La Nueva España Sección: Internacional
EL GOBERNADOR ANUNCIA QUE DENUNCIARÁ AL EJECUTIVO PARA FORZARLE A LIMITAR PRECIOS

Protestas y burlas por la crisis eléctrica deslucen una visita de Bush a California

     
Un manifestante anti-Bush, con una careta de protagonista de «Los Simpson».
Los Ángeles

     El primer viaje del presidente estadounidense, George W. Bush, a California está siendo jalonado por protestas, burlas y manifestaciones contra su política energética. California vive una dura crisis eléctrica –con apagones y subidas de tarifas de un 50%– tras el fiasco de la liberalización del sector, que ha motivado el viaje de Bush, concluido ayer, a un Estado donde perdió por goleada las presidenciales de noviembre.

     Más de cien manifestantes recibieron al presidente en su primer acto en California, cuando visitó la base militar de Camp Pendleton, coreando lemas en favor de una regulación de los precios de la energía. La Policía tuvo que intervenir para evitar que los manifestantes invadieran la zona reservada a Bush.

     Promovidas por grupos ecologistas y organizaciones socialistas, así como por miembros del Partido Demócrata, que gobierna en California, las manifestaciones incluyeron a varias mujeres con nariz de cerdo y carteles de «los del petróleo, con Bush».

     En Los Ángeles, una conferencia ofrecida por Bush sobre asuntos energéticos también se vio interrumpida por tres individuos que lo increparon y le pidieron una solución clara para la crisis que vive California. Las manifestaciones también están programadas para otros actos de Bush en esta gira por California.

     El punto fuerte del viaje ha sido una entrevista entre Bush y el gobernador de California, Gray Davis, en busca de una solución para la crisis. La cita concluyó con un «fundamental desacuerdo», en palabras del propio Davis. El desacuerdo fundamental radica en la limitación de los precios de la energía eléctrica. «No se trata de una diferencia ideológica. Según la ley tenemos derecho a una ayuda con los precios», señaló Davis, quien está a favor de frenar la rápida escalada de las tarifas energéticas.

     Bush, fiel a la filosofía republicana, que prefiere dejar que los problemas del mercado se resuelvan sin intervención del Gobierno, volvió a pronunciarse en California contra toda limitación de precios. «No tomaré ninguna decisión que empeore los problemas de California y por eso me opongo a la limitación de los precios», afirmó en un discurso, mientras un estoico Davis guardaba un educado silencio, roto por gritos que acusaban a Bush de querer arruinar la economía californiana.

     Davis asegura que la crisis va a costarle este año a California 50.000 millones de dólares (9,75 billones de pesetas) por un consumo un 10% menor que en 1999, cuando el Estado pagó una factura casi diez veces inferior. Ante la falta de soluciones más drásticas, Davis anunció su intención de presentar una denuncia contra el Gobierno federal que le fuerce a limitar los precios.

 
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