CPS ante la EXPO´92

 
1.992
        


Desde 1981 en Londres, las exposiciones universales o internacionales, se han presentado a sí mismas como "festivales de la paz", o de "confraternidad". Festivales para exponer sorpresas arquitectónicas, creaciones del arte, de la industria, invenciones del ingenio, escenarios para el talento, celebraciones de hechos gloriosos del pasado histórico. Pero el espíritu crítico las ha calificado también como metamorfosis de los fastos de antaño, las grandes celebraciones religiosas, reunir las invenciones del ingenio para llenar de fuego religioso vital, la esperanza del progreso sin límites...

La EXPOSICIÓN del 92 en Sevilla fue anunciada por el Rey Juan Carlos I de España el 12 de octubre de 1986 ("Sevilla albergará a una exposición para los pueblos de buena voluntad"), en conmemoración del V Centenario del descubrimiento de América, o encuentro entre dos mundos. Pero, también esta fecha del 12 de octubre de 1492 se considera como el comienzo de una época de acumulación de capital en Europa a través del flujo Sur-Norte que no cesa. En el recinto de la Cartuja de la Expo 92 hay una parcela sin construir, con una hormigonera y diversos materiales de construcción como referencia al pabellón no construido, como el altar al dios desconocido de los griegos, podría considerarse como la única reflexión sobre las relaciones Norte-Sur.

Se habló de preparar caminos para la fiesta de la confraternidad cuando se puso la primera piedra el año 1987 en la isla de la Cartuja, pero los asombrados y fatigados 'peregrinos' que regresan de la Expo 92, haciendo la digestión del consumo de espectáculos multimedia, no recuerdan ninguna información sobre los obstáculos que impiden la "fiesta de la confraternidad entre los pueblos": hambre, guerras, amenazas de la vida del planeta, narcotráfico y tráfico de armas, discriminación por etnias, culturas, religiones y sexo. La Expo se recuerda como la fiesta religiosa del consumo que refuerza la narcisista satisfacción por creerse viviendo en el mejor de los mundos posibles.

"Sevilla puede con todo", esta frase se atribuye a un canónigo de la catedral de Sevilla y expresa cómo el pueblo de Sevilla ha respondido con su participación a la saturación de acontecimientos festivos del 92: Semana santa, Feria, Rocío, Expo 92. Y la respuesta ha sido tan popular que los organizadores de la Expo 92 suspendieron la emisión de pases de temporada (más baratos) ante la excesiva presencia de sevillanos en el recinto de la Expo.

CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO estima que se ha perdido una gran ocasión para celebrar una gran fiesta de la fraternidad, de la paz y del encuentro de los pueblos de buena voluntad. Denuncia esta celebración porque ha sido la exaltación del carácter religioso que Walter Benjamín atribuía al capitalismo, al que consideraba como religión continuadora de una fase del cristianismo. Por otra parte, la existencia del pabellón del estado Vaticano en la Expo muestra la ambigüedad de la Iglesia Católica que al tiempo que tolera que muchos miembros luchen por la justicia y busquen a Dios entre los pobres de la tierra, se sienta a festejar con los representantes de las multinacionales, portavoces del imperio, grandes pontífices de la nueva religión del consumo.

CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO considera que la Expo 92 parece más un dedo que en lugar de señalar la luna, señala el ombligo satisfecho de un mundo que sólo parece padecer problemas de digestión.





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