EDITORIAL MAYO

El 1º de Mayo de 1886, la Labor Unión de Estados Unidos convocó una huelga, con el fin de alcanzar la jornada laboral de ocho horas. Los obreros norteamericanos recogían así el testigo de la lucha por la reducción de la jornada asumida ya en el Congreso de la I Internacional en Ginebra (Suiza)

Aquel día miles de fábricas fueron paralizadas, y cientos de miles de obreros salieron a las calles. La realización de la huelga se saldó con una represión desmedida por parte de las fuerzas policiales e instada por una ofuscada patronal. En Chicago, hubo una masacre en la plaza de Haymarket. Fueron detenidos 8 trabajadores anarquistas y socialistas, que tras una farsa de juicio, el jurado firmó sentencia de muerte para cinco de ellos y cadena perpetua para los otros tres.

Un año después, el día 11 de noviembre de 1887, los anarquistas morían ejecutados en la horca; uno de ellos había optado quitarse la vida antes de su ejecución,

De los ocho trabajadores condenados, tan sólo dos –Parsons y Neebe- eran norteamericanos. Los otros eran trabajadores inmigrantes, seis procedentes de Alemania –Spies, Fischer, Schwab, Engel, Lingg- y uno de Inglaterra (Fielden).

Más de un siglo después, otra vez en Estados Unidos trabajadores inmigrantes han convocado el 1º de mayo de 2006 una huelga general de trabajo y consumo, reivindicando los derechos de los “sin papeles”.

Una huelga de dignidad que, hoy como entonces, ha sido protagonizado por quienes nada tienen que perder y todo por ganar.

En el tiempo transcurrido entre ambas fechas, los trabajadores del todo el mundo han conmemorado anualmente el 1º de mayo, reafirmando en ese día la vigencia de la lucha de clases, la solidaridad, el internacionalismo, y la organización colectiva como medio para conseguir en lo mínimo mejores condiciones de vida y trabajo, y estratégicamente a la consecución de un mundo de igualdad y justicia, sin explotadores ni explotados, conquistar el socialismo.

Se ha intentado olvidar la historia, ocultarla, vaciarla de todo contenido social, y transformar el 1º de mayo en un simple día festivo, o en un feriado cualquiera; pero teniendo presente su origen y su historia, adquiere total significación el “Día Internacional de los Trabajadores”.

Ciertamente, que las formas de explotación del capitalismo han experimentado hondas transformaciones desde el siglo XIX, desde la instauración del Estado keynesiano y el modo de producción fordista –como forma dominante durante buena parte del siglo XX- al desarrollo del postfordismo, y las nuevas formas de trabajo inmaterial.

Sin embargo la esencia se mantiene: la explotación del trabajo por el capital.

También ha cambiado profundamente la composición y características de los explotados, tanto en los países con economías potentes, como en otros en el que el subdesarrollo económico sustenta el poderío y bienestar de los Estados dominantes.

Pero la lucha continua, adoptando múltiples expresiones, desde las huelgas clásicas, a las nuevas luchas de los trabajadores precarios, los piquetes de los trabajadores desocupados, revindicaciones de los inmigrantes...

Con este número monográfico de Codo a Codo, procuramos una doble finalidad: por una parte, reivindicar no solamente a los mártires de Chicago, sino también a personalidades que en la historia del movimiento obrero y revolucionario internacional, han dejado su impronta en el corazón de cuantos luchan; y cuyos aportes han sido más de una vez silenciados, manipulados por los oportunistas, por los dogmáticos y por los claudicantes, que han buscado asegurar su poder, sea este político, sindical, gubernamental, traicionando la clase misma a la que decían representar.

Por otra parte, incorporamos textos que abordan las transformaciones del capitalismo actual y las consecuencias sociales y políticas de la misma. También realizamos una aproximación a la situación del mercado de trabajo en el Estado español. Y finalmente, incorporamos el llamamiento internacional de los trabajadores sin papeles, realizado por organizaciones de inmigrantes de diferentes países, con una convocatoria en las entrañas mismas del país que otrora asesinara a los mártires de Chicago.

La lucha obrera fue en sus orígenes internacional, y lo sigue siendo.
Nuevos y numerosos elementos se agolpan en el ahora y hoy que evidencian el carácter político del actual conflicto en los ámbitos de producción y reproducción social; se hace patente la necesidad de conectar la dimensión “trabajador” y la dimensión “ciudadano”. Esta lucha por los derechos sigue siendo inexorablemente anticapitalista, porque es este sistema criminal que se asienta en las aberrantes injusticias con que transforma la vida de los seres humanos en mercancías, en meros objetos de compra y venta, que pretende que el planeta sea todo un mercado de esclavos...

Pero, desde el inicio de los tiempos, y como lo fuera en Chicago, los seres humanos, a pesar de dramáticos sacrificios, seguimos empecinados en la Libertad, la Dignidad, la Justicia, y la Solidaridad... y contra todo pronóstico y obstáculos, seguimos andantes y hacedoras y hacedores de las mismas

Codo a Codo. 1º de mayo 2006.