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Reivindicación de Ochoa (1989/2009)
Por José Manuel Martin Medem

No creo que en Cuba pudieran organizar operaciones de narcotráfico sin el conocimiento de Fidel Castro su ministro del Interior y el coronel encargado de romper el bloqueo mediante el contrabando. Pero tampoco creo que el Comandante autorizara operaciones de narcotráfico que fueron inmediatamente detectadas por Estados Unidos y que le regalaban a Washington el mejor argumento para justificar una intervención contra Cuba.

No es en blanco o negro. Seguro que se trata de una trama de grises. Pero hay que investigarla.
De lo que sí me han convencido veinte años de silencios y sombras es que el general Arnaldo Ochoa no era ni un narcotraficante ni un traidor a la patria. Ahora que tiene más tiempo para escribir, Fidel Castro debería contar la verdad. Como no lo va a hacer, resulta imprescindible una Comisión de la Verdad sobre aquel crimen de Estado.

En reivindicación de Ochoa, me permito unos comentarios personales.
En el amanecer del 13 de julio de 1989 fueron fusilados en las afueras de La Habana, por decisión de Fidel Castro, el general Arnaldo Ochoa y el coronel Antonio de la Guardia. También sus respectivos ayudantes: el capitán Jorge Martínez y el mayor Amado Padrón.

Les acusaron de traición a la patria por haber puesto en peligro la seguridad nacional de Cuba al participar en operaciones de narcotráfico desde Colombia hacia Estados Unidos a través de la isla. En la reunión del Consejo de Estado que ratificó por unanimidad la pena de muerte, Carlos Lage estableció lo que veinte años después les han aplicado a él y a Felipe Pérez Roque: "Sobre los compañeros que ocupamos responsabilidades de dirección debe haber mayor control y exigencia".

Descojonados recientemente Felipe Pérez Roque y Carlos Lage, y eliminados entonces José Abrantes, Arnaldo Ochoa y Tony de la Guardia, en las dos operaciones el general Raúl Castro (ministro de las FAR en 1989 y Presidente de Cuba veinte años después) desbarató a los acusados de conspirar contra Fidel y ahora contra él. Controló definitivamente las FAR y el MININT. Y se ha reservado para los dinosaurios de las FAR y del PCC la designación de los que pretenden que gobiernen después de la muerte de Fidel Castro. Parece que mientras viva el Comandante no se convocará el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Probablemente el conocimiento detallado en el futuro sobre la crueldad de la operación organizada por Fidel Castro contra Ochoa, Abrantes y los hermanos de la Guardia será una de las referencias fundamentales para valorar correctamente al Comandante. El cuento de la traición a la patria mediante el narcotráfico se ha ido desmoronando en las muy pocas ocasiones en que Fidel Castro ha intentado mantenerlo. Y espero que dejen por escrito lo que saben unos cuantos protagonistas que llevan veinte años refugiados en el silencio.

Son bastantes más de los que a continuación menciono:
- Ramiro Valdés, del que se dice que perdió el MININT cuando pidió por escrito las órdenes de Fidel Castro para determinadas operaciones especiales.
- Los que conserven las confidencias (sobre todo de última hora) de Abrantes, Ochoa y Tony de la Guardia.
- Las familias de los fusilados.
- Los colaboradores de Abrantes en el MININT que saben mucho.
- Los amigos de Ochoa en las organizaciones guerrilleras de América Latina.
- Patricio, el hermano de Tony de la Guardia, que recibió en la cárcel las revelaciones de Abrantes.
- Antonio Navarro Wolf y sus compañeros del M-19 colombiano que ocultan las intimidades de sus relaciones con Cuba y con el narcotráfico.
- Manuel Antonio Noriega, sobre el que Fidel Castro asegura que "no era un doble agente".
- El general retirado Fabián Escalante, veterano de los servicios de inteligencia con acceso a los secretos de Estado.
- Tal vez Carlos Aldana.

FIDEL CASTRO LES DEBE A LOS CUBANOS POR LO MENOS UNA EXPLICACIÓN SOBRE LO QUE VEINTE AÑOS DESPUÉS PUEDE CONSIDERARSE UN CRIMEN DE ESTADO.

¿Por qué tantos llevan tanto tiempo tan callados sobre semejante infamia?