La reforma del Código Penal.

 
24 de Febrero de 2.003
 


CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO, siempre atentos a los distintos retos que nos presenta esta sociedad, ofrecemos estas reflexiones acerca de la pretendida reforma del Código Penal en algunos de sus artículos, en el ámbito del pluralismo respetuoso de nuestro movimiento.

Los medios de comunicación nos han ido transmitiendo en las últimas semanas que el Gobierno, en la línea del “cumplimiento íntegro de penas” de los terroristas de ETA, ha pactado con el PSOE elevar el tiempo máximo de cumplimiento de condenas de 30 a 40 años, y además, endurecer las condiciones para la reinserción. El Ministro José María Michavila quiere exigir a los terroristas una “cooperación activa”, “ayudando con pruebas determinantes a evitar nuevos crímenes y a detener a otros terroristas o colaborando de manera eficaz y activa a la desarticulación del entramado terrorista” para obtener una reducción de la pena o la libertad condicional:

Asimismo, la reforma propuesta pretende endurecer las penas para los delitos “menores” de hurtos, “tirones”, etc. exigiendo el ingreso en prisión en el período preventivo.

Esta disposición del Ejecutivo se inserta en el amplio teatro de operaciones de la “seguridad”, sin duda propiciado por Bush después del 11-S. Es decir, trata de ofrecer a la sociedad civil más seguridad sacrificando quizá muchas libertades. Se multiplican leyes, decretos, penas, etc, que ejercen un control a distintas capas de la población. Se pretende modificar el Código Penal en los arts. 36, ampliando el periodo de seguridad para delitos graves: el 76 eleva de 30 a 40 años, como límite máximo para los terroristas y delitos graves y el 78 que deben cumplir las condenas sin ningún beneficio penitenciario.

Una vez más tenemos que declarar nuestro rechazo a la violencia, nuestra inequívoca oposición a todo tipo de terrorismo, incluido el estructural y el terrorismo de Estado, porque solamente aporta muerte y dolor y tenemos que declarar que ETA no es ni será nunca un cauce válido para defender las aspiraciones nacionalistas. Y nos posicionamos también inequívocamente al lado de las víctimas.

Pero al mismo tiempo denunciamos que la reforma propuesta rompe la filosofía penal desarrollada al menos desde principios del pasado siglo, según la que el objetivo de la reclusión es lograr la reinserción del penado Esas leyes no dejan claro la posibilidad de reinserción de los penados.

Esta corriente de pensamiento quedó reflejada en el artículo 25.2 de nuestra vigente Constitución, uno de sus logros. Su contenido es el siguiente: “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y la reinserción social”.

Creemos que la reclusión de más de 20 años solamente conduce al hundimiento físico y psíquico del penado. La reclusión de 40 años conduce a una situación humana irreversible. Nos parece que esta pena de los 40 años, es una figura equivalente a la pena de muerte, excluida de la Constitución.

Desde luego estimamos que son necesarias las penas de reclusión para los delincuentes, sean del signo que sean, aunque no estemos de acuerdo. globalmente, con esta sociedad represiva. Habría que quitar las causas, no los efectos. Es preferible prevenir que curar. Y en este sentido trabajamos por una sociedad distinta, más justa e igualitaria, que necesitaría menos cárceles, menos reformatorios privados, y más cultura y educación para todos.

Finalmente recordamos que la población reclusa de España al 20 de diciembre de 2002 era de 52.162 presos, un 22 % más que 5 años antes, que la mayoría de las cárceles están saturadas y los programas de reeducación son nulos o totalmente insuficientes. Se habla de la creación de 7 nuevas cárceles con el coste de los servicios privados (cocina, enfermería, manteniemiento, etc.) Ya se ha anunciado que la reforma va a producir una avalancha de reclusos. No creemos que vayamos a gozar de mayor seguridad por este endurecimiento de las leyes, si no se crean unas bases para una mayor igualdad y libertad dentro del país. Desde un punto de vista ético nos mueve a luchar tanto por la inseguridad como por la desigualdad.

Una de las demandas más reiteradas por los ciudadanos es la seguridad, demanda a la que nos sumamos, pero quisiéramos un estudio sociológico serio de las causas de la delincuencia para poder atajarla. La cárcel no resuelve nada si no se superan las motivaciones de los delitos.

Como cristianos nos preocupa profundamente que se lleve a efecto una reforma que ignora la dignidad humana encerrando a un preso durante 40 años, que no de prioridad a las vías de reinserción y nos preocupa la avalancha de presos, la mayoría jóvenes, que ocasionará la reforma de las penas de los delitos “menores”, avalancha que impedirá todavía más la posible reeducación.
 

 

                                                                                                                    Madrid, 24 de Febrero de 2.003


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