DOCUMENTO 9

 

DECLARACIÓN DE LOS CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO EUROPEOS CON OCASIÓN DEL AÑO JUBILAR 2.000.

por José Mª García Mauriño.

 

 

 

Los fines de siglo siempre han estimulado la imaginación. El cambio de milenio, hará otro tanto. Este cambio de fecha se presenta igualmente como un momento importante de reflexión. El año 2.000 nos da la sensación de pasar una página muy importante y de gran sentido en la historia pero, ¿es verdaderamente así?

La importancia y el sentido difieren según la posición que uno se encuentre o se opte al analizar los hechos. ¿Adoptando el punto de vista de los ricos y ganadores de este mundo o eligiendo el de los pobres y perdedores.?

Los primeros estarán, por ejemplo, inclinados a cantar elogios de la mundialización del capitalismo y afirmar que el fin del siglo veinte ha visto la caída definitiva del socialismo, el fin de la teología de la liberación, el olvido de la opción por los pobres… Algunos (Fukuyama) incluso han proclamado la victoria definitiva del capitalismo y el "fin de la historia""

Este punto de vista de los ganadores repercute en gran medida en los medios, en la enseñanza y en la opinión pública. Se nos presenta el siglo veinte como una serie de victorias y como un gran paso hacia delante en la historia de la humanidad.

Las iglesias no quieren igualmente dejar pasar imperceptiblemente el cambio de milenio. El papa Juan Pablo II, por ejemplo, ha invitado a los cristianos a celebrar el año 2.000 como "año jubilar" y ha escrito para esta ocasión la encíclica "Tertio millenio adveniento" (Ante la proximidad del tercer milenio). Éste documento coloca al cristianismo y a la misma iglesia en el centro de las preocupaciones. La llamada a los pobres y excluidos solamente figura de pasada y de ningún modo como un elemento esencial. Esto nos hace pensar en Asís. Se ha gastado una fortuna en restaurar la basílica gravemente dañada por el terremoto de 1997. Era preciso que estuviera lista para festejar el año jubilar y acoger a los peregrinos mientras que muchos miles de habitantes siniestrados pasarán las fiestas de Navidad y el tercer invierno consecutivo en contenedores y viviendas provisionales.

Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. Entonces en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la Expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra. Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. ( Lev. 25, 8-10)

El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.( Jesús) comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oir, se ha cumplido hoy" (Lc. 4, 18-21 )

Se reconoce mal la concepción bíblica del jubileo en la presentación que hace Juan Pablo II. En la Biblia y para Jesús el año jubilar es un tiempo de liberación total (Lc. 4, 18-21) Es un año en el que se trata de restablecer unas relaciones justas, en otras palabras, un año de reconciliación entre Dios y el hombre, los hombres entre sí y los hombres con la naturaleza. Para ello en el año jubilar, que se celebraba cada cincuenta años, se tenían que restituir las tierras a los propietarios originales, liberar a los esclavos, cancelar las deudas y no podían cultivar los campos.

Y los pobres y perdedores, ¿cómo esperan el advenimiento del nuevo siglo? ¿Qué pueden esperar? ¿Qué significa para ellos las palabras "jubileo" y "reconciliación"? ¿Qué debe llegar antes para que los pobres y oprimidos puedan realmente celebrar el jubileo?

Con el fin de clarificar nuestra búsqueda demos una mirada sobre el estado del mundo. Juzguemos a la luz del Evangelio esta situación. Preguntémonos finalmente que acciones debemos emprender.

La visión optimista del progreso humano realizado a lo largo del siglo XX que, dicho sea de paso, es el más sangriento de la historia de la humanidad, está contestada por numerosos hechos. El Informe anual del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas ( UNDP 1.998) menciona algunas cifras sorprendentes que reproducimos.

Las tres personas más ricas del mundo poseen una fortuna que es más grande que el Producto Interior Bruto (PIB) de los 48 países más pobres (1/4 de todos los países del mundo).

En 1960 el 20 % de la población mundial que vivía en los países más ricos (una quinta parte) disponía de una renta 30 veces superior al 20 % que vivía en los países más pobres. En 1995 esta proporción era de 82 contra 1.

En más de 70 países la renta per cápita es más baja que hace 20 años.

Tres mil millones de hombres (la mitad de la población mundial) vive con una renta inferior a 2 dólares al día.

De los 4,5 miles de millones de hombres que viven en los países en vías de desarrollo casi una tercera parte no tiene acceso al agua potable.

En Asia un millón de niños sobreviven en la prostitución.

En Rusia la esperanza de vida a caído a niveles más bajos que hace 100 años. Entre 1988 y 1994 se ha septuplicado el número de pobres absolutos.

Las 200 empresas que controlan el planeta han doblado sus beneficios entre 1.982 i 1.992.

Estos datos ilustran la fosa creciente entre el Norte y el Sur del planeta, entre la Europa del Oeste y del Este. Entre el centro de este planeta donde se encuentran los resortes del mundo y la periferia dependiente. Este fenómeno de fosa creciente entre ricos y pobres no tiene lugar únicamente a nivel planetario, se repite a nivel de cada nación, de cada región, de cada ciudad, como atestiguan los diferentes informes de Europa occidental sobre los pobres.

Los que se encuentran en el lado "bueno" ( en el lado de los ganadores) desde luego admiten que no todo es perfecto en este mundo. Ellos aceptan sin duda que será necesario atajar las desigualdades demasiado extremas, nosotros hemos mencionado algunas, Estarán asimismo dispuestos a dar de su dinero para financiar proyectos en este sentido.

Los que se solidarizan con los que logran escapar de la dictadura de la opinión general rechazan considerar estas desigualdades y rupturas como problemas aislados que es preciso atacar separadamente y de manera especializada. Son conscientes que estos hechos forman parte de un sistema donde todo se enlaza. Es pues la misma lógica del sistema que será preciso cambiar con el fin de resolver los problemas mencionados. La lógica del sistema capitalista y la raíz de las rupturas mencionadas es la conquista de la ganancia y la adulación del mercado sin fronteras ni frenos.

Pero no solo hay cifras que hablan. En Europa estamos cada vez más confrontados con testimonios vivientes de un mundo a la deriva. No solo existe el capital que no conoce fronteras, está también el hambre, como atestigua un rescatado de un naufragio de una patera en el estrecho de Gibraltar. En el océano de la miseria mundial el continente europeo aparece como una fortaleza que hay que proteger por todos los lados. El hombre blanco tiene miedo de quedar sumergido por la migración y de tener que compartir sus conquistas con los recién llegados de otros continentes. Cierra cada vez más sus fronteras y construye verdaderos muros, muros de acero (Río Grande) muros de centros cerrados rodeados de alambre de espino para los que buscan asilo, muros de papel, muros de policías.

Estos son los más despojados de nuestra casa, los que han sido más dañados por la política neoliberal de los últimos años y por la exclusión y que, por diversas razones, se sienten los más amenazados. Pero no solamente ellos. A su entorno los ricos perciben cada vez más la necesidad de defenderse contra los pobres. Se retiran en barrios custodiados por policías privados. Nuestra sociedad, de esta manera, empieza a parecerse cada vez más a grandes prisiones bajo el régimen del miedo.

Con este telón de fondo se crea la obsesión de identidad y seguridad que es explotada y nutrida por la extrema derecha. Los partidos de centro enseguida conectan con estos temas. La sociedad global deriva así de forma casi imperceptible hacia la derecha y el fascismo.

He aquí porque nosotros hemos señalado a los refugiados y a los que buscan asilo como uno de los testimonios vivos del caos y de la ruptura de nuestro mundo. Su presencia nos enfrenta también con la dimensión mundial de la crisis y con la dimensión de política interior. Nos enfrenta con lo que pasa en nuestro mundo y en nuestro barrio.

Pero no todo es caos y ruptura. Son también numerosos los movimientos de este mundo que se esfuerzan por descubrir alternativas y por organizar una contracorriente. Pensemos con los movimientos de liberación, con los movimientos sociales críticos, con las organizaciones sindicales y los partidos políticos de izquierda, con diferentes movimientos Kairós, con el movimiento zapatista, con el Forum de Alternativas y muchos otros. Nos falta espacio para hacer aquí un inventario más amplio de las iniciativas válidas y portadoras de esperanza.

Después de esta breve aproximación a la situación general nos preguntamos, a la luz del Evangelio cuál puede ser el significado de las palabras "reconciliación" y "jubileo".

La Biblia y el Evangelio nos enseñan a mirar la situación, no a partir de la fortaleza sino desde el punto de vista de los que se encuentran al exterior y son excluidos, no desde los habitantes del burgo fortificado sino desde el punto de vista de estos que son extranjeros, no desde el punto de vista eurocentrista sino desde el punto de vista periférico. La Biblia, en efecto, no cesa de repetir al pueblo judío "recordar que vosotros habéis sido extranjeros en Egipto" (Dt. 10,19 ) En otras palabras, que vuestra mirada no esté turbada por la actual posesión de la tierra, guardar la perspectiva de Dios.

El punto de vista adoptado es, en efecto, decisivo para la comprensión de la "reconciliación". Aquel o aquella que considere las cosas desde los pobres y las víctimas están menos inclinadas a minimizar los conflictos de la sociedad. El o ella al contrario, intentarán comprenderlos y analizarlos con el fin de superarlos. Esto implica un análisis de la sociedad. Este análisis no se hace desde el vacío, parte de una situación social determinada. El análisis de tipo marxista es el que concuerda mejor con la opción evangélica por los pobres. Tiene el valor de mostrar con claridad las contradicciones fundamentales y los mecanismos que no cesan de producir ganadores en una parte y perdedores en otra .

Si uno penetra en la perspectiva bíblica y evangélica" reconciliación" no significa: 

Actuar de forma que sean apaciguadas las olas de posibles remolinos sociales

La colaboración de todos los hombres y mujeres de buena voluntad y de todas las capas sociales

El rechazo o la negación de la lucha de clases.

Hacer concesiones para que todo entre dentro del orden y que queden guardadas las posiciones adquiridas

"Reconciliación" no significa admitir una situación dada donde "se reconcilia" con la situación. "Reconciliarse" en este último sentido es una perversión de la palabra.

"Reconciliación" significa al contrario:

Abolir los muros, "rellenar los valles, rebajar las montañas, allanar los precipicios" (Is 40, 3-4; Lc 3, 4-5)

Cambiar radicalmente la situación dada.

Repartir los bienes de este mundo. Devolver lo que pertenecía a todos y ha sido apropiado por algunos. Condonar la deuda externa que hipoteca seriamente el futuro de muchas naciones.

Garantizar el pan, la salud, el respeto y la dignidad a todo ser humano.

Esta es la esencia del año jubilar. 

Este cambio, esta "reconciliación", este "jubileo" no será dado gratuitamente. La buena voluntad y las buenas intenciones no son suficientes para cambiar la situación existente con las relaciones sociales injustas que no cesan de profundizarse. La historia del movimiento obrero y de otros movimientos sociales (feminista, ecologistas…) nos enseña que nada se consigue sin lucha. El movimiento obrero y los movimientos de izquierda han luchado durante más de cien años para poner barreras al sistema capitalista salvaje. Hoy día, en esta etapa neoliberal, estas barreras se levantan una a una. Se trata de invertir la tendencia para instaurar una nueva relación social y de construir pacientemente otras relaciones de fuerzas en los diferentes campos con el fin de cambiar finalmente la lógica del sistema capitalista que produce y reproduce sin cesar las injusticias. En esta perspectiva la palabra "solidaridad" significa una cosa bien distinta de solidaridad interclasista y nacional, hasta incluso étnica, aquella que hace un llamamiento para salvaguardar el poder de concurrencia de las empresas.

 

 

ACTUAR ¿ QUÉ HACER?

 

El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor (Jesús) comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy" ( Lc. 4, 18-21)

Este pasaje de las Escrituras se cumple igualmente en nuestros días. Mon. Leonidas Proaño, Obispo de Riobamba en Ecuador, por ejemplo, ha restituido las enormes propiedades de su diócesis a los indios a quienes tradicionalmente pertenecían las tierras. De esta forma la iglesia de Riobamba se pone al lado de los más pobres en su justa lucha por sus derechos a la tierra.

El año jubilar nos da a nosotros también la oportunidad de hacer actos más que simbólicos. Mencionemos a este respecto las acciones como "Jubileo 2.000" y otras que pretenden conseguir una disminución hasta la condonación incondicional de la injusta deuda externa de los países pobres.

Este año jubilar nos debe igualmente impulsar para luchar por una política humanitaria de acogida a los refugiados y a los que piden asilo, por la abolición de los acuerdos de Schengen, para hacer posible que todos los hombres se puedan desplazar y establecer donde quieran.

El año jubilar nos debe estimular a enrolarnos con más ardor en las luchas de los diferentes movimientos sociales y partidos de izquierda para un cambio de la correlación de fuerzas. Ante la mundialización del capitalismo pongamos la globalización de la solidaridad. Mencionemos particularmente en este aspecto a las luchas contra la exclusión, por el empleo, por el mantenimiento de la Seguridad Social, por la reducción de la jornada laboral sin disminuir el salario, por una fiscalidad más justa.

Como cristianos queremos igualmente interpelar a nuestras iglesias. Si ellas toman una seria opción por los pobres no pueden quedar al margen de la guerra de los ricos contra los pobres. Es tiempo también de desmontar las mistificaciones a propósito de una Europa "cristiana" y de una construcción de Europa motivada por la fraternidad de los pueblos. Estas aproximaciones esconden el hecho que la Unión Europea que está en vías de construcción es en esencia una construcción capitalista.

Continuemos ante todo, contra el pensamiento único actualmente en vigor, creyendo que es posible otro mundo. Una reflexión sobre el significado del año jubilar en nuestro tiempo no se puede hacer sin reflexionar sobre el sistema económico global en que vivimos. Se impone otro sistema –que nosotros llamamos socialista - si queremos que la justicia reine a nivel mundial. Se impone el socialismo. Ved porque nosotros somos y continuamos siendo Cristianos por el Socialismo.

 

                                                                                                                         Navidad de 1.999

 

 

 

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