CPS ante la Unión Europea

 

Alcobendas, 14 y 15 de Noviembre de 1.992.

 




Los "Cristianos Por el Socialismo" constatamos que este Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht el 7 de febrero de 1992 no es un hecho aislado en la construcción de Europa, sino que es la continuación actual del Tratado de Roma de 1957, y del Acta Única Europea de 1987.

En un principio, estando todos a favor de llegar a una unión de todos los países que formamos Europa, nos quedamos un tanto perplejos ante este modo de pensar la unidad europea; consideramos que pueden sacarse muchas cosas buenas, que es posible avanzar en la construcción europea, pero vemos también las enormes cargas que tendrán que soportar los trabajadores, los pobres y el pueblo en general. Creemos que el tema es algo más serio y más profundo que el pronunciarnos por un rechazo sin más, o por una simple aceptación.

Nosotros contemplamos este Tratado con ojos del Tercer Mundo, desde una opción por los pobres y excluidos, desde una plataforma socialista opuesta al capitalismo que impera en Europa, y desde unas convicciones cristianas muy profundas; por eso, quisiéramos otro tipo de Europa, es decir, una Europa unida de verdad, pero toda Europa, incluidos los países del Este, no solamente los 12. Una Europa libre y liberadora de opresiones y dependencias, una Europa solidaria con los pobres, los trabajadores, el pueblo sufriente, los inmigrantes. Una Europa que no sólo aporte tecnologías y dinero para unos pocos, sino que vaya construyendo una sociedad más igualitaria, más justa, menos discriminatoria.

Después de un tiempo y pensando este Tratado desde la óptica de la Utopía por la que hemos apostado hace tiempo, creemos que tenemos cierta claridad en los siguientes temas:

a) Maastricht no es Europa. El Plan de convergencia no es Maastricht. Por tanto, hacer una valoración crítica a Maastricht no significa decir una negación a la unidad europea. Queremos llegar a esa difícil unión, pero estimamos que se puede construir "otro tipo" de unión europea y apostaríamos porque fuese así.

b) Maastricht se basa fundamentalmente en un capitalismo neoliberal, que intenta construir la unidad política de doce países sobre la unidad monetaria y financiera. No creemos que esta unidad deba construirse solamente sobre la economía, sino sobre todo desde la voluntad de los ciudadanos y la especificidad de los pueblos.

c) Si se quiere seguir los dictados de la ética y de la democracia, Europa no tiene más remedio que tener en cuenta el Tercer Mundo, y tiene que tomar decisiones que afecten no sólo al bien de Europa, ignorando el resto del mundo, sino mirando siempre el bien total de la humanidad.

d) Es una cuestión de justicia que los cristianos no podemos eludir. Los pobres existen, están ahí, en Europa (unos 50 millones) y en el mundo entero; y son producidos y reproducidos y hasta excluidos por este sistema de relaciones sociales de producción. El Evangelio tiene que poner de manifiesto esta verdad oculta: los pobres existen por encima de todo tratado y de todos los acuerdos políticos y económicos que se hagan. Son los hombres y sobre todo los marginados el fin y el sujeto de toda acción política o económica. No la Europa de los mercaderes, sino la Europa de los ciudadanos.

e) Este Tratado, lo mismo que el anterior de Roma y el de la Comunidad Económica Europea, consagra el carácter opresivo y dependiente de un modelo de desarrollo capitalista que genera paro, pobreza y violencia.

Nuestro análisis más pormenorizado abarca estos cuatro puntos:

1. Europa:

- Lo básico del Tratado es la decisión de comprometerse a construir una comunidad política europea. Vemos claramente que nuestro país no puede quedarse fuera de los acuerdos por avanzar en esta unión tan difícil, pero la forma de llevar a cabo esta unión no nos parece ni la única ni la mejor.

- Europa la formamos todos los ciudadanos, no solo los Jefes de Estado o de Gobierno; habría que tener en cuenta a esos 340 millones de personas. No vemos por qué hay tanto miedo a una consulta popular; ni por qué inicialmente ha habido tanta resistencia a dar a conocer este Tratado, si tan beneficioso va a resultar para Europa.

- Es verdad que se avanza en una serie de aspectos como las políticas de tipo cultural (art. 128), salud pública (art. 129), consumo (art. 129 A), redes transeuropeas de transporte (art. 129 B), la industria (art.130), investigación y desarrollo (art. 130 F), medio ambiente (art. 130 R), etc. que, en su conjunto, van formando una política más comunitaria y menos nacionalista.

2. Economía:

- Todos los miembros de la Comunidad deberán converger en unos niveles macroeconómicos y monetarios similares. Unos, los países más ricos, lo hacen por un camino, a un ritmo más rápido, y otros los menos ricos llegan a esa convergencia más lentamente, depende de la capacidad económica de cada país miembro. Es la Europa de las dos velocidades.

- Se han establecido criterios monetarios y no de convergencia real. Se está aceptando un criterio de convergencia profundamente desnaturalizado en el que sorprende la ausencia de compromiso sobre magnitudes como renta per capita, tasa de empleo, gastos sociales, etc. Se constituye el Fondo de Cohesión que deberá estar creado para antes de fin de 1993. Este Fondo trataría de equilibrar la pobreza de unos países con la riqueza de otros. A unos les tocaría pagar y a otros recibir esas ayudas.

- La existencia de un Banco Unico (SEBC, Sistema Europeo de Bancos Centrales, en el que entra el Banco Central Europeo) y la implantación de una moneda única (el Ecu) no garantiza la permanencia de la unión de Europa. El poder monetario estará en manos de unos pocos, sin que nadie pueda influir en sus decisiones y sin tener que rendir cuentas a nadie (art. 107).

3. Democracia:

- El sistema de toma de decisiones en la comunidad parece ser que viola todos los principios democráticos, porque se concentra el proceso de toma de decisiones en el Consejo europeo (formada por los Jefes de Estado o de Gobierno de los países miembro) Este es el poder ejecutivo que puede generar nuevas leyes y tratados, sin que intervenga el poder legislativo que es Parlamento de Estrasburgo. En parecidos términos la Comisión, sin que de momento exista ningún control parlamentario efectivo.

- Las acusaciones de déficit democrático han sido constantes y ante las incesantes demandas de mayor democracia, se ha creado un complicado mecanismo de consultas y de elección de miembros para la toma de decisiones (art.189 B) y los Estados miembros se han decidido a posponer un fortalecimiento de las instituciones comunitarias, para la próxima reforma de los Tratados en 1996. Estas Instituciones son: (art.4,1) el Parlamento europeo, el Consejo, la Comisión -17 miembros (art.H,9,1)-, Tribunal de justicia y Tribunal de cuentas.

- Actualmente las decisiones de la Comisión de los 12, no van a ser por unanimidad como se venía haciendo hasta ahora. Al oponerse a casi todo el Reino Unido, como ocurrió con la Carta Social de 1989, la fórmula a emplear será en adelante por mayoría absoluta. Los acuerdos que se tomen, aunque sea Inglaterra la que se oponga serán vinculantes para toda la Comunidad.

- El principio de subsidiariedad, citado en al art. 3 B, por el cual la Comunidad actuará sólo cuando los estados miembros no puedan llevar a cabo los objetivos de la acción pretendida, puede quedar en papel mojado, al no haberse llevado a cabo en la mayoría de las decisiones importantes de estos años. Nos parece que la Comunidad no tiene credibilidad suficiente para llevarla a cabo, dada la trayectoria que ha seguido hasta ahora.

- La última decisión del Consejo de Ministros de Agricultura sobre política agraria, se tomó a puerta cerrada, por sus 12 miembros, sin que haya tenido lugar debate ni control alguno en Estrasburgo, o en los parlamentos nacionales; la puerta cerrada es un procedimiento antidemocrático. La suerte de millones de agricultores ha sido decidida en secreto y ni siquiera se conoce el texto.

- La Comisión de Bruselas se ha caracterizado hasta ahora por una tendencia centralista, dirigista, tecnocrática y burocrática. El Tratado parece que la consagra y refuerza, sin que existan contrapoderes eficaces y sin ninguna garantía real.

- La política exterior y de defensa ha dado unos pasos muy tímidos (art. J1 a J 11, y la Declaración relativa a la UEO); su texto está lleno de contradicciones, entre la actitud comunitaria de defensa y ese excesivo cuidado por no inquietar demasiado a los EE.UU. La defensa europea no sabemos si se trata de una defensa militar o económica. Si es militar, no aparece claro quien decide los gastos de armamento, ni tampoco de quien nos tenemos que defender, ni cuál es el enemigo. Si se trata de una defensa de la Unión, habrá que preguntarse qué significado tiene la UEO y la OTAN. Quizá la defensa económica sea más clara: nos defendemos del comercio y de la invasión tecnológica y cultural norteamericana y japonesa.

- Se ha avanzado en la noción de ciudadanía europea (art.8) reconocida jurídicamente, lo mismo que a los partidos políticos como factores de integración y formadores de la conciencia europea (art.138 A). Falta por llegar a pasar de ser ciudadanos jurídicos a ser considerados como ciudadanos a todos los efectos. Una ciudadanía medida por el mismo rasero para los trabajadores daneses que los griegos o andaluces; tan ciudadanos serían los altos mandos de Bruselas o Estrasburgo como las amas de casa.

4. El mundo de los pobres: Tercer Mundo, parados, emigrantes, trabajadores.

- Se puede decir que este Tratado es el triunfo de los países ricos del Norte (Alemania, Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Italia, Luxemburgo, Dinamarca) sobre los países pobres el Sur (Portugal, Irlanda, Grecia y España). Posiblemente, aumentará más la diferencia entre estos países, y no parece que se den cauces para crear una sociedad más igualitaria.

- No se ha podido llegar a acuerdos reales y efectivos sobre cohesión y convergencia sociales en temas como políticas laborales o salariales, renta mínima de inserción, seguridad social, pensiones, medio ambiente, etc. Por otra parte, es posible que se puedan defender los intereses y derechos de los trabajadores y emigrantes, desde una plataforma superior -Bruselas- para hacer efectivos esas decisiones en el propio país. (Por ejemplo, hacer que se sienten en el consejo de admón. de las Sociedades Anónimas, de los distintos países por orden de Bruselas, a varios trabajadores). Pero, desconfiamos de que se quede en buenas intenciones, o en una bella teoría, o en papel mojado.

- El principio de cohesión económica y social tiene como contenido "reducir las diferencias entre los niveles de desarrollo de las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas" (art. 130 A), necesita de una enorme presión política y sindical para que pueda ser trasladada a la realidad. El fondo de cohesión es muy discutido y está ligado a los flujos de capitales de la Comunidad Europea a los Estados miembro que la necesiten.

- La economía mundial padece de una enorme inestabilidad: está apoyada sobre dos volcanes: un desmesurado endeudamiento y un paro excesivo. Esto provoca una gran riada de emigraciones hacia Europa: su control y no su rechazo, es más importante para Europa que el establecimiento de una moneda única.

- Este Tratado se ha hecho de espaldas a una política de globalidad que contempla el bien de la humanidad, no sólo el de Europa; las decisiones tienen que ser éticas y para ser éticas tienen que ser universalizables: tienen que mirar por el bien de todos y no sólo el de una parte. No han tenido en cuenta al Tercer Mundo. Europa tiene una deuda moral y económica muy importante con esta parte del planeta. Han olvidado la realidad de una emigración del T.M. hacia Europa que tiene derecho a comer y vivir.

- El Tratado supone admitir un modelo social liberal que obliga a encajarlo de alguna manera en nuestra economía. El Gobierno ha elegido un Plan concreto de Convergencia para entrar en Europa y trae como consecuencia el llamado "Decretazo", y una política de ajuste fuerte, con recortes que pesan sobre los sectores más débiles. Una

cosa es Maastricht y otra el Plan de convergencia.

 

Asamblea Anual del Colectivo Estatal

Alcobendas, 14-15 de Noviembre de 1992.

 



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