Los difíciles tiempos en Bolivia.

por Pablo López Waisman

Estos son días difíciles para el Gobierno de Evo Morales. Luego de la cuarta derrota electoral en menos de dos meses en manos de los movimientos autonómicos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, el Conalde (Consejo Nacional Democrático recientemente formado y compuesto por autoridades de esos 4 Departamentos y otros miembros de oposición) resolvió desconocer el llamado al Referéndum Revocatorio convocado por el Gobierno mediante una Ley aprobada en el Congreso. El Referéndum está llamado a confirmar o revocar los mandatos del Presidente de la República, del Vice-Presidente y de los Gobernadores (Prefectos) de todos los Departamentos del país. Según algunos sondeos, el Presidente y su Vice serían ratificados, al igual que los Prefectos de Santa Cruz, Beni y Pando. Quienes no están tan seguros de su ratificación son los de Tarija -donde se encuentran 80% de los yacimientos gasíferos- y Cochabamba, cuyo Prefecto Manfred Reyes Villa es uno de los más acérimos críticos del Gobierno.

Este desconocimiento de la convocatoria de Evo es virtualmente un golpe de estado y es la expresión final de desprecio que sienten los dirigentes departamentales por un gobernante indígena que los ha puesto en jaque más de una vez, atacando sus centros neurálgicos de poder. A Evo no le perdonan haber nacionalizado los hidrocarburos y las telecomunicaciones ni el haber intervenido en los negocios agroindustriales cruceños, donde los más prominentes miembros del poder político también ostentan gran participación económica. Tampoco le perdonan haberse declarado antiimperialista, procubano, y el haber formado una fuerte alianza con la Venezuela de Chávez. Y, por supuesto, le perdonan aún menos sus orígenes indígenas, ni el haber nombrado en su Gabinete a otros indígenas como él, ni su supuesta aversión a las Autonomías.

El formidable aparato de comunicación gubernamental no está pudiendo contrarrestar la eficiencia de los medios de comunicación privados, casi todos en las mismas manos que los grandes latifundios y bancos. Hoy, la opinión pública está dividida, y el gran trabajo de prensa de la Media Luna (los departamentos opositores) está logrando aislar al Gobierno, que sufre por sus gruesos errores de visión, lectura e interpretación de la realidad política boliviana. Hace dos días, un Oficial de la Casa Militar asignado al Palacio de Gobierno, fue detenido luego de dinamitar la sede de un canal de televisión opositor en Tarija: es un trabajo sucio del Gobierno o de la oposición?

En resumen, tal es su aislamiento, que Evo no tiene pisada en varios lugares del país. Grupúsculos de 50 o 100 individuos han llegado a impedir el aterrizaje de la nave presidencial en Santa Cruz, en Tarija, en Beni, donde llegaba a entregar equipamiento, donaciones e incluso dinero fresco para obras. Organizaciones fascistoides como la Juventud Cruceñista (un remedo de la juventud hitleriana) son el brazo armado de las organizaciones cívicas, y son capaces de aberraciones como las de hace un par de semanas atrás, cuando interceptaron columnas de indígenas que llegaban desde el interior de Chuquisaca a la capital del país Sucre a recibir a Evo que llegaba a los festejos patrios locales, y luego de apalearlos y humillarlos, los obligaron a arrodillarse y pisar sus símbolos autóctonos. Tristísimo. El Ejército, con órdenes de no intervenir para evitar muertos, también fue humillado y obligado a replegarse portando la bandera departamental como si fuera un estandarte militar oficial. Evo, mientras tanto, no pudo llegar por la falta de garantías y la amenaza a su seguridad.

Nadie sabe hasta dónde llegarán las ínfulas de los Gobernadores rebeldes, pues desde que se declararon autónomos, están confundiendo a la opinión pública haciéndole creer que tienen facultades de todo tipo, incluyendo la de desconocer que hay Leyes Nacionales que están por sobre cualquier estatuto autonómico y que deben ser respetadas. El problema es que el Gobierno también tiene muy poco apego a ellas, lo que finalmente parece que será su Talón de Aquiles pues está recibiendo de su propia medicina, lo cual está llevando aceleradamente al país a un estado de desgobierno, desacato y caos político y económico inusitado.