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Colombia

 

"NI OBJETO SEXUAL, NI OBJETIVO MILITAR"
¡Las mujeres no somos botín de guerra, exigimos verdad, justicia y reparación!

Coalición de Mujeres de Colombia (10 de Diciembre de 2002)

La violación y la tortura a mujeres se han convertido en una práctica recurrente de los actores del conflicto armado, especialmente en la ciudad. La concertación nacional de Mujeres Contra la Guerra quiere expresar su indignación y hacer evidentes los crímenes de Lesa Humanidad que los diferentes actores armados vienen cometiendo contra las mujeres en medio del conflicto armado que vive Colombia, y específicamente denunciar la violación sexual sistemática de mujeres en diversas zonas de la ciudad de Medellín.

En noviembre de este año, una joven reconocida líder juvenil y defensora de los derechos humanos de las mujeres e integrante de una organización de mujeres que trabaja por la paz y por el tratamiento negociado del conflicto armado, fue abusada sexualmente por varios miembros de la Autodefensas Unidas de Colombia que, no contentos con cometer la violación, y torturarla la marcaron dejando en su piel, como señal indeleble, las tres letras de su organización AUC Esta joven fue sistemáticamente torturada durante más de una hora, haciéndole cortadas en sus piernas, senos y quemándola con cigarrillo en varias partes de su cuerpo.

Según información de personas del Instituto de Medicina Legal de Medellín, por lo menos 4 mujeres son asesinadas diariamente en la ciudad, dos de las cuales son además violadas; ocurren 16 violaciones sexuales diarias, sólo 4 son denunciadas y sólo una llega a ser judicializada . Durante los primeros 10 meses del año 2002, habían sido denunciados 656 casos de violación. Aquí sólo podemos sacar estimativos, teniendo en cuenta que sólo un pequeño porcentaje de mujeres violadas se atreven a denunciar este crimen.

En Medellín vienen siendo más afectadas por este crimen las mujeres especialmente las jóvenes y las niñas que viven en los territorios en disputa, pues en medio de la paranoia que genera la guerra, fácilmente se les acusa de tener relaciones afectivas o familiares con alguno de los actores armados. Se les acusa a ellas y a sus organizaciones de ser mamparas de la guerrilla o de tener que ver con el bando contrario de cada uno de los diversos actores armados. Así sucedió con la detención y persecución de 4 mujeres de la Asociación de Mujeres de las Independencias, ubicada en la comuna 13 de la ciudad de Medellín, organización que se ha atrevido a denunciar los delitos cometidos por los diversos grupos armados, las desapariciones en la zona, así como los excesos cometidos por la fuerza pública durante la operación "Orion". Las mujeres fueron liberadas pero posteriormente han sido víctimas de allanamientos y hostigamientos.

Además de lo anterior, los actores armados esclavizan las mujeres en campos y ciudades obligándolas y amenazándolas a prestarles diversos servicios como cocinarles, lavarles ropa, transportarles armas, cocerles la ropa, entre otros. En la comuna 13 de Medellín se han producido varias denuncias al respecto, especialmente sobre actuaciones de los grupos paramilitares quienes han copado la zona en la medida se han retirado las fuerzas legales del Estado.

En muchos sectores de la ciudad, controlados por uno u otro actor se imponen "toques de queda", amenazando con matar a los hombres que vulneren estas prohibiciones y si es una mujer quien está en la calle luego de la hora señalada, corre el peligro de ser violada. Estas medidas han ocasionado que algunas mujeres jóvenes y adultas que estudian en establecimientos nocturnos tengan que retirarse de estudiar porque no se pueden movilizar después de determinadas horas de la noche.

Pero los riesgos de las mujeres no son sólo en las ciudades. En 1998 denunciamos la violación cometida por varios soldados contra mujeres indígenas de la zona de Urabá. Este caso fue documentado y puesto en manos de las autoridades competentes. Sin embargo, no se ha investigado ni castigado a los culpables.

A mediados de este año, en un municipio de Huila, una estudiante de 18 años fue violada y obligada a abandonar el pueblo. Cuatro encapuchados que afirmaron pertenecer a las FARC la condujeron hasta una casa abandonada en la que uno de ellos la violó y le advirtió que "eso le pasaba para que no olvidara que estaba prohibido hacer amistad con los soldados" que acamparon en cercanías de su casa.

En el segundo semestre del 2001, en un municipio del Valle del Cauca, una joven de 18 años, casada, líder juvenil, fue sacada de su residencia por dos hombres armados y encapuchados que vestían prendas camufladas y se identificaron como paramilitares. Mientras uno de los hombres se llevó a su esposo lejos de la casa, el otro la violó y la amenazó con matarla a ella y a su familia si hablaba. En la habitación contigua dormía su hija de tres año. Seis meses después, a una vecina suya de 20 años le hicieron lo mismo. En esta ocasión, una niña menor, hija de la víctima, presenció la violación.

En 1997, en zona rural del departamento de Santander, en la que confluyen dos actores armados (paramilitares y guerrilla), fueron violadas dos niñas de 6 y 8 años y su madre obligada varias veces a sostener relaciones sexuales con el violador de su hija mayor, para evitar que volviera a abusar de la niña. A esta niña la violó un guerrilleros y como castigo, lo mataron. La niña de 6 años fue violada por un vecino con la complicidad de otro hombre, los paramilitares mataron a los agresores delante de la niña, "para que eso no volviera a pasar". La niña dejó de hablar por mucho tiempo porque pensaba que a ella le podía pasar lo mismo y se sentía culpable de la muerte de los dos hombres. Este caso se mantuvo en silencio durante cinco años.

En 1997, en un barrio de Medellín fue violada una líder juvenil, de 22 años, por tres milicianos pertenecientes al grupo que controlaba el lugar. La muchacha guardó silencio durante cinco años por miedo, culpa y amenazas.
Otro sector en alto riesgo es el de las mujeres desplazadas. Tal como lo publicó recientemente Profamilia, el abuso sexual es frecuente en los campamentos de desplazados. Así mismo hemos podido constatar que la situación de desplazamiento es un factor que induce y/o fuerza a muchas mujeres a prostituirse.

En las zonas que controlan paramilitares o guerrilleros las trabajadoras sexuales vienen siendo convertidas en blanco del conflicto pues con frecuencia unos y otros les acusan de ser informantes de sus enemigos, y las asesinan.

La II conferencia Mundial de los Derechos Humanos (Viena, 1993) y diversas conferencias, convenios y declaraciones de las Naciones Unidas han enfatizado que los derechos humanos de las mujeres son parte de los derechos humanos, y cómo la violencia contra las mujeres es una grave violación de los Derechos Humanos. Así mismo en los Convenios de Ginebra, normas internacionales que rigen los conflictos armados se afirma que «Las mujeres serán especialmente protegidas... contra la violación, la prostitución forzada y todo atentado a su pudor» La violación es un crimen de lesa humanidad, es un acto de tortura, y está claramente prohibida por las normas que rigen los conflictos bélicos y las normas internacionales de derechos humanos.

La violación no es un accidente de la guerra y es un delito tan grave como la tortura y la esclavitud. La violación de las mujeres es un crimen de lesa humanidad, ya sea que se cometa en tiempos de paz o de guerra. En tiempo de guerra la violación se incrementa, porque es utilizada como arma y los cuerpos de las mujeres se convierten en botín para todos los actores armados, en muchos casos con e! fin de humillar al contrario.

Depositamos en manos del Estado colombiano la seguridad y la vida de las mujeres y de las organizaciones sociales y comunitarias que se encuentran en grave riesgo, solicitamos protección inmediata y acciones ejemplares para que todos los actores armados tengan claro que este tipo de delitos deben ser considerados como crímenes de Lesa Humanidad. Exigimos al Estado investigar y sancionar a los responsables, y la reparación del daño ocasionado a las víctimas de estos crímenes.
¡;Las mujeres no somos botín de guerra, exigimos verdad, justicia y reparación!

Todos estos hechos nos han llevado a iniciar la campaña de carácter nacional e internacional con el propósito de visibilizar y generar conciencia y opinión pública frente a los efectos de la guerra en las mujeres.

La campaña la hemos denominado "NI OBJETO SEXUAL, NI OBJETIVO MILITAR"
¡;Las mujeres no somos botín de guerra, exigimos verdad, justicia y reparación!