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Argelia

Revuelta en Argelia
Decenas de muertos y cientos de heridos en dos meses de revuelta

AFP/Argel (15 de junio de 2001)

La mayor manifestación de protesta contra el poder desde la independencia de Argelia, en 1962. Así describían ayer los testigos consultados por teléfono desde España la multitudinaria marcha por la democracia que ayer congregó a más de un millón de personas, en su mayoría de la comunidad bereber, hasta el corazón de la capital argelina. Unidades policiales antidisturbios cargaron con gases lacrimógenos y cañones de agua antes de abrir fuego contra un sector de los manifestantes que intentó dirigirse hacia el palacio presidencial. Al menos 400 personas resultaron heridas en los violentos choques.

El estallido de los disturbios en la capital argelina recordó la grave revuelta de 1988, que se saldó con 500 muertos tras la intervención del Ejército. Pero esta vez sólo hubo despliegue policial para contener a los manifestantes en una zona próxima al puerto de Argel. Las únicas víctimas mortales contabilizadas ayer fueron dos periodistas que resultaron atropellados por un autobús de transporte público que había sido robado por los manifestantes después de haber prendido fuego al garaje municipal. Muchos de los heridos en la llamada marcha por la democracia -organizada por el Comité de Aldeas y Tribus para pedir al Gobierno que retire a la gendarmería de la Cabilia- presentaban orificios de bala.

Los principales enfrentamientos se registraron en las inmediaciones del puerto de Argel, después de que que las fuerzas antidisturbios cerraran el paso a la marcha hacia el palacio de Al Mourdadia, residencia oficial del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika. Testimonios recogidos por la agencia France Presse constatan que los agentes abrieron fuego real contra grupos de manifestantes que les apedreaban. Las informaciones de la agencia oficial de noticias APS, sin embargo, desmintieron que las fuerzas de seguridad hubiesen llegado a disparar. Algunos de los manifestantes heridos evacuados hasta los jardines del hospital Mustafá, el más importante de Argel, fueron golpeados a porrazos por la policía.

La manifestantes, que enarbolaron banderas negras en memoria de las decenas de bereberes muertos a lo largo de dos meses de represión en la Cabilia, lanzaron gritos de '¡Poder asesino!', '¡Buteflika, dictador!', y '¡Ulac smah! [Sin perdón, en lengua bereber]'.

La marcha por la democracia fue también secundada por manifestantes venidos de otras regiones del país y de la capital, y recibió el apoyo de los partidos bereberes Frente de Fuerzas Socialistas y Reagrupación por la Cultura y la Democracia. No hubo pronunciamiento oficial.

La muerte el pasado 18 de abril de un adolescente, Mohamed Guermah, en una gendarmería de Beni Duala, cerca de Tizi Uzu, ha desencadenado una ola de manifestaciones y disturbios en la región de la Cabilia (al este de Argel), que han dejado un saldo oficial de 52 muertos y más de un millar de heridos.

- 19 de abril. Alrededor de 10.000 personas, en su mayoría jóvenes, secundan en Tizi Uzu la llamada del Movimiento Cultural Bereber, que pretende elevar su lengua al rango de idioma oficial en Argelia. -

E 22 de abril. Estallan disturbios en Amizur, en la zona bereber de Bujía, en protesta por los malos tratos policiales a dos estudiantes cuando eran interrogados.

- 23 de abril. Nuevos enfrentamientos en Beni Duala tras el entierro de Mohamed Guermah, que se había desarrollado en calma. La policía y los agentes antidisturbios rodearon la ciudad, lanzaron granadas lacrimógenas y bloqueron los principales accesos.- 24 de abril. Las autoridades destituyen a los responsables de la policía en Beni Duala.

- 25-27 de abril. Los disturbios provocan otros nueve muertos. Los manifestantes piden más justicia en la atribución de viviendas y puestos en la Administración, y que cese la represión por parte de las fuerzas de seguridad.

- 28-29 de abril. Otras 29 personas mueren en los disturbios.

- 30 de abril. El presidente Abdelaziz Buteflika crea una comisión de investigación sobre la represión en la Cabilia.

- 1 de mayo. La Reagrupación por la Cultura y la Democracia (RCD, nacionalista bereber) se retira de la coalición gubernamental de Argelia.

- 21 de mayo. Una gran manifestación de más de 500.000 personas recorre Tizi Uzu.

- 31 de mayo. En Argel se manifiestan 200.000 personas.

- 6 de junio. El presidente del Movimiento Cultural Bereber, Ferhat Mehenni, pide en Tizi Uzu una 'amplia autonomía' para la Cabilia.

- 14 de junio. Violentos enfrentamientos en Argel entre cientos de miles de manifestantes y unidades antidisturbios.


La revuelta se extiende a otras regiones del país

J. C. Sanz/"El País" (15 de junio de 2001)

Las protestas contra el régimen argelino no proceden ya sólo de la Cabilia, la región bereber orgullosa de su identidad cultural que plantó cara al poder central de Argel desde el mismo día de la independencia. Sus habitantes no han vacilado en boicotear las elecciones convocadas para legitimar a políticos cooptados por el Ejército, ni en apedrear la caravana de Abdelaziz Buteflika cuando se atrevió a hacer campaña presidencial en Tizi Uzu.

Los disturbios se extienden ahora por el país magrebí como una mancha de aceite y amenzan con abrir varios frentes de preocupación para un sistema carente de libertades. El pasado domingo fue en Kenchela, 500 kilómetros al este de Argel. Un suboficial del Ejército intentó acosar a una mujer y unos jóvenes la defendieron. Cuando la policía militar replicó a porrazos, la revuelta estalló contra todos los símbolos del Estado. Fueron atacados y quemados coches oficiales, sedes de bancos, edificios públicos...

Lo mismo ocurrió en la cercana localidad de Ain Fakrun, o en Dirah, 130 kilómetros al sur de Argel, donde tras una ola de despidos de empleados de la empresa estatal de petróleos, la ciudad quedó arrasada por la destrucción de los disturbios. Y las barricadas se han levantado también en Skkida, la capital industrial del este del país, y en otros puntos de Argelia.

Después de una década de violencia -que se cobró más de 100.000 muertos-, los argelinos observan con desesperación cómo siguen todavía oprimidos por la miseria y la represión en un país rico en hidrocarburos y que tanta sangre vertió para ganar su emancipación.