Cuba Siglo XXI

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La empresa reflejo de la sociedad

Rafael Alhama Belamaric :: 24.10.21

Si la sociedad impulsa la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), la empresa no sólo que la apoya e impulsa sino la ejecuta

Lo cual pone de manifiesto una verdad de perogrullo. La empresa dificilmente sea algo ajeno a las prácticas establecidas en la sociedad. Otra cosa es si la iniciativa parte de la empresa, en cuyo caso pudiera tener una vida mucho más larga. He aquí un ejemplo.

Recuerdo que en 2008 cuando se formó un grupo de trabajo para revisar un anteproyecto de norma ISO, la 26000, que finalmente no se constituyó en norma de obligatorio cumplimiento, en parte por la complejidad en su realización, en parte porque un grupo de países no estuvieron de acuerdo que fuera de obligatorio cumplimiento, entre otros, por lo que se quedó como guía, es decir, no se convirtió en norma de sistemas de gestión, y se dejaba a la disposición de la organización a hacerlo y no a su obligatoriedad, el trabajo del grupo se terminó rápidamente.

Realmente, no había casi interés en que se continuara el trabajo de revisión y propuesta, y porque había conceptos, como Responsabilidad Social Empresarial que chocaban, máxime que se hacia referencia a terminología nueva, como la gobernanza de la organización, a las prácticas laborales, a las operaciones, a la cadena de valor, a la participación de los consumidores, a la participación política responsable, al medio ambiente, al desarrollo de la comunidad, o “stakeholder“, sobre todo esta palabra (personas u organizaciones que se relacionan con las actividades y decisiones de una empresa desde trabajadores pasando por los proveedores y clientes, hasta el gobierno), entre otros muchos asuntos, que no sólo “sonaban extraño“ sino conceptos poco o nada conocidos en nuestra cultura empresarial, o institucional como entes interrelacionados.

El que crea que materializar y llevar a la práctica la RSE sea más fácil que solucionar los problemas internos de la empresa, empezando por la RESPONSABILIDAD SOCIAL INTERNA, bienvenido sea.

Con los años y el incremento en las exigencias de herramientas y directrices de otras normas de gestión avanzada de calidad y mejora continua, como la ISO 9004 de 2018, los nuevos retos cualitativos hacían innevitable el tratamiento de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o eficiencia organizacional, o autoevaluación.

Hasta aquí este ejemplo, que bien viene hoy, a la vista de la importancia que cobra de la noche a la mañana la responsabilidad social empresarial, un concepto que bien pudiera tener raices autóctonas, pero que es importante establecerlo sobre lo ya existente. Y sobre todo, que se entienda que no es un elemento ajeno a la gestión empresarial de avanzada, ajeno a su quehacer y las prácticas cotidianas, ni puede convertirse en moda pasajera de ubicar algunos recursos, por demás escasos, en algun lugar próximo a la ubicación geográfica de la empresa, para estar bien con los vecinos y con las orientaciones de arriba. Tiene que ver con la forma en que se estructura la organización dentro y fuera de la empresa. No debe ser abordado fuera del desenvolvimiento que caracteriza a la economía de la empresa, o que se quede en un bono o diploma.

Y de regreso a las prácticas, he visto muchas referencias, cuestionamientos y preguntas acerca de la empresa en estos días y de la necesaria sacudida o estremecimiento que debería experimentar, tanto para asimilar las nuevas medidas como para proponer y desarrollar nuevas. Hay que entender una cosa, y es que esa no ha sido la lógica durante la vida de la empresa estatal, quizás, para poner una época, desde la empresa consolidada de los años 60. Si no lo ha sido como parte de su subsistenacia, hay grandes limitaciones de todo tipo, como se dice, objetivas y subjetivas, y éstas tan o más objetivas que aquellas que buscan por todos los medios señales y direcciones.

Y hay que darlas, y los que deben darlas son las instituciones y niveles y organísmos superiores que precisamente han establecido y desarrollado esa lógica de (des)aciertos o prácticas económicas, sociales, productivas, financieras y comerciales, organizativas y organizacionales, que han llevado a la empresa a la situación actual.

Aquí me vino a la memoria un texto que escribimos un colectivo del desaparecido Instituto de Estudios e Investigaciones del Trabajo “Nuevas Formas Organizativas“ de 2004, con una revisión y ampliación en 2008, donde Ricardo Antunes en el prologo señala:

“Dentro de las innumerables contradicciones de la sociedad actual encontramos una cuya solución parece una completa imposibilidad, dentro de la lógica destructiva que preside la sociedad del capital; si bien en el plano microcósmico, en el plano de las empresas, hay una necesidad intrínseca de racionalizar su modus operandi, si hay una necesidad imperiosa de seguir el recetario y la pragmática de Lean Production, de una empresa ligera, vislumbrando cómo preservar la concurrencia con las demás empresas que participan del sistema global del capital, la expansión ilimitada de esa lógica microcósmica para la totalidad de las empresas del ámbito mundial, desencadena una consecuencia trágica.

“Su racionalidad interna acaba por generar una monumental sociedad de desaciertos, una vez que la lógica de reestructuración y de la productividad, cuando dirigida por el ideario y por la pragmática del capital, acaban por acarrear la reducción del trabajo vivo y su sustitución por el trabajo muerto, para usar los términos de Marx”.

“Pero, ¿cómo hacer cuando la lógica de la producción no es dirigida prioritariamente por la acumulación privada del excedente, cuando el objetivo de la economía fuese economizar, en el sentido original, del latín oeconomia, esto es, utilizar racionalmente los recursos naturales y humanos?; Cuando el objetivo es transformar la empresa productiva desde la óptica de producción de bienes socialmente útiles, colectivamente determinados?; Cuando el objetivo no es la acumulación privada de capital, sino avanzar en la construcción de un diseño societal socialista, donde el valor de uso de los bienes producidos no está dirigido por la prevalencia de su valor de cambio?”

“Que por el contrario, sea una contribución para que se piense en una forma de empresa socialmente productiva, capaz de apoyar efectivamente la construcción de una sociedad nueva, donde la autonomía, el autocontrol, el saber colectivo prevalezcan sobre la heteronomía, el sometimiento, la alienación, típicos de la sociedad capitalista.”

“¿Cómo entonces, compatibilizar productividad, competencia con humanidad?”

“¿Cómo hacer para que el conocimiento no se convierta, como todo en la sociedad del capital, en una mercancía más, deshumanizada y fetichista?”

Los contornos del problema, que no se soluciona de la noche a la mañana, ni por las mejores intenciones y voluntad del mundo, van mucho más allá de la empresa, incluso de sus niveles superiores, porque siempre se ha insistido en la relevancia de las formas institucionales superiores, porque la lógica pasaba por la centralización y los controles centrales. No voy a hacer la historia de las raices que se hunden en la década del 30 con la asesoría norteamericana en la URSS con recomendaciones acerca de la corporación y “empresa moderna“ de entonces, que quedaron recogidas, trasladadas a los textos y metodologías, que quedaron para todos los tiempos, mientras aquellos conceptos se sacudían de lo superfluo y creaban nuevas bases en los 50, los 60, y un largo etc. Todo aquello encontró, lamentablemente, campo fértil y que concordaba con una concepción más compleja acerca del Estado, de la propiedad social, de las relaciones de poder, de la participación de los trabajadores, santificado por una burocracia cada vez mayor y más poderosa, base del “Estado de todo el pueblo“, acuñado por la misma época.

Entonces, se puede decir que a día de hoy hay interrogantes no resueltas. Es la relación de lo social con lo político, o mejor, lo social en lo político, o desde lo político, y aquí ubico a la empresa. No sé si es una visión diferente, pero sí que es necesaria, porque la empresa, su perfeccionamiento, siempre se ha enfocado como un problema TÉCNICO Y TECNOLÓGICO, y hoy se sigue haciendo, sin enteder que todos los cambios y transformaciones, desde cualquier ángulo, problema o tema, es un problema profundamente SOCIAL, profundamente de RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN.

Cuando se habla de empresa, si en el imaginario popular y de la propia empresa, persiste la idea que es una estructura donde un grupo de personas desarrolla distintas funciones, bajo la supervisión de otro grupo de personas para alcanzar un resultado económico productivo, y que es lugar para trabajar, trabajar y trabajar, lejos se está del camino para transformarla.

Hoy día, en la empresa hay que conocer y manejar códigos de comportamiento, hay que saber la forma de pensar de los que conforman la empresa, hay que comunicar con ellos, dejar que intercambien los trabajadores, y decidir de conjunto en las deicisones mćas importantes. De lo contrario, puede haber una responsabilidad social de la empresa, pero no responsabilidad social en la empresa.

Esto ha sido en todas las experiencias y experimentos a lo largo de las últimas cinco décadas escasamente o nada tratado. De manera que el ejemplo puesto de responsabilidad social empresarial sí tiene que ver con una nueva concepción. Y es tan importante que sea desarrollado fuera de la empresa como dentro de la empresa. Su vínculo con la política y las políticas, el modelo de desarrollo y la democracia participativa real, laboral y más allá, se ponen a prueba, y el núcleo central es la empresa, no el organismo superior ni el ministerio.

Las estrategias y los planes de desarrollo deben estar en el plano de la empresa, sólo así los objetivos e instrumentos de la política para encarar los problemas internos y del ambiente donde está insertada llevan a transformaciones requeridas. La visión actual contiene elaboraciones con diversos grados de sistematización que se refieren a determinadas premisas y formas de conceptualización, y todo proyecta criterios de nuevas prácticas y de políticas sociales y empresariales. El apoyo que necesita la empresa de sus niveles superiores, son las transformaciones que estos deben realizar en consonancia, y eso, en primer lugar, significa, calidad del personal, cantidades del personal, modificación de metodologías de actuación. Complementariedad y no imposiciones, y dirigir los esfuerzos de sus organizaciones al menor costo.

Se sabe que el abuso puede generar rechazo y bloqueo, eso también puede pasar con la ideología, sobre todo cuando se mal emplea, pero de allí a que algunos puedan considerar que llegó la hora de olvidarse de la ideología y de la teoría, porque todo vale, va un trecho. Porque ideología como sistema de pensamiento o conjunto de principios para abordar la realidad, para representar la sociedad, un programa político y un plan de acción, que responde a tal o más cual corriente siempre estará presente.

Que alguien me diga si se ha abusado, ni siquiera seguido estos pilares que Marx y Engels han planteado en su obra para desarrollar una aproximación diferente de la propiedad como sistema en su desarrollo histórico concreto, y sobre esa base fundamentar unas relaciones de propiedad diferente en la práctica revolucionaria.

Ese sistema se objetiva, o debe materializarse en la práctica en el funcionamiento de la sociedad como el CONJUNTO DE LAS RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN, no sólo en el papel. Esto permitiría fundamentar el papel decisivo del proceso de dirección social con una nueva naturaleza y dimensión, y el papel central del productor directo en la economía, sobre:

· la concepción marxista de la contradicción entre enajenación y emancipación, que coloca este procesosobre un fundamento material: el proceso del trabajo, como autorrealización humana.

· la superación del proceso de alienación del trabajo, que sienta las pautas para una visión diferente del proceso de producción- reproducción de la vida social, con una visión diferente de la riqueza social, su producción y apropiación por los individuos.

Si son pilares y claves, el proceso de trabajo como autorrealización humana, y la superación de la alienación del trabajo, como algo ajeno al individuo, deben guiar las transformaciones y los cambios en la empresa, en la economía, en la sociedad. Todo lo demás, como los factores a contrarrestar y factores a incentivar son instrumentos. Sólo así se podrán contrarrestar los estilos de dirección que consideran funciones en lugar de gestión integrada; estructuras como funciones especializadas en lugar de decisiones integradas desde la base; gestión individualista en lugar de gestión participativa; la baja capacidad de respuesta a los cambios del entorno a la capacidad rápida y calidad total; definición de responsabilidades frente a actitudes y aptitudes requeridas, entre muchos otros.


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