Ante la crisis ético-política

 
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CPS siempre se ha pronunciado en los momentos de cierta importancia. Y ahora pasamos por un momento histórico de enorme envergadura: el país está pasando por unas circunstancias de un profundo calado político, y los CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO queremos hacernos presente mediante nuestra pequeña aportación de signo ético-cristiano.

Pasadas ya las recientes elecciones, no queremos en este momento valorar aisladamente cada uno de los hechos concretos que, como un fatídico rosario de escándalos, han jalonado la vida política y social española durante los últimos años: fondos reservados, GAL, escándalos financieros, etc. Creemos que han dañado lo más profundo de la sociedad, no sólo por la brutalidad de los mismos hechos, sino por la responsabilidad que ocupaban sus protagonistas y por las dificultades que se pusieron para esclarecerlos.

Todo ello ha conseguido reducir el significado cotidiano de la palabra ética a la consideración de los comportamientos individuales, olvidando tener presentes los principios más generales que deben impregnar todo programa político. Porque por denigrantes que hayan sido los hechos y algunos comportamientos, éstos son sólo las hojas del árbol y es necesario no perder de vista el bosque y las raíces, las causas.

No queremos echar las culpas únicamente a los inmediatos responsables ni es cuestión de que se realice un cambio puramente político o de gobierno. El problema nos parece más hondo. Creemos que es una falsa ilusión admitir que todo cambiará, sin que cambie nada en profundidad, sin que cambien los planteamientos democráticos. Tienen que modificarse muchas instituciones democráticas, para que se establezcan las verdaderas bases de un Estado de Derecho. Sin una auténtica reforma democrática, no podemos tener garantías de que todo esto se vuelva a repetir. Es necesaria una verdadera independencia de los tres poderes bases de toda democracia y del Estado, y evitar que la confusión entre el judicial, el legislativo y el ejecutivo contamine la vida pública.

CPS desea comunicar a la sociedad y a los creyentes que se pueden llevar a cabo proyectos que ilusionen, que promuevan mecanismos para rehacer una sociedad fundamentada sobre valores distintos.

La corrupción, el individualismo egoísta, la ausencia de solidaridad, el consumismo y el hedonismo, la desaparición de la militancia y el debilitamiento de los lazos comunitarios, son los frutos a nivel individual de las actitudes públicas anteriormente expuestas y que hemos vivido; y a su vez constituyen el mejor caldo de cultivo para el avance de la derecha política. Sólo a partir de esta clave podemos interpretar el resultado de las últimas elecciones del 28 de Mayo.

Sin embargo, el rechazo y la indignación ética de gran número de ciudadanos es un claro síntoma de que nuestra sociedad no está muerta. El imperativo ético que intentamos asumir como CPS supone trabajar para consolidar en la sociedad los valores por los que siempre hemos luchado.

El mensaje de CPS, como creyentes y socialistas, es detectar de forma consciente y crítica, la enfermedad que padecemos; y al mismo tiempo indicar un diagnóstico que pueda sanar estas dolencias. Por mucha corrupción que exista y por muchos valores que hayan entrado en crisis, hay indicios de reanimación. Es todo un desafío de los tiempos modernos. Frente al pragmatismo, reivindicamos la ética de la Utopía.

 

 


 



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