AÑO XIII. NUMERO 4.211.
Lunes, 11 de junio de 2001
 
 
 
LA ESCALA ESPAÑOLA DE GEORGE W. BUSH


No es fortuito que el presidente de la primera potencia mundial haya escogido España para empezar su primera visita oficial a Europa. La escala de George W. Bush en Madrid responde a las prioridades de la política exterior estadounidense en la nueva era republicana. Desde que fuera elegido presidente, este texano que trufa sus discursos con frases en castellano ha dejado clara su intención de reorientar la estrategia impulsada por su predecesor. En lugar de interpretar el papel de gendarme mundial de la democracia, Bush pretende reconquistar América. Así lo demuestra el que sus primeras dos visitas oficiales fueran a México y Canadá. Y así lo demuestra su etapa en Madrid.

España y EEUU tienen una relación independiente de la que tienen EEUU y Europa: histórica y culturalmente, España es el puente entre el Nuevo y el Viejo Continente. Uno de los objetivos principales de Bush es ampliar la zona de libre comercio hacia el sur para facilitar a las empresas de su país el acceso al colosal mercado latinoamericano. Ello requiere estrechar los lazos con las potencias que más invierten en la zona. Con un desembolso de 15.000 millones de dólares, España es el líder en inversiones extranjeras en Latinoamérica. Esta es, por tanto, una buena ocasión para que quienes comparten intereses se conozcan y definan los parámetros de su relación.

Pero también es una oportunidad para que España ponga sus propias exigencias sobre la mesa. Aznar debe aprovechar su encuentro con Bush para insistir en la necesidad de retocar el Convenio de 1988 que regula el funcionamiento de las bases militares de Rota y Morón. Es hora de que se reconozca la igualdad de los dos países, aliados en la OTAN, y que se designe a los astilleros de Cádiz como centro de reparación de la V Flota que opera en el Mediterráneo. Por otra parte, hay que exigir el fin del embargo impuesto por la Ley Helms Burton sobre Cuba, bloqueo que perjudica no sólo al pueblo cubano sino también a las compañías españolas instaladas en la isla.

Eso en cuanto a los objetivos españoles. En cuanto a la dimensión europeo del encuentro, Bush tiene ante sí una oportunidad para desechar su imagen de político ignorante e inexperto, y para obtener apoyo a algunas de sus más polémicas propuestas, entre ellas, el escudo antimisiles y su decisión de abandonar el Protocolo de Kioto. La manifestación de ecologistas y sindicalistas que ayer recorrió las calles de Madrid bajo el lema «Bush, Go Home» indica que no lo tendrá nada fácil.

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