El
avance de los partidos campesinos en los comicios bolivianos
Isaac Bigio,
catedrático de la London School of Economics (5 de Julio de 2002)
La gran sorpresa electoral
boliviana ha sido que 2 partidos campesinos hostiles a los EEUU y al consenso
neo-liberal vigente desde 1985 han acaparado un cuarto de los votos y
del congreso. En las elecciones de los últimos 17 años todas las fuerzas mayoritarias reinvindicaban el modelo monetarista de apertura
al libre mercado y privatizaciones creado por Sánchez de Lozada.
Esta vez 3 de los 5 grandes partidos bolivianos han quedado prácticamente marginalizados, incluyendo al ADN que venía presidiendo al país y sus socios UCS y CONDEPA.
El Movimiento Al Socialismo del caudillo cocalero Evo Morales plantea
que las empresas privatizadas vuelvan al control estatal, que se retiren
las tropas estadounidenses y se permita la libre producción de la coca. Media semana antes de los comicios el embajador norteamericano Rocha instó a los bolivianos a no votar por él pues ello podría cortar la ayuda de Washington. Gracias a ello el MAS se agigantó quedando a 3 puntos del ganador y convertiéndose en la segunda fuerza parlamentaria.
El Movimiento Indio Pachakuti de Felipe Quispe, jefe aymara de la confederación
campesina (CSUCTB), obtuvo el 15% en La Paz. Quispe estuvo preso en 1992-97
por haber organizado la guerrilla del Ejército Guerrillero Túpac
Katari, al que algunos vincularon con Sendero Luminoso. Él llama
a destruir las repúblicas andinas remplazándolas con estados
socialistas donde los ayllus gobiernen y desplacen del poder a las élites
blancoide y mestiza.
Ambos partidos promovieron las movilizaciones y bloqueos campesinos de
abril y septiembre-octubre 200, y junio-julio 2001. Estos se niegan a
apoyar a cualquiera de los principales contrincantes a la presidencia
pues les acusan de racistas y pro-EEUU.
La presencia de dicho bloque contestario dificulta las negociaciones para
nominar a un presidente y pone al minoritario MIR, que apenas sacó
el 15%, como el partido que decida el futuro mandatario. Hay quienes plantean
que los 2 ganadores (Sánchez de Lozada y Reyes) deberían
llegar a un acuerdo de unidad nacional a fin de mantener el modelo vigente
y hacer frente a un acenso campesino que puede traducirse en nuevas marchas
masivas desestabilizantes.
El
ascenso de la Izquierda campesina
Los medios
coinciden en resaltar que en las elecciones bolivianas del 30 de junio
la sorpresa la ha concitado el líder cocalero Evo Morales. El obtuvo
un 18-19% quedando a 4 puntos del ganador (Goni Sánchez de Losada).
Su partido, el Movimiento Al Socialismo, estaría ocupando el segundo
lugar en el senado y posiblemente también en el parlamento.
Morales logró beneficiarse del hecho que días antes de los
comicios el embajador estadoiunidense Rocha amenazó a Bolivia con
cortar ayuda si el MAS pudiese conquistar puestos de poder. El apareció
como un caudillo que encarnaba la defensa de la soberanía nacional.
En Bolivia la producción de la coca ha sido muy importante para
la sobrevivencia de decenas de miles de familias, incluyendo las de muchos
despedidos que emigraron de las minas y ciudades a valles cocaleros como
el Chapare. La cocaína ha llegado a ser la principal exportación
nacional aunque los sucesivos gobiernos han preferido erradicar forzosamente
cultivos a condición de beneficiarse de ayuda monetaria norteamericana.
Para los productores de coca dicha hoja contiene sustancias nutritivas
y medicinales y tiene un valor sagrado pues ha venido siendo cultivada
desde antes del incario. En los Andes el mascado de coca es un evento
social tan común como lo es para muchos europeos ir a una taberna
o bar a beber y platicar. Así como la papa o la cebada son alimentos
de los cuales se puede ir procesando alcohol, la coca es una hoja que
no produce daño alguno. Del procesamiento de la coca han surgido
diversos productos legales (desde dentríficos, vinos, pomadas o
mates contra el mal de la altura) hasta la cocaína.
Desde hace más de una década Cochabamba se ha convertido
en un centro donde los campesinos constantemente protagonizan marchas,
bloques y enfrentamientos con unidades militares y policiales especializadas.
Morales se ha transformado en el símbolo que plantea que se debe
defender la coca como parte de la defensa de la nación ante los
EEUU. El ha llegado a ser desaforado del parlamento por incitar a la violencia.
Para el Departamento de Estado es fundamental la erradicación de
los cultivos de la coca pues se piensa que así se debilitará
el narcotráfico que tyanto estrago hace entre su propia población.
Para los campesinos cocaleros ellos son sólo la primera y más
pobre cadena. En vez de atacarles a ellos, los campesinos bolivianos piden
que se afecte a los grandes intermediarios y comerciantes, incluyendo
a quienes operan en los EEUU. Los sindicatos bolivianos piden que se permita
la industrialización de la coca como la mejor manera de acabar
con el tráfico ilegal de estupefacientes. Para el economista de
Chicago Milton Fridman, la legalización de la producción
y comercialización de la cocaína ayudaría a controlar
dicho problema de la misma manera que hoy sucede con el alcohol y el tabaco.
Otra candidatura campesina que ha avanzado en los últimos comicios
es la de Felipe Quispe. En los ochentas él impulsaba las Ofensivas
Rojas y luego el Ejército Guerrillero Túpak Katari. Su planteo
era una revolución socialista violenta basada en los ayllus (comunidades
andinas) y su prédica se basaba en combinar un lenguaje marxista
anti-stalinista con nacionalismo quechua y aymara. En algún momento
se buscó asociar su movimiento al del senderismo peruano. Con el
tiempo Quispe se ha venido distanciando de viejas posiciones marxistas
para irse centrando en reinvindicar la formación de una nación
india opuesta a la dominada por la élite blancoide.
La suma de ambas candidaturas campesinas es mayor que la del ganador MNR
de Sánchez de Losada. La izquierda boliviana, que quedó
electoralmente marginada después de la imposibilidad de los sindicatos
de remplazar a Siles en 1985, estaría revitalizándose. Sin
embargo, su base social y su discurso viene cambiando.
Desde los años 1930s a los 1980s la izquierda marxista boliviana
se asentaba en los sindicatos, preferentemente los mineros. La Central
Obrera Boliviana llegaría a ser el ente sindical más poderoso
de las Américas habiendo llegado a deponer varios golpes de estado
y a ser una suerte de estado paralelo (sobre todo en 1952, 1970-71 y 1985).
Con los cierres masivos de minas y fábricas y con los golpes recibidos
contra los sindicatos, el rol de las organizaciones campesinas se fue
acrecentando. Para el marxismo ortodoxo esto implicaría que el
proletariado va perdiendo su posición hegemónica para ir
siendo desplazado por una pequeña burguesía cam,pesina que
será inconsecuente en la lucha por el socialismo y acabará
co-gobernando con la clase dominante. Para quienes apuntala a a los nuevos
movimientos campesinos se trata de una nueva izquierda que se bolivianiza
y que levanta banderas agrarias e indias que la izquierda tradicional
desestimó.
El crecimiento de movimientos indios y campesinos en Bolivia potenciará
a sus similares en Ecuador y tendrá repercusiones en el caso peruano.
|