Venezuela principal objetivo del imperialismo norteamericano para la recolonización de América Latina y el Caribe

Por Adrián Figueroa león
Sábado 11 de abril de 2015 por Círculo La Puebla

Fuente: alinet.org / Rebelion

“Todos los imperios que han existido en la historia de la humanidad, fenecieron producto de sus propias contradicciones, excesos y vicios; este no será la excepción. Más temprano que tarde se impondrán la razón y la justicia”. Alejandro Castro Espín[1]

El Gobierno de EEUU irrumpió nuevamente en la escena internacional el pasado 9 de marzo de 2015 con una declaratoria de emergencia del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama quien suscribió un decreto injerencista, en el cual señala a Venezuela como una “amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política exterior estadounidense”, lo cual nos hace pensar que se trata de una nueva escalada del proyecto recolonizador del imperio norteamericano contra Venezuela y la América Latina y El Caribe.

Si analizamos desde el punto de vista del poderío estatal[2], es decir la capacidad de producir un efecto deseado, de influir, imponer su voluntad, de actuación en el ámbito internacional en factores geográficos, demográficos, recursos, población, acción colectiva y militar, ¿es Venezuela una amenaza para los EEUU?

Venezuela con su espacio geográfico continental, cerca de 30 millones de habitantes y un equipamiento militar para la disuasión y la defensa ¿podrá representar una amenaza para un país que se encuentra a más de 4.500 km de distancia, que lo supera más de 10 veces en lo que se refiere a espacio geográfico con sus 9.826.675 Km2, además tiene el ejército y el arsenal nuclear más poderoso del planeta?

Sin duda la respuesta es no, se trata de una nueva agresión que busca socavar no sólo el proceso político bolivariano, sino también es parte de la estrategia intimidatoria para contener el avance de los procesos nacionalistas, progresistas y bolivarianos que se están desarrollando en favor de la liberación, la unidad y la independencia de los pueblos de la América Latina y el Caribe.

En el caso concreto de Venezuela, desde la llegada de la Revolución Bolivariana, en los últimos 16 años se debe recordar las distintas aventuras golpistas e injerencistas auspiciadas y financiadas por el imperialismo norteamericano a través de todo su complejo militar-financiero-industrial-comunicacional, ONG`s, la USAID, y la NED, que han procurado detener el avance de la Revolución Bolivariana, teniendo que superar el golpe de Estado (2002) y el sabotaje Petrolero (2003), intentos de magnicidio, la infiltración de paramilitares en Venezuela, sabotaje económico y el más reciente intento de bombardear Caracas.

¿Cuál es el fundamento de la política exterior de EEUU hacia Venezuela?

La política exterior de EEUU se sostiene con base en el ideario de la llamada “Doctrina de Seguridad Nacional” y el “interés nacional” que no es otra cosa que las ideas dominantes de las élites oligarcas de los EEUU, que son los que realmente controlan el poder del imperio más poderoso de la historia.

Afirma Lenin que una de las principales tareas de los comunistas en lo que se refiere a la situación nacional, es “destacar los intereses de las clases oprimidas, de los trabajadores, de los explotados, distinguiéndolos con toda claridad del concepto general de intereses de toda la nación en su conjunto, que significan los intereses de la clase dominante.”[3] En otras palabras, no existe tal interés nacional al que hace referencia de una manera hipócrita el imperio norteamericano ya que la sociedad se encuentra dividida en clases sociales antagónicas, y la clase económica y políticamente dominante es quien define en un momento histórico, los fines e intereses vitales, excluyendo los intereses de los obreros, campesinos y explotados en general.

Tendríamos que buscar el verdadero fundamento de la política exterior estadounidense y su Doctrina de Seguridad en los orígenes de su creación como Estado-Nación.

¿Cuál es el ideario injerencista de EEUU?

La llamada Doctrina Monroe, formulada por el quinto presidente de los EEUU en 1823 bajo la frase de “América para los Americanos” que en ese contexto significó “América para los norteamericanos” prácticamente delimitó el hemisferio occidental como una zona de influencia exclusiva de EE.UU.

Esta doctrina fue la primera pieza de la política exterior formulada por los EEUU desde su fundación hacia Nuestra América, la cual les permitió asegurar la dominación económica y justificar el intervencionismo en el continente americano, siendo además uno de los principales sustentos del sistema político del imperialismo yanqui utilizado durante la mayor parte de los siglos XIX, XX y XXI para intervenir en los asuntos de los países del continente desconociendo los principios del derecho internacional y la soberanía de los distintos países con la finalidad de convertirlos en su “patio trasero” y asegurar el “interés geoestratégico del imperio norteamericano”.

Se debe recordar que al año siguiente de la proclama de la Doctrina Monroe se produce un golpe definitivo a la dominación española cuando el 9 de diciembre de 1824 se expulsa definitivamente a los españoles con la batalla de Ayacucho, encabezados por Bolívar y el Mariscal Antonio José de Sucre. Sólo le quedaba a España en América las colonias de Puerto Rico y Cuba.

A partir de 1826, el Libertador Simón Bolívar convocó el Congreso Anfictiónico de Panamá con el propósito de impulsar la confederación de Repúblicas de la América Meridional, para la creación de un órgano que contribuyera con la unidad de América, la conciliación política y económica de sus naciones y que al mismo tiempo sirviera para contribuir con la independencia de Cuba y Puerto Rico.

El proyecto integracionista de Bolívar, marco el inició de un largo camino de los pueblos nuestroamericanos en la lucha por la unidad de América, pero al mismo tiempo, a partir de este contexto se inicia el historial de acciones intervencionistas de EEUU contra las contiendas libertarias e integracionistas. La razón era muy simple: el proyecto integracionista entorpecía los intereses económicos de los grupos de poder norteamericanos.

Tan sólo por citar algunos ejemplos, Abel González[4] señala que en 1826 Henry Clay, el Secretario de Estado estadounidense instruyó a dos integrantes de su delegación para boicotear cualquier resolución que surgiera del encuentro del Congreso Anfictiónico de Panamá.

Otro episodio intervencionista de la naciente potencia estadounidense de ese momento ocurrió cuando en 1829 William Henry Harrison fue descubierto y expulsado por el Gobierno de la Gran Colombia por organizar un complot para derrocar las autoridades de ese país, con gran acierto Bolívar lanzó aquella profética frase en una carta dirigida al Coronel Patricio Campbell “(…)los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”[5]

En agosto de 1845 se formula por primera vez una doctrina ideológica que asegurará la expansión territorial de EEUU, lo que posteriormente se conocerá como la doctrina del Destino Manifiesto, según el cual EEUU tiene la “misión” asignada por “Dios” para conquistar nuevas fronteras, con la finalidad de llevar a todos los espacios la “democracia y la libertad.”

Para el 30 de mayo de 1848 EEUU sigue avanzando en sus pretensiones imperialistas y suscribe el Tratado de Paz Guadalupe Hidalgo en el cual se asegura la anexión estadounidense de un importante territorio de más de 2 millones de kilómetros cuadrados al norte del Rio Grande, México.

Ya para 1853 se reafirma la proyección imperialista y la naturaleza expansionista de los EEUU cuando el senador “demócrata” estadounidense Stephen Douglas asegura: “los Estados unidos están destinados a ejercer la hegemonía en el continente por medio de acorazados y cañones”[6].

En 1855 William Walker invade Nicaragua y se proclama Presidente, el cual es reconocido por EEUU, invade a Honduras y El Salvador y se proclama jefe de Estado en ambas naciones. Restaura la esclavitud en los territorios ocupados.

En 1898, EE.UU. le declara la guerra a España, ocupa a Cuba y obliga a España a cederle los territorios de Puerto Rico, Guam, Filipinas y Hawái.

Desde el año 1900 hasta el día de hoy, existe un largo prontuario de intervenciones por parte de EEUU en América Latina y el Caribe que se sustentan en el mismo ideario expansionista con algunas actualizaciones según el presidente de turno, hasta llegar al 44º Presidente de los EEUU, Barack Obama.

¿Cuáles son las características de la política exterior de EEUU en la gestión de Obama “tuerce brazos”?

Según el ensayista norteamericano William Blum, quien es uno de los principales exponentes a la opinión pública sobre las terribles acciones llevadas por el personal de la CIA y además es citado por Guy Spitaels[7] señala lo siguiente:

La política exterior norteamericana se descompone de la siguiente manera:

“1. Dejar el mundo abierto y acogedor a lo que llamamos en el lenguaje común la globalización, especialmente para las empresas transnacionales radicadas en América;

2. Mejorar los balances de los proveedores de Defensa que han cotizado generosamente ante los miembros del Congreso y los residentes de la Casa Blanca;

3. Impedir la emergencia de toda empresa que pudiera ser utilizada como un ejemplo exitoso de alternativa al modelo capitalista;

4. Extender la hegemonía política, económica y militar sobre la parte más grande posible del planeta para prevenir la emergencia de todo poder regional que pudiera desafiar la supremacía norteamericana y crear un orden mundial a la imagen de América (Estados Unidos), tal como conviene a la única superpotencia mundial ”

Todo este análisis contribuye a reforzar algunas tesis sobre la política exterior estadounidense y se puede agregar:

1) El carácter belicista, injerencista e intervencionista del imperio estadounidense en América con el argumento de “proteger sus intereses nacionales y su seguridad nacional”. Para el imperialismo estadounidense la doctrina de Seguridad Nacional ha sido unos de sus principales argumentos para dirigir sus pretensiones geopolíticas y dominio económico a escala mundial.

2) Según Alejandro Castro[8] han sido diversas las estrategias utilizadas en función de garantizar los intereses nacionales de EEUU en los últimos dos siglos, sin embargo el fundamento de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional del imperialismo norteamericano ha sido prácticamente el mismo, van desde la ocupación, anexión de territorios, guerras e intervenciones militares, con la finalidad de asegurar los mercados, recursos y áreas de influencia. En este sentido vale la pena resaltar algunas ideas de los documentos de Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU en el año 2010 y 2015:

La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos 2010, aprobada por la gestión de Barack Obama señala que América, en otras palabras Estados Unidos depende mercados extranjeros para vender sus exportaciones y mantener el acceso a las materias primas y recursos, justificando el uso unilateral de su poderío militar para defender sus “intereses nacionales”, veamos un párrafo:
“Estados Unidos debe reservarse el derecho de actuar unilateralmente, si fuera necesario, para defender nuestra nación y nuestros intereses, pero también vamos a tratar de cumplir con las normas que rigen el uso de la fuerza” (U.S. National Security Strategy 2010, p22).

El Documento de Estrategia de Seguridad Nacional 2015, Obama plantea en forma directa algunas amenazas contra Venezuela, en donde se refiere a nuestro país indicando: “apoyamos a los ciudadanos de países donde el ejercicio completo de la democracia esté en riesgo, tales como Venezuela. Aunque algunos pocos países en la región siguen atrapados en viejos debates ideológicos, nos mantendremos trabajando con todos los gobiernos interesados en cooperar con nosotros en caminos prácticos para reforzar los principios enumerados en la Carta Democrática Interamericana”. (U.S. National Security Strategy 2010, p28
3) El imperio estadounidense guía su acción por su doctrina “excepcionalista” y guerrerista inspirada en preceptos de Mearsheimer, Kissinger, Krautharmer, Mandelbaum, Albright y Brzezinski. En el año 2008, Madeliene Albright publicó una crónica referida a la postura internacional que debería asumir Obama, indicando lo siguiente: “requiere de una actitud donde la estrategia global y capacidad de persuadir a los países de hacer lo que nosotros deseamos”, antes de dañar el honor del excepcionalismo de los Estados Unidos, en razón de sus recursos, de sus tradiciones, de sus ideales”.

4) Obama sigue al pie de la letra la receta excepcionalista cuando manifestó “Tenemos el Ejército más fuerte del mundo y en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los países si no quieren hacer lo que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares". Con esta declaración, EE.UU: el Estado agresor, transgrede los principios del derecho internacional, en este sentido vale la pena mencionar que con el decreto de Obama el pasado 9 de marzo de 2015, se violan los siguientes principios de la Carta de la Organización de Naciones Unidas:

1. El artículo 1 en sus numerales 1, 2, 3 y 4 , en el cual se establecen los propósitos de las Naciones Unidas, entre ellos mantener la paz y la seguridad internacional, el fomento de las relaciones de amistad entre las naciones, basadas en el respeto, la igualdad de los derechos y la libre determinación de los pueblos entre otros aspectos fundamentales para las relaciones internacionales.

2. En el Artículo 2 en sus numerales 1 al 7 se establecen normas básicas y principios relativos a las formas como deben proceder los Estados-naciones miembros de la ONU, entre las cuales se destacan la igualdad soberana, la resolución de los conflictos de en forma pacífica, la preservación de la integridad territorial y la independencia política.

5) Venezuela y en general la América Latina y el Caribe es la zona geoestratégica más importante para los EEUU por la importante concentración de recursos y la necesidad del imperio norteamericano de contener el “mal ejemplo” de los países que están fortaleciendo la independencia y la unidad de américa latina y el caribe, así como la idea de avanzar en la construcción de un sistema político, económico y social que transcienda el modelo neoliberal capitalista.

De igual manera, señala Atilio Borón[9] que en toda esta vasta región no sólo posee petróleo, sino también grandes reservas de gas, la mitad de agua dulce del planeta, donde se encuentran tres importantes cuencas hidrográficas; la del río Amazonas, la del río Orinoco y la del río de La Plata. Por si fuera poco, cuenta aproximadamente con un 40% de las especies animales y vegetales con la cual cuenta el planeta.

América Latina y el Caribe es una zona rica en minerales estratégicos que no produce EEUU, lo cual representa una seria amenaza, ya que el control de estos recursos es fundamental para sustentar su economía, sus intereses vitales y su “seguridad nacional”. Todo esto se puede apreciar en el informe Facing Tomorrow`s Challenges: U.S. Geological Survey Science (2007-2017) citado en el informe UNASUR Mayo 2013[10] “El uso y la competencia por los recursos naturales en escala global y las amenazas naturales a estos recursos, tiene el potencial de impactar la capacidad de la nación para sustentar su economía, la seguridad nacional, la calidad de vida y el ambiente natural.”

En este documento queda explícito que la estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos se articula con el acceso y dominio a escala planetaria de los recursos naturales.

¿Por qué Venezuela es uno de los principales objetivos del imperialismo norteamericano?

Con la llegada del Comandante Hugo Chávez a la Presidencia de la República en 1998 y la Revolución Bolivariana, Venezuela ha jugado un papel fundamental en los procesos de transformación política y social la América Latina y El Caribe. En el plano nacional fue desmontando los programas neoliberales que habían sido impuestos en Venezuela por organismos como el FMI, BM y el BID con la complicidad de los gobiernos corruptos de la IV República.

Con la llegada de Chávez se formula un proyecto para el desarrollo humano integral de la nación, el Proyecto Nacional Simón Bolívar que incluye los planes de la Nación y reivindica al mismo tiempo la soberanía, la independencia y la integración de Venezuela a un nuevo sistema de relaciones con el mundo, fundamentado en los principios que establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

En el plano internacional, tal como lo señala Roberto González[11], la política exterior tiene el mismo fundamento que la política interior y determina la acción de los Estados en todos los planos, en este sentido Venezuela rige su política exterior centrada en la defensa de la independencia, la igualdad entre los Estados, las relaciones internacionales la cooperación y solidaridad entre los pueblo en contradicción con las doctrinas colonialistas, regímenes hegemónicos, imperialistas e injerencistas como es el caso de EEUU.

La agenda de la política exterior venezolana da prioridad a los procesos de integración con otros países, especialmente los de América Latina y El Caribe, pero vale la pena decir que no se trata de cualquier tipo de integración o los viejos esquemas de integración neoliberal sino de esquemas flexibles que favorezcan el desarrollo humano integral, sustentable y solidario de los pueblos de Latinoamérica y El Caribe.

Estos procesos de integración tienen una dimensión económica, social, cultural, política y ambiental. Como se podrá notar no estamos hablando de los escenarios integracionistas neoliberales sino de los esquemas planteados por el Libertador Simón Bolívar quien hablaba del congreso Anfictiónico de Panamá como el punto de encuentro para resolver los problemas de los pueblos de América.

Venezuela se constituye en uno de los principales objetivos geoestratégicos para la política imperial de los EEUU y se ha convertido en uno de los principales actores en el cambio de época que se comenzó a generar a finales del siglo XX y principios del siglo XXI con la Revolución Bolivariana, la cual ha tenido repercusión mundial, especialmente en el continente americano. A continuación se presentan algunas razones por las cuales Venezuela es uno de los principales objetivos del imperialismo norteamericano:

Venezuela ha ejercido un liderazgo político en América Latina y El Caribe en los últimos 16 años reivindicando el legado histórico bolivariano, la lucha contra el imperialismo, el fortalecimiento de las alianzas regionales, la diversificación de sus relaciones con otros países como Rusia y China a través de su política petrolera para la vida y la paz.
De igual manera, la política exterior de Venezuela ha sido una herramienta fundamental para su inserción en nuevos espacios geopolíticos, para la integración de la América del Sur y el Caribe, como por ejemplo la CELAC, UNASUR, ALBA, Petrocaribe y el Mercosur, consolidar una renovada arquitectura geopolítica, promover vínculos de complementariedad, solidaridad y unidad entre los pueblos vecinos y por otra parte, crear las condiciones para acumular fuerzas en propuestas ideológicas que permitan sumar liderazgos en favor del proceso emancipatorio de la América Latina y El Caribe

El imperio norteamericano no le perdona a Venezuela la derrota que le propino junto a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata (2005) donde no logró el respaldo para incluir una resolución a favor del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un proyecto imperialista, anexionista y neoliberal.

EE.UU necesita recuperar la influencia perdida sobre América Latina y El Caribe por la importante base de recursos naturales que posee y que son necesarios para poder sostener su sistema capitalista depredador y sus “intereses nacionales”, es decir los intereses de las transnacionales y las oligarquías norteamericanas. Al mismo tiempo, requiere contrarrestar el crecimiento económico y neutralizar la influencia en la región de otras potencias como por ejemplo Rusia y China.
Venezuela posee la principal reserva de petróleo del mundo cuantificada y certificada como consecuencia de la política de plena soberanía petrolera y la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, esta reserva asciende a 298 mil 352 millones de barriles de petróleo. El petróleo Venezolano es el principal instrumento para la diversificación de sus relaciones internacionales a favor de la construcción de un mundo multicéntrico, pluripolar y equilibrado, y además es el principal recurso energético que ofrece la mayor tasa de retorno.

Según datos oficiales de PDVSA 2014, Venezuela es el país con la sexta reserva probada de gas natural a nivel mundial con 197.089 MMMPC y adicionalmente ocupa el sexto lugar a nivel mundial en lo que se refiere a capacidad de refinación con 2.822 MBD, cuenta con seis refinerías; Amuay, Cardón, Bajo Grande, El Palito, Puerto la Cruz y San Roque, que suman su capacidad de refinación 1.303 MBD y en el ámbito internacional la capacidad de procesamiento de PDVSA es de 1.519 MBD.

Venezuela se encuentra ubicada en una posición geoestratégica para los EEUU, ya que un buque petroleros desde el Lago de Maracaibo tarda tan sólo 4 o 5 días llegar Houston, mientras que desde el Medio Oriente puede tardar hasta 45 días.

En definitiva, el Gobierno de los Estados Unidos ha decidido escalar en una nueva fase de agresiones contra Venezuela, y actuar unilateralmente ante los distintos intentos fallidos de la ultraderecha venezolana para detener la Revolución Bolivariana y derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro.

Tal como lo señala Michel Collon,[12] detrás de Obama se encuentra la diplomacia del “Smart Power”, el estratega Zbigniew Brzezinski y las guerra de baja intensidad cuyo término “baja intensidad” resulta engañoso, donde se recurren inicialmente a métodos menos espectaculares, ya que EEUU tiene un amplio abanico de opciones para la guerra y desestabilizar gobiernos los cuales puede utilizar en forma combinada; Corrupción dirigentes locales, chantajes, campañas mediáticas para la demonización, desestabilizaciones, embargos y bloqueos comerciales, golpes de Estado, provocaciones de separatismo, guerras por intermediarios, bombardeos y ocupaciones terrestres.

Venezuela al igual que toda la América Latina y El Caribe sigue siendo el gran objetivo de las pretensiones imperialistas norteamericanas, y el gran reto de nuestros pueblos es darle vida como una sola voz a las últimas palabras de Chávez: Unidad, Lucha, Batalla y Victoria.

- Adrián Figueroa León es Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela (UMBV), militante de la Revolución Bolivariana en la UBCH José Martí, Investigador en temas de América Latina y el Caribe.

[1] Castro, Alejandro. Imperio del terror: Estados Unidos; el precio del poder, Fundación Editorial EL perro y la rana, Caracas, 2009, p.4

[2] González, R. Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales. La Habana: Pueblo y Educación, 1990, pp. 41

[3] V.I. Lenin: esbozo inicial de las tesis sobre los problemas nacional y colonial”, en Acerca de la política exterior del Estado soviético, Editorial Progreso, Moscú

[4] González, Abel. La gran estrategia: Estados Unidos vs América Latina, Editorial Capotan San Luis, La Habana, 2013, pp. 68

[5] Carta al Coronel Patricio Cambell, encargado de negocios de S.M.B., Guayaquil, 5 de agosto de 1829, en Simón Bolívar: Documentos, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1979, p23

[6] Castro, Alejandro. Imperio del terror: Estados Unidos; el precio del poder, Fundación Editorial EL perro y la rana, Caracas, 2009, p.33

[7] Spitaels, Guy. Barack Obama: el espejismo, Editorial Popular, Madrid 2010,pp .255

[8] Castro, Alejandro. Imperio del terror: Estados Unidos; el precio del poder, Fundación Editorial EL perro y la rana, Caracas, 2009, p.21

[9] Borón, Atilio. América Latina en el Geopolítica del Imperialismo, Ediciones Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Caracas, 2013, pp. 81-86

[10] UNASUR. Recursos Naturales y Desarrollo Integral de la Región, Secretaría General de UNASUR, Caracas, 2013., pp 106

[11] González, R. Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales. La Habana: Pueblo y Educación, 1990.

[12] Collon, Michel. Los 7 pecados de Hugo Chávez, Vadell hermanos editores, Caracas, 2012, pp. 519


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