LA COMUNAL
Por Raúl Gatica

            Algunos se preguntaran porque habiendo tantos temas que tratar sobre los cuales podemos llenar kilómetros de papel nos ponemos a hablar de una revista que ni siquiera esta hecha por “verdaderos escritores”. Muy simple, porque en tiempos de tanto dolor y activismo urge que los pueblos reflexionemos sobre nuestro hacer, en este caso, desde la práctica indígena pero no solo para indígenas, como se hace en la revista Comunal.

            La palabra comunal puede no representar gran cosa, pero tiene un sentido de colectividad y evoca la  vida de la comunidad. Además para quienes participamos en el CIPO-RFM es el instrumento para llegar a los demás, informarles nuestro trabajo, explicar esperanzas y sueños, reflexionar nuestras fallas y aciertos, en fin, es luchar contra el olvido.

            La comunal nació como nacen muchas cosas en el CIPO, caminando y miando, hablando y haciendo nomás. Un día el Mixteco Macario, conocido como Macarena, de Nuyoo (cara de luna) presentó su informe en su cargo de animador. Era un escrito a mano, por ambos lados de la hoja y decía que logró, que faltó; los pendientes y como seguiría participando.

En otra ocasión la Zapoteca, Asunción López, Chonita, que vive y lucha en Huatulco, al volver de su primera comisión fuera de su comunidad, con el relator especial de Naciones Unidas para la vivienda, informó: “como no estas juntas organizadoras, dejo dicho al consejos otro reunión. Hay hablas teléfono de México que dice cuando haces compromiso CIPO porque ayudas otro comunidad. Buscas modo alguien acompañas palabra de CIPO se entregó en reunión. Si preguntas, estoy casa del CIPO en Huatulco.”

Macarena y Chonita fueron los parteros de la Comunal. Sus informes iniciaron la idea de la revista. Cuando se leyó en Asamblea sus informes, más de uno sentimos vergüenza por no haber informado por escrito en varias comisiones. Sus textos fueron ejemplo pues en esa reunión acordamos: “Que se escriba un papel donde dice que hacemos las comunidades del CIPO-RFM. Que sea libro con la voz de las comunidades.”

            A este acuerdo le paso igual que a muchos otros en el CIPO, hasta que las comunidades aburridas de esperar lo hacen y luego, nomás enteran a la junta, como dice Procoro: “los estamos ayudando a que se cumplan los acuerdos”

            Ese tiempo llegó con Francisca, Chika. Ella habló con la gente, se enteró de la idea y se propuso acompañarla. Un día la vimos armándose de crayolas, marcadores, pinturas, pliegos de papel bond y esperanzas.

—Voy preparada para el fracaso. —Dijo antes de salir

            Comenzó el recorrido por 11 comunidades.
—La capacidad de contar que tienen los pueblos es interminable. —Decía la Chika
Y lo reafirmó, medio año después, en el prologo del libro-revista:  

—La idea de este proyecto no fue darles una voz a l@s indígenas, porque la tienen. Lo que a veces falta es un micrófono, nada más.

La diferencia de la comunal con otras revistas esta en que sus autores son la comunidad, hombres, mujeres, jóvenes, niñ@s y abuelit@s que apenas saben leer y escribir y much@s ni eso, y que, los testimonios nacen desde la visión de quienes viven las situaciones. Es la comunal, sin duda, una experiencia más de nuestros pueblos, donde ponen en colores, imágenes, palabras e ideas, el proyecto de lo que son y quieren como pueblos indígenas, comunidades y organización: como indígenas magonistas y zapatistas.

A lo largo de las 80 páginas de la comunal se da información sencillísima sobre Oaxaca, población, clima, distribución geográfica, analfabetismo, organización administrativa, etc., así como auto caracterizaciones de lo que es ser indígena del CIPO, de los usos y costumbres en las comunidades, de la organización interna, de la forma de participar organizadamente en el CIPO, de las formas de lucha, las demandas, de los pasos dados para llegar a ser del CIPO y el efecto de cada uno de ellos en la construcción del cariño a la organización. La explicación es amplia respecto a las actividades que se realizan, los juegos y materiales que se usan.

En la Comunal, mientras se cuenta la historia de la comunidad se dice la del CIPO a partir de lo que se ha vivido como pueblos. Hablan de cómo funciona el CIPO y la comunidad, como se toman acuerdos, cual es la estructura, como le hacen para que no tengan dirigente, como luchan y participa cada comunidad en las actividades de la organización, etc. Encontramos relatos y dibujos de cómo la sierra, la costa o la Mixteca, tomo la carretera, “entretuvo dentro de sus oficinas” a los funcionarios, marchó por las calles, pegó los carteles, hizo la fiesta, bailo el torito, expuso sus artesanías, asistió a las reuniones, talleres, encuentros, en fin, historias que exigen justicia, los derechos de las mujeres, de los indígenas; el respeto por el bosque, los ríos, por los acuerdos de San Andrés, la autonomía, la radio, el agua, la cultura, etc., donde los asuntos de uno son cosa de todos.  
Hay relatos que dicen más, que hablan tanto en tan poco espacio como el de las mujeres de San Isidro Aloapam: “hasta que nos organizamos como CIPO comenzamos a existir”. O de Plan de Zaragoza: “hasta morirnos —creo— vamos a descansar. Los hombres hacen un solo trabajo, es pesado y se cansan también, pero es un solo trabajo, porque si vienen del campo, de limpiar el cafetal o la milpa están cansados, pero ya descansan; una mujer sigue trabajando”

La Comunal, que logró ser editada con el apoyo financiero de Ce Acatl y el colectivo de jóvenes alemanes del cual Chika es parte, es una invitación para asomarnos a conocer el trabajo de una de las organizaciones indígenas integrante del Congreso Nacional Indígena, CNI, que a pesar de tanta violencia contra ella, no renuncia a su sueño de autonomía. Ojala la visiten en la pagina www.nodo50.org/cipo y puedan comprobar si en efecto es o no importante hacer este comentario sobre la revista de las comunidades, aunque ahora no hablásemos de cosas tan “importantes” que suceden en el mundo.

 

>REGRESAR<