Contrabando de caoba en el Estado Español

Greenpeace (20 de Agosto de 2002)

En los últimos meses, Greenpeace ha denunciado dos casos de entrada ilegal de caoba en España. Importadores, empresas y el Servicio de Aduanas de algunos puertos españoles están siendo investigados.

El primer caso conocido data de finales del año 2000. En diciembre de ese año, y procedente del puerto brasileño de Belem, el buque Laurita descargó en el Puerto de Valencia una partida de madera tropical. La madera había sido vendida por la empresa brasileña Adair Comercial Ltda. a la firma española Comadex, de Torrijos (Toledo). Ante las autoridades aduaneras españolas, la partida fue declarada como “cedro”.

Pero no era cedro, era caoba. Según los documentos en poder de Greenpeace, Adair Comercial camufló la caoba bajo la denominación de otra especie, para eludir así los controles a los que está sometida el comercio de esta especie amenazada. La transacción se produjo mediante una doble factura: en una figuraba que la madera era caoba y en otra, cedro. En una carta adjunta a ambas facturas se advierte que “por problemas internos del país, el mogno –caoba en portugués– es embarcado como cedro-KD”.

Comadex, vinculada a la empresa Moldurera Toledana (comparten sede, teléfono y propietarios), ha reconocido que compró caoba, pero afirma que el Servicio de Aduanas no puso ningún problema. En Brasil, Adair Comercial niega que vendiera caoba a Comadex.

Es obvio que nos encontramos solo ante la punta del iceberg. Los documentos parecen demostrar lo que siempre se sospechó pero nunca antes había sido probado: la caoba se transporta y comercializa bajo otras denominaciones para escapar a los controles de los Gobiernos. Cabe preguntarse entonces ¿cuanta caoba ha entrado en España por este procedimiento?.

Más recientemente, en julio de 2002, Greenpeace denunció nuevamente la entrada en febrero de 2002 de una partida de 65 m3 de caoba en Canarias. Las investigaciones posteriores llevadas a cabo por el SEPRONA y la Autoridad CITES confirmaron que la documentación aportada por el importador (un permiso emitido en Nicaragua para exportar caoba a EE.UU.), y dada por buena por el Servicio de Aduanas del Puerto de las Palmas, era insuficiente para permitir la entrada de esta mercancía en nuestro país.

La investigación sigue abierta y los interrogantes sobre este caso son numerosos. Si el permiso de exportación CITES expedido en Nicaragua es válido, la caoba nicaragüense iba destinada a Estados Unidos. ¿Cómo vino a parar a Las Palmas?. ¿Cómo es posible que el Servicio de Aduanas del Puerto de Las Palmas autorizara la entrada de una partida de caoba sin la correspondiente Notificación de importación CITES?. El importador, Fermín Morales Oliva, vendió la caoba a Benito Beltrán Monzón, y éste a la empresa Cafcar-2001 S.L., que nuevamente la revendió a Maderas El Pino, donde finalmente fue localizada y aprendida por el SEPRONA. ¿Ninguna de estas empresas se dio cuenta de que el vendedor no aportada la autorización CITES de importación de caoba y que el que se presentaba era una fotocopia del certificado CITES de exportación desde Nicaragua?. Las cantidades de caoba que aparecen en el permiso de exportación CITES y en los documentos de compra-venta a lo largo de la cadena no coinciden ¿Por qué?.

La caoba brasileña está incluida en el anexo III del Convenio Internacional de Comercio de Especies Amenazadas, más conocida por las siglas CITES. La exportación de su madera requiere por este motivo una autorización especial por parte de las autoridades del Estado exportador. Asimismo, es obligatorio presentar este permiso a las autoridades competentes del país receptor para recibir un certificado de importación CITES.

Pero ha quedado claro que los controles de CITES no funcionan y es necesario reforzar los requisitos y controles en el comercio internacional de esta especie. Greenpeace ha pedido a la autoridad CITES en España que apoyen la propuesta de incluir la caoba brasileña en el anexo II, aumentando por ello los requerimientos para su explotación y exportación.