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Semblanza en recuerdo de Ramón Fernández Durán
por Miren Etxezarreta (*)

El día 10 de mayo ha muerto Ramón Fernández Durán. Quizá los más jóvenes de los participantes en las Jornadas de Economía Crítica no le conocían, pero para la gran mayoría de quienes hemos participado durante muchos años en las mismas ha sido un amigo conocido y querido. Ramón, entre otras muchas cosas, ha sido un ‘economista crítico’ activo durante muchos años.

¿Qué se puede decir de Ramón? Creo que se habría de destacar primero su participación incansable y permanente en la lucha por otra sociedad. Toda su vida ha trabajado incesantemente por convertir este sistema en un sistema más justo y humano.

De casi todas las formas posibles y en múltiples frentes: en su etapa de urbanista en la Comunidad de Madrid y en sus obras, ya desde La explosión del desorden que fue su primera gran obra. Después, en su constante empeño en desvelar la verdadera naturaleza de esta sociedad –La globalización capitalista-, y, en sus últimas etapas, empeñado en avanzar en lo que soñaba sería su gran obra La quiebra del capitalismo global. Obra en la que ha continuado trabajando hasta sus últimos momentos -lo que nos permite obtener un avance sobre ella- y que, según su voluntad, será completada por sus amigos; o cuando, inmerso ya en su preocupación por los problemas ecológicos, en El Antropoceno trata de profundizar en la expansión del capitalismo global en su relación con la biosfera.

Sin embargo, todos estos no son más que unos pocos hitos de una obra rica y fecunda, que fue siempre acompañada por la participación activa en muchísimas acciones. Intelectual y activista, en una combinación que se encuentra muy raramente: lo mismo repartía panfletos cuando le tocaba, que participaba en debates en grupos muy pequeños. Nunca rehusaba la participación en las luchas por modestas que estas fueran, a pesar de que por su compromiso y su prestigio era solicitado por importantes foros tanto internos como internacionales. No es posible dejar de mencionar su trabajo en el movimiento anti-Otan, en el importante hito que constituyó el movimiento de Cincuenta años bastan, todo lo que trabajó contra la Europa de Maastricht o más recientemente Enlazando Alternativas… la lista es mucho más larga y no cabe aquí. Aun cuando la terminología les suene antigua a algunos, diría que Ramón ha sido ‘un militante’, toda su vida y en todas sus facetas. Un rebelde frente al sistema, y un persistente luchador en múltiples frentes.

Pero esta militancia era en Ramón abierta y cooperante. Nada más lejos de él que la intransigencia y el fanatismo. Creo que una segunda característica importante de Ramón ha sido su afán por estimular la cooperación, la comprensión entre grupos y visiones distintas, el trabajo en común, el construir puentes entre personas y grupos, en avanzar en colectivo. Personalmente desde luego, pero creo que también, en general, todos nos sentíamos cómodos con Ramón, aunque no compartiéramos sus posiciones. ‘Radical en sus ideas y suave en sus formas’ han dicho de él estos días, yo creo que es más, no es sólo la suavidad en las formas, sino que sus actitudes eran fruto de una profunda persuasión acerca de la validez de muchas posiciones, aunque no las compartiera. Era un especialista en crear puentes, en estimular el trabajo en común; un especialista Enlazando alternativas, como se llama una iniciativa en la que participó muy activamente en los últimos años.
Hay que destacar su coherencia, en todas sus facetas. Desde el abandono voluntario de una cómoda posición familiar y profesional como funcionario para dedicarse a una vida de militancia que le obligaba a una vida económicamente modesta, pasando por todas sus actitudes personales, para llegar a mostrarnos su coherencia última en ser capaz de optar por una forma de morir. Ramón ha sido un ejemplo viviente no sólo en sus ideas, en su lucha, sino en su forma de vivir y morir.

Y ha sido siempre un hombre alegre, capaz de disfrutar mucho de la vida. Cuando esta sociedad irracional parece que nos lleva a la desesperación y a la impotencia, Ramón mostraba un acentuado sentido del humor y una enorme capacidad de gozar de todas las cosas. Era un gusto compartir con él cualquier actividad, hacia que te lo pasaras bien. Fue capaz de mantener sus ideas y su perseverante lucha sin amargarse, a pesar de que probablemente recibiera también golpes duros. Era una persona muy afable y agradable.

Es posible que todo esto pueda ser interpretado como los elogios que corresponden a un obituario. Querría deciros que no es así. Es que Ramón era una persona extraordinaria como luchador, como compañero de fatigas, como persona. Para muchos de nosotros nunca dejará de ser un referente, un ejemplo a seguir, además de un amigo entrañable. Permanecerá en un valioso y hermoso recuerdo estimulándonos a seguir por nuestras propias vías la lucha en que consistió su vida. Una lucha incansable por transformar esta sociedad en un mundo justo, hermoso, amable y divertido. Gracias Ramón por tu vida. Hemos sido privilegiados participando en ella.

Barcelona, mayo 2011

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* Revista de economía crítica, nº11, primer semestre 2011