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ALCA y Plan Puebla-Panamá


Invasión trasnacional, bajo el amparo del Plan Puebla-Panamá


Marcelo Raimon
(21 de Noviembre de 2002)

Unas 20 compañías estadounidenses se preparan para entrar en el sur de México y en Centroamérica. Aprovechan, para ello, las facilidades que les brinda el Plan Puebla Panamá. Pero -afirman ONGs de EE UU- sus inversiones no serán altruistas: buscan saquear las enormes riquezas naturales de la región.

Washington.- Cobijadas por el Plan Puebla Panamá (PPP), grandes empresas estadounidenses se preparan para ingresar al sur de México y a territorio centroamericano.

Lo hacen con discreción. Su entrada "está completamente fuera del radar de Washington y del alcance del público estadounidense", dice a Proceso Julie Light, editora general de CorpWatch, organización con base en California que viene siguiendo de cerca el “apetito" de las grandes compañías por los recursos y la biodiversidad que florecen en el sur de México y en América Central. Dicho avance es continuamente confirmado por los informes de los organismos internacionales de crédito y las páginas de la prensa económica.

El PPP encaja perfectamente con la agenda del gobierno del presidente George W. Bush para América Latina, porque se trata de "un gobierno fervientemente favorable al libre comercio", tal como se le entiende en Washington, agrega Light. Su objetivo: "Convertir al sur de México y a Centroamérica en una masiva zona de libre comercio", según un informe de CorpWatch, realizado por el investigador Miguel Pickard.

Light y Pickard coinciden: las consecuencias del plan -"una criatura del presidente mexicano, Vicente Fox, un ejecutivo de la Coca-Cola"- son "poco conocidas" fuera de la región. "Más que un propósito altruista por hacer entrar a la región al siglo XXI, como afirma Fox, es el cambio en la percepción de las corporaciones sobre el provecho que pueden sacar de los recursos naturales del área lo que impulsa el PPP", afirma Pickard. "Por ejemplo -señala-, la importancia del agua como recurso estratégico creció enormemente en la última década, y la región del PPP tiene reservas extraordinariamente abundantes". Lo mismo ocurre con el petróleo y, por ello, afirma, no sorprende que entre las corporaciones interesadas figure, por ejemplo, la Harken Energy Corporation, de la cual el presidente Bush fue uno de sus principales ejecutivos. Light abunda: "Las conexiones entre las corporaciones interesadas en el PPP y la administración Bush pueden ser amplias, más allá de Harken. El presidente (Bush) tiene fuertes nexos con la industria de la energía, y no solamente en el petróleo, sino también la electricidad, como quedó demostrado en el caso de la ahora difunta Enron".

La Casa Blanca, dice, "favorece la desregulación y las privatizaciones de muchas industrias, no sólo internamente, sino también en el exterior", lo que ocurriría con el avance de los programas del PPP.

Ryan Zinn, coordinador del programa para Chiapas de la organización Global Exchange, también con sede en California, secunda: "Para acomodar el PPP al apetito por la energía, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció recientemente un financiamiento inicial de 240 millones de dólares para cinco proyectos hidroeléctricos en el río Usumacinta", en la Selva Lacandona. Zinn explica que en la región chiapaneca de Montes Azules, "más conocida por sus antiguas pirámides y especies en peligro de extinción, como el tucán y el jaguar, está ahora amenazada por la búsqueda del oro negro y el oro verde: el petróleo y la biodiversidad".

Las pocas ONGs estadounidenses que por ahora prestan atención a las consecuencias del PPP -como CorpWatch y Global Exchange- coinciden: el objetivo final es que la zona termine "compitiendo con los salarios que se pagan en los países del sudeste asiático y convertirla en punto de entrada para el transporte de bienes producidos en esas naciones", señala Light.

Según el informe de CorpWatch, algunas de las corporaciones que están apuntando sus negocios hacia el PPP son las siguientes: En el sector energético: Harken y la Applied Energy Services of Virginia; en puertos y transportes: Eagle Marine, Maya Kin Superferries of Texas y Prescott Follet and Associates. En ferrocarriles: Genessee and Wyoming Inc., Santa Fe Corporation, Illinois Railroad, Kansas City Southern Railway, Mi-Jack Productos of Illinois, Anacostia and Pacific Railroad, CSX Transportations Incorporated y la Union Pacific-Southern. En papel y productos forestales: International Paper y Temple Inland; en petroquímica: Exxon, Mobil, Dow Chemical y Union Carbide; en biotecnología: Monsanto, y en pesca: Ocean Garden.

Agua para la Coca-Cola

Zinn agrega que el agua también interesa a las trasnacionales:

"Chiapas contiene casi 40% de las reservas de agua fresca de México, y con la mitad del país desesperado por el líquido, el estado es uno de los primeros blancos de la privatización. Tanto Monsanto como la Coca-Cola se apuntan para quedarse con este nuevo mercado." Informa que la Coca-Cola "ya ganó importante acceso a fuentes acuíferas en Chiapas. Lo hizo presionando a los gobiernos municipales". Afirma que se abrió ya una posible "privatización mediante una serie de leyes territoriales preferenciales".

Un reciente artículo publicado en la página de Internet sobre viajes y turismo Far and Near acerca de la ruta Maya relata que es tan grande la penetración de la Coca-Cola, que se la considera "bebida sagrada" entre los chamanes tzotziles de San Juan Chamula. Según el autor de la nota, Nick Putman, los directivos de Coca-Cola en la región estimulan la popularidad de esta marca regalando refresco a los "mayordomos" de las celebraciones religiosas y suministrándolo en las festividades. "¿Qué papel jugó la compañía en esta ‘deificación’ de la Coca Cola? No está claro, pero pueden estar seguros de que sus directivos no fueron lentos en aprovecharla", señala Putman, quien agrega que la empresa "reconstruyó muchos de los techos de los edificios de la calle principal con modernas tejas rojas."

El agua se presenta como uno de los botines más deseados del PPP, según se desprende de un informe publicado a principios de octubre por el Wall Street Journal, según el cual muchas corporaciones multinacionales buscan hacer negocios en los países de Centroamérica, en especial en los sectores de telecomunicaciones, comercio minorista y bebidas.

Informó que la competencia es particularmente fuerte en el sector de las cervezas, donde las trasnacionales gastaron unos mil millones de dólares en noviembre de 2001. Recordó que la segunda cervecera del mundo, SAP Miller, se instaló en El Salvador y Honduras, mientras Heineken ingresó a Costa Rica, Nicaragua y Panamá. Para una mejor penetración en esos mercados, Heineken firmó acuerdos con una destilería costarricense y con Panamerican Beverages Inc., embotelladora de Coca-Cola. A Miller y Heineken se agrega la brasileña Companhia de Bebidas das Americas, conocida como AmBev, que firmó un acuerdo con la principal embotelladora de PepsiCo en América Central. Analistas citados por el diario dijeron que se espera que AmBev, la mayor cervecera de América Latina y la quinta más grande del mundo, construya una destilería en Guatemala, cerca de la frontera con México, país que sería el principal objetivo de esta avanzada, ya que su población de casi 100 millones de habitantes consume un promedio de 50 litros anuales per cápita de cerveza.

Los hidrocarburos

Según el jefe de fusiones y adquisiciones para América Latina de la entidad bancaria J. P. Morgan, Nicolás Aguzin, "América del Norte puede ser muy competitiva y América del Sur se encuentra actualmente en condiciones horribles. Centroamérica parece ser hoy el justo paso intermedio" para las trasnacionales. A su vez, Manuel Agosin, consejero regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explica: "Todos estos países hicieron muchos progresos en los últimos 10 años. Ahora hay gran estabilidad y mucha más apertura al libre comercio y la inversión extranjera".

Con ese panorama de "estabilidad", el desembarco de las multinacionales no se hace esperar. En el sector petrolero, "mientras las reservas globales de crudo se reducen y los precios suben, México estará bajo presión económica para explotar el petróleo en regiones social y ambientalmente sensibles, como la selva Lacandona", señala el informe de Zinn.El investigador dice que "Pemex negó la extraordinaria cantidad de petróleo" en esa zona. Sin embargo, afirma, técnicos locales e internacionales dicen lo contrario: "Seine River Resources (de Canadá) y la General Geophysics Company (Francia), entre docenas de otras corporaciones, ya iniciaron sus actividades exploratorias en la Lacandona".

El 16 de octubre, la Corporación Financiera Internacional (CFI) -brazo del Banco Mundial que se dedica al sector privado- anunció una inversión de 400 mil dólares en TransUnion Central America, "organismo regional de verificación de antecedentes de crédito", en una operación que supone "el respaldo de la expansión de TransUnion", empresa proveedora de "soluciones informáticas" con sede en Chicago.

Explica la CFI: "A través de sus subsidiarias y filiales, TransUnion suministrará información sobre antecedentes crediticios de empresas y consumidores, principalmente a instituciones financieras". Esa información, agrega la CFI, "permite que los prestamistas tomen mejores decisiones en materia de créditos, reduzcan los préstamos incobrables y aumenten el volumen de sus negocios".

Pocos días antes, el BM anunció la firma de un acuerdo para proporcionar 40 millones de dólares a la Unión de Bancos Cuscatlán, "uno de los grupos financieros más importantes de América Central". Esta urgencia se explica por el hecho de que los proyectos de las corporaciones para la región del PPP tienen, además de objetivos, importantes requisitos. Ésa es la razón, según el informe de Pickard, de los programas de desarrollo para la zona. "No se trata simplemente de invitar a las inversiones de las corporaciones. Bajo las actuales 'reglas' de la globalización, los gobiernos tienen un importante papel que jugar, aunque solamente limitado a incrementar la potencialidad de las ganancias de las grandes compañías". Para ello, explica, si se trata de instalarse en una región históricamente desdeñada y empobrecida, las corporaciones necesitarán que se cumplan ciertas condiciones: "que existan las infraestructuras necesarias, todas las garantías legales para salvaguardar el capital privado, que la población local sea adecuadamente entrenada, al menos con las capacidades educativas mínimas, y que los habitantes hayan 'domesticado' cualquier deseo de retener sus tierras ancestrales, defender sus derechos laborales y preservar otros valores sociales".

Zinn recuerda además que, junto al PPP, se está desarrollando el Corredor Biológico Mesoamericano (MBC, por sus siglas en inglés), una iniciativa del Banco Mundial y el Global Environmental Facility, entre otras organizaciones públicas y privadas. "El corredor creará y conectará 300 áreas protegidas desde el sur de México hasta el Canal de Panamá. El plan se centra primariamente en la biodiversidad 'salvaje', pero ignora la importante conexión entre diversidad biológica y diversidad cultural, y las poblaciones indígenas que las mantienen."

De los casi 6 mil millones de dólares destinados por aquellas organizaciones al MBC, "solamente 500 millones serán desembolsados directamente para sostener los esfuerzos tradicionales de conservación, mientras que el resto del presupuesto servirá para impulsar proyectos de desarrollo convencionales del Banco Mundial. Mientras tanto, las comunidades locales no fueron tomadas en cuenta ni mucho menos consultadas".

Light, por su parte, explica: "Gran parte de la política de la Casa Blanca hacia América Latina se enfoca en la guerra contra el narcotráfico en la región andina. Esto está también relacionado con el actual énfasis en el 'antiterrorismo'. Mientras tanto, el control de las reservas de petróleo se convierte en una fuerza motora de la política estadounidense. Eso explica por qué países como México y Venezuela se hacen más importantes para los diseñadores de la agenda" de Washington.