Coincidiendo con el 18 de mayo pasado, la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos presentó ante la Comisión para la Coordinación y Agilización de Causas por Delitos de Lesa Humanidad -comisión estatal creada en marzo de 2009- un escrito reclamando la divulgación de la situación concreta de los genocidas procesados y condenados. De acuerdo a los datos hechos públicos por la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de estado al mes de abril de 2011: … se registra un total de 816 personas procesadas… destacar que de estas 816, 398 ya cuentan con una o más causas elevadas a juicio y otras 66 tienen alguna causa en la que la fiscalía solicitó la elevación a juicio. De este modo, más de la mitad (464) de los 816 procesados actuales, ya tiene alguna causa en etapa de juicio o con requerimiento fiscal de elevación a juicio. De todos los condenados en las causas bajo estudio, 205 son condenados en causas por delitos de lesa humanidad desde el retorno de la democracia hasta la fecha, y de estos, sólo 40 tienen condena firme. Al mes de abril de 2011 hay 488 personas detenidas, que se encuentran alojadas del siguiente modo: 55.74% en unidades penitenciarias, 38.73% en detención domiciliaria, 3.89% en dependencias de las fuerzas de seguridad (provinciales o nacionales), 1.23% en hospitales y 0.41% en el extranjero, en trámite de extradición. En resumen: 1021 genocidas entre procesados (816) y condenados (205), de los cuáles 533 NO están detenidos. Hay 488 detenidos en distintas condiciones, el 38,73% -alrededor de 200 cumplen detención domiciliaria por diferentes motivos y por antojadizos criterios de los tribunales que de una manera imponen la tolerancia al genocidio, por una parte, y continúan la impunidad por otra.
Entre tanto porcentaje y cuantificación de represores, se evidencia como una auténtica carrera de obstáculos el camino procesal establecido para llevar a cabo estos juicios con la desmembración en múltiples expedientes judiciales aislados y con tan dilatado horizonte, que resulta funcional a la impunidad y beneficiosa a los represores, ya que:
- Se desdibuja, se diluye una y otra vez el plan sistemático de exterminio, el genocidio. Y esto es lo que depara la negación sistemática del genocidio.
Variadas razones políticas con dogmáticos y parciales esquemas judiciales, cierran el paso a la dimensión de la tragedia desatada por las fuerzas de seguridad argentinas y sus cómplices civiles.
Dos elementos que en esta suerte de balance no debe prescindirse. Por una parte, la consideración que los abusos sexuales y la violación sufrida por las prisioneros, constituyen una forma más de tormento y por ende se encuadra a tales hechos en la figura penal de tortura, constitutiva de crímenes contra la humanidad. Con una mirada rápida pero indagante, parecería que estos procedimientos judiciales no se desarrollan en el mismo espacio y tiempo donde se ha instalado una suerte de adulteración de los valores y de las palabras que los echan a rodar: los derechos humanos son moneda de cambio por espacios de poder, de negocios, de manipulación…
Y, en paralelo a ello siguen retornando los sobrevivientes a la restitución de los desaparecidos al territorio de la justicia.
En cada alegato por genocidio, Jorge Julio López vuelve a atestiguar contra la impunidad
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