Editorial Julio/ 2009


Durante los días 20 y 21 del pasado mes de junio se celebró en el Caracol IV "Torbellino de nuestras palabras" de Morelia (Chiapas México) el Primer Encuentro Americano contra la Impunidad, que contó con la participación de 357 personas procedentes de América -México, Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, Perú, Haití, República Dominicana, Uruguay, Paraguay, Guatemala, Brasil, Cuba- y de otras zonas del mundo (Australia, Alemania, Francia, Estado Español, Suecia, Austria, entre otros países).

El motivo del Encuentro ha sido poner en común las luchas que los sobrevivientes, los grupos de familiares y compañeros de los luchadores reprimidos, los organismos de derechos humanos y otras organizaciones civiles, vienen desarrollando durante décadas contra la impunidad del Terrorismo de Estado en América Latina

En los dos días del Encuentro se acercaron experiencias y valoraciones sobre las diferentes dimensiones de la impunidad. La más visible, la impunidad militar, policial y represiva, de la que siguen disfrutando hoy en día la inmensa mayoría de los responsables de las políticas de genocidio desarrolladas en América Latina al amparo de la doctrina de la Seguridad Nacional. Pero también la impunidad económica, jurídica y cultural de la que gozan todos aquellos -empresas transnacionales, gobiernos e instituciones internacionales- que imponen el hambre, la pobreza y la imposibilidad de la mera subsistencia entre los pueblos.

También en el IV Caracol Zapatista, Torbellino de nuestras palabras, se debatió sobre la justicia. Tras varios años de lucha, en los últimos años se ha abierto en algunos países la posibilidad de impulsar iniciativas judiciales contra los represores de las últimas dictaduras latinoamericanas. Probablemente, estas acciones que se plantean en el marco jurídico del Estado liberal burgués no puedan equipararse al concepto de justicia, pero no menos cierto es que suponen un avance indudable en la lucha contra la impunidad.

Las causas judiciales contra los genocidas no son sin embargo el único camino, y en el Encuentro se trataron asimismo otras formas de justicia autónoma, recogiendo la experiencia y tradición de las comunidades indígenas, intercalándose vivencias a nivel continental con experiencias mexicanas. Igualmente, se plantearon diversas iniciativas para reforzar la cooperación y el apoyo entre las actividades de las diferentes organizaciones que luchan contra la impunidad.

Con el objetivo de contribuir a difundir este importante Encuentro, recogemos en este número de Codo a Codo algunas de las intervenciones realizadas en el transcurso del mismo. Así, el texto de convocatoria sintetiza los objetivos y principales ejes de trabajo del Encuentro.

Las palabras de bienvenida y clausura, pronunciadas por representantes zapatistas de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de Morelia, expresan la voluntad y el deseo de construir un camino común para la construcción colectiva de la justicia.

Tanto en el Encuentro como en el continente de papel y virtual que compartimos desde Codo a Codo, estuvieron -y están- contenidas todas las presencias-ausencias: el Caracol zapatista como cada un@ de los participantes portaba la reivindicación de la memoria de l@s desaparecid@s y asesinad@s en todo el continente y la exigencia por la libertad de los pres@s polític@s y populares.

En este número prácticamente especial del Encuentro, no hemos plasmado todas las intervenciones por exclusivos motivos de espacio, pero que pueden consultarse en la referencia Web: www.contralaimpunidad.org como también en el video que elaboró el Colectivo Koman Ilel (http://komanilel.blogspot.com/), en los audios de Regeneración Radio (http://www.regeneracionradio.org); en www.chiapas.indymedia.org y en las relatorías de cada mesa de trabajo.

Pero aún así queremos mencionar algo de las intervenciones de: Juan Chávez, del Congreso Nacional Indígena quien habló del despojo y la represión contra los pueblos indígenas, de como los tratados de libre comercio intentan dar paso a proyectos de empresas privadas que intentan acabar con los recursos naturales y de los intentos de intromisión de los malos gobiernos a través de mentiras, corrupción y engaños.

Camilo da Silva, del Movimiento Sin Tierra de Brasil caracterizó al Estado como el comité de la burguesía que considera violencia y terrorismo cualquier intento de organización de la clase trabajadora.

El filósofo mexicano Luis Villoro, sostuvo que la injusticia tiene su base en la división que existe entre un grupo reducido de ricos y una multitud sometida de pobres, voltear la impunidad pasaría por la constitución de una Latinoamérica que reconociera y se asentara en la pluralidad que la conforma.

Carlos Fazio, de Uruguay habló sobre la importancia de la memoria histórica, de como el silencio es cómplice de las tácticas represivas del Estado, y de la dimensión política de la impunidad, del impacto en la sociedad que sabe del crimen pero no lo reconoce, se banaliza y se trivializa, entonces el horror.

Martín Almada, de Paraguay, se refirió al pacto militar denominado Operación Cóndor, que operó en Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina durante la década de los 60-70; y de cómo la Conferencia de Ejército Americano, de los años 90, supuso la continuación de la Operación Cóndor ya que incluía entre sus operaciones la creación de una lista de todos los “subversivos” de Latinoamérica.

Se evidenciaron asimismo las coincidencias de luchas que llevan a cabo las comunidades indígenas contra las agresiones, por la recuperación de sus tierras y contra el despojo de sus recursos naturales, tanto en México como en el continente, como los caso de Ejido San Pedro Tultepec<; de la comunidad Mazahua de San Miguel Choltepec; de la comunidad de Santa Cruz Atizapan, en el Estado de México y de la Fuerza Indígena Chinanteca en Oaxaca; todos ellos denunciaron los hostigamientos y continuos embates que sufren a diario por la reivindicación de sus tierras para poder trabajar y vivir dignamente. La compañera Magdalena, indígena Mazahua detenida y torturada durante el operativo en San Salvador Atenco en 2006, se reafirmó en continuar luchando por el reconocimiento de l@s indígenas que viven en la Ciudad de México, el derecho a la educación, una vivienda digna y el derecho a ejercer el comercio en la vía pública como medio de subsistencia.

Edwin Paraison, de Haití, denunció la situación que se vive en la isla, los abusos cometidos contra la población haitiana por parte de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).

Sobre la lucha por el enjuiciamiento de responsables de crímenes de lesa humanidad y genocidio, expusieron las experiencias de sus países Beatriz Suárez (Bolivia) de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional, y Julio Rosales de Comunicarte, de Guatemala.

Ya en las notas que hemos editado, Silvia Marcos (México) aborda la impunidad de la violencia ejercida contra las mujeres, y también propuso el impulso de Tribunales Autónomos de la Mujer, que suponen una reformulación de la justicia que intenta sanar y compensar y no la venganza. Aunque estos tribunales tienen sólo autoridad moral y simbólica (no tienen poder legislativo), recrean un sistema de justicia desde abajo, documentan ofensas, facilitan y producen conciencia para todas las personas, ayudan a visibilizar la impunidad cometida contra la mujer y posibilitan la organización política.

El representante de la Sociedad civil Las Abejas (México) resalta que, tras 11 años, el asesinato de 45 indígenas en Acteal continua impune, pese a su fuerte lucha por que se asuman las responsabilidades de los crímenes, tanto de los autores materiales como intelectuales. También señala en su intervención que la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por pronunciar en los próximos días la libertad de los 41 paramilitares acusados, por falta de pruebas.

Andrea Benites-Dumont (Argentina) realiza una caracterización de la naturalización “democrática” de la impunidad en los gobiernos post-dictadura, que posibilita la pervivencia del delito de genocidio cometido en el marco de los Estados terroristas. Asimismo, en su intervención remarca los obstáculos que afrontan actualmente en los juicios contra los genocidas en Argentina, cuya expresión más dramática la representa Jorge Julio López, cuya desaparición forzada ha supuesto la reafirmación de la impunidad.

La intervención de Hugo Blanco (Perú) se centra en la lucha de los pueblos indígenas amazónicos contra los decretos de apropiación de las tierras impulsados por el gobierno de Alan García, quien ordenó la masacre que tuvo lugar el pasado mes de junio con un número aún no determinado de varios muertos, desaparecidos y heridos.

Beatriz Aurora (Chile) denuncia el hilo conductor que una la impunidad del terrorismo de estado de las últimas dictaduras, con la represión ejercida hoy en día contra los luchadores populares.

La exposición de Jean Robert (México) pone en primer plano la guerra contra la subsistencia de los pobres desarrollada por las grandes empresas transnacionales, con el apoyo de los gobiernos e instituciones internaciones, planteando como propuesta impulsar el reconocimiento jurídico del delito de atropello contra la subsistencia.

Finalmente, la emotiva intervención del representante de la comunidad indígena de Santa Cruz de Atizapán (México) transmite los valores de solidaridad y resistencia aquilatados a través de décadas de lucha colectiva.

Y así fue como se escribieron los textos de dolores pero también de esperanzas, así fue como se mezclaron las rabias y las utopías.

Y hablando de impunidades, no podemos dejar de mencionar, a este respecto, el vergonzoso pacto suscrito en el Estado español entre el PSOE y el PP para limitar la competencia en materia de jurisdicción universal, y que hasta ahora había permitido iniciar diversas causas por delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad. Un pacto de gobierno que viene a completar el manto de impunidad, igualmente consensuado entre los dos principales partidos, con que se han cercenado todas las posibilidades de actuación por los crímenes del franquismo.

Además de los textos relativos al Encuentro contra la Impunidad, recogemos por último un artículo de José Manuel Martín Medem sobre el caso Ochoa.