La lucha antagónica entre el capital y el trabajo a nivel mundial está marcada por la progresiva toma de conciencia de los pueblos en los que la economía campesina y ganadera es aplastada por la agroindustria transnacional. En los Estados imperialistas sucede algo parecido: por un lado, la Política Agraria Común de la Unión Europea para el quinquenio 2015-2020 ha levantado duras críticas populares; y por otro lado, la primera transnacional láctea del mundo, la francesa Lactalis, se enfrenta a la resistencia de ganaderos castellanos, franceses, gallegos…, contra su política de reducir precios causando la ruina de este sector.