incio
Editorial - Mes de Octubre, 2006

Continuamos esta aventura en la que nos embarcamos hace ya unos meses de buscar andares y palabras, de encuentros, de pensamientos, intenciones y de ideas, de ánimos y desánimos, de rabia, impotencias, pero también de fraternidades a pesar de las mezquindades ajenas y propias, seguimos escribiendo esta bitácora, codo a codo, mano a mano.

En cada número tenemos la sensación que nos faltan muchas más cosas por decir y convocar, y nos tranquiliza el sentir que no está acabado, que siempre queda algo más. Y esto mismo nos ocurre a finales de este mes de octubre.

No queremos que nuestros índices sean mensajeros de desgracias (como antaño los refugiados), pero sin proponerlo, en las notas se entretejen los temas que, cuál mecanismo de Penélope, no terminan, se complican, se multiplican. Desde distintos enfoques y perspectivas venimos rotando sobre los ejes de la condición de ciudadanos y no-ciudadanos los inmigrantes, refugiados, excluidos, de la democracia que disfrutan los partidos políticos y los constructores, los banqueros y los especuladores de todo estilo y color. En los últimos tiempos no hemos podido sustraernos de las oscuridades que se multiplican allí en los rendijas donde parecería que puede romperse el circuito sistémico destructivo. Pero volvemos a encontrarnos repitiendo gritos y susurros contra la muerte, la generada por bombardeos, por accidentes laborales, por la privatización-cotización de la salud, por la desaparición...

A veces podemos escabullirnos entre los renglones y aspirar el aire fresco de la indocilidad, por muy pequeños y efímeros que parezcan o lo sean, vale la pena apostar a los andares contra la negrura y la sumisión.
A veces podemos armarnos contra todo el monstruo del poder que se apropia de nuestras pobres alegrías; a veces podemos crecernos contra la hipocresía, las mentiras y las vilezas cuando afilamos los corazones.

Pero en este octubre -¡tan evocado siempre!- tenemos herida la esperanza, pero tenemos también abroncada la fuerza para exigir al gobierno argentino que desmantele de todas las instancias gubernamentales, las patotas de la dictadura. No importa quiénes se fueron a despachos o negocios.
Importa quiénes siguen en el sitio de la dignidad, y a su vera queremos estar.

Permitirnos concluir estas líneas con los ecos de hace treinta años : ¡¡APARICION CON VIDA DE JULIO LOPEZ!!