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Editorial Junio

Nos hemos retrasado en la entrega de este número de “codo a codo”. Hemos realizado algunas modificaciones que nos latían, tal como incorporar un lugar específico a “Las gentes, el mundo”, y a “Temas errantes”. En el primero de ellos es el gesto, el pasillo que nos encuentra con otras latitudes y que nos define con mayor claridad la aspiración de encontrar en los demás “seres humanos únicos e irrepetibles, así como la preocupación por el cuidado de la propia y ajena especificidad y originalidad”. Para que así la solidaridad no sea (ya más) la primera baja de la que puede vanagloriarse el mercado de consumo.

En el segundo espacio, Temas errantes, y en el mismo hilo conductor del anterior, pretendemos instituir un "club de pensamiento" (en el mejor sentido de “Luna de Avellaneda” ·)

Esta suelta al espacio de palabras que pretenden vehiculizar cuestiones sobre temas que nos desvelan y otros que nos sorprenden y alteran, otros que gratifican... convergencia de preocupaciones individuales que al echarse a andar o a volar, van ensamblando una suerte de intereses y ayudas, comunes y mutuas, sobreviviendo entonces a individualización, a la separación sectorial, alejamientos sociales... sobreviviendo a esta suerte de autismo grupal que el sistema capitalista nos ha condenado, y nos presiona y condiciona a ver el aquí y el ahora, perdiendo noción de nuestro antes y nuestro después, y la desconexión de los hechos y de las situaciones, se ha establecido como un fenómeno natural, y no sabemos distinguir cuánto de genuino tienen ya los procesos de la propia naturaleza alterada por el mismo gobierno económico del mercado.

Y acá nos encontramos, en medio de Madrid, en medio del mes de junio, atentos a las movilizaciones que por la vivienda digna se han desarrollado en diferentes ciudades del estado español, con un toque de frescura que deberían generar un toque de reflexión (y aprendizaje) en el contexto de adormecimiento y bajo perfil que venía significando en los últimos tiempos la actividad de los movimientos sociales.

Las reivindicaciones planteadas en estas movilizaciones reiteran elementos de la dura realidad, denuncian las condiciones sociales de precariedad y la obscenidad inmobiliaria, la reducción progresiva del sector público en la promoción del bienestar social, la degradación del empleo y las condiciones laborales que afectan especialmente a sectores más vulnerables, jóvenes, mujeres e inmigrantes.

Aún así, y ya lo hemos experimentado sobradamente, los movimientos con un objetivo único se agotan, se diluyen en cuanto dicho objetivo desaparece, no cuajan lazos entre los participantes y no dejan demasiadas marcas en las prácticas políticas cotidianas, pero sin duda que uno de sus atractivos mayores es el unificar a gentes y colectivos disímiles; y este quizás sea el reto más sugerente, que pasado el momento confluyente, los dogmatismos y sectarismos no ahonden aún más la impotencia y la frustración.

Y así como ortodoxamente el editorial es el texto que aborda un tema relevante y de actualidad, la opinión colectiva del medio “difusor, transmisor”, en el mismo marco de experimentación y de agrupamiento, y hartos de lenguajes mesiánicos, categóricos y predictores, apostamos a que se multipliquen las movilizaciones, que se “okupen” las calles y las soledades, y que las alcantarillas no se trague la potencia de esta iniciativa.

Y nos gusta especialmente: defendiendo la alegría, organizando la rabia

(*) Lo sentimos, no hay perdón para quien no la haya visto

CODO A CODO
Madrid, junio 2006.