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Colombia
  

 

Se confirma la financiación y apoyo de EE.UU. a grupos paramilitares colombianos

"La Jornada" (México, 9 de Diciembre de 2000)
 

Documentos secretos de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) obtenidos por el periódico estadounidense Philadephia Inquirer durante una investigación de dos años demuestran que Estados Unidos dedicó millones de dólares a una unidad de la policía colombiana que trabajó en equipo con el grupo paramilitar Los Pepes, un escuadrón de la muerte responsable de cientos de asesinatos, encabezado por Fidel Castaño, hermano del líder paramilitar Carlos Castaño.

Los documentos revelados por el Philadelphia Inquirer han llevado a Amnistía Internacional a solicitar a Estados Unidos que suspenda toda asistencia militar al gobierno de Colombia hasta que se realice una investigación a fondo sobre el papel de la CIA en establecer, capacitar y apoyar a los escuadrones de la muerte colombianos a principios de los años 90.

Los hechos sucedieron hace ocho años en las operaciones militares encaminadas a la búsqueda y eliminación del narcotraficante Pablo Escobar. Los operativos duraron quince meses, comenzaron bajo la administración Bush y continuaron bajo la de Clinton. Fueron dirigidas por el ex embajador estado en Colombia y participaron agentes de la CIA, el FBI, la DEA y la Agencia Nacional de Seguridad. Todos ellos ayudaron a la creación de una unidad especializada de la policía colombiana denominada Bloque de Búsqueda. La eliminación de Escobar no sólo no contribuyó a detener el flujo de cocaína a Estados Unidos sino que desencadenó la creación de supercárteles de la droga integrados por narcotraficantes y paramilitares. El operativo se inició en 1989 cuando el presidente Bush autorizó actividades militares secretas bajo el nombre en clave de Heavy Shadow, destinadas a localizar a los dirigentes del cártel de Medellín.

Según el rotativo, Estados Unidos destinó contribuciones secretas que ascendían a cientos de millones de dólares en personal, efectivos y hardware. En el momento de mayor auge, con todas las fuerzas coordinadas bajo el mando del embajador Morris D. Busby y el jefe de la estación de la CIA en Bogotá, Bill Wagner, llegó a ser la estación de la CIA más grande del mundo.

La caza de Escobar se enturbia cuando aparece en escena el grupo paramilitar autodenominado Los Pepes (perseguidos por Pablo Escobar). El grupo, enfrentado a Pablo Escobar, se embarca en una campaña de asesinatos y atentados dirigidos a abogados, banqueros, blanqueadores de dinero y familiares del entorno de Escobar. Los paramilitares colgaban un letrero al cuello de sus víctimas en el que decía "Por trabajar con los narcoterroristas y el asesino de bebés Pablo Escobar. Por Colombia. Los Pepes". En su período más activo, este grupo paramilitar llegó a asesinar hasta cinco personas al día. La estimación es que se llegó a las 300 víctimas. Nunca se enjuició a nadie por ello. El embajador Busby llegó a reconocer haber sido puesto al corriente de la existencia de pruebas de que el Bloque de Búsqueda y Los Pepes trabajaban juntos, pero nunca las creyó. Sin embargo las pruebas eran contundentes.

El Fiscal General de Colombia, Gustavo de Greiff, reveló en 1993 a funcionarios estadounidenses en Bogotá que tenía pruebas firmes de que varios altos oficiales del Bloque de Búsqueda estaban trabajando con Los Pepes. Dijo que las pruebas eran suficientes para acusarles de soborno, tráfico de drogas, tortura, secuestro y, posiblemente, asesinato. Además, el propio Busby reconoció que "nuestros propios informes" daban a entender la existencia de vinculación.

Entre los documentos descubiertos por el rotativo aparecen cables de la propia DEA enviados desde la embajada, donde se señalaba la conexión entre el Bloque de Búsqueda, entrenado y financiado por Estados Unidos, y un dirigente de los Pepes. Incluso el expresidente colombiano César Gaviria declaró que sospechaba la existencia de una "conexión". El coronel de la policía colombiana, Oscar Naranjo, entonces jefe de la inteligencia de la Policía Nacional, dijo en una entrevista que los Pepes tenían una cercana relación de trabajo con el Bloque de Búsqueda. El jefe de la DEA en Bogotá, Joe Toft, también lo reconoce en un documento del 3 de agosto de 1993: "El testimonio de los testigos indica que, algunos miembros del Bloque y de Los Pepes, no sólo estaban llevando a cabo operaciones conjuntas, algunas de las cuáles resultaron en secuestros y posibles asesinatos, sino que eran más bien los jefes de Los Pepes los que ordenaban los disparos y no la policía". En otro despacho de la DEA el 22 de febrero de 1993, el agente Javier Peña detalla una redada del Bloque de Búsqueda, dirigida por el máximo líder del grupo paramilitar, Fidel Castaño.

Otro memo de la DEA, fechado en septiembre de 1993 por el agente Steve Murphy, señalaba la conexión de Castaño con el Bloque de Búsqueda. Finalmente, Joe Toft dimitió como jefe de la DEA en Bogotá meses después del asesinato de Escobar en protesta por los crecientes vínculos entre los narcotraficantes y el gobierno colombiano. Manifestó que toda la operación de seguimiento de Escobar estaba viciada de asociación con elementos criminales. Por su parte, el teniente general del Estado Mayor Conjunto, Jack Sheenan, afirmó que dos analistas de la CIA le informaron en el Pentágono sobre supuestos vínculos entre el Bloque de Búsqueda, Los Pepes y las fuerzas americanas en Colombia. Estos analistas señalaron que las tácticas empleadas por los paramilitares eran similares a las enseñadas al Bloque de Búsqueda por los norteamericanos y que la información de inteligencia recabada por las fuerzas de los Estados Unidos se compartía con los escuadrones de la muerte.

A pesar de todas estas pruebas ningún responsable del Bloque de Búsqueda fue jamás procesado y el apoyo de los Estados Unidos a Colombia nunca flaqueó. 

Meses después de la muerte de Escobar de un tiro en la cabeza por la policía colombiana, el ex jefe de la DEA en Bogotá reveló una serie de cintas que contenían interceptaciones de las que se desprendía que los traficantes de cocaína de Cali, el cártel competencia de Escobar, había ayudado a financiar la campaña presidencia del sucesor de Gaviria, Ernesto Samper. El responsable de la DEA declaró que la caza de Escobar contribuyó a la creación de las alianzas que ahora asolan el país.

El director en funciones de la oficina de Amnistía Internacional en Washington, Carlos M. Salinas, ha declarado que "necesitamos una investigación para enterarnos de cuál fue la relación entre el gobierno y estos escuadrones de la muerte". Salinas hizo un llamamiento a que el presidente Bill Clinton autorice una investigación independiente sobre la capacitación de estos escuadrones de la muerte por la CIA. "Ya que el presidente Clinton autorizó el envío de mil trescientos millones en asistencia a Colombia -en referencia al denominada Plan Colombia- y ya que suspendió las modestas condiciones sobre derechos humanos que el Congreso había impuesto sobre la asistencia, ordenar una investigación por la Junta de Supervisión de Inteligencia es lo menos que puede hacer", declaró el portavoz de Amnistía Internacional al periódico mexicano La Jornada.