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Bolivia


De abril a Evo

Víctor Orduna, Revista "Pulso" (11 de Julio de 2002)

La mayor reforma política en democracia la acaba de rubricar Evo Morales. Su irreverente triunfo electoral ha partido a la política en dos: los que defienden lo poco que queda del sueño liberal del 85 y los que quieren su total y definitiva demolición.

Pero a Morales, más que tener la segunda fuerza parlamentaria, lo que le importa es ser la encarnación india del movimiento popular. A mediados de 2000, después de obtener unos resultados inferiores a lo esperado en las municipales del 99, Evo pensó en dejar la jefatura del MAS en manos de un relevo con mejores opciones de cara a las nacionales del 2002. Incluso poco antes de ser proclamado como candidato a la presidencia, en febrero, el cocalero tenía serias dudas sobre su perfil presidenciable y miedo, mucho miedo a lo que se venía. Las urnas han acabado con el miedo.

El Evo post-electoral sabe que tiene la segunda bancada más poderosa del Parlamento y, sobre todo, que es el patriarca indiscutido de las movilizaciones sociales. Aquella intentona fracasada —a mediados de 2001— de conformar una Coordinadora de Movilizaciones Única Nacional (Comunal) ha sido reflotada por un día de sufragios alocados.

El triunfo electoral de un dirigente cocalero al que se lo dio por muerto más de siete veces es el epílogo de lo que ha venido sucediendo en el país desde abril de 2000. Más que el “ganador” indiscutido de las elecciones, Evo cree ser, ahora, la encarnación del movimiento popular. Está más preocupado en seguir construyendo su plataforma de beligerantes que en optar a la silla presidencial.

Para el aymara tropicalizado el 30-J ha sido un día de confirmación: el camino de la coca era el correcto y en lo personal, el de la humilde solidaridad. ¿Para llegar a dónde? A una sigla —el MAS— que más que un partido representa a un principio desordenado de Asamblea Constituyente en el que concurren todo tipo de organizaciones: indígenas, campesinos, sandwiches, prestatarios, transportistas, cooperativistas...

Lo que la COB nunca pudo hacer lo ha hecho Evo Morales y sus seguidores: convocar la voz de los nuevos marginados, esos que ya no se ajustan al esquema proletario, ni a las oxidadas trompetas cobistas. Del germen indigenista —cuyo origen era la demanda de soberanía, tierra y territorio— la intuición del cocalero lo ha transformado en el portavoz de los discordes del amorfo movimieto social.

La gran virtud de Evo ha sido sumar. Ahora tiene bajo su batuta a los cocaleros del Chapare y de los Yungas, a las federaciones campesinas, a los colonizadores, a parte de los Indígenas del Oriente, a las Bartolinas, a gente del Movimiento Sin Tierra, a Centrales Obreras Departamentales, a Federaciones de Fabriles, a la Coordinadora del Agua, a los ayllus del norte de Potosí y a un sin número de sectores gremiales que van desde jubilados sin jubilación hasta padres de familia. Bancada sindical Pero además de tenerlos bajo su batuta les ha dotado de la magia de la inmunidad. Evo, con su decisión de enfrentar el “reto democrático” ha dotado al movimiento social de la inmunidad de los curules.

Si el fuero del cocalero fue la pesadilla del gobierno de Banzer, el fuero de Evo+30 lo será del próximo gobierno. Porque la bancada del MAS, es una bancada sindical, cuyo origen no es el dedazo sino la decisión de organizaciones que se han ido aglutinando a esta marcha permanente del cocalero solitario. Y una bancada aplastantemente rural (de los diputados uninominales sólo uno corresponde a una circunscripción urbana).

Entre los senadores y diputados —con una mayoritaria presencia de rostros cobrizos— hay kataristas (Esteban Silvestre, primer senador por La Paz fue diputado suplente de Víctor Hugo Cárdenas), émulos del Mallku (los tres diputados uninominales de los ayllus del norte de Potosí), catedráticos de la izquierda universitaria (Carlos Sandy y Alicia Muñoz —senadores— de la UTO de Oruro y René Marcelo Aramayo —senador— de la universidad Cochabambina), qaqachacas (Rosendo Copa, diputado por Oruro), incansables anticapitalizadores (Manuel Morales, diputado por La Paz) y todo un muestreo social de lo que ha sido, en democracia, la mayor transferencia humana del país profundo al alfombrado lustre del Parlamento.

Evo ha licenciado a los que lo expulsaron del hemiciclo y, además, ha ocupado su lugar. La democracia después de Evo no será la misma. Con Rocha o sin Rocha, con “operativo Morales “o sin él, el resultado de las elecciones es, como dijo un rabioso Jaime Paz, el “desbaratamiento” del sistema político. La muerte de ADN y Condepa y el enanismo de UCS tienen que ver con el irrupción de un partido que quiso ser el brazo político de los cocaleros y acabó por convertirse en una especie de partido de los marginados con motor indígena. Después de Evo, el Parlamento será de cuatro (MNR, NFR, MIR y MAS) y tendrá instalada, a diferencia de los anteriores cuatro parlamentos de la democracia boliviana, una amplificación antineoliberal con derecho a voz y voto.

Una voz —la de una nueva izquierda todavía difusa— cuyo objetivo declarado será deshacer todo lo que ese mismo Parlamento ha hecho durante 18 años: construir un andamiaje que garantice las condiciones mínimas de subsistencia del libre mercado y sus acreedores. La agenda antineoliberal está servida: acabar con la capitalización, con la ley INRA, con la 1008 y con el 21060 son las primeras labores de demolición que se propone la bancada del MAS en un Parlamento “tomado”. La elogiada “gobernabilidad” está ahora contra las cuerdas.

El insolente triunfo de Evo en el occidente del país (cuatro de los nueve departamentos: La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba) es la respuesta a la incógnita de un abril incendiario que los políticos quisieron contener con unas reformas a la Constitución que, hoy por hoy, resultan ya irrelevantes.

Evo y un nuevo 52

Entrevista a Evo Morales en la Revista "Pulso" (11 de julio de 2002)

“El país siempre ha estado partido en dos” ¿Qué te parece que el más grande de los neoliberales del país —el Goni— esté a punto de ganar las elecciones?.
—Evo Morales: Pero todos son neoliberales, ¿de qué estamos hablando?, entre el MNR, la NFR y el MIR la única diferencia que hay es el tiempo que tardan en aprender a robar.

Pero, no crees que después de estas eleccione el país está partido en dos: entre ustedes que quieren romper el modelo y sus defensores...
—El país siempre ha estado partido en dos, otra cosa es que nunca se expresara en las urnas. Nos dicen que ya no hay muro de Berlín, que ya no hay partidos socialistas... Mentira, más bien se han profundizado las luchas de las clases sociales y ahora se expresa en las urnas.

Evo, cómo puedes explicar lo que ha pasado entre el 99 y el 2002. En las municipales del 99 apenas consiguieron obtener concejales fuera de Cochabamba y ahora saltan a ocho departamentos convirtiéndose en la segunda fuerza parlamentaria.
—Es interesante. Cuando empezamos, el 95 (municipales) solamente sacamos alcaldes en Cochabamba, el 97 conseguimos cuatro diputados, el 99 tuvimos concejales en siete departamentos y ahora avanzamos a ocho departamentos (Beni es el único departamento sin representación parlamentaria del MAS). Hemos crecido sin tener una estructura clásica de partido.

Tampoco podemos pensar que todo se lo debes al embajador Rocha...
—No, la ventaja es que la gene ve honestidad y consecuencia en la lucha y además sobre eso viene el voto bronca.

¿Prefieres ser segundo o quedarte en el tercer lugar? Siendo segundo se te complican las cosas porque puedes ser presidente, quedando tercero te dedicas a hacer una oposición contundente...
—(risas con dudas)

Me refiero a que hace unos meses, tú mismo tenías dudas sobre tu candidadura presidencial...
—Sí, tenía mucho miedo... Pero sobre este tema de tu pregunta de si salimos segundos o terceros lo vamos a discutir y tendremos una propuesta. Pero, lo que quiero decir es que nuestro movimiento no solamente busca Evo Presidente y MAS gobierno, sino que busca el poder del pueblo porque se trata de ir en contra del modelo, de la oligarquía y de la mafia política. Creo que el movimiento popular está preparado para ser gobierno.

¿Cuando dices “no negociaremos” refiriéndote al posibles alianzas para el próximo gobierno, lo dices como Evo Morales o como MAS?.
—Como MAS. La llamada gobernabilidad es un pacto de perversión y de corrupción.

¿Pero qué dice tu bancada, los diputados y senadores electos? .
—Ellos responden, pasado mañana tenemos una reunión y no se trata de que ellos decidan, el pueblo es el que decide.

Ellos tienen que acatar no más...
—Así es, así es, si las bases dicen que no hay alianza tienen que someterse. El tema central de nuestra agenda legislativa será cambiar todas las leyes del modelo económico, la ley de capitalización y las leyes que permiten la concentración de riqueza, recursos y tierras en pocas manos mientras millones pasan hambre. Además de acabar con la 1008.

El 90 % de tu bancada es rural y son candidatos que no provienen del MAS sino que han sido designados por organizaciones sociales, ¿confías en esta bancada, no crees que la van a intentar partir?.
—Lo van a intentar pero para eso está el pueblo organizado. En cuanto a la mayoría rural, ésa era nuestra propuesta: la marcha del campo a la ciudad como en las luchas sociales. Quienes han entrado lo han hecho por principios y, fundamentalmente, porque, si bien no son masistas son evistas. A esa conclusión he llegado. Aunque sean ex emebelistas, como el señor Félix Vásquez, posible senador por Potosí... —Nosotros rescatamos gente como Félix Vásquez que es señor en el norte de Potosí. Hemos tenido la capacidad de unir a mucha gente: exmotetistas, compañeros de las cooperativas mineras...

En estos momentos, el MAS parece una Asamblea Popular en chiquito, hay de todo: indígenas, fabriles, universitarios, prestatarios, transportistas, cooperativistas...
—De todo, de todo, hasta periodistas. Esta fórmula ha funcionado y seguimos uniendo fuerzas. Esta mañana estábamos reunidos con Conamaq (Consejo de Ayllus y Markas del Qollasuyo) y hoy tenemos una reunión con los padres de familia de la ciudad de El Alto que es organización fuerte. Lo que nos falta en nuestro programa lo vamos completando con la propuesta de ellos. Así hacemos con todos los sectores. Nos faltaría reunirnos con los Comités Cívicos y las Centrales Obreras Departamentales (CODs) de Oruro, Potosí y Chuquisaca.

La opción del MAS es llegar a las próximas elecciones y ganarlas o hacer algo antes de las elecciones que puede ir por la Constituyente o por la convulsión social...
—Todo depende del nuevo gobierno, si es malo pronto habrá un nuevo 52 en Bolivia, ahí estará el pueblo y nosotros con el pueblo.

En qué quedó la opción de la Constituyente, ustedes nunca definieron con claridad que tipo de Constituyente quieren...
—La tenemos definida, otra cosa es que tú no lo has escuchado. Cada sector de trabajadores tiene que convertirse en parlamentarios o asambleístas, no los partidos políticos. ¿Para qué? Para que el pueblo defina una nueva estructura de Estado. Lo que queremos es una Asamblea Popular Constituyente donde las organizaciones populares del país decidan.

¿Sin participación política?.
—Sin participación política.

Esta es una posición distinta a la de los indígenas del oriente que piden, por ejemplo, unas nuevas elecciones constituyentes...
—No, no harían falta nuevas elecciones, sería gente elegida por las organizaciones. Mientras concluya la constituyente tendría que seguir funcionando el Congreso, luego ya no tendría sentido. Yo creo que es una agonía de los partidos seguir insistiendo en las reformas a la Constitución, la Constituyente no depende de una ley o de un decreto, depende de la correlación de fuerzas.

¿Crees que el MAS se va a convertir en una amenaza seria al neoliberalismo? .
—No sólo en una amenaza, en un recambio. El pueblo ha empezado y no solamente en Bolivia sino en toda latinoamérica. Yo estoy seguro de que van a a haber muchas Cubas pronto para acabar con el imperialismo norteamericano en latinoamérica.

¿De verdad crees que Bolivia puede convertirse en una Cuba? .
—Sí, soy de ese pensamiento, eso pasa por acabar con el sistema. De ahí los levantamientos en el Brasil, en Ecuador y en Perú contra las privatizaciones.

Desde hace varios años, el planteamiento de Evo Morales era la toma parlamentaria indígena, a partir de conseguir ganar las circunscripciones uninominales...
—Y casi nos acercamos, el objetivo era el 50 % de los uninominales del campo y casi lo logramos. La próxima vez vamos a barrer con el cien por cien de los uninominales rurales que creo que son 48.

Con más de 30 parlamentarios —entre diputados y senadores—es difícil pensar que se sostenga la actual política antidrogas, ¿en qué crees que cambien las cosas en el Chapare? .
—Mirá, el sábado tenemos una reunión con las seis federaciones del Chapare y voy a anticipar que como en Cochabamba hemos ganado tiene que acabar la erradicación. Ésa va a ser una posición clara, la gente ha votado para que no se erradique más coca, no sólo en Cochabamba sino en toda Bolivia. La coca es la base central del poder de los quechuas y aymaras que son el eje de este triunfo electoral, es gracias a la coca que yo soy víctima del imperialismo norteamericano.

Creo que tienes pendiente un reunión con agencias internacionales...
—Sí, el martes tengo una reunión con las agencias internacionales de todo el mundo. Me lo habían pedido antes pero no teníamos tiempo. No sé que me preguntarán tengo que ir a ver.

Pijchando* victorias junto a Filipo

Rafael Archondo (11 de Julio de 2002)

En Cochabamba, la marea cocalera ha alcanzado su primera aurora. Los ojos inquietos de Filemón Escobar apenas pueden creer lo que observan. No sólo ha dejado de ser el mal pronosticado único senador del MAS, sino que ya lo secundan siete seguros colegas de su partido y hasta se atreve a esperar a un octavo, el de Chuquisaca.

Demasiado triunfo es éste

El jeep Land Rover avanza con fatiga por la avenida asfaltada y semidesierta. Al volante, con la mirada aguijoneante y los cabellos alborotados, pisa el acelerador un eufórico caballero. Las tres chicas de la gasolinera lo reconocen al instante. "Ahí viene don Filipo", habrá pensado la más risueña. El auto se detiene y de la ventanilla asoma un periódico extendido y apremiante. "¡Ya somos primeros en La Paz, carajo!", estalla la voz de trueno tras el telón de papel. Las muchachas se abalanzan sobre la página. Recorren las tortas estadísticas de grafía diminuta hasta encontrar las tres letras ansiadas: MAS. Comprenden de inmediato que algo se ha despertado en el país. El hombre que las increpa salta del auto radiante.

El triunfo le rebalsa por los poros, mientras ellas se lo festejan a mandíbula batiente: "No te olvidarás pues de nosotras, ahora que eres senador, nos invitarás a cenar...". Él se ríe y les recuerda el día en que les regaló poleras con la cara estampada del Evo. Las chicas le subrayan que ellas ayudaron a repartir bolsas de coca al potencial votante de paso y que sólo por eso, unos adinerados de vehículo de lujo les gritaron "¡imillas!".

Minutos más tarde, el jeep sigue su ascenso por una callejuela empedrada. "Esta gente tiene la bandera del Manfred sólo porque su tienda no está legalizada en la alcaldía, pero igual han votado por nosotros", señala Filemón, mientras, en efecto, la señora tendera alza la mano y le despacha una sonrisa. El senador Escóbar vive en el barrio de Los Trojes, nada menos que al frente de la casa del Bombón. La whipala y la bandera azul, negra y blanca ondean sobre el techo del ex minero como desafiando a la amurallada mansión del Capitán.

El viernes, la gente allegada a Evo Morales organizará una khoa en la casa del Filipo y hará sonar música de banda a máximo pulmón para que el Manfred se entere del tamaño de su júbilo. Dice que unos metros más abajo hay dos casas de la DEA norteamericana. Allí también oirán la intrusa algarabía. Horas después, el senador más feliz de la comarca fuma y toma café en jarro enlosado y con sobredosis de azúcar dentro de las oficinas- galpón de la Federación de Campesinos del Trópico Cochabambino.

En la mesa está regados los periódicos. "Primeros en La Paz, en Oruro, acá, segundos en Potosí...". El recuento se reitera una y otra vez como oraciones en misa. Filemón dice que ésta es su primera victoria en 50 años y que "de un solo puñete", ha puesto fin a todos sus adversarios políticos: la derecha con la que libró añejas batallas en sus días de trotskista o minero katarista, pero también la izquierda que le dio la espalda para tildarlo de caduco y radical trasnochado. "Yo me quería hacer dar un infarto esa misma noche, porque para morir hay que morir así, victorioso", subraya, mientras rememora el crepúsculo de aquel 30 de junio electoral, cuatro meses antes de su cumpleaños número 68.

En 1961, Filemón Escobar fue detenido y confinado en Puerto Villarroel, poblado escondido del Chapare. Cuatro décadas más tarde, el exdirigente minero siente que ese y otros sitios de deportación del pasado son hoy el corazón de una nueva fiebre política nacional, que tiene como cuna el vientre de la hoja de coca.

Llega un grupo de militantes airados. Son tres compañeros que quieren denunciar que en varias mesas del trópico se han encontrado "algunos" votos a favor del MIR y el MNR y sale un "¡cómo es posible!", proclamado en clave de indignación. "No podemos permitir eso", advierte uno de ellos pensando que en las circunscripciones conquistadas sólo debería haber votos azules. "Ustedes ya también se están yendo al otro extremo, compañeros", sacude la cabeza Filipo, mientras coge un puñado de coca para pijchar.

Y es que Evo está acostumbrado a las goleadas: 83 % en el territorio que lo acaba de reponer en el curul del que todos los partidos del sistema lo expulsaron en marzo. Muchos de esos verdugos han quedado ahora fuera del parlamento. "Es la venganza de la coca. Jodida es cuando castiga".

Llega hasta el escritorio un gordito preocupado. Su mayor temor consiste en que el MAS termine primero en Potosí [como en efecto terminó], departamento en el que el partido sólo consiguió convencer a una persona para que postule al senado. "¿A quién ponemos si ganamos?", se pregunta angustiado sin saber cómo llenar el hueco producido por una victoria tan inesperada. "Y, ¿por qué no tenemos pues la lista completa?", quiere saber Filemón. "Es que nadie quería", le responden.

Muy pocos digieren con normalidad el tamaño de semejante ascenso. Uno a uno van llegando, las caras morenas, las abarcas rotosas, los abrazos que martillean las espaldas. Nadie sabe bien cómo lo han logrado, pero de lo que sí están seguros es de que el MAS pondrá a raya al gobierno que asome la cabeza el 6 de agosto. Una militante de NFR se acerca para rogarles que voten por Manfred, "hay que evitar que el Goni se consolide y venda lo que queda de la Patria", les suplica. El viejo minero explota en su propio vozarrón: "Tú te estás engañando, cojuda, ¿cuál ‘consolide’?, no hay eso, cualquiera que suba está para un sopapo. Ahora sí tenemos un instrumento de masas, no podemos seguir pensando en la teoría del mal menor, entendé de una vez a ver...". Candidatos electos y campesinos de base ríen al escuchar el regaño. Eso es sentirse súper poderoso.

Filipo pide otro café, más coca, "pijcharemos", todo es gracias a la coca, sí, ahí está la causa de todo. "No, no es el Rocha, esto ya tenía que llegar", se convencen mutuamente y no dejan de mirar las gráficas de los diarios..."primeros en La Paz, carajo". Filemón Escobar: “No es triunfo del MAS, es de los sindicatos” ¿No les ha quedado demasiado grande esta victoria? La pregunta va dirigida a Filemón Escóbar, el "viejo" al que muchos cocaleros reconocen "haberles enseñado a hacer política". Ya van 15 años de esa vida dedicada a la agitación en el Chapare.

El ex minero de rasgos palestinos nos recuerda que siempre ha predicado la urgencia de borrar la frontera entre sindicato y partido y que el triunfo del MAS es de las federaciones y gremios, no de un puñado de militantes esforzados y satisfechos. "El MAS es un instrumento político de las organizaciones sindicales, porque quienes han entrado a la campaña electoral han sido ellas, sobre todo las centrales campesinas. En el norte de Potosí, el trabajo lo hicieron los ayllus, que operaron con el nombre de MAS.

En el trópico cochabambino no es que gana el MAS, ganan las seis federaciones, que son lo fundamental del instrumento político y que le dan a Evo Morales una victoria increíble", informa. De modo que no hay victoria ancha que no pueda ser llenada por el tejido organizativo de la gente. Hacer política electoral se ha convertido en un mandato de asamblea y hasta hay un secretario electo en cada directiva que se encarga de construir el instrumento político. En ese sentido, el MAS es apenas el brazo partidario del vasto mundo sindical. Sin embargo, este año los triunfos se han dado por primera vez en las ciudades, donde los sindicatos no son ni tan fuertes ni poseen un control territorial como en el campo. Aquí, Escóbar reconoce que el MAS tendrá que copiar en algún grado la estructura clásica de un partido político, es decir, ganar militantes diversos y dispersos, y crear una organización que ya no saldrá de las actividades naturales de la población. Sin embargo, podrían adherirse también sindicatos obreros o gremios.

En La Paz hay líneas de minibuses completas afiliadas al azul, blanco y negro de Evo Morales. Políticas nacionales ¿Sigue siendo el MAS una organización cocalera ahora que ostenta primeros lugares de votación en La Paz y Oruro? Escóbar reconoce que ya no solamente y que sobre todo a partir de ahora, las banderas serán nacionales.

Pese a ello, subraya que si no hubieran atacado a la hoja de coca, nadie se hubiese planteado la necesidad de usar las elecciones como arma de defensa de la economía de los productores. Y dado que la coca es como la "moneda" de la cultura andina y amazónica, puesto que circula por cientos de labios, Evo Morales habría empezado a acaudillar a los consumidores del arbusto que, como sabemos, abarcan hasta el norte argentino. De ahí su impacto en diversas zonas del país. "La defensa de la hoja de coca nos permite a nosotros convertirnos en un instrumento nacional", asegura el nuevo senador por Cochabamba.

A partir de ahí, las consignas se expanden. El MAS quiere defender la coca, pero también el territorio de los pueblos indios, el agua, el gas, el derecho a ser diferentes y la necesidad de que nadie deba morir de hambre. Oposición dentro y fuera El MAS tiene lista una estrategia de oposición que hará temblar a ministros y guardianes de las instituciones. Escóbar anuncia que replicarán la experiencia de Evo, multiplicada por cinco. "Él proponía una cosa y la acompañaba con la acción directa de masas fuera del parlamento. Entonces vamos a hacer igual, por ejemplo, propondremos una ley para recuperar las riquezas naturales del país y vamos a poner en pie de combate a la nación boliviana hasta aprobarla". He ahí la idea.

En ese camino, los del MAS esperan al "hermano" Felipe Quispe con los brazos abiertos. "Tiene derecho de protestar e insultarnos, pero tenemos la esperanza de que cumpla con sus primeras declaraciones en el sentido de que con el único que se va a aliar es con Evo Morales. Nosotros no vamos a responder a ninguno de sus insultos", agrega. No sucederá lo mismo con Alejo Veliz. Con él no hay trato posible. El senador opina que Veliz es un experto en engaños. Por ejemplo, le hizo creer a Manfred Reyes Villa que él controlaba el voto de la Bolivia quechua y campesina, pero no le dio ni uno solo a NFR. Al contrario, Escóbar piensa que Alejo salió airoso de la elección gracias al voto del Capitán y no al revés. Lo mismo habría pasado con René Joaquino, otro de los pilares endebles en la batería de alianzas de Reyes Villa.

* Pijchando = Mambeando = masticando la hoja de coca a la manera tradicional mezclada con cal.