Los pueblos y comunidades indígenas, y las redes de
apoyo y lucha por el derecho de los territorios realizaron
este evento los días 7, 8 y 9 de octubre de 2006. El II
Encuentro respondía a los concluyentes sucesos que
actualmente ocurren sobre el proceso de demarcación
nacional de territorios indígenas, el no reconocimiento de
la auto-demarcación indígena y la entrega de títulos
levantados sobre planos trazados contra la voluntad de
estos pueblos, la no derogación de las minas de carbón y
derechos de terceros que atentan contra la autonomía del
pueblo indígena y su cultura. Desde allí surgió la Declaración
que sigue, además de exhortar a todos los pensamientos
y corrientes inclinadas con la causa indígena a solidarizarse
activamente en su lucha por la retoma de sus territorios, su
autonomía y libertad.
¡Sin tierras para los indígenas no hay socialismo!
¡No más engaños!
¡Respeten la auto-demarcación Indígena!
La palabra siempre ha acompañado la mirada y el
latido de los pueblos indígenas que habitan el ecosistema
planetario. Desde esta verdad sentida y digna, una vez
más, en el corazón de la Suramérica Indígena salpican
llamaradas que refulgen de justicia y autonomía, imaginarios
de tierra húmeda y ríos dulces que se niegan a ser mercancía
y farsa en las manos del armatoste desarrollista ecocida.
El convite a la tertulia y a las acciones en defensa de
territorios indígenas sin hacendados y concesiones mineras,
esta vez se presenta en la región nor - occidental de la
Venezuela emancipada y convocó durante tres días a
compañeros indígenas de las etnias barí, yukpa y wayuú
del Estado Zulia en la localidad de Wayuumana, a orillas
del Río Socuy en la Parroquia Marco Sergio Godoy del
Municipio Mara.
Hermanos de las etnias Pumé (Estado Apure) y Piaroa
(Estado Amazonas) acompañaron esta gesta comunicativa,
activa con su expresividad y con su sola mirada y verbo,
lográndose un acercamiento cultural asombroso para los
demás asistentes miembros de medios comunitarios
audiovisuales e impresos, así como docentes y estudiantes
universitarios que acompañan esta movilidad en defensa
del agua y la vida.
Bañados por la mirada gris de la Luna y girando en la
circular llovizna de la Yonna Wayuú hemos desafiado la
incoherente sumisión a la que pretenden destinar a los
indígenas, los desarrollistas y hacendados mercaderes del
suelo y el agua.
Se nutre en este espacio la movilidad de creer y crear
un espacio de autonomía que incluya la sensibilidad por la
diversidad biológica y el sentir cosmogónico de nuestras
etnias indígenas tantas veces invisibles ante la mirada
pétrea del Estado.
Días de abrazo y tierra por cosechar; días de comunicación
interesada en desmontar la irracional e insensible planificación
que se ha hecho de los espacios vitales del gran ecosistema
nacional conocido como Serranía de Perijá. En este tiempo
en el que abunda la moneda y su oropel como medida de las
cosas; en este tiempo que alborota las alternativas y las
historias entrecruzadas es cuando se engrandecen los
proyectos del gran capital trasnacional con su caduco recetario
de bienestar y progreso para los excluidos.
Debajo del sudor late la dermis de un alma cansada
de tanta cifra estadística y ajena al goteo de la luz y el
agua. En la mirada y en la voz del indígena que habita
estos espacios naturales donde no hace mucho la pólvora
del conquistador español regó su olor acre, comienzan a
aflorar contradicciones que ponen en jaque la vida de los
pueblos indígenas barí, yukpa y wayuú.
Negada la opción justa de la auto-demarcación de los
territorios indígenas y viciada de egos la antihistórica
Comisión de Demarcación de Territorios Indígenas
relacionada al Ministerio del Ambiente (Minamb), se libra
en estos días de encuentro necesario una autónoma justicia
que rescata, en lo sucesivo con digna movilidad, los sonidos,
el olor, la textura, los juegos y rituales de la ancestral
libertad encarnada por las etnias indígenas del Estado Zulia.
Uno de los espacios donde la dignidad ha estado tan
escamoteada y sujeta a los sesgos del vaivén partidista
de los territorios indígenas y que los mismos estén definitiva
y realmente “saneados” de hacendados y mineros, pues
en esta unicidad entre el decir y el hacer concreto es que se
sustenta la potencia y la contundencia de nuestra
sensibilidad digna y autónoma, tantas veces violentada y
difamada por las instituciones llamadas a construir y no a
destruir y excluir.
· Que la cosecha de ideas y acciones solidarias en
procura de espacios para la vida sin armatostes, sin
escombreras, sin reacciones ácidas irreversibles, sin agua,
proviene de la siembra que se ha hecho de múltiples
asombros bañados de luz, dulzor, sangre, color y sonidos
barí, yukpa y wayuú.
· Que no nos dejaremos amedrentar de lacayos
tecnócratas que no terminan de entender que esta lucha
no es por facilitar privilegios a empresas trasnacionales
determinadas. Esta lucha ni siquiera es por acaparar créditos
y dólares que financien proyectos del Gobierno en
desempeño.
· Que esta lucha es por la dignidad y por la paz que
habrá de germinar sin tensión ni lágrima para que palabras
como bienestar y progreso dejen de ser ladrillos
prefabricados en discursos de oficina corporativa y cuajen
en la verdad y el hacer así como los quesos que se preparan
en las montañas del Socuy preparadas por manos indígenas.
· Que estamos emancipados por sabernos herederos
de dignas luchas de resistencia indígena. Estamos joviales
en la lucha por más asimétrica y frustrante que esta pueda
por momentos convertirse.
· Que a escasos días del 12 de Octubre de 2006,
actualmente asumido como Día de la Resistencia Indígena,
denunciamos nuevamente la manipulación grosera que los
“representantes” de los pueblos indígenas del poder
legislativo: Arcadio Montiel y Nohelí Pocaterra (sumados a
los miembros de la Comisión de Demarcación de Tierras
del Ministerio del Ambiente) han hecho de la entrega de
títulos de propiedad de tierras a los indígenas en el país;
desconociendo los territorios auto-demarcados por los
propios pobladores indígenas so pretexto de mejoras e
inversiones futuras que flagrantemente desconocen y violan
lo estipulado en la propia Ley de Demarcación de Territorios.
- Que iniciaremos inéditos mecanismos de “trueque
informativo” para la puesta en circulación de esta declaratoria
por diversos medios de difusión con la idea de juntar almas
que crean más por convicción en la vida y el agua que en
la tonelada métrica de carbón a exportar.
· Que la simple idea de convocar a los compañeros
ecologistas, estudiantes, periodistas a beber de la misma
fuente que mana lágrimas y sueños de autonomía, es para
entendernos incluidos en una grave problemática que no
es ajena a ningún ciudadano del planeta, por tanto
rechazamos los calificativos (por demás muy mediocres)
amoral es el espacio geográfico conocido como Estado
Zulia, y para ser más conscientes del padecimiento y la
mentira, ubicamos la desgracia de estos procederes
planificados sobre las comunidades indígenas que habitan
la Sierra de Perijá en toda la extensión de su ecosistema.
De la herida y la muerte, de la persecución impune,
del sanguinario y cobarde proceder latifundista se llega
ahora a sumar más incoherencias letales y altamente
impactantes de la permanencia de la vida y su digna
manifestación: La minería del carbón a cielo abierto, minería
que resquebraja la estabilidad de los suelos y acidifica
mantos acuíferos aniquilando tras su avance la auto
sustentabilidad propia de los ecosistemas y de los colectivos
indígenas que están incluidos en ellos.
Si otrora fue el furor violento e invasivo de los
hacendados y terratenientes enceguecidos por la conquista
de espacios donde transformar los bosques en pastizales y
cabezas de ganado, ahora la voracidad ha llevado a las
trasnacionales mineras interesadas en lucrar con el carbón
perijanero a afilar sus colmillos amarillentos para iniciar un
escenario ¿lícito? que tensione y desconozca lo que la
misma Ley de Demarcación de Tierras promulga, así como
lo consagrado en la Constitución Nacional de la República
en el capítulo destinado a los Derechos de los Pueblos
Indígenas.
. Que sesgan y tildan la participación y el abrazo de estos
sectores a la lucha de resistencia. El hecho que nos
cataloguen de ecoterroristas no hace sino avivar más la
llama autónoma y de resistencia al modelo desarrollista
basado en la explotación de carbón.
· Que los involucrados de corazón y convicción en esta
lucha sabemos que los que se nutren de la amarillista y
falaz cobardía son los que son y han sido capaces de
vender la tierra, sus árboles, sus animales diversos por un
puñado de monedas que luego no calman ni calmarán la
sed y el dolor de la tragedia minero carbonífera que propician
desde su irresponsable acción.
· Que somos enamorados de la imagen nocturna y el
vuelo hecho luz de las luciérnagas de Perijá y por esto
junto a las diversas cosmogonías indígenas que nutren
este cuerpo vital que es la Serranía, avanzamos en la
construcción seria de proyectos autónomos energéticos
basados en la energía solar y en la progresiva reconversión
de los espacios deforestados por el cultivo de tubérculos
en áreas donde la ancestral y actual visión y acción
agroecológica tenga cabida.
· Las ganas de seguir estrechando vínculos creadores
de autonomía y resistencia entre compañeros de otros
pueblos indígenas de la geografía venezolana y americana
que también comparten las vergonzosas situaciones de
vida a las que les han destinado todos los gobiernos
desde la colonia hasta el presente. Sabernos resistentes,
de alma invulnerable es lo que más motiva este accionar
que está llamado a ser oxígeno de la demasiada asfixia
que se ha enquistado en la manera de sabernos humanos.
Agradecidos y comprometidos de verdad por estos
días de convite y danza; por estos días de tertulia nocturna
donde las palabras amasaron ideas e inmediatas acciones
destinadas a una sola búsqueda: la justicia para las
comunidades indígenas, mismas que claman por la
demarcación de sus territorios ancestrales de una manera
más efectiva y justa, sin trampas ni triquiñuelas de ninguna
índole; insistimos en la vida que es la tierra, es el agua y es
el aire, para desde la lucha territorial entender que los
pueblos indígenas existen como cultura, como grito humano
en el mundo diverso que somos.
Luchamos para que los pueblos indígenas de nuestro
país existan sin el latido de la productividad y el lucro
rondando sus caminos de humedad y verdor, para que
los cantos y los tejidos multicolores que de sus manos
brotan permanezcan sin el vapor ácido y la huella oscura
que ha dejado en otras zonas de este Estado el petróleo
y el carbón.
Localidad de Wayuumana, a orillas del Río Socuy en
la Parroquia Marco Sergio Godoy del Municipio Mara, Estado
Zulia. 9 de octubre de 2006, con la lluvia matutina.