Cuando el estado no puede encarcelarse a sí mismo. Operación Eladio. 809 personas imputadas.

Esto no es “terrorismo”, los medios de manipulación de masas no van a montar la película, la policía no difunde el montaje habitual. Aquí no hay la etiqueta de “violencia”, con lo cual ningún pobre pasará en la cárcel años. Esto no es una operación de corrupción en un pueblo (Malaya), ni la trama de los ERE andaluza (no podrán encarcelar a todo el psoe andaluz, ni a comisiones “obreras” ni a u.g.t., tampoco) o la Gürtel, pero parece ser que es una de las mayores macrooperaciones de la historia judicial ibérica. Caso cerrado, 809 imputados: Operación Eladio.

Según la prensa del régimen, la ‘operación Eladio’ ha alcanzado tanto a la administración como al sector privado. En la nómina de procesados hay 25 policías locales –dos de ellos subinspectores– que trabajaban en distintos municipios de Málaga, aunque también se ha detectado algún caso en Córdoba y Sevilla, 14 policías nazionales y seis guardias civiles, entre los que se encuentra un capitán.  En la seguridad privada habría 134 acusados. Hay desde vigilantes a directores de empresas, pasado por un exjefe de seguridad de la diputación de Málaga, un estamento ya de por sí parasitario, pero aún legal.

Entre los imputados figuran funcionari@s de la junta de andalucía, cinco bomberos, uno de ellos jefe de brigada; seis empleados de correos; 13 sanitarios (un odontólogo, tres enfermeros y cinco auxiliares de clínica, además de cuatro celadores); dos directores de bancos; dos inspectores de la ITV; varios militares; abogados; un empleado de un registro de la propiedad; el segundo entrenador de un equipo de fútbol de segunda división; un escultor y hasta un profesor de autoescuela. Incluso una decena de operarios de Limasa (empresa de basuras malagueña) que, según la investigación, habrían comprado títulos (hecho que se imputa a toda esta gentuza) para cobrar un plus de formación en el sueldo.

El caso lo dirige el juzgado número 4 de Málaga, y decidió instruir un procedimiento individual para cada un@ de l@s acusad@s. No se puede juzgar a un sistema entero, no se puede encarcelar al estado. Toda la burocracia encargada del control de la documentación, toda la costra política responsable de la gestión de los asuntos públicos… intocables.

Las administraciones y cuerpos de seguridad han iniciado más de 200 expedientes de expulsión. Esta cifra es muy inferior al número de los casos realmente detectados, pero finalmente se ha decidido proponer el despido de aquellos en los que la titulación era un requisito imprescindible para obtener la plaza y en los que la misma computó de forma determinante en la puntuación del opositor. El estado no puede expulsar a tod@s sus corrupt@s, sino se vacía… sólo hay que mirar imputad@s polític@s, policiales (hasta condenad@s e indultad@s), empresariales (el ex-jefe de la patronal sigue en la cárcel…). El estado no puede autocondenarse. Lo más sorprendente es que quien legisla para su propio beneficio, hasta legalizando algo insólito, como es la “amnistía fiscal”, quien legaliza la corrupción casi al completo, con sueldos y condiciones escandalosas… acabe cayendo en las trampas que pone al pueblo. Es de ser inútiles…

‘Eladio’ nació de un rumor. En un gimnasio de Málaga frecuentado por fracasad@s que eran aspirantes a funcionari@s empezó a hablarse de que había otra forma de sacarse el bachiller o la secundaria sin pisar un aula, y el comentario llegó a oídos de los agentes del Grupo II de Fraudes. Sus investigaciones condujeron hasta M. C. F., un exprofesor de instituto que entonces, en 2008, tenía 60 años y regentaba una academia de formación en la calle Héroe de Sostoa, Málaga. Este “crack” falsificaba todo tipo de títulos. Ahora tiene 66 años. La buena vida ya se la ha pegado, sus ganancias obtenidas se estiman en 1.200.000 euros. Como cantaba Eskorbuto… este maldito país, es una gran pocilga. Y lo peor es que de estas noticias no surge una revolución social… claro, además los medios de comunicación no van a darle mucha difusión… Más pronto que tarde, nunca más volveremos a saber, ni a oir, nada más de la Operación Eladio. En la cárcel no se espera a nadie de esta gentuza.