El día 30 de julio de 2002 nos dejó (solo físicamente) nuestra compañera y amiga PACA VILLALBA, amiga entrañable, compañera solidaria y tenaz luchadora por los derechos de la disidencia política y de las clases más desfavorecidas.

Sus compañeros de la Asociación Libre de Abogados de Madrid vamos a hacer una FIESTA (que no homenaje que, aunque merecido, no recibiría su aprobación) en recuerdo de PACA.

Estarán sus fotos, hablaremos de ella, comeremos, beberemos y bailaremos en su honor.

LUGAR: EL LABORATORIO c/ Amparo nº 103. Metro Lavapiés y Embajadores.
DÍA: 1 DE FEBRERO, SABADO.
HORA: 20.00 HORAS.

Paca Villalba, abogada de las causas desesperadas

Paca Villalba, abogada de las causas desesperadas

Textos sobre Paca:


Ha muerto Paca Villalba:
Después de seis meses de detectar un cáncer, murió el 27 de julio en Madrid nuestra más ardiente defensora: Paca Villalba.

Hija de obreros madrileños de la construcción, de aquellos que perdieron la guerra y siguieron luchando, Paca terminó la carrera de Derecho y entró en el Colegio de Abogados para defender a la clase obrera en toda clase de juicios.
En el Colegio de Abogados Paca destacó como una crítica implacable de una institución togada usurpada por los grandes intereses monopolistas. Por eso fundó el Grupo de Abogados Jóvenes de Madrid a través del cual intervino en las más trascendentales batallas judiciales de las últimas décadas.
En 1977, recién incorporada al Colegio de Abogados comenzó a destacar como abogada de los presos políticos en importantes batallas judiciales en la Audiencia Nacional, tribunal al que tantas veces ella puso contra las cuerdas.
Dos años después inició la querella por las torturas que padecieron los presos comunes de la COPEL en la recién estrenada cárcel de máxima seguridad de Herrera de la Mancha, que dio lugar a un largo proceso y a un ímprobo trabajo profesional que ella desempeñó gratuitamente, hasta que fueron condenados algunos de los carceleros responsables de las brutales palizas.
Intervino en las negociaciones entre presos de los GRAPO y el Gobierno que pusieron fin a la huelga de hambre protagonizada por los primeros contra el aislamiento penitenciario.
La batalla contra Herrera de la Mancha demostró la necesidad de crear un organismo permanente que denunciara la persistencia de la brutalidad policial y los malos tratos en España, y fue entonces cuando, junto con otros compañeros, Paca Villalba se empeñó en promover las primeras actividades de la Asociación contra la Tortura, en la que trabajó hasta el final de su vida, como en las demás organizaciones a las que perteneció.
Paca Villalba actuaba como defensora en la magistratura de trabajo, defendiendo a los obreros y pensionistas que reclamaban sus legítimos derechos.
Pero ella siempre unió estrechamente su actividad profesional con la política y social, y por ello, al mismo tiempo, creó la Coordinadora de Abogados Laboralistas para desarrollar una tarea dentro del movimiento obrero, independiente de los sindicatos, editando para la revista "Gaceta Obrera" de la que fue directora.
Militante de firmes convicciones políticas, destacó también en la defensa de las mujeres maltratadas, para lo que formó en Madrid un equipo de abogadas especializadas en este tipo de defensas judiciales.
Intervino en la formación de la Asociación Libre de Abogados de Madrid, de la que fue una ferviente promotora en todas sus actividades, a pesar de lo cual jamás aceptó ostentar ningún cargo de dirección, porque su deseo era estar siempre "a pie de calle", con los de abajo.
Paca jamás se rindió y no hubo reunión en la que no interviniera de manera activa y creadora. Fue ella quien impulsó la querella que inició los procesos contra los GAL que logró destapar las conexiones del terrorismo de Estado con las altas Instituciones del Estado.
No había cárcel en la que Paca no hubiera atendido durante horas a cualquier preso que la reclamara. No no sólo vestía la toga por encima de sus hombros, sino que ponía todo su alma y se identificaba con los represaliados que buscaban en ella lo que ningún otro les podía entregar. Ella defendía con el corazón, apasionadamente, y no sólo con sus conocimientos y su experiencia. Su última intervención judicial ante el jurado fue ejemplar: logró la exculpación de un mendigo falsamente acusado por la policía de asesinato en un proceso interminable por el que tampoco cobró ni una sola peseta.
Por su infatigable batalla política y judicial, era ampliamente conocida entre los obreros de Madrid, prueba de lo cual es la presencia de más de 500 personas en su funeral, muchos de los cuales eran compañeros y defendidos suyos.


La abogada de las causas desesperadas:
Alfredo Grimaldos
El Mundo, 29 de julio

Entre banderas republicanas, los numerosos amigos de Paquita Villalba la enterraron ayer en el cementerio Sur de Madrid. Pararon el coche fúnebre, en la entrada del recinto, y escoltaron el féretro hasta la tumba. A lo largo de más de un kilómetro y bajo un implacable sol -¿cómo no?- de justicia.
Militantes del PCE (r) y de los GRAPO, a los que ella defendió en innumerables ocasiones, abogados de muy distintas edades y orientaciones ideológicas e incluso algún juez integraban la comitiva. Esa masiva diversidad sólo pueden entenderla quienes saben cómo era Paquita: radical, cariñosa, intransigente y tierna. Además de absolutamente generosa.
Se hizo abogada a una edad relativamente tardía, compatibilizando los estudios con el trabajo. Un compañero de su empresa, Francisco Brotons Beneyto, fue detenido por estar implicado en las acciones de los GRAPO y Paquita, con el título de letrada recién estrenado, asumió la defensa. Su fidelidad personal le marcó el camino profesional. Y nunca cambió de orientación.
Con apasionada dedicación, asumió defensas imposibles sin flaquear un momento. Se convirtió en adalid de los presos y formó parte del grupo de abogados que llevó la acusación por malos tratos en la cárcel de Herrera de la Mancha, en el inicio de la Transición.
Fue también ella quien consiguió la tremenda fotografía, que ha pasado a la historia, en la que se podía comprobar el deterioro de un recluso de los GRAPO durante la prolongada huelga de hambre que mantuvieron los presos de este colectivo en 1990. Paquita se la entregó personalmente al director de El Mundo y se publicó en portada, lo que dio origen a un enconado debate jurídico, político e informativo. Su carácter expansivo y arrollador la llevó a encarar los más complicados conflictos. Ante una amenaza de expediente profesional, no dudó en encerrarse en las dependencias del Colegio de Abogados de Madrid, y el todopoderoso presidente de esta entidad corporativa, Pedrol Ríus, tuvo que echarse atrás.
Siempre preocupada por las libertades individuales, se enfrentó a José Barrionuevo, recién nombrado ministro del Interior, tras una avasalladora redada ordenada por éste en el bando del Pilar. Fue una de las más activas integrantes del Grupo de Abogados Jóvenes y fundadora de la Asociación Libre de Abogados y de la Asociación Contra la Tortura.
Trabajadora ubicua, participó en todo tipo de comisiones e hizo de nexo entre varias generaciones de letrados progresistas. Fue una enorme e inusual abogada: incluso algunos de sus más enconados rivales en la Audiencia Nacional, como los jueces Siro García o Carlos Dívar, reconocieron el talento profesional y la excepcional calidad humana de Paquita.
Luchó por dignificar el turno de oficio y peleó por casos deseperados. Hace un par de años consiguió que un indigente desvalido fuera absuelto de la falsa acusación policial que le habría costado 16 años de cárcel. Los funcionarios de todas las comisarías madrileñas la vieron fa- jarse por sus defendidos. Y además de esa faceta como penalista, desarrolló una extraordinaria tarea en el mundo del derecho laboral. Fue directora de la revista Gaceta Obrera.
Afrontó su enfermedad sin perder el ánimo. Hasta el último momento albergó la esperanza de retomar los expedientes que tenía abiertos y soñó con volver a esquiar, su gran afición. Durante más de 20 años ha ocupado un mundo propio en la abogacía. Pero, sobre todo, Paquita ha sido un torrente de humanidad. Francisca Villalba Merino, abogada, nació en Madrid en 1949 donde falleció el 27 de julio de 2002


Alvaro Reizabal, abogado
Artículo publicado en Gara, 3 de agosto de 2002

Querida Paca:
Llegué el domingo a casa tras disfrutar de unos días de puente en el Pirineo. Todo había ido bien: amigos, tiempo y montaña a tope junto a una sabia combinación con degustación de la gastronomía local. Total que estaba más contento que unas pascuas, cuando recibo en pleno cerebro el mazazo de la noticia: ha muerto Paca Villalba. Lloré de rabia por no haber conseguido hablar contigo cuando te llamé la semana pasada y recuerdo la última imagen que tengo de ti en el hospital, rodeada de amigos y demostrando la entereza y fuerza que siempre tuviste, incluso frente a esa maldita enfermedad que al final ha acabado contigo.
Estaba preocupado por cómo iban tus cosas, pues al principio parecía que todo evolucionaba bien para irse torciendo después, pero no pensaba que el final fuera a ser el que ha sido y menos aún de forma fulminante. Apenas hace quince días que te esperábamos tus amigos vascos para cenar en Donostia y al final no pudo ser. Pero la cosa sigue en pie, así que allá por octubre nos juntaremos en torno a una mesa para recordarte. Ni despedirme he podido, así que acepta estas letras que a duras penas puedo escribir.
Bienaventurada seas, porque estuve preso y me visitaste y hasta montaste un buen pollo a los carceleros que en su insaciable afán de joder, trataban de evitar que me visitaras. También me diste apoyo y calor, toga en ristre, cuando me juzgaron en Madrid. Allí estabas también cuando detuvieron a los amigos de la Fundación Joxemi Zumalabe o en el juicio contra los asesinos de Lasa y Zabala o en tantas y tantas otras. Mis recuerdos de ti son largas listas de favores sin jamás pedir nada a cambio. Amiga con mayúscula, en lo personal y en lo político también, pues tu internacionalismo y tu socialismo te hacían solidaria de la lucha del pueblo vasco por su emancipación. Siempre dispuesta a ayudar en todo, sin que el hostil ambiente a nuestra causa que a veces te rodeaba hiciera cambiar tus convicciones y tus comportamientos ni antes ni ahora. Ni el paso de los años defendiendo las más difíciles causas hacía mella en tu carácter indomable, que te convertía en el motor turbo de cualquier movimiento en favor de la causa de la Justicia y Libertad. Cómo sería lo tuyo Paca, que hasta la prensa de derechas te ha puesto por las nubes, alabando precisamente tu indómito carácter.
No creas que vas a escaparte esta vez sin que te pida otro favor, faltaría más, y además te pregunto si me lo harás. Ya conozco la respuesta. Quiero que seas mi abogada en el Juicio Final ante el Tribunal de los Pueblos Libres. Este es mi escrito de designación. Agur Paca. Fue una suerte ser tu amigo. Seguiremos el camino. Irabazi arte.