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Afganistán
   

"Si alguna vez se celebran elecciones en Afganistán, EE.UU. sólo permitirá que sean elegidos los representantes de sus intereses, no los representantes del pueblo"

Entrevista con Adel, dirigente de la Organización Revolucionaria del Trabajo de Afganistán

[Shoaib Bhatti, entrevista a Adel, dirigente de la Organización Revolucionaria del Trabajo de Afganistan para la revista del Labour Party of Pakistan (LPP) "Mazdoor Jeddojuhd" (Lucha Obrera).]
La entrevista tuvo lugar el 11 de noviembre, antes de la caida de Kabul.

P: ¿Por qué Osama y los Talibanes fueron acusados de estar detrás de los ataques terroristas del 11 de septiembre?

Adel: Osama bin Laden era ya buscado por los americanos por su participación en los ataques contra la Embajada de EE UU en Tanzania y contra un barco de guerra americano en Yemen. De la misma manera se le consideró responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Sobre esta base, EE UU y la ONU impusieron sanciones económicas a Afganistán para presionar a los Talibanes para que entregaran a Osama. Al mismo tiempo presionaron a Pakistán, condicionando la ayuda económica a la colaboración para el arresto de Osama y la creación de un gobierno de coalición en Afganistán.

Las sanciones económicas y la presión del Gobierno pakistaní dividieron a los Talibanes en tres grupos. Pero el mayor número de fuerzas militares y el apoyo económico de Al Qaeda a los Talibanes impidieron que estos expulsaran a Osama de Afganistán. El asesinato de Ahmad Shah Masood el 9 de septiembre por dos militantes islamistas arabes fue también obra de Al Qaeda. Masood era el único señor de la guerra que hubiera podido ser de gran ayuda a EE UU en su ofensiva contra los Talibanes tras los ataques del 11 de septiembre.

P: ¿Es posible detener a Osama y los principales dirigentes talibanes?

Adel: Bueno, no es dificil arrestar a un hombre que solo pesa 55 kilos. Tampoco es tan dificil capturar Kabul o Mazar e Sharif. EE UU tiene ya una gran presencia en la zona y quieren al mismo tiempo dar una lección a la Alianza del Norte, en el sentido de que sin el apoyo americano no podrá conquistar Afganistán ni mantenerse en el poder. EE UU también quiere tener una fuerte presencia en Afganistan para contrarestar la influencia de China y Rusia.

Los Talibanes están divididos. Hay un grupo moderado bajo la dirección del ministro de asuntos exteriores Wakeel Ahmad Mutwakl. Ha desaparecido de la escena por un tiempo. En la provincia de Paktia, los jefes tribales, a pesar de la oposición de los Talibanes, se han enfrentado a Al Qaeda y su principal base allí ha sido destruida. Igual ha ocurrido en Organ, donde los partidarios de Hamid Kargi han expulsado de su zona a los Talibanes y Al Qaeda, por miedo sobre todo a los bombardeos. En muchas zonas ese miedo a los bombardeos se expresa en que los lideres locales o expulsan a los Talibanes o se van ellos con sus gentes. Esta perdida de apoyo de los Talibanes les obligará a retirarse.

P: ¿La solución de un gobierno de coalición post-Taliban será duradera?

Adel: Incluso si los Talibanes no son completamente derrotados, es posible que un sector de los mismos se sume al gobierno por presiones externas. Otros sectores, con apoyo de Al Qaeda, intentarán sostener una guerra de guerrillas. Es posible que en el gobierno de coalición se incluya a Talibanes moderados y desde luego a lideres tribales pashtunes. Ya hay una formula circulando de una asamblea de 240 delegados (50% de ellos pashtunes). En pocos días habrá una reunión para decidir la composición del nuevo gobierno. Muchos dirigentes tribales han participado en las reuniones preparatorias. El exgobernador de Jalalabad también esta involucrado.

Pero el gobierno de coalición ni será estable ni duradero. Cualquiera que sea la formula final, defenderá los intereses de EE UU y no los de los pueblos de Afganistán. Y tampoco será aceptable para los países limítrofes de la región.

Pakistán tiene sus propios intereses y quiere defenderlos. Pero ni el Gobierno de Islamabad ni los servicios secretos (ISI) serán capaces de dar la misma ayuda militar y financiera que dieron a los Talibanes. Pero intentaran por todos los medios posibles asegurar su influencia e intereses. En Iran, los monarquicos partidarios de Raza Shah ven la vuelta de Zahir Shah a Afganistán como un ejemplo a seguir. El Gobierno islamico irani considerá la vuelta de Zahir Shah una amenaza y busca consolidar su zona de influencia propia.

El gobierno de coalición no será capaz de resolver ninguno de los problemas claves de Afganistan ni será un gobierno representativo. Habrá nuevas contradicciones internas y en la región. No será fuerte ni capaz de mantener la paz. Solo servirá para defender los intereses americanos y su busqueda de control de las exportaciones de petroleo. Los oleoductos no pasaran por Iran porque sería económicamente mucho más caro. Lo más probable es que vayan por Pakistan y que los americanos obtengan los beneficios, no las gentes de Afganistán o Pakistán. Pakistan quiere convertirse en la ruta de acceso a Asia Central y sus fuentes de energía.

En Afganistan, si las expectativas de los lideres tribales no se ven satisfechas, se desencadenará de nuevo la guerra civil. La producción de opio volverá a ser motivo de enfrentamientos entre ellos y los EE UU.

Es evidente que EE UU no confía en Pakistán. Los servicios secretos pakistanis no han sido capaces de proporcionar información concreta que permitierá la captura de Osama o triunfos en muy corto espacio de tiempo. Trás la caída del gobierno pro-soviético de Najib-Ullah en 1992, EE UU dejó hacer a Pakistán, que promovió el terrorismo. Esta vez no ocurrirá lo mismo y las tensiones entre Pakistán y EE UU aumentarán.

P: ¿Cuál es la posición de la ORTA en relación con el Gobierno de coalición?

Adel: Nuestra organización no apoyará ninguna formula impuesta desde fuera. El nuevo gobierno defenderá los intereses americanos. Los problemas del pueblo afgano no figuran entre sus prioridades. Todo el discurso sobre el Rey Zahir Shah, la convocatoria de elecciones o el gobierno de transición es una mera trampa. La desesperación y las masacres pueden hacer que los afganos le apoyen al comienzo, pero muy pronto se decepcionaran. El nieto de Zahir Shah, Mustafá Zahir, y su nieta Humera Wali hacen abiertamente campaña para la restauración de la monarquía. Y en unas elecciones, si alguna vez llegan a realizarse, serán los representantes de los intereses americanos y sus marionetas los que serán elegidos, no los representantes del pueblo. EE UU no permitirá un gobierno que no sea "amigo".

Nuestro partido se ha opuesto a Zahir Shah desde 1964. Tanto él como otros gobiernos han matado a cientos de nuestros camaradas. No podemos olvidar a nuestros martires. Haremos todo lo que este en nuestra mano para denunciar este fraude y crear un movimiento a favor de un auténtico gobierno del pueblo afgano. Aunque varios grupos apoyan a Zahir Shah como el mal menor, se trata de un error que no nos podemos permitir. Tenemos que luchar en dos frentes y confianzar en la victoria de los pobres y las mujeres de Afganistán.