DOCUMENTO 3

 

¿QUE PASÓ EN PORTO ALEGRE?

Una ventana abierta a la esperanza de los pobres

por José María García Mauriño

 

Dentro de la atmósfera irrespirable y asfixiante del mundo globalizado neoliberal nos ha venido una corriente de aire fresco procedente del Sur, desde los pobres. Desde Porto Alegre (Brasil) en los últimos días de Enero de 2001. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, junto con la Organización Mundial del Comercio ya habían tenido sus altas conferencias internacionales. Estos organismos dominan y explotan a las 2/3 partes de la humanidad, a los más de 4.500 millones de seres humanos, sin ningún control democrático. Unas amplias mayorías venidas de muchos países ya se rebelaron en Seattle, Praga, Niza, -entre 1991 y 2000- contra estos amos del mundo. Estas movilizaciones pusieron definitivamente en evidencia el surgimiento de un movimiento cívico, más allá de las fronteras nacionales. A partir de estos hechos, las grandes instituciones internacionales, deben prestar atención a la opinión pública. Esta vez, las movilizaciones provienen de esta ciudad del Sur y se plantean alternativas de poder, económicas, políticas y culturales a esos colosos del dinero.

 

1.- ¿Por qué Porto Alegre?

Es la capital del estado de Rio Grande do Sul, en Brasil. Está gobernado desde hace 12 años por una coalición de izquierdas encabezada por el Partido de los Trabajadores, cuyo presupuesto municipal es participativo de todos los ciudadanos. Es la cuna del Movimiento de los Sin Tierra. Según opinión general de muchos sociólogos de América Latina es una de las ciudades de todo el continente mejor administradas y de mayor calidad de vida. Del 25 al 30 de enero de 2001 se celebró el I Foro Social Mundial, no para protestar contra ese capitalismo neoliberal, sino para proponer un marco teórico y práctico que permita plantear una Globalización diferente y afirmar que es posible un mundo menos inhumano y más solidario. Se reúnen allí, en la Pontificia Universidad Católica, unos 12.000 participantes de 120 países, unos 1.600 periodistas, más de 800 ONGs, 2000 jóvenes y unos 700 indígenas. Al mismo tiempo, en esas mismas fechas, en Davos, Suiza, se reunía el Foro Económico mundial, financiado por más de mil multinacionales. El Sur frente al Norte, los pobres de la Tierra, frente a los amos del mundo (banqueros, empresarios, gobernantes). Un nuevo internacionalismo de los pobres y excluidos.

En esos días, del 25 al 30 de Enero de 2001, se fraguaron muchas cosas. Se trata de echar los cimientos de un auténtico contra-poder. Se empezó con una discurso inaugural del Obispo español Pedro Casaldáliga, como una ponencia-marco. No es sólo una protesta reflexionada contra las injusticias de la Globalización económica. Es una etapa de proposiciones positivas. Se tuvieron más de 300 talleres simultáneos de reflexión sobre los más diversos temas, tratando de encontrar respuestas a los múltiples problemas que se planteaban. La importancia de estos debates es lograr una conciencia común de los problemas que nos afectan a todos, identificar claramente al enemigo, trazar y coordinar estrategias para combatirlo, y plantear alternativas a este sistema que globaliza la explotación, la pobreza y la miseria de 2/3 partes de la humanidad. Es una necesidad imperiosa de la clase trabajadora y de los oprimidos y excluidos.

Es un proceso muy complejo, pero ya se ha empezado a caminar. El peso político y económico vendrá del Sur. El Norte ya está agotado. No es fácil cambiar en 3 o 5 o más años cuando los indígenas llevan 500 años aplastados.

 

2.- Algunas lecciones de Porto Alegre:

Se trata de asentar un principio elemental de la actividad económica: ésta tiene como finalidad transformar la naturaleza destinada a satisfacer las necesidades de los hombres y mujeres del mundo. Cuando los seres humanos están al servicio del dinero, y no el dinero al servicio de los seres humanos, se ha pervertido completamente el orden económico. Se trata de una nueva estrategia humana de lo económico. En Porto Alegre se empieza a desenmascarar el "gobierno oculto del planeta", constituido por los cuatro organismos centrales: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Comercio (OMC), y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Estos cuatro 'ministerios' elaboran los marcos políticos que luego los gobiernos locales tienen que imponer a sus sociedades, pervirtiéndose de esta manera el sentido de la democracia y el contrato social. Son entidades económicas, empapadas de la ideología del mercado. El mercado y sus leyes como solución total a los problemas de la sociedad. Lo económico conduce a lo político. Debería ser al revés.

La lucha debe ser global, como global es el capitalismo neoliberal que abarca a casi todo el universo. No puede limitarse a una batalla puntual, regional o nacional. Este sistema se ha visto que no es inamovible, que no se rige por unas leyes deterministas de la naturaleza. El mercado no es un fenómeno "natural". No es como el sistema solar. En ese sistema no han puesto sus manos pecadoras los seres humanos. Las leyes del mercado no son naturales, ésas sí son obra de los seres humanos. La lucha por un cambio radical no es una ingenua ilusión anticapitalista de los que se dicen de izquierdas, es la lucha por los derechos humanos y por la supervivencia de todos los que habitamos el planeta tierra. Los derechos se conquistan en el ejercicio de la lucha y la resistencia. Y progresivamente pasan a ser reconocidos, legitimados y legalizados. Es la capacidad de lucha constante por rescatar la Utopía.

 

3.- Un cambio radical:

Ya nada va a ser como antes. El nuevo siglo se ha inaugurado efectivamente en Porto Alegre. La misma historia ya no tiene las dimensiones kantianas de espacio y tiempo. La historia no se ha terminado y el mundo no volverá a ser más como lo es hoy. Hoy el espacio ya no está dividido por fronteras artificiales. A través de Internet se navega por todo el amplio espacio planetario sin necesidad de pedir permiso para pasar de un país a otro. El dinero, sobre todo el dinero, circula libremente por todos los territorios del planeta. El tiempo ya no se mide por horas, días o meses, incluso años. En apenas unos segundos se mueve más de un trillón de dólares en Internet, desde Tokio a Frankfurt, pasando por Hong Kong y Nueva York. Es un tiempo virtual. Otra cosa es la libre circulación de personas. Estas sí requieren permisos, pasaportes, "papeles" para ser reconocidos en otro país que no es el suyo. Y resulta muy duro pasar de una nación a otra. Existe el derecho de emigrar, de trasladarse a cualquier parte del mundo, pero no existe el "deber" paralelo a acoger a los que vienen de fuera de su territorio. Es un cambio muy serio de la configuración histórica. Ahora existen otro tiempo y otro espacio completamente distintos. En 5 años se realizan más adelantos técnicos, de ingeniería genética, de medicina, etc. que en 20 años anteriores. Las generaciones no se pueden contar cada 15 o 20 años como antes, ahora apenas pasan 2 o 3 años ya se da una nueva generación. Los espacios siderales están casi al alcance de la mano; al menos al alcance de los multimillonarios que quieren hacer turismo por las galaxias.

Por otra parte, el Neoliberalismo ha fracasado, ya ha tocado techo. Y va en contra de la naturaleza: explotación y deforestación de bosques, la progresiva contaminación de fuentes de agua, los suelos destruidos, culturas desacralizadas, derechos de los pueblos violentados, etc. Se requiere otro sistema de producción. Se requiere inaugurar un nuevo ciclo productivo. Los hechos han demostrado fehacientemente que lo único incontenible en este sistema es el aumento del hambre, las guerras, la destrucción de la naturaleza, la exclusión de gran parte de la humanidad. Un sistema de muerte, no de vida. Queremos, por el contrario, un sistema en que la supremacía de los valores éticos de la vida y la libertad, lo propio de la función política, se situe por encima de los poderes económicos y financieros. Que los acuerdos comerciales queden subordinados, en contra de las opiniones de la OMC, al respeto de las convenciones internacionales, relativas a los derechos individuales y sociales de las personas y de los pueblos. Brindamos por un mundo en el que se suprima del todo la Deuda Externa, se ponga fin a los ajustes estructurales, se ponga fin a los paraísos fiscales, en el que se invierta masivamente en escuelas y hospitales, que haya acceso al agua potable para los 1.400 millones de seres humanos que carecen de ella, que la mujer ocupe de hecho el puesto que le corresponde en la sociedad, en fin, brindamos por ir elaborando entre todos unas nuevas estructuras productivas que sirvan para alimentar, dar vida y calidad de vida a todos los habitantes de la tierra.

Todo esto no es nuevo, han sido los planteamientos y la lucha constantes de muchos colectivos de todo el mundo, durante años. Lo que sí es novedoso es el haber reunido a miles de sindicatos, asociaciones, ONGs, entidades religiosas y otros movimientos populares, que luchan en su país, región, ciudad o medios rurales de forma aislada, han tomado conciencia de que juntos, constituyen un entramado planetario de resistencia a la Globalización neoliberal. Lo han logrado en muy poco espacio de tiempo. Y lo han hecho reflexivamente, han sistematizado y dado a conocer ese contrapoder planetario de los ciudadanos en este I Foro Social Mundial. Es una alternativa seria a los poderosos de este mundo. Es la apuesta por una democracia participativa que modernice estructuralmente la democracia representativa formal.

 

Porto Alegre ha abierto una gran ventana a la esperanza de los pobres y excluidos.

 

 

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