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Editorial - Mes de Septiembre, 2006

Nos ha costado un poco más de tiempo la salida del número de septiembre de Codo de Codo. Si bien disfrutamos de la libertad de autogestión del mismo, este verano nos ha quemado las páginas y las dejó achicharradas frente a nuestros ojos, que no podíamos despegar de Líbano, Palestina, cayucos y pateras.

Seres que provienen de un mundo que se desvanece, y la distancia económica y social respecto a éste desarrollado, es solamente un viaje de ida, sin retorno...

No es que Europa se haya blindado con hipócritas leyes de extranjería : Europa quiere esconderse, parapetarse de paisitos miserables, incluso de desconocidos y anónimos estados, ya sus naturales niegan su procedencia para no que tengan ni siquiera dónde volver.

Organizada la deslocalización de las empresas, y por ende acatadas todas y cada una de las reglas de la voracidad del capital de mayores beneficios con costes salariales mínimos y con exiguos derechos laborales, lo que sí es un problema es la re-localización y re-colocación de la agonizante existencia de estos seres que persiguen una nueva riqueza: el trabajo!!

Los países desarrollados se han erigido en islas de prosperidad en océanos de hambre y de miseria, islas de poblaciones envejecidas y de políticas envilecidas por el despilfarro y el consumo.

Desde cualquier perspectiva pueden trazarse sesudos análisis sociológicos... pero los fantasmas vivientes que devuelve el mar y la penuria, arriban a las costas donde se doran al sol tranquilos bañistas que empalidecen frente al negro indeleble de los náufragos, que son conducidos a hospitales y/o comisarías (según el grado de la agonía) por personal de la guardia civil y de salvamento protegidos con guantes y mascarillas como si elementos tóxicos manipularan.

Abominable globalización ésta que ha conformado la aldea global donde unos huyen del hambre segura y otros que cada vez tienen más hambre de seguridad; y el extranjero, el inmigrante es portador de riesgo, de inseguridad.

La definición políticamente correcta de la inmigración legal, la que sostiene la seguridad social, las pensiones, la asistencia social, y las tareas inferiores -que llegado el momento serán un buen banco de votos- junto al argumento del famoso efecto llamada, conforman el obsceno enfrentamiento y manoseo por parte de partidos, de Ongs, de funcionarios gubernamentales; aderezado todo ello con los términos de integración, incorporación, convivencia... pero la realidad demuestra obstinadamente la heterogeneidad de derechos... y como consecuencia de ello la molestia autóctona pasa raudamente al rechazo xenofóbico y a la agresión racista. Anotar que generalmente cada colectividad persiste en los límites de sus ghettos.

Migrar era un derecho mientras lo ejercían los europeos y los blancos, y para anexionarse y/o conquistar nuevos territorios, o de ayer nomás de la España de los años 50 y 60, pero ahora no en que el primer mundo está tan brillante, tan pujante, que hasta desde las pasarelas se vigila el peso de la desnutrición!!

Y no nos han dejado salir de esta maldita senda de muerte, de barbarie, de guerra, de bombardeos, de misiles, Líbano, Palestina...

La monstruosidad que hemos presenciado con la invasión a Líbano y los ataques permanentes a los territorios ocupados, se ha establecido en la “inconciencia” colectiva como un hecho natural que la inepta y degradada Naciones Unidas haya manifestado una vez más su inmoralidad con resoluciones vacías que sólo evidencia el ritmo que marca la política criminal del Imperio, la lleve a cabo este contra Irák directamente, o por su socio impune el Estado sionista de Israel.

Y esta abominación belicista, no sólo avanza militarmente, destruye asimismo valiosos y bellos reductos de la condición humana. Los numerosos holocaustos habidos en el mundo, desatan miedo porque ponen en evidencia que sabemos que vivimos en una sociedad que hizo que los mismos fueran posibles y que no hay nada –por ahora- en el cuerpo social que pueda (o quiera) detenerlos.

Más aún, se han desatado pulsiones negativas que hacen difícil pensar en una reconversión, en una superación de este Tánatos imbatible (por ahora); y peor aún, ha sacado sentimientos anti-judíos desde la llamada “izquierda” -redentora y justa- aumentando el desconocimiento, la ignorancia... bacilos que han infectado y alimentado movimientos desvastadores.

Nos ha costado en tiempo la salida de este número de Codo a Codo, porque nos ha costado asumir el pesimismo y la desazón que nos ha quemado este verano.

Pero contra todo, también este Codo a Codo es una Bitácora de rabia, de indignación, y por supuesto, tenue y endeble, un apuesta a la ternura y contra toda tristeza.

PD1: Nos quedamos con la imagen de la nudista que intenta dar calor a un cuerpo roto.
PD2: Nos quedamos con Barenboim haciendo música a Edward Säid y a Beirut.
PD3: Nos quedamos con que haya un genocida menos en el mundo de los vivos, el paraguayo Alfredo Ströessner, lamentablemente muerto en la impunidad y en el Brasil de Lula.
PD4: Nos quedamos con que un genocida, el comisario de policía argentino, Miguel Echetkolatz, haya sido condenado a reclusión perpetua, a cumplir en una cárcel común por su responsabilidad en los "delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio". Es la primera vez que se reconoce jurídicamente esta figura en el texto resolutivo de una sentencia y sienta un precedente fundamental para todas las causas por los crímenes de la dictadura en Argentina.

PD5: La apuesta está en las posdatas.