmigración ilegal."

Desde Tampere a Sevilla éste ha sido, sin solución de continuidad, la obsesión de Europa, según una aproximación que no coge, o no quiere coger, el nexo existente entre las políticas migratorias y el desequilibrio creciente, producido por el proceso de globalización, entre el Norte y el Sur del mundo y que, sobre todo, elige subordinar los derechos humanos fundamentales de las personas a las exigencias del mercado del trabajo y a los intereses económicos.

Aunque hayan sido presentadas muchas propuestas de reglamentar en materia de integración de los emigrantes y refugiados, las medidas adoptadas en definitiva son aquéllas destinadas a reforzar la Europa Fortaleza y a actuar como políticas represivas, presentadas a modo pretextos como el principal instrumento de lucha contra la inmigración ilegal y la gestión de las migraciones.

Como aparece completamente evidente, en este contexto, la garantía de los derechos de ciudadanía a los extranjeros, también de aquellos regularmente presentes en el su territorio, constituye la última de las preocupaciones de Europa. La ciudadanía europea, propuesta en la Carta Europea de los Dderechos es uno ciudadanía escluyente, que reconoce sólo a los ciudadanos autóctonos. Millones de emigrantes que residen establemente en Europa y contribuyen a su riqueza económica y cultural son destinados a quedar privados de derechos: a lo sumo, en algunos países, se benefician de la "concesión" del disfrute, limitado y condicionado, de algunos rectos civiles y sociales.

El papel de los movimientos
El movimiento de los emigrantes italiano ha sabido entrelazar en el último año la protesta contra la lógica segregacionista del gobierno Berlusconi, que propone el apartheid jurídico, social, civil y político de los emigrantes, con el no a a todo tipo de guerra; el rechazo de la reducción de los emigrantes como mercancía-trabajo con la defensa de los derechos a los trabajadores italianos y extranjeros haciendo propia la batalla por la defensa del artículo 18 del Estatuto de los trabajadores; la lucha contra la globalización neoliberal y la solicitud de la libre circulación de las personas; la reivindicación de un sistema diferente de reparto de las riquezas del planeta con la defensa de los derechos humanos fundamentales.

La capacidad de contextualizar el tema de los derechos de la ciudadanía y los derechos de los emigrantes en el cuadro del movimiento contra la globalización capitalista constituye la novedad más relevante: el tema de las migraciones es por fin asumido como por el movimiento como una cuestión transversal, conexa a los procesos de reestructuración y desestructuración del mercado del trabajo y a las políticas de derribo del bienestar.

El Foro Social Europeo permite hoy dar un ulterior y ya improrrogable salto de calidad: la construcción de un movimiento europeo de los emigrantes y por los derechos de los emigrantes, capaz de contraponer a la Europa excluyente de los gobiernos una Europa alternativa abierta, pluricultural, "mestiza" basada en principios radicalmente diferentes, como por ejemplo:

- la garantía del derecho a emigrar y a entrar a Europa;
- la libre circulación para todos, comprendida a los ciudadanos de "países terceros";
- la regularización del régimen de todos los sin-papeles;
- la idea de una ciudadanía inclusiva, no sólo formal, tanto civil y social capaz de garantizar a todos los que residen establemente en un determinado territorio plenos derechos políticos, sociales, civiles;
- la garantía de iguales derechos para todos los trabajadores y la introducción de medidas que tutelen la explotación de los trabajadores extranjeros, incluidos aquéllos precarios y sin fuero laboral;
- la garantía plena del derecho al refugio.

Nuestra discusión en Florencia tendría que desde nuestro punto de vistas centrarse desdeel punto de vista analítico sobre tres grandes temas:
- en primer lugar sobre el nuevo régimen de frontera que se ha ido afirmando en Europa en la último década, que tendrán que ser investigadas las repercusiones hacia el exterior, el llamado efecto domino, en cuanto que se extiende hacia Este y hacia el Sur, implicando en primer lugar los países candidatos a entrar en la Unión Europea, hacia el interior (proliferación de los centros de detención y sistemas de expulsión) el crecimiento de la tendencia a introducir estratificaciones jerárquicas dentro de la ciudadanía en los individuos de los países europeos;
- en según lugar sobre los movimientos de los emigrantes y en los derechos de los emigrantes a que se expresan en Europa, se tendrán que censar las características, el espectro de acción y las formas de movilización;
- por último sobre el trabajo emigranteo, creemos tendrán que ser controvertidas la relevancia creciente dentro de la composición de la fuerza trabajo europea y las experiencias de movilización y lucha que empiezan a darse en España a Italia.

Proponemos a los que participarán en la asamblea de Florencia a razonar juntos alrededor de la necesidad de construir un movimiento europeo por los derechos de los migratorios que en el próximo año promueba iniciativas, movilizaciones y campañas comunes: no una nueva red, formalmente organizada, ante todo un canal real de comunicación política, de circulación de los conocimientos, de las experiencias y de las luchas. Por nuestro parte, indicamos tres puntos fundamentales alrededor de los cuales el movimiento debería expresarse en Europa:

El derecho a emigrar
Ninguna razón económica, política o social puede justificar la privación de la libertad a emigrar, derecho reconocido a todos los hombres y a mujeres en los art. 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Una campaña que se centrara en la introducción de mecanismos de regularización permanente por los que se lograrán construir formass de integración laboral y social volcaría el orden de prioridad de la agenda europea: los derechos a los emigrantes no pueden ser subordinados a los intereses de los empresarios, las políticas de entrada por contingentes y la militarización de las fronteras alimentan el tráfico de seres humanos, la inmigración irregular y el trabajo negro, en vez de combatirlos.

No detención
Los centros de detención son el símbolo de la política neoliberal de criminalización de los emigrantes, tanto en Woomera (Australia) como a Sangatte (Francia), en Ponte Galeria como a Málaga, en Manchester como en Zurich son lugares de suspensión de los derecho sy uno de los principales instrumentos de realización de las políticas represivas respecto a los emigrantes. Mujeres y hombres vienen retenidos por meses en prisiones, defendidas por militares armados y por alambre de espino, por el motivo de haber osado buscar una vida mejor. Proponemos lanzar a nivel europeo una campaña para su cierre y para parar la construcción de nuevas estructuras, en Turín, el 30 de noviembre de 2002 se desarrollará una manifestación contra uno de estos centros.

El derecho de Asilo
Desde la guerra del Golfo los gobiernos mundiales han elegido legitimar el empleo de la guerra como instrumento de resolución de las conflictos internacionales, con la intervención en Kossovo han inventado la "guerra humanitaria", después del ataque del 11 de septiembre le han encontrado en la "guerra" contra el terrorismo un medio para justificar una vez el empleo indiscriminado de las armas contra las poblaciones civiles con la llamada "guerra preventiva". Pero los prófugos y los solicitantes de asilo, qué en buena parte, son de estas y de muchas otras guerras una consecuencia, ven negados cada día el derecho al refugio. Proponemos el lanzamiento de una campaña europea por la efectiva garantía del derecho de asilo a cualquiera persona perseguida por motivos políticos, también por entes no estatales y para pedir a la Unión Europea la adopción en un tiempo breve de normas qué vinculen a los estados miembros a uniformar, al nivel más alto, los propios sistemas de acogida y las políticas de integración de los solicitantes de asilo y a los refugiados.

Invitamos a todas las organizaciones y los movimientos europeos interesados a participar en la asamblea de Florencia que se desarrollará el 8 de noviembre, de 18 a 21 hs., dentro de la Fortezza da Basso, y a mandarnos sus contribuciones. En una reunión preparatoria, que se desarrollará el 7 de noviembre cerca de la sede del ARCI, piazza dei Ciompi nº 11 a las 12.00, se realizará un encuentro para conocernos y organizar la convocatoria. Creemos mientras tanto que es útil que empiecen a circulares textos y documentos, sea en la forma de comentarios y críticas a nuestra propuesta sea en la forma de sintéticas fichas informativas sobre situaciones "locales."