SOBRE LA INMIGRACIÓN

                                    

 

   

    Ante el fenómeno continuado de la emigración extranjera presente de unos años a esta parte en la mayor parte de los ambientes en los que CPS está presente, y ante la recién contra-reforma de la Ley de extranjería aprobada en el Congreso, el colectivo estatal de CPS,  reunido en su Asamblea Anual el día 7 de diciembre del año 2.000 en Madrid, hace las siguientes consideraciones.

    Según los componentes que hoy rodean a este fenómeno, en su dimensión social y de clase (aspecto de pobreza y marginación) y en su dimensión cultural y religiosa (aspecto de multiculturalidad y pluralismo de confesiones), el tema de la inmigración se sitúa en el núcleo mismo de nuestras preocupaciones como Cristianos por el Socialismo.

Hacemos estas reflexiones intentando leer la realidad a partir de nuestras vivencias de la Fe. En los ámbitos en los que corresponde -partidos, sindicatos, ONGs, asociaciones de acogida, etc...- los Cristianos por el Socialismo no eludimos hacer las propuestas políticas de actuación concreta ante un tema que exige a la vez prudencia y valentía. Pero creemos que como CPS,  en este tema, nos corresponde ser voz de denuncia y profética, anunciadora que hoy, el Reino de Dios, una vez más nos viene de la mano de los pobres.

La inmigración es el resultado de un determinado modelo de desarrollo impuesto por el mundo entero. De un crecimiento económico espectacular para unos pocos y de una desigualdad y opresión espectacular para la mayoría. Magrebíes, subsaharianos, filipinos, latinoamericanos, procedentes de los antiguos países del Este, hombres y mujeres, poblaciones que huyen del hambre y las enfermedades o del miedo y la represión. Vinieron arriesgando su vida en una patera o de polizón arrastrando consigo sus legítimos sueños de una vida mejor para ellos o para sus hijos. Pronto experimentarán que, aunque es verdad que todos los pobres son extranjeros en la sociedad del dinero, ay de aquél, sin embargo, que sea más pobre que los otros pobres!; hay del explotado que no tiene derecho a reclamar, porque no existiendo pueden encerrarlo en una bodega y devolverlo mar allá a su primer infierno; ay del norteafricano y del negro que no cuentan porque se les paga con dinero negro. No existen. No existen para la sociedad bienpensante, pero sí existen para poder ser extorsionados sin que se quejen. Sí existen sus brazos y espaldas para multiplicar las plusvalías. Sí existen como ejército de reserva de mano de obra. Nueva versión del apartheid o de la esclavitud.

 

Durante años hemos alimentado el egoísmo ante nuestro bienestar creciente y el riesgo de tener que repartirlo. También en la cumbre de Niza, Europa acaba de cerrar más fuertemente sus fronteras. Construimos la Europa de los mercaderes que permite la libre circulación de capitales e impide la de las personas. La sociedad entera que se enorgullece de este crecimiento que, como en El Egido, esconde en chozas de plástico a las mayorías y a la vez, para tranquilizarse, necesita chivos expiatorios sobre los que descargar las culpabilidades. Así, el inmigrado, además de la función de esclavo, llegará a ser el estereotipo sobre el cual descargar todas las frustraciones, inseguridades o intolerancias de nuestra sociedad bienpensante que excluye y expulsa. Porque además de ser una persona física, será un concepto, construcción mental convertida en símbolo del peligro y la inseguridad. Y nuestra sociedad se salvaguardará del peligro estigmatizándolo y utilizando todos los medios -económicos, legales, policiales, tratados de Schengen, viviendas de plástico y burla de su religión- para que el estereotipo funcione. Puesto que son ilegales, se les empujará al robo o delincuencia para sobrevivir y así ellos mismos cumplirán el estigma construido sobre ellos.

 

La Ley. Desde hace meses el gobierno del PP intenta crear el clima favorable a la modificación de la Ley agitando el fantasma de un alud de inmigrantes asociado a la delincuencia organizada. Grave error, porque más allá de los recortes que supone la nueva ley se están alimentando las actitudes menos solidarias y mas enfrentadas a la población que no tiene más remedio que venir para ganarse la vida. porque, a pesar de las nuevas medidas de la ley, la patronal ha advertido que si se quiere mantener el crecimiento económico se necesitarán más inmigrantes. Si el capital los necesita, vendrán más, por la vía legal o ilegal. Y en ocasiones será el mismo capital el que organizará su llegada. Serán mano de obra esclava y dócil. Desde la época de la compra-venta de esclavos nunca se había traficado tanto con seres humanos. La llegada masiva de inmigrantes crea problemas evidentes, pero la manera de resolverlos no es negando los derechos, criminalizando, estigmatizando al inmigrado, obligándoles a vivir en gueto o reforzando la represión policial sino estableciendo la igualdad de derechos ciudadanos y establecerlos por la ley para todos los que vivan aquí. Porque por muchas leyes que se hagan, seguirán viniendo. A pesar de los tratados de Shengen, de los radares o controles policiales en el Estrecho, seguirán viniendo. Habrá más muertos en las pateras, en los camiones que pasan la frontera o en los trenes de aterrizaje de los aviones, pero seguirán viniendo.

 

Hoy como nunca anteriormente se habla de la multiculturalidad, de educación multicultural y de la tolerancia. A menudo son sólo palabras bonitas. Se mantiene un doble discurso fruto de la mala conciencia  y que resulta cínico. Los brotes de racismo y la misma modificación de la Ley ponen en evidencia que el verdadero racismo contra una etnia o piel o credo es, sobre todo, la nueva modalidad del racismo de clase. Cristianos por el Socialismo  siempre hemos considerado la diversidad de color, de culturas o de creencias entre las personas como una riqueza. De la misma forma que es una riqueza la diversidad de flores en la naturaleza o la diversidad cromática de las piezas de un mosaico. Pero no nos engañemos con poner en primer término los problemas de multiculturalidad. Ni nos engañemos de nuevo con la educación por la multiculturalidad. Porque la educación por la multiculturalidad no se imparte sólo en las aulas. Se imparte sobre todo construyendo viviendas, pagando sueldos correctos, dando seguridad social, salud, enseñanza y amistad a el que viene de fuera. CPS da soporte y felicita a tantas entidades de solidaridad, de acogida o defensa de los Derechos Humanos y a tantas personas, creyentes o no creyentes, que contra viento y marea trabajan abriendo los trazos de nuestra sociedad hacia los que vienen de fuera. Ojalá esta nuestra pequeña voz de aliento les sirva para que se puedan sentir menos solos.

 

Desde nuestra vivencia de la Fe en Jesús rechazamos la modificación de la Ley y en su totalidad los mensajes directos y subliminales que se nos están dando en esta campaña. Jesús es el Dios de los pobres y a través de Él sabemos que será de los pobres desde donde nos vendrá la salvación. Y la Historia de Salvación es una historia de emigraciones. La de Abraham que confía en Dios, la del pueblo hecho nómada por el desierto o en el destierro o la de Jesús nacido nómada fuera de su pueblo. El Dios cristiano nos enseña que toda la tierra es de todos, que todos somos igualmente inmigrados y nómadas. Desde la vivencia cristiana, por lo tanto ninguna ley de extranjería será buena. Porque para el cristiano no hay fronteras y nadie es ilegal.

Además los que vienen de fuera nos ayudan a comprender y vivir la multifacética cara de Dios. Nos dicen que el rostro de Dios no es incoloro, sino multicolor: árabe, negro, asiático, o del Altiplano de América Latina. En nuestra sociedad de bienestar la inmigración es la última posibilidad que tenemos de conversión del corazón y de cambio de vida. Con su sola presencia, de manera directa y tangible, el inmigrado pone en entredicho la cultura del dinero y nuestra seguridad fundamentada en la posesión de bienes materiales. Nos hace presente el sufrimiento, nos recuerda que desde abajo las cosas se ven diferentes, nos obliga a la conversión cotidiana. Por eso, la conciencia de Cristianos por el Socialismo nos obliga a decir ¡Bienvenidos!, hermanos, contad con nosotros. Haremos lo posible para ser insumisos a esta ley.

                                                                                Aravaca,  Diciembre 2.000 -

                                                        Asamblea Anual del Colectivo Estatal de CPS

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