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CUBA EN LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA
por José Manuel Martín Medem (del Equipo de Codo a Codo)

Da la impresión de que el que manda y el que gobierna coinciden en La Habana en que con la Administración Obama continuará el bloqueo contra Cuba y tienen que seguir resistiendo bajo la amenaza de la política estadounidense que intenta desmontar el escenario de democratización sobre el que han avanzado los nuevos gobiernos de América Latina. En ese escenario, se establece el control del presente y del futuro por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) como mucho más importante que las posibles reformas del aplazado Congreso del Partido Comunista de Cuba (1). En la reunión del ALBA en la capital cubana, Raúl Castro ha dicho que "Venezuela y Cuba tienen el deber de resistir". Y Hugo Chávez recordó que "Fidel no se cansa de repetirme que, si la Revolución Bolivariana fracasara, todo este continente caería de nuevo en manos del imperio yanki" (2). Según Fidel Castro, Barack Obama no tendrá un segundo periodo en la Casa Blanca y con su presidencia "la extrema derecha imperialista controla los resortes fundamentales del poder". El encargado de la política para América Latina en el Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, confirmó que en Washington "se toman con calma" el diálogo con La Habana y que no tienen previsto "un cambio súbito" en su actitud contra Cuba.

Obama es el primer presidente de Estados Unidos que no ha podido cambiar al jefe del Pentágono. Y además aumentando el presupuesto militar. Robert Gates trabajó durante 25 años en la CIA y ahora maneja el Pentágono. Dirigió la CIA entre 1991 y 1993 cuando los servicios secretos de EEUU y de Colombia se coordinaron con los paramilitares para fortalecer su capacidad criminal.

Para América Latina, Obama significa (ya lo ha demostrado) una mayor amenaza: al despliegue de la IV Flota en el Caribe ha añadido el golpe de Estado en Honduras (una advertencia para los gobiernos ‘antiestadounidenses’) y la absoluta disposición de Colombia (y el regreso militar a Panamá con cuatro nuevas bases aeronavales) para la proyección de la fuerza imperial contra esos gobiernos ‘antiestadounidenses’. El Grupo de Río ha acogido a Cuba y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos le reclaman a Obama que levante inmediatamente y sin condiciones el bloqueo. Pero no lo va a hacer. Habrá bloqueo probablemente hasta que el próximo presidente de EEUU introduzca a las compañías de su país en el negocio del petróleo cubano del Golfo de México y someta a la isla a la contaminación económica y cultural.

Tienen razón Fidel y Raúl Castro cuando, insistiendo en que están dispuestos a negociar sin imposiciones, se niegan a aceptar la ‘democratización estadounidense’ de Cuba como condición para que Washington levante el bloqueo. Probablemente también tienen razón cuando insisten en que no hay que creer a Obama cuando asegura que no utilizará la fuerza contra la isla, sobre todo porque los planes de intervención militar se actualizan constantemente y en su ejecución Obama intervendría tanto como lo ha hecho en el golpe de Estado en Honduras. Dando o cumpliendo ordenes.

Que Cuba resistirá es el mensaje público de su gobierno mediante las recientes maniobras militares para fortalecer ‘la guerra de todo el pueblo’. Aunque no dejo de tomar en cuenta lo que escribía el 30 de noviembre el corresponsal de El Mundo, Ángel Tomás González, el que más y mejor información maneja entre todos los periodistas que representan a medios españoles en la isla. Reflejaba el temor de que un chispazo interno pudiera ser utilizado como justificación para la intervención externa: “Neutralizar una eventual revuelta social interna. Éste ha sido el objetivo de las maniobras militares. La sociedad cubana da señales de agotamiento. Raúl Castro advirtió que la situación político militar puede complicarse en lo que queda del 2009”. El malestar social en Cuba está pendiente de dos convocatorias: la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, anunciada para el 19 de diciembre, y la Conferencia Nacional del PCC, todavía sin fecha. Desde el aislamiento de Fidel Castro por su enfermedad hace tres años y medio, Cuba ha desarrollado una nueva red de relaciones internacionales y ha establecido la orientación hacia otra estructura económica pero la isla está paralizada (si no es que se descompone) porque no hay decisiones políticas para las reformas económicas y el buen futuro del petróleo y el turismo con los gringos, el níquel, el azúcar y la biotecnología no resuelven las tremendas dificultades de la alimentación, el transporte, la vivienda, la sanidad y la educación en un escenario en el que los ingresos por los intercambios con Venezuela, la alianza estratégica con China, las remesas y el turismo de europeos y canadienses se agotan con las importaciones mientras no arrancan las reformas para que entre todos los cubanos decidan cual es la mejor forma de mejorar la producción y la distribución de los alimentos, la correspondencia de la educación con el trabajo y los salarios, la relación de la planificación con el mercado para que la economía real sea legal, la información como servicio público y conocimiento para la participación y el derecho a salir y entrar en su propio país.

La Revolución Cubana fue sobre todo nacionalista. Revolución socialista de liberación nacional la denomina Fernando Martínez Heredia, autor de EL EJERCICIO DE PENSAR, libro publicado en La Habana el año pasado y cuya lectura recomiendo a quién esté dispuesto a hacer el esfuerzo de no concebir a Cuba en blanco y negro sino en la apasionante y difícil proliferación de los grises. “Las solidaridades incondicionales -escribió Luis Suárez- son cada vez más escasas y, casi siempre, menos eficaces”. Luis Suárez dirigió el Centro de Estudios sobre América, dependiente del Comité Central del PCC, y fue tronado con sus compañeros de investigación cuando consideraron que los estudios sobre América deberían incluir los correspondientes a Cuba. No dejó de ser militante del PCC. Y ahora parece que Raúl Castro vuelve a tenerlo en su onda. La Editorial de Ciencias Sociales publicó en La Habana en el 2000 el libro de Luis Suárez EL SIGLO XXI: POSIBILIDADES Y DESAFÍOS PARA LA REVOLUCIÓN CUBANA, el manifiesto de la auténtica izquierda del PCC que desde hace veinte años reclama la democratización del proyecto cubano de socialismo.

"Que la convocatoria a resistir -propone Haroldo Dilla, que también formaba parte del CEA- sea un punto de despegue para una nueva rearticulación del consenso nacional sobre bases participativas y pluralistas". Sugiere para el PCC "un acuerdo básico en torno a la independencia nacional, la justicia social y la democracia participativa". Aurelio Alonso (también de la sensibilidad del CEA y ahora en la Casa de las Américas) advierte que "el socialismo en el siglo XXI hay que reinventarlo con mucha imaginación en el plano económico pero también, y quizás sobre todo, en el político y en el cultural ya que parece obvio que, en buena medida, el fracaso se debió a la incapacidad manifiesta para generar una democracia verdadera".

En la izquierda del PCC consideran que con Fidel Castro vivo no habrá un Congreso. El último se realizó en 1997. El siguiente se debería haber organizado para el 2002.Dice la Constitución que “el PCC es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado que organiza y orienta...” No se realiza un Congreso del PCC desde hace doce años. Así, el partido ni organiza ni orienta. Organiza y orienta Fidel Castro.

Se anunció el que debe ser el VI Congreso para este mes de diciembre. Se aplazó. Se ha convocado por primera vez una Conferencia Nacional del PCC. El Congreso tendría que debatir y aprobar un programa político y después nombrar a los dirigentes más adecuados para aplicarlo. Se va a hacer al revés: la Conferencia Nacional hará cambios en la dirección y después el Congreso decidirá el programa político. La incógnita fundamental es si renunciará el Primer Secretario.

En la incertidumbre que agobia a Cuba, mientras no se sabe muy bien cuanto gobierna Raúl y cuanto manda Fidel, una Comisión del Buró Político del PCC se encarga de “la toma de decisiones que requieran un rápido tratamiento con una evaluación colectiva”. Formaban esa comisión Raúl Castro, José Ramón Machado Ventura, Esteban Lazo, Carlos Lage, Juan Almeida y los generales Abelardo Colomé (ministro del Interior) y Julio Casas (ministro de las FAR). A Lage lo tronaron. Y Almeida murió. El pequeño gobierno de emergencia lo forman ahora tres generales (que ocupan la presidencia de la República y los ministerios del Interior y de las FAR), el vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y el responsable ideológico en el Comité Central del PCC. No me parece que puedan entusiasmarse, dadas sus característica políticas y personales, con la recomendación que Luis Suárez hace en el libro que antes mencionaba: “Edificar una democracia popular, representativa y, sobre todo, participativa mediante transformaciones con un gran aliento libertario”.

A Carlos Lage y Felipe Pérez Roque los liquidaron con el estalinismo de los dinosaurios. Hay un debate pendiente sobre sus aparentes meritos y sus supuestas traiciones. Pero no hay información. Aunque parece evidente que el espionaje fraternal, las reuniones en secreto, las acusaciones sin pruebas y las ‘autocríticas’ a la fuerza son estalinismo. Puro y duro. Envenenada aportación cubana para el debate sobre el Socialismo del Siglo XXI.

¿LA RECONQUISTA DE OBAMA?

Me parece que el futuro de Cuba depende mucho de la conexión de la isla con el proceso de integración de los nuevos gobiernos de América Latina. Si Washington no consigue impedir esa integración bloqueando las iniciativas políticas y sociales que pueden alimentarla. Hay una interpretación de la cacería contra Carlos Lage y Felipe Pérez Roque según la cual Raúl ha establecido un equilibrio entre Lula y Chávez que los incondicionales de Fidel inclinaban hacia el venezolano. Raúl estaría más por el pragmatismo que por el internacionalismo y decidió desplazar a los que se habían fortalecido con la mancuerna Fidel / Chávez. Pero también se dice que los tronados pretendían manejar la sucesión reformista imprescindible.

Desde que en 1998 Hugo Chávez consiguió mediante elecciones la presidencia de Venezuela, las urnas han determinado la formación de nuevos gobiernos en América Latina (Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, El Salvador y Nicaragua) que en su gestión y en sus promesas coinciden por lo menos en lo que fue el programa fundamental de la Revolución Cubana: defensa de la soberanía nacional, reparto más justo del desarrollo económico y una auténtica integración para fortalecer a América Latina ante la amenaza imperial de EEUU. En realidad, son tres patas del mismo caminar: recuperando la soberanía sobre los recursos nacionales se puede articular una integración solidaria que favorezca el reparto del desarrollo en beneficio de los más necesitados. Brasil encabeza ese proyecto latinoamericano que está intentando establecer mecanismos de cooperación políticos y económicos. Cuba se ha incorporado al Grupo de Río y se niega a regresar a una Organización de Estados Americanos presionada por EEUU con el argumento regional de que lo necesario es una Organización de Estados Latinoamericanos sin EEUU.

El petróleo y el gas de Venezuela, de Brasil, de Cuba y de Bolivia son la última gran reserva mundial pero EEUU la está viendo tan cerca de sus necesidades como lejos de la facilidad de las anteriores apropiaciones, con la amenaza además de la presencia de China alrededor de esos yacimientos.

Durante los cuatro años de Obama, EEUU va a intentar voltear a su favor los procesos electorales que vienen, cuya culminación será probablemente el regreso del PRI a la presidencia de México. Simultáneamente podría intervenir además, aplicando la Operación Honduras, en escenarios de mayor vulnerabilidad como Paraguay (donde ya están intentando la destitución parlamentaria del presidente Lugo) y Nicaragua (donde cualquier procedimiento les valdrá contra los sandinistas), aunque donde más les gustaría extirpar la dignidad nacional es en Ecuador como venganza por la expulsión de la base de Manta cuyas operaciones se realizan ahora desde Colombia. En El Salvador amenazan al gobierno exigiendo al FMLN que aclare si es o no es ‘antiestadounidense’. Y lo mismo van a hacer en Uruguay. El triangulo definitivo puede ser el formado por Brasil, Argentina y Chile. Si pierde la candidata de Lula, si se instala un gobierno peor en Argentina y si la derecha pinochetista triunfa en Chile (3), América Latina puede bascular en retroceso a favor de Washington: México, Brasil, Colombia, Argentina y Chile impedirían una auténtica integración con Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Quedarían en veremos Uruguay y El Salvador.

Si hubiera fortalecimiento de la integración latinoamericana con el mantenimiento de los gobiernos o parecidos en Brasil, Argentina y Chile, sería más fácil para Uruguay y El Salvador incorporarse a la unidad latinoamericana con Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Podrían proteger además a Paraguay. Washington sólo contaría con el poker miserable de Colombia, Costa Rica, Perú y Panamá. Para esa posibilidad se han instalado los gringos todavía más y mejor en Colombia. Para esa posibilidad han ensayado el nuevo diseño de golpe de Estado en Honduras. Para esa posibilidad amenazan con la IV Flota a Centroamérica, el Caribe y América del Sur.

¿Qué está haciendo Cuba? Alianzas estratégicas con Venezuela y China, incorporación al Grupo de Río, mantenimiento de la vinculación con Canadá, nueva relación con Rusia, negociación con la UE en la posibilidad de modificar la posición común durante la presidencia española. Y continua comprando alimentos a EEUU, a pesar de la crítica de quienes consideran que debería invertirlo en su reforma agraria para la seguridad alimentaria: la respuesta insiste en el criterio de que las compras en EEUU aumentan las presiones en el Congreso para eliminar el bloqueo.

¿Es compatible la nueva inserción internacional de Cuba con el bloqueo interno de las reformas? ¿Debe continuar blindándose la isla para poder resistir si EEUU consigue desmerengar el proceso de democratización y de integración en América Latina? ¿Puede ser Cuba un ejemplo para los nuevos procesos latinoamericanos? ¿Serán los cambios en América Latina los que empujen a Cuba hacia una democratización de su proyecto de socialismo?

La liberación nacional, el socialismo y la democracia son -según Fernando Martínez Heredia- los elementos principales de la Revolución Cubana. Cuba ha sido, es y será la referencia fundamental para América Latina en la defensa de la soberanía nacional, resistiendo el hostigamiento permanente del imperialismo estadounidense.

Un mejor socialismo podría ser la garantía definitiva para la independencia nacional de Cuba pero hasta ahora el autoritarismo supuestamente necesario para conducir la resistencia en el acoso estadounidense ha desplazado al proyecto de socialismo por una necesidad de democracia que se manifiesta fundamentalmente como la reclamación de una nueva forma de organización social en torno al mercado, a pesar de o gracias a la planificación.

América Latina admira a Cuba por su dignísima capacidad de resistencia frente a EEUU pero desde Cuba no hay para América Latina un ejemplo asimilable de democracia ni contribuciones en el debate sobre el Socialismo del Siglo XXI y su posible elaboración. Creo que Fidel Castro convirtió una isla en una nación y la Revolución ha defendido la independencia de Cuba pero su autoritarismo impidió un mejor socialismo que garantice precisamente la soberanía nacional.

Ahora que América Latina exige a EEUU el levantamiento del bloqueo sin condiciones y asume el programa inicial de la Revolución Cubana (soberanía nacional, justicia social e integración regional), la isla debería recuperarlo, democratizando su proyecto de socialismo, para enfrentar la contaminación en lugar del aislamiento. Me parece que el socialismo en Cuba no es lo que el poder quiere conservar sino lo que la auténtica izquierda del PCC quiere conseguir mediante la democratización del proyecto: más democracia para un mejor socialismo y más integración latinoamericana para una mejor defensa de la soberanía nacional. Me parece que en esa tentativa no están ni el que manda ni el que gobierna.

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(1) ¿Fuerzas Armadas o sociedad financiera? El Ejército de Cuba guarda las llaves del poder gracias a su entramado empresarial Ángel Tomás González El Mundo / 13 de diciembre del 2009

(2) "O el presidente encuentra con los auténticos revolucionarios de Venezuela la forma y la fuerza para refundar el sistema y sustituir a los oligopolios dominantes de la Nueva Clase Política o destruirá con su propia praxis a la Revolución". Heinz Dieterich / Rebelión / 5 de diciembre del 2009

(3) La extrema derecha de Sebastián Piñera (44% en la primera vuelta) espera el apoyo de la tercera parte de los votos (20%) conseguidos por el candidato de origen socialista Marco Enríquez-Ominami. Si sus pronosticos se cumplen en la segunda vuelta (17 de enero), la reconquista del imperialismo que controla a Barack Obama tendrá en Chile una palanca estremecedora. Eduardo Frei, con el 30%, necesita para ganar una avalancha de apoyos de los que voten tapandose la nariz.