El gobierno provincial confirmó ayer que en el Chaco existen 1000 casos con cuadros de desnutrición grave y 10.000 personas que sufren de desnutrición, la mayoría de ellos, niños. El gobernador, Angel Rozas, dijo que "si los pequeños mueren de hambre, no es por desidia del gobierno".

En la provincia se están produciendo muertes por cuadros graves de desnutrición en los últimos meses, especialmente en los hospitales del interior, como Sáenz Peña, Villa Angela y Charata.

El secretario de Desarrollo Social, Víctor Zimmermann, reveló ayer que alrededor de 10.000 personas sufren desnutrición, la mayoría de ellos niños, y que "el gobierno está atendiendo y tiene controlados a los más de 1000 casos de pequeños con cuadro de desnutrición grave".

Explicó el funcionario que el gobierno provincial ideó el plan Aipo Ayuda, creado para reforzar la asistencia alimentaria en la franja de menores de cinco años que sufren desnutrición. La iniciativa también beneficia a las madres de estos chicos, que serán asistidas.

La situación de pobreza y falta de trabajo es grave en esta provincia, ya que más de la mitad de las 960.000 personas que viven en el Chaco son alimentadas por los gobiernos nacional y provincial y también más de 100.000 jefes de hogar reciben 150 Lecop por mes para poder subsistir.

El gobernador Rozas pidió a quienes quieran "desprestigiar al gobierno" que para hacerlo "no usen niños con problemas neurológicos, que siempre tienen como efecto secundario cuadros de desnutrición".

El mandatario calificó de "desfachatados" a los que supuestamente quieren desprestigiarlo utilizando chicos con enfermedades neurológicas que "no tienen nada que ver con la desnutrición propiamente dicha, sino que es consecuencia de otros problemas de salud". Agregó que se muestra a un chico con problemas neurológicos que no puede recibir los alimentos necesarios por su enfermedad, "pero las mismas imágenes muestran a sus hermanitos que, como no tienen la enfermedad, están lejos del peligro de muerte. Esto no significa que no exista la desnutrición, pero de ninguna manera los chicos se mueren por desidia del gobierno", opinó.

Destacan expertos que el problema alimentario en ese país refleja el fracaso del neoliberalismo, al presentar el libro de Stella Calloni "Argentina, de la crisis a la resistencia"

Cayetano Frías/ "La Jornada" (Guadalajara, México. 8 de Diciembre de 2002)

El libro Argentina, de la crisis a la resistencia, es una parte de la historia a través de las crónicas de Stella Calloni, que reflejan el fracaso del modelo neoliberal y cómo un pueblo asume la conciencia de lo que sucede con la imposición de las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), precisa- ron José Steinsleger y Enrique Guinsberg, el primero articulista de La Jornada y el segundo profesor de la UAM-Xochimilco.

Al presentar el libro, Steinsleger resaltó el inicio del milenio tan siniestro, que empezó con la "destrucción planificada para parte del capital financiero internacional de dos naciones, Afganistán y Argentina, y el proyecto de seguir con la destrucción total de Irak".

Precisó que en 1974 Argentina tenía una deuda externa de 7 mil millones de dólares y ahora alcanza los 160 mil millones, todo por obedecer las condiciones de los organismos financieros internacionales.

Otra variante de las cifras, explicó, es que hace 25 años la diferencia entre el ingreso de los ricos y el de los pobres era de ocho veces, mientras que ahora la brecha alcanzó 34 veces.

"Lo paradójico de todo esto es que Argentina produce alimentos para 262 millones de personas, pero ahí mueren de hambre 100 niños al día. Para colmo, también intervienen los alimentos transgénicos, que no aportan minerales esenciales y causan desnutrición de los niños", dijo.

Pero lo más importante que puede encontrarse en el libro de Stella Calloni, indicó Steinsleger, es que medidas unilaterales como el corralito y otras tomadas por los bancos lograron crear conciencia en la sociedad de lo que significa el neoliberalismo, "lo que nunca lograron decenas de organizaciones de izquierda en años de lucha".

Guinsberg dijo en su turno que hace unos años todavía los argentinos eran los únicos latinoamericanos que podían ingresar a Estados Unidos sin necesidad de presentar visa, porque según Menem, "éramos hermanos". Agregó que ahora esa prerrogativa, "por supuesto que ha sido cancelada".

Insistió en que a Argentina se le publicitaba como el modelo de la estabilidad, la nación más desarrollada gracias al neoliberalismo, pero ahora se presenta como el ejemplo emergente alrededor del mundo, pues "no estamos viendo la crisis de un país, sino la crisis de un modelo económico".

Tarde o temprano habrá una situación similar en México: Guinsberg

Alertó sobre la posibilidad de que tarde o temprano ocurra una situación similar en México, porque se instauró el mismo modelo, aunque se han retrasado los efectos, sobre todo cuando en 1994 Estados Unidos le inyectó 54 mil millones de dólares, afirmó.

Guinsberg comentó la actitud de resistencia que los argentinos mostraron cuando se dieron cuenta de que los bancos y las aerolíneas extranjeras habían saqueado al país, por lo que en la movilización confluyeron piqueteros y caceroleros.

El problema fue, dijo el académico de la UAM, que Argentina está lejos de Estados Unidos, no como México, donde no conviene a los estadunidenses que "despierte el México bronco".

Abundó que ni siquiera a Brasil trataron las instituciones internacionales con tanto desprecio, pese a que en ese país existe un movimiento popular debidamente estructurado que ha llevado a Luis Ignacio Lula Da Silva a la presidencia.

Y el problema de los alimentos, añadió Steinsleger, es que quienes controlan la producción y venta al exterior son las trasnacionales y no destinan para el autoconsumo, "por eso mueren los niños de hambre".

Explicaron que el libro "Argentina, de la crisis a la resistencia", también incluye los testimonios fotográficos del colectivo Argentina arde, grupos de jóvenes que se dedicaron a capturar los momentos de esas movilizaciones, para preservar la historia, "porque los fotógrafos deben entregar todo su trabajo a los medios".

En 429 páginas, con prólogo de Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, Calloni explica los orígenes de la crisis, hace una crónica del argentinazo y sus efectos durante 2001 y 2002.