El problema del orígen de la agricultura mundial a la luz
de las últimas investigaciones
Nicolai I. Vavilov
¿Dónde debemos buscar
los orígenes de la agricultura? ¿Hay orígenes independientes en diferentes
regiones, en diferentes continentes? ¿Cómo debe explicarse la localización
geográfica de la agricultura? ¿Cuáles fueron las primeras plantas cultivadas?
¿Cuáles fueron los primeros animales domésticos y dónde se domesticaron? ¿Dónde
podemos encontrar las fuentes originarias de las plantas cultivadas? ¿Cómo se
conectan los animales domésticos y las plantas cultivadas actuales con sus
holotipos salvajes? ¿Cómo tuvo lugar la evolución de las plantas cultivadas y
de los animales? ¿Cómo se comunicaron las primeras civilizaciones agrícolas?
¿Qué herramientas fueron utilizadas por los agricultores primitivos en las
diferentes regiones?
Vistas desde el punto de
vista del estudio materialista concreto, todas estas cuestiones históricas son
muy actuales y de gran importancia para la agricultura moderna. Frente a la
práctica anterior, el investigador actual, ante el incremento de las
dificultades en las condiciones económicas mundiales, intenta utilizar la
experiencia del pasado con el objetivo de mejorar la práctica actual. En la
Unión Soviética, que está ahora construyendo el socialismo y la agricultura
socialista, el problema del origen de la agricultura, de las plantas cultivadas
y de la domesticación de los animales, nos interesa principalmente desde un
punto de vista dinámico. Conociendo el pasado, estudiando los elementos
a partir de los cuales se ha desarrollado la agricultura, coleccionando plantas
cultivadas en los antiguos centros agrícolas, hemos tratado de dominar el
proceso histórico. Queremos saber cómo modificar las plantas y domesticar los
animales de acuerdo con las necesidades actuales. Tenemos interés particular en
el trigo y la cebada descubiertos en las tumbas de los faraones de las primeras
dinastías. Para nosotros, las cuestiones constructivas -problemas que interesan
al ingeniero- son las más urgentes. Es mucho más importante para nosotros
conocer cómo difiere el trigo egipcio del de otras tierras, qué características
en este trigo egipcio son relevantes para mejorar nuestro trigo, y comprender
cómo fue producido. El investigador trata de descubrir los elementos primarios,
«los ladrillos y el hormigón», a partir de los que fueron creadas las especies
y variedades modernas. Necesitamos este conocimiento con el fin de poseer el
material inicial para la reproducción práctica de plantas y animales. Estudiamos
la construcción de los instrumentos agrícolas primitivos con el fin de obtener
indicaciones para la construcción de la maquinaria moderna.
Resumiendo, los
problemas históricos del origen de la agricultura, del origen de las plantas
cultivadas y de los animales domesticados, son especialmente interesantes para
nosotros en el sentido de dirigir y controlar la reproducción de plantas
cultivadas y animales.
Los resultados de estos
estudios pueden ser de interés para arqueólogos, historiadores, naturalistas,
agrónomos, genetistas, o criadores de plantas y animales. Sin embargo, nosotros
tenemos la oportunidad hoy en este Congreso Internacional dedicado a la
historia de la ciencia y la tecnología, de dirigir nuestra atención a los
principales resultados de las investigaciones sobre este problema que han sido
llevadas a cabo recientemente en la Unión Soviética.
En el curso de nuestro
trabajo sobre las cuestiones prácticas conectadas con la reproducción de
plantas, hemos abordado varios de los problemas de la historia mundial de la
agricultura incluidos en el programa de este Congreso.
El Instituto de la
Industria de las Plantas de Leningrado ha estado estudiando recientemente las
plantas cultivadas de todo el mundo de acuerdo con un programa definido.
Durante el estudio sistemático de un número de especies se hizo evidente que
hasta ahora ni el botánico, ni el agrónomo, ni el cultivador ha abordado
todavía de modo íntegro el estudio de las fuentes mundiales de las más
importantes plantas cultivadas, cuyos centros de evolución, como han mostrado
las investigaciones, están localizadas principalmente en los antiguos países
agrícolas. La horticultura y la agricultura europea y americana contemporánea
conoce sólo detalles fragmentarios, derivados de antiguos centros de
agricultura, de la inicial diversidad de plantas cultivadas.
Nosotros comenzamos
estudiando sistemáticamente las plantas cultivadas del mundo. Se enviaron
numerosas expediciones especiales a diferentes partes del globo, principalmente
a los antiguos países montañosos. Se recolectaron una enorme cantidad de
material y nuevos datos sobre los métodos y técnicas primitivos de agricultura.
Las investigaciones comprendieron los países del Mediterráneo, incluyendo
Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Portugal, España, Italia, Grecia, la
totalidad del Asia Menor, Siria, Palestina y las islas de Sicilia, Cerdeña,
Creta, Chipre y Rodas. En detalle fueron investigados: Abisinia, Eritrea,
Persia, Afganistán, China occidental, la Mongolia agrícola, Japón, Corea,
Formosa y hasta cierto punto la India. Las antiguas regiones agrícolas de
Transcaucasia y Turkestán fueron estudiadas con más detenimiento. En el Nuevo
Mundo las investigaciones comprendieron la totalidad de México (incluyendo el
Yucatán), Guatemala, Colombia, Perú, Bolivia y Chile.
Estas expediciones
recolectaron un gran número de especies de plantas cultivadas (cientos de
miles), que han sido ahora estudiadas durante varios años en diferentes
estaciones experimentales. Las investigaciones aclararon la distribución
geográfica mundial de especies y variedades; descubrieron varias especies hasta
ahora desconocidas para los botánicos, cultivadores y agrónomos, que tenían
frecuentemente valiosas «cualidades prácticas». Las investigaciones han llevado
incluso al descubrimiento de nuevas especies de plantas cultivadas. Así
en Perú y Bolivia nuestras expediciones descubrieron doce nuevas especies de
patatas, en lugar de la única conocida (Solanum tuberosum L.)
Nuevas especies de trigo y cientos de nuevas variedades de pequeños granos y de
plantas silvestres y cultivadas.
El hecho más
significativo establecido por estas investigaciones, que es además de gran
importancia para la comprensión de la historia de la agricultura mundial, es la
localización geográfica de las principales variedades de las plantas
cultivadas. Esto se ha realizado mediante una observación detallada. Se ha
probado que se pueden localizar exactamente los centros originales primarios de
las más importantes plantas cultivadas, por ejemplo, del trigo, el centeno, el
arroz, el maíz, y de muchas plantas silvestres y cultivadas. Esto ha permitido
la adquisición de una enorme cantidad de material fundamental, hasta ahora
desconocido para los botánicos.
Los centros
fundamentales de origen de las plantas cultivadas, tal como han probado estas
investigaciones, muy frecuentemente juegan el papel de acumuladores de una
asombrosa diversidad de variedades. Solamente en Abisinia, pequeña zona
agrícola primitiva, donde el área total de trigo no ocupa ciertamente más de
medio millón de hectáreas, hemos encontrado más variedades que en todos los
otros países del mundo tomados en conjunto. Las variedades de maíz en el sur de
México –de donde es originaria esta planta– son extremadamente ricas. Las
frutas silvestres en Transcaucasia –el principal lugar de origen de varios
árboles frutales europeos– son asombrosamente variadas. Sin embargo, la
diversidad de variedades por sí sola no siempre determina el centro primario de
origen de la planta cultivada. Es necesario estudiar sus cepas silvestres y
cultivadas, la historia de las migraciones de las plantas. Nosotros hemos
elaborado métodos de sistematización diferencial y de geografía botánica que
nos permiten determinar exactamente el lugar originario de las plantas
cultivadas primitivas. (1)
Como resultado de la
investigación sobre varios cientos de plantas cultivadas hemos llegado a
establecer los centros mundiales fundamentales de las principales plantas
cultivadas. Algunos de estos resultados son probablemente de interés general.
En definitiva, nuestras
investigaciones han conducido al establecimiento de siete centros originarios
fundamentales e independientes de las plantas cultivadas en la Tierra, que
probablemente fueron al mismo tiempo los focos del desarrollo independiente de
la agricultura mundial.
Para la mayoría de
nuestras actuales plantas cultivadas, el continente principal es Asia. Un
número importante de plantas cultivadas tiene origen asiático. En Asia
distinguimos tres centros fundamentales de formación de especies. Primero, el
Suroeste de Asia, incluyendo el interior de Asia Menor, Persia, Afganistán,
Turkestán y la India noroccidental. Aquí está el hogar del trigo suave, del
centeno, del lino, de la alfalfa, del trébol persa (Trifolium resupinatum L.),
de diversos árboles frutales europeos (manzana, pera, Prunus divaricata
L., granada, membrillo, guindas), de uvas, y de diversos vegetales.
No es del todo
circunstancial que la historia bíblica localice el Paraíso Terrenal, el Jardín
del Edén, en esta región. Incluso ahora es posible ver en Transcaucasia y en el
norte de Persia bosques de manzanos silvestres, de perales, guindales,
membrillos, cubiertos de parras silvestres –paraísos en el sentido real de la
palabra.
El segundo centro
mundial independiente en Asia está localizado en la India propiamente,
incluyendo el valle del Ganges, toda la península del Indostán, y las zonas
colindantes de Indochina y Siam. Este es el hogar original del arroz –el
cultivo más importante del mundo– que supone todavía el alimento principal de
la mitad de la humanidad. Aquí es posible todavía observar el arroz en su
primer estadio como planta silvestre, como una mala hierba en los campos, y
seguir su desarrollo dentro de las formas cultivadas primitivas, que presenta
una asombrosa diversidad. Este es también el hogar de varias plantas cultivadas
tropicales, la caña de azúcar, algodones asiáticos, árboles frutales tropicales
(por ejemplo, los mangos).
El tercer centro
asiático está localizado en la montaña central y oriental de China. Asia
central, como sabemos ahora sin discusión, no tuvo relación con la agricultura
primitiva, a pesar de la inmensidad de su territorio. Ni Mongolia, ni la China
occidental, Tianshan, ni Siberia, muestran trazas de agricultura independiente,
ni en relación con la diversidad de plantas cultivadas, ni en relación con la
técnica de la agricultura. (2)
Asia oriental, por el
contrario, el curso alto y los valles de los grandes ríos de China, Hun-ho y
Yangtze-Kiang, ha dado lugar a la gran cultura china, y quizás incluso a la
agricultura prechina. Este es el hogar de diversas plantas tales como los
peculiares repollos chinos, el rábano, y de otros diversos cultivos poco
conocidos en Europa. Esta es la tierra natal de plantas de cítricos, el
azufaifo (Zizyphus), el caqui, el melocotón, la ciruela china (Prunus
Simoni), el té de arbusto, el moral, el lugar de nacimiento de varias
plantas tropicales y especialmente de plantas subtropicales.
En este país la técnica
agrícola es muy peculiar. El suelo se cultiva principalmente mediante trabajo
manual, en muy pocos casos se utilizan animales domésticos. El cultivo
intensivo de hortalizas está muy extendido. La lluvia en China está regida por
los monzones. Las principales regiones agrícolas cuentan con una cantidad
adecuada de humedad. Tanto para Japón como Formosa, nuestras investigaciones
han mostrado que estos países han adoptado los cultivos y las técnicas de
China. Lo mismo puede decirse de las Filipinas y del archipiélago Malayo, cuya
agricultura ha sido tomada de China.
En contraste con China y
Japón, el suroeste de Asia (el primer centro) se caracteriza por un amplio uso
de animales domésticos –vacas, caballos, camellos y mulas–. La diversidad de
instrumentos agrícolas es aquí especialmente notable.
En Europa, la
agricultura primitiva se sitúa definitivamente en el sur. El cuarto centro
mundial abarca los antiguos países bañados por el Mediterráneo, incluyendo
el Pirineo, los Apeninos y las penínsulas Balcánicas, la región costera de Asia
Menor, Egipto, y también el territorio de los actuales Marruecos, Argelia,
Túnez, Siria y Palestina.
A pesar de la enorme
importancia histórica y cultural del centro Mediterráneo, que ha dado lugar a
las grandes civilizaciones de la antigüedad –la Egipcia, la Etrusca, Egea, y
antigua Hebrea– este centro, de acuerdo con las investigaciones de la
diversidad de variedades, ofrece muy pocos cultivos autóctonos importantes. La
agricultura antigua se basa en el olivo, el algarrobo (Ceratonia siliqua L.),
y la higuera. La mayoría de los cultivos, tales como trigo, cebada, judías y
guisantes han sido tomados obviamente de otros centros. La diversidad de
variedades de cultivos es aquí considerablemente más pobre que en los centros
principales de los cultivos corespondientes. Sólo una serie de plantas
forrajeras tales como Hedysarum coronarium L., la sulla, Ervum
ervilia L., el yeros, Lathyrus cicer L. Gorgonia sp., Trifolium
alexandrinum L., son originarias de la región mediterránea.
Aquí las plantas
cultivadas han experimentado una cuidadosa selección promovida por el clima
templado y el elevado dominio de la técnica agrícola. Las variedades de
cereales, cosechas de leguminosas, lino, hortalizas, se han distinguido en la
región mediterránea por el gran tamaño de sus frutos, semillas, bulbos, así
como por su gran calidad, en comparación con los cultivos correspondientes que
crecen en regiones distantes del Mediterráneo.
La agricultura primitiva
del Mediterráneo se caracteriza por tipos especiales de instrumentos para
labrar y cosechar tales como el arado romano, el trillo de madera preparado con
piedras afiladas y el molino de piedra. China, la India, y en gran medida, el
suroeste de Asia, no conocían este tipo de instrumentos.
El quinto centro mundial
se encuentra situado en la montaña oriental de África, principalmente en la
montañosa Abisinia. Este pequeño centro es más bien peculiar, pues aunque se
caracteriza por tener un pequeño número de importantes plantas cultivadas
independientes, presenta una extraordinaria variedad de clases. Aquí
encontramos la máxima diversidad del mundo, al menos en lo que concierne a las
variedades de trigo, cebada, y quizás también del sorgo de grano. Este es el
hogar de plantas tales como el teff (Eragrostis abyssinica (Jacq.) LinK.):
uno de los cereales más importantes de Abisinia; níger (Guizotia abyssinica
(Lf.) Cass.): una planta oleaginosa original de esta tierra. El lino se
distingue por sus pequeñas semillas. A diferencia de los antiguos países del
Mediterráneo y del sudoeste de Asia, en Abisinia nace sólo como una planta de
pan para obtener su harina. El cultivo de lino para aceite y fibra es todavía
desconocido en la primitiva Etiopía. Abisinia es el hogar de la planta de café
así como de la cebada utilizada para la elaboración de la cerveza.
Aunque no se ha
encontrado ninguna reliquia arqueológica que dé prueba del carácter originario
del centro de Abisinia (con excepción del antiguo culto fálico recientemente
descubierto en la Abisinia meridional), puede afirmarse, sobre la base de la
diversidad y de las cualidades especiales de las plantas cultivadas, así como
de la técnica agrícola (el cultivo por medio de azadas todavía existe hasta
cierto punto en Abisinia), que este centro es indudablemente independiente y
muy antiguo. Estamos convencidos de que en gran medida Egipto ha adoptado las
gramíneas de Abisinia. Todos los datos comparativos referidos a la diversidad
de las plantas cultivadas, las especies de animales domésticos, el modo de vida
de la población agrícola, sus alimentos originales, todo apunta al carácter
autónomo del centro de Abisinia. Los datos lingüísticos son una prueba
adicional de la anterior conclusión.
En el Nuevo Mundo,
investigado durante los últimos cinco años por expediciones soviéticas, deben
distinguirse dos centros principales: el centro del sur de México incluyendo
parte de América Central, y el peruano que incluye Bolivia. El primero es el
más importante. Ha dado nacimiento a cultivos tales como el maíz, el algodón
del altiplano, el cacao, el agave (henequén), la calabaza tropical, la judía
escarlata y la judía común, chiota (Sechium edule Jacq.), papaya, y
diversos cultivos indígenas de importancia secundaria.(3)
Perú y Bolivia son el
hogar de la patata, el árbol de la quina, el arbusto de la coca, así como de
una serie de cultivos secundarios. Aquí se han distinguido grupos
extraordinariamente polimórficos del maíz suave.
Las otras regiones de
América Central y del Sur, aunque han dado lugar a diversos cultivos, no son de
importancia decisiva para la historia de la agricultura mundial (véase nota 3).
Los centros agrícolas
del Nuevo Mundo nacieron de manera completamente independiente de los del Viejo
Mundo, un hecho probado por la flora exclusiva que se cultivaba en América del
Norte y del Sur. Las antiguas civilizaciones de los Mayas e Incas no conocieron
el uso del hierro, no se conocía el arado. El «arado de pie» conocido en las
altas regiones montañosas de Perú, no es, después de todo, más que una pala. Ni
México ni Perú tuvieron animales domésticos con propósitos agrícolas. La llama
y la alpaca, así como la cobaya, domesticados en Perú, fueron criados para
obtener carne y lana, y sólo el primero sirvió como bestia de carga.
Estos son los siete
centros principales del mundo, que han dado lugar a toda la agricultura
mundial. Como se puede ver en el mapa adjunto, estos centros ocupan un
territorio muy limitado. De acuerdo con nuestras estimaciones el centro de
México en Norteamérica ocupa alrededor de 1/40 del territorio total del vasto continente.
El centro de Perú ocupa aproximadamente el mismo área con relación al
continente sudamericano en su totalidad.
Lo mismo puede decirse
de la mayoría de los centros del Viejo Mundo. La diferenciación en los tipos de
instrumentos agrícolas corresponde a la diferenciación en los centros primarios
de origen de las plantas cultivadas. En las montañas de África oriental, así
como en la totalidad del África primitiva, puede observarse incluso hoy en día
el cultivo de la tierra con azada. Como han mostrado las investigaciones
realizadas por Zhavaronkov sobre la agricultura con arado en todo el mundo, los
arados de Abisinia, China, Sudoeste de Asia, y de los países del Mediterráneo,
son de tipos diferentes.
La localización
geográfica de los centros agrícolas originarios es bastante peculiar. Todos
ellos están confinados principalmente en las regiones montañosas tropicales y
subtropicales. Los centros del Nuevo Mundo están confinados en los Andes
tropicales, los del Viejo Mundo en el Himalaya, el Hindu-Kush, las montañas de
África, las regiones montañosas de los países mediterráneos, y las montañas de
China.
Después de todo, en la
historia de la agricultura mundial, sólo una estrecha franja de tierra firme en
el planeta ha jugado un papel importante.
Desde el punto de vista
de la dialéctica, considerada a la luz de las últimas investigaciones, la
concentración geográfica de las grandes agriculturas primitivas en esta zona
limitada, se hace comprensible. Los trópicos y subtrópicos proporcionan las
condiciones óptimas para el despliegue del proceso del surgimiento de las
especies. La diversidad máxima de las especies mostrada por la vegetación
silvestre gravita obviamente hacia los trópicos. Esto se hace especialmente
notable en Norteamérica, donde el sur de México y la América Central, aunque
ocupan un área relativamente insignificante, contienen más especies de plantas
que todas las vastas extensiones de Canadá, Alaska, y los Estados Unidos
(California incluida) tomadas en conjunto. Las Repúblicas de Costa Rica y El
Salvador, diminutas en cuanto al territorio que ocupan, proporcionan, sin
embargo, el mismo número de especies que los Estados Unidos, cuyo tamaño es 100
veces mayor. El poderoso proceso de surgimiento de las especies está localizado
geográficamente hacia los húmedos trópicos del Nuevo Mundo principalmente.
En el Viejo Mundo se
puede decir lo mismo. Los países mediterráneos son muy ricos en especies. La
flora de la Península de los Balcanes, Asia Menor, Persia, Siria, Palestina,
Argelia y Marruecos se distingue por una gran diversidad de especies
(4.000-6.000 especies de promedio), excediendo en este aspecto a la Europa
central y del norte. La India posee no menos que 14.500 especies. La flora de
la China central y del este muestra una extraordinaria diversidad. Aunque el
número más o menos exacto de especies que presenta esta interesantísima parte
de China no es conocido, gira en torno a varios miles.
Abisinia es rica en
plantas autóctonas, así como en el número de especies en general.
De esta manera, la
localización geográfica de las especies y la del nacimiento de tipos de plantas
cultivadas coincide, en gran medida, con la localización del proceso general de
nacimiento de las especies mostrado por las floras del mundo.
Indudablemente, los
procesos de formación de las montañas han jugado un importante papel en la
especiación de la vegetación, promoviendo el proceso de aparición de nuevas
especies. Aislantes, las barreras montañosas, al regular la propagación de
especies y géneros han sido de gran importancia para la diferenciación de tipos
separados y de especies completas. Los diferentes climas y suelos encontrados
en las zonas montañosas hacia las que gravitan los principales centros de
origen de las plantas cultivadas, promueven el desarrollo de diversidad entre
las especies, así como dentro de cada especie. Por otra parte, los glaciares
que en la época geológica precedente cubrieron Europa, Norteamérica y Siberia,
han destruido toda la flora.
Si los húmedos
subtrópicos favorecieron principalmente el desarrollo de los árboles, las
regiones montañosas tropicales y subtropicales, donde se asentaron las
agriculturas primitivas, se caracterizan por el desarrollo de especies
herbáceas, a las que pertenece la mayoría de las plantas más importantes de la
tierra.
Las regiones montañosas
proporcionan las condiciones óptimas para el asentamiento humano. El hombre
primitivo temía y aun teme los húmedos trópicos, con su exuberante vegetación y
sus enfermedades tropicales, si bien los vastos subtrópicos, con sus suelos
extraordinariamente fértiles ocupan una tercera parte de la tierra firme de
toda la Tierra (Sapper). Como hogar el hombre solía elegir, y continúa
haciéndolo, los límites de los bosques tropicales. Las regiones montañosas
tropicales y subtropicales ofrecían las condiciones más favorables de calor y
abundancia de alimentos a los primeros pobladores. En América Central y México
el hombre todavía utiliza una multitud de plantas silvestres. No siempre es
fácil distinguir entre las plantas cultivadas y sus correspondientes formas
silvestres.
El contorno de las
montañas favoreció la vida en pequeños grupos; con esta fase es con la que se
inicia el desarrollo de la sociedad humana. No hay duda de que la conquista de
las cuencas del bajo y medio Nilo, del Éufrates, Tigris e Indo pudo ser
completada sólo por una población organizada en grandes grupos, y esto
solamente pudo tener lugar en las etapas posteriores del desarrollo de la
sociedad humana.
El hombre primitivo, el
primitivo granjero, vivía, y todavía continúa viviendo, en grupos
insignificantes, aislados, y para él los trópicos y subtrópicos montañosos
presentaban condiciones excepcionalmente favorables.
Contra la común opinión
de los arqueólogos, nuestras investigaciones de las agriculturas primitivas nos
han llevado a la conclusión de que la agricultura primitiva no era de regadío.
El análisis de la diversidad ofrecida por las plantas cultivadas en Egipto,
Mesopotamia, las regiones de regadío del Perú (a una altura de 11.000 pies sobre
el nivel del mar) han mostrado que las plantas cultivadas de estas regiones
fueron tomadas de otros lugares. Las plantas cultivadas de Abisinia, de las
montañas de México y de América Central, el Perú de alta montaña (sobre 11.000
pies), China, India, y los países mediterráneos, indiscutiblemente más
antiguas, no eran de regadío.
Considerando la
interacción de factores opuestos, y basando nuestras deducciones sobre los
hechos concretos que pueden ser verificados por un estudio directo, hemos
podido fijar la localización geográfica exacta de la agricultura primitiva y
hemos determinado las características esenciales de esta localización.
Es obvio que estas
culturas, sustentadas sobre la base de diferentes géneros y especies de plantas
han surgido de manera independiente, ya sea simultáneamente, o bien en
diferentes épocas, y que se debe hablar al menos de siete culturas
principales o, más exactamente, de siete grupos culturales. A ellos
corresponden grupos de pueblos completamente diferentes etnológica y lingüísticamente.
Estos grupos de pueblos se caracterizan por diferentes tipos de instrumentos
agrícolas y de animales domésticos.
Este conocimiento de los
centros originales de agricultura ilumina la historia total de la humanidad, y
la historia general de la cultura.
Nuestras investigaciones
han mostrado que durante la propagación de las plantas cultivadas hacia el
norte y en las regiones de alta montaña, los principales cultivos en algún
momento fueron suplantados por las malas hierbas que los acompañaban, cuando
las últimas eran de cierto valor para el granjero.
Así, el trigo de
invierno, que al migrar hacia el norte desde su principal lugar de origen, el
suroeste de Asia, fue suplantado en una serie de regiones de Asia y Europa por
una mala hierba más resistente, el centeno de invierno. En el mismo sentido, la
cebada y el trigo emmer fueron sustituidos por la mala hierba avena, menos
exigente con respecto al suelo y al clima. El lino no ha sido sustituido de
manera poco frecuente en Europa por la mala hierba Camelina, en Asia por
la Eruca sativa, y así sucesivamente.
De este modo, mediante
selección natural se ha originado una serie de plantas de cultivo
independientemente de la voluntad del hombre. Estudiando la mala hierba centeno
–mezclada con el trigo en el sudoeste de Asia– hemos descubierto una
sorprendente diversidad de tipos, que el cultivador europeo de centeno no
conoce en absoluto.
Se ha establecido una
serie de regularidades en la sucesión de cultivos durante su propagación hacia
el norte.
Nosotros ofrecemos aquí
solamente un resumen de nuestras investigaciones colectivas. Éstas nos han
llevado al conocimiento de las fuentes mundiales de especies, y a la
comprensión de la evolución de las plantas cultivadas, así como a la resolución
de cuestiones relativas a la autonomía de las principales agriculturas y a sus
interrelaciones. Es natural que centros del Nuevo Mundo puedan estar más
estrechamente conectados con otros que con los de Eurasia. El centro del
suroeste asiático es especialmente cercano al de Abisinia. Uno ha dado lugar al
trigo suave, y el otro a variedades más resistentes.
Estos datos son los
prerrequisitos materiales para una comprensión de las primeras fases de la
evolución de la sociedad humana. Es natural que uno de los principales factores
en los primeros asentamientos de la humanidad fuera la distribución de las
fuentes naturales de alimento.
Los datos relativos a la
primera geografía de las plantas cultivadas y de su respectivo nacimiento
silvestre encajan con nuestro conocimiento actual de la evolución del hombre
primitivo. El suroeste de Asia y la zona montañosa del África oriental fueron
evidentemente las áreas originales para la creación de una sociedad humana
dedicada a la agricultura. Aquí observamos la concentración de los principales
elementos necesarios para el desarrollo de la agricultura.
Tal es el problema del
origen de la agricultura, visto a la luz de los métodos modernos de
investigación. Abordando este problema desde el punto de vista del materialismo
dialéctico, seremos conducidos a la revisión de muchos de nuestros viejos
conceptos y, lo que es fundamentalmente importante, seremos capaces de
controlar el proceso histórico, en el sentido de orientar la evolución de las
plantas cultivadas y de los animales domésticos según nuestra voluntad.
Notas
(1)
N. I. Vavilov, «Studies on the Origin of Cultivated Plants», Bull. Of
Applied Botany, Vol. XVI No. 2. 1926.
N.
I. Vavilov, «Regularities in the Geographical Distribution of Genes of
Cultivated Plants», Ibid., Vol. XVII. 1927.
N.
I. Vavilov, «Mexico and Central America, as a fundamental centre of the origin
of cultivated plants of the New World», Ibid., 1931.
N.
I. Vavilov, «The Linnean Species as a system», Ibid., 1931.
(2)
N. I. Vavilov, «The rôle of central Asia in the origin of cultivated plants», Bull.
of Appl. Botani, 1931.
(3) N. I. Vavilov, «Mexico and Central
America, as the principal centre of origin of the cultivated plants of the New
World», Bull. of Appl. Botany, 1931.
Fuente: www.nodulo.org/ec/2004/n032p17.htm