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Brasil


Despues de la victoria del 6 de octubre
La próxima batalla será más difícil

Joao Machado Borges, miembro de la Tendencia "Democracia Socialista" del PT y del equipo de redacción de "Em Tempo" (Sao Paulo, 7 de Octubre de 2002)

Al contrario de lo que se esperaba, Lula no fue electo en la primera vuelta. Las encuestas electorales, con pequeñas variantes, indicaban que sus intenciones de voto venían creciendo en las últimas semanas, y se aproximaban al 50% + 1 de los votos válidos (es decir, excluyendo el conteo de votos en blancos o nulos), necesarios para la definición en la primera vuelta.

Más allá de eso, con la proximidad de la victoria, Lula venía ganando muchos y nuevos apoyos, tanto entre sectores de partidos que abandonaban a otros candidatos, como de grandes empresarios. Hasta grandes banqueros o dirigentes de grandes bancos, expresaban su apoyo o, al menos, su simpatía por la candidatura de Lula, incluso la prensa comentaba que algunos de ellos estarían siendo consultados para hacer parte del equipo económico de gobierno.

Finalmente, la tradición del PT de crecer en los últimos días de la campaña, gracias a la gran movilización de sus militantes y su electorado, aumentaron las espectativas.

Sin embargo, Lula no ganó en la primera vuelta. Con casi el 99% de los votos escrutados, alcanzó casi 39 millones de votos, lo que corresponde al 46,5% de los votos válidos, y al 41% de los votantes. Así, tendrá que disputar una segunda vuelta con el candidato del gobierno, José Serra, que está con casi 19,5 millones de votos, 23,2% del total. O sea, cerca de la mitad de los votos de Lula.

Si admitimos que las encuestas electorales se aproximaban razonablemente a la realidad, lo que parece ser el caso, la candidatura de Lula no sólo no creció en los últimos días, sino que tuvo un pequeño retroceso. ¿Cómo explicarlo?

En primer lugar, por el impacto del debate entre los principales candidatos a la presidencia, realizado al final de la campaña televisiva (jueves 3 de octubre). Siguiendo con una estrategia definida en conjunto por sus asesores de "marketing", Lula evitó la confrontación con los otros candidatos (como él mismo se definió semanas atrás, está en una fase de "Lulinha paz e amor") y huyó de todas los balones divididos (como se dice en la jerga futbolera): incluso cuando preguntado directamente y de forma repetida, en diversas ocasiones, evitó decir si estaba a favor o en contra de determinadas propuestas. Invariablemente, respondía que el problema era complejo, y que debería ser resuelto a través de una "discusión con toda la sociedad". Quedó la imágen de un candidato que huye de las dificultades.

En segundo lugar, esta vez, la tradicional movilización del PT fue mucho menos fuerte, inclusive ante la posibilidad de victoria. A lo largo de los años, se viene dando una declinación de la participación militante en las campañas del PT (que, acompañando las transformaciones del partido, son cada vez más "profesionales"). Ahora, la menor movilización se acentuó: los cambios que Lula y la mayoría de la dirección del PT introdujeron en esta campaña, fueron vistos con desconfianza. Por eso, se comprende que militantes de un partido que siempre se definió como socialista, no se entusiasmen con la promesa de un gobierno en estrecha colaboración con los grandes empresarios, amigable incluso con los banqueros, y comprometido con el mantenimiento de los acuerdos con el FMI.

Correspondió al propio Lula, el reconocimiento indirecto de las dificultades en este terreno. En uno de los últimos actos de la campaña, en Sao Paulo, dijo que "los militantes del PT pueden tener seguridad de que voy a cumplir el programa del partido". Una afirmación como esta, sería completamente innecesaria en otras campañas.

De todas maneras, la segunda vuelta será muy faborable para Lula, que parte con una gran ventaja, y todavía debe recibir el apoyo de los otros candidatos principales (Garotinho, del PSB, y Ciro Gomes, do PPS). Hasta José Maria, del PSTU (trotskista-morenista), que tuvo un frustrante 0,5 % dos votos (lo que se explica, em parte, por un movimiento de "voto útil" a favor de la victoria de Lula en la primera vuelta), ya había dicho que probablemente daría su apoyo.

Más importante todavía: las elecciones mostraron una enorme disposición del electorado para votar contra el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y sus políticas neoliberales (tanto que Serra, candidato del gobierno, buscó presentarse como un canditado por el cambio).

Sin embargo, sería un error pensar que el resultado ya está definido. Entre otras razones, porque será más difícil mantener en la segunda vuelta, la estrategia de "paz y amor".

Avance de la izquierda petista

Los resultados del PT en las elecciones para los demás cargos variaron bastante, con una cierta tendencia al crecimiento. Hay buenas sorpresas; en Sao Paulo, el candidato José Genuino, tuvo más del 32% de los votos válidos (el mayor porcentaje en una elección en el estado) y la disputa por primera vez en la segunda vuelta en elecciones para gobernador, superando a la tradicional candidatura de derecha de Paulo Maluf. En algunos estados, el desempeño de los cantidatos a gobernador fue mejor de lo esperado.

Mientras tanto, hay también algunos resultados preocupantes. En Río Grande do Sul, cuyo gobierno viene siendo la principal vitrina del PT, Tarso Genro disputará la segunda vuelta al haber llegado en segundo lugar con poca más del 37% de los votos válidos.

El PT consiguió -en primera vuelta- las gobernaciones del pequeño estado de Acre (con Jorge Viana que iba a la reelección) y del estado de Piauí (con el apoyo del anterior gobernador quien había sido destituído por abuso de poder).

En cuanto a diputados y senadores, el PT amplió su número, aunque no de manera espectacular, ya que muchos lugares fueron cedidos al aliado Partido Liberal.

Finalmente, es importante poner atención en los resultados de la izquierda del PT: fueron bastante buenos, si tenemos en cuenta que esta izquierda crítica tuvo el trago amargo de una línea nacional con la cual discrepaba completamente.

Para tener una idea aproximada: de los 70 u 80 diputados federales electos por el PT, 10 participaron de las lista impulsada por Tendencia Democracia Socialista en las últimas elecciones internas del partido lo que significa un crecimiento del 15%. (Nota de la Redacción: en Democracia Socialista militan entre otros, el actual vice-gobernador de Río Grande del Sur, Miguel Rossetto, el ex-"prefeito", ex-alcalde de Porto Alegre y ahora electo diputado estadual Raúl Pont, y la senadora por el estado de Alagoas, Heloisa Helena, que mantiene su mandato por cuatro años más al ser electa en 1998).

También fue electa como senadora, Ana Júlia, del estado de Pará. En total, la izquierda del partido se puede aproximar al 30 % de los diputados federales: un porcentaje mayor al que tenía antes.

Las elecciones del domingo han cambiado el mapa político del país
La izquierda de Lula ganó en 24 de los 27 Estados de Brasil

Juán Arias/ "El País" (Río de Janeiro, 9 de Octubre de 2002)

Al margen de quién vaya a ser el nuevo presidente de Brasil, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva o el socialdemócrata José Serra, una cosa es cierta, con el 98% de los votos escrutados: los electores han dado un vuelco político al país, que pasa de ser de centroderecha a ser de izquierda, de la mano del Partido de los Trabajadores (PT). De norte a sur, la izquierda petista ha barrido al ganar Lula en 24 de los 27 Estados de Brasil.

Sus otros tres contrincantes vencieron cada uno en un solo Estado. Hasta en São Paulo -donde está concentrado el capital, en teoría hostil al líder petista, y que representa el 20% de los votos del país-, Lula consiguió el 46,06 de los votos frente al 28,55% del oficialista Serra.

Por primera vez, el PT se convierte en uno de los cuatro grandes partidos del país junto con los socialdemócratas (PSDB), los liberales (PFL) y el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). También, por primera vez, el PT va a ser el partido con mayor número de escaños en el Parlamento. Según los votos ya escrutados, la formación de Lula tendrá entre 88 y 92 escaños. El PFL, que era el primero en la anterior legislatura con 98, se ha quedado en 72; el PSDB (el partido de Serra y del presidente Fernando Henrique Cardoso), que contaba con 94, pasa a 73 y el PMDB, que tenía 87, se queda en 72. Todos los partidos menores de la izquierda también aumentan sus escaños.

Con estos resultados, el PT podría aspirar a la presidencia de la Cámara y ya se habla para ocuparla de José Dirceo, actual presidente del PT y el hombre que convenció a Lula de la necesidad de ponerse la corbata. Otro dato que refuerza el éxito del PT es el récord conseguido por el senador petista Aloizio Mercandante, asesor económico de Lula, que ha sacado más votos que ningún otro senador en la historia de las elecciones de este país: 10.442.705.

En el Senado, el Partido de los Trabajadores, que estaba en el furgón de cola con ocho senadores, pasa a 14. De los 10 nuevos elegidos, cinco son mujeres. Es el único partido que ha crecido en el la Cámara Alta y se coloca en el tercer puesto por encima del PSDB, que pasa de 14 a 11 escaños.

En las elecciones en los Estados, la tendencia es la misma que la nacional: crecen los gobernadores de izquierda, aunque 14 de los Estados se decidirán en la segunda vuelta. De ellos, el PT compite en nueve.

En total, la fuerza del Gobierno en todo el país pierde un 10% y la izquierda aumenta en un 35%. Y si bien es verdad que en el sur más rico del país los partidos más conservadores han mantenido su hegemonía, el PT se ha consolidado también con fuerza en los Estados sureños. Serra no ha conseguido superar a Lula ni siquiera en aquellos Estados donde, como Minas Gerais, el candidato a gobernador Aécio Neves, de su partido -presidente de la Cámara y que ha ganado con el 60% de los votos en su plaza-, le había apoyado. Serra obtuvo en ese Estado el 22,86 de los votos y Lula el 53,01%.