Leon Trotsky
Empecemos
recordando que cultura significó originalmente campo arado y cultivado, en
oposición a la floresta o al suelo virgen. La cultura se oponía a
Cultura es todo lo que ha sido creado,
construido, aprendido, conquistado por el hombre en el curso de su Historia, a
diferencia de lo que ha recibido de
Cuando hablamos de la cultura acumulada
por las generaciones pasadas pensamos fundamentalmente en sus logros
materiales, en la forma de los instrumentos, en la maquinaria, en los
edificios, en los monumentos... ¿Es esto cultura? Desde luego son las formas
materiales en las que se ha ido depositando la cultura -cultura material-. Ella
es la que crea, sobre las bases proporcionadas por
La sociedad esclavista, la feudal, la
burguesa, todas han engendrado su cultura correspondiente, diferente en sus
distintas etapas y con multitud de formas de transición. La sociedad histórica
ha sido una organización para la explotación del hombre por el hombre. La
cultura ha servido a la organización de clase de la sociedad. La sociedad de
explotadores ha creado una cultura a su imagen y semejanza. ¿Pero debemos estar
por esto en contra de toda la cultura del pasado?
Aquí existe, de hecho, una profunda
contradicción. Todo lo que ha sido conquistado, creado, construido por los
esfuerzos del hombre y que sirve para reforzar el poder del hombre, es cultura.
Sin embargo, dado que no se trata del hombre individual, sino del hombre
social, dado que en su esencia la cultura es un fenómeno sociohistórico
y que la sociedad histórica ha sido y continúa siendo una sociedad de clases,
la cultura se convierte en el principal instrumento de la opresión de clase. Marx dijo: “Las ideas dominantes de una época son
esencialmente las ideas de su clase dominante.” Esto también se aplica a toda
la cultura en su conjunto. Y, no obstante, nosotros decimos a la clase obrera:
asimila toda la cultura del pasado, de otra forma no construirás el socialismo.
¿Cómo se explica esto?
Sobre esta contradicción mucha gente ha
dado un traspiés, y si los tropezones son tan frecuentes es porque se enfoca la
concepción de la sociedad de clases de una forma superficial, semiidealista, olvidando que lo fundamental de ella es la
organización de la producción. Cada sociedad de clases se ha constituido sobre
determinados métodos de lucha contra
Y ahora, antes que nada, nos tenemos que
preguntar con respecto a la técnica: ¿es únicamente un instrumento de la
opresión de clase? Basta exponer tal problema para que se conteste
inmediatamente: No; la técnica es la principal conquista de
Si no olvidamos que la fuerza impulsara
del proceso histórico es el desarrollo de las fuerzas productivas, liberando al
hombre de la dominación de
“¿Impulsa la cultura a la técnica, o es la
técnica la que impulsa a la cultura?” Plantea una de las preguntas que tengo
ante mí por escrito. Es erróneo plantear la cuestión de tal forma. La técnica
no puede ser enfrentada a la cultura, ya que constituye su principal
instrumento. Sin técnica no existe cultura. El desarrollo de la técnica impulsa
la cultura. Y la ciencia o la cultura general levantadas sobre la base de la
técnica, constituyen, a su vez, una potente ayuda para el desarrollo posterior
de la técnica. Nos encontramos ante una interacción dialéctica.
Camaradas, si queréis un ejemplo sencillo,
pero expresivo de las contradicciones contenidas en la propia técnica, no
encontraréis otro mejor que el de los ferrocarriles. Si veis los trenes de
pasajeros de Europa occidental, apreciaréis que tienen coches de diferentes
“Clases”. Estas clases nos traen a la memoria las clases de la sociedad
capitalista. Los coches de primera son para los privilegiados círculos
superiores; los de segunda clase, para la burguesía media; los de tercera, para
la pequeña burguesía, y los de cuarta, para el proletariado, que antiguamente
fue llamado, con muy buena razón, el Cuarto Estado. En sí mismos, los
ferrocarriles suponen una conquista técnico-cultural colosal para
Antes de la época del ferrocarril la
civilización se desenvolvía junto a las costas de los mares y las riberas de los
grandes ríos. El ferrocarril abrió continentes enteros a la cultura
capitalista. Una de las principales causas, si no la principal, del atraso y la
desolación del campo ruso es la carencia de ferrocarriles, carreteras y caminos
vecinales. Así, las condiciones en que viven la mayoría de las aldeas son
todavía precapitalistas. Tenemos que vencer lo que es nuestro mayor aliado y a
la vez nuestro más grande adversario: nuestros grandes espacios. La economía
socialista es una economía planificada. La planificación supone principalmente
comunicación; y los medios de comunicación más importantes son las carreteras y
los ferrocarriles. Toda nueva línea de ferrocarril es un camino hacia la
cultura, y en nuestras condiciones también un camino hacia el socialismo. Además,
al progresar la técnica de las comunicaciones y la prosperidad del país, el
entorno social de nuestros ferrocarriles cambiará: desaparecerá la separación
en distintas “clases”, todo el mundo podrá viajar en coches cómodos... y ello
si en ese momento la gente todavía viaja en tren y no prefiere el aeroplano,
cuando sea accesible a todos.
Tomemos otro ejemplo: los instrumentos del
militarismo, los medios de exterminio. En este campo, la naturaleza clasista de
la sociedad se expresa de un modo especialmente candente y repulsivo. Sin
embargo, no existe sustancia destructiva (explosiva o venenosa), cuyo
descubrimiento no haya sido en sí mismo una importante conquista científica y
técnica. Las sustancias explosivas o las venenosas también se usan para fines
creativos y han abierto nuevas posibilidades en el campo de la investigación.
El proletariado sólo puede tomar el poder
quebrando la vieja maquinaria del Estado clasista. Nosotros hemos llevado a
cabo esta tarea como nadie lo había hecho antes. Sin embargo, al construir la
maquinaria del nuevo Estado hemos tenido que utilizar, en un grado bastante
considerable, elementos del viejo. La futura reconstrucción socialista de la
maquinaria estatal está estrechamente ligada a nuestras realizaciones
políticas, económicas v culturales.
No debemos destrozar la técnica. El
proletariado ha tomado posesión de las fábricas equipadas por la burguesía en
el mismo estado en que las encontró la revolución. El viejo equipo todavía nos
sirve. Este hecho nos muestra de manera gráfica y directa que no podemos
renunciar a la “herencia”. Sin embargo, la vieja técnica, en el estado en que
la hemos encontrado, es completamente inadecuada para el socialismo, al
constituir una cristalización de la anarquía de la economía capitalista. La
competencia entre diferentes empresas a la busca de ganancias, la desigualdad
de desarrollo entre los distintos sectores de la economía, el atraso de ciertos
campos, la atomización de la agricultura, la apropiación de fuerza humana, todo
ello encuentra en la técnica una expresión de hierro y bronce. Pero mientras la
maquinaria de la opresión de clase puede ser destrozada por un golpe
revolucionario, la maquinaria productiva de la anarquía capitalista sólo puede
ser reconstruida en forma gradual. El período de restauración en base al viejo
equipo no ha hecho más que colocarnos ante el umbral de esta enorme tarea.
Debemos completarla cueste lo que cueste.
La cultura espiritual es tan
contradictoria como la material. Y si de los arsenales y de los almacenes de la
cultura material tomamos y ponemos en circulación no arcos y flechas, ni
instrumentos de piedra, o de
El fundamental elemento de la cultura de
la vieja sociedad era la religión. Poseyó una importancia suprema como forma de
conocimiento y unidad humana; pero por encima de todo, en ella se reflejaba la
debilidad del hombre frente a
Con la filosofía resulta distinto. De la
filosofía creada por la sociedad de clases debemos tomar dos elementos
inapreciables: el materialismo y la dialéctica. Gracias a la combinación
orgánica de ambos, Marx creó su método y levantó su
sistema. Y éste es el método que sustenta al leninismo.
Si pasamos a examinar la ciencia, en el
estricto sentido del término, es obvio que nos encontramos ante una enorme
reserva de conocimientos y técnicas acumuladas por
Las cosas son más complicadas y difíciles
al acercarnos a las ciencias sociales y a las llamadas “humanidades”. También
en esta esfera, por supuesto, lo fundamental es conseguir el conocimiento de lo
existente. Gracias a este hecho tenemos la brillante escuela de los economistas
burgueses clásicos. Pero los intereses de clase, que actúan mucho más
directamente y con mayor vigor en el campo de las ciencias sociales que en el
de las ciencias naturales, pronto frenaron el desarrollo del pensamiento
económico de la sociedad burguesa. Sin embargó, en este campo los comunistas
estamos mejor equipados que en ningún otro. Los teóricos socialistas,
despertados por la lucha obrera, han partido de la ciencia burguesa para
después criticarla, y han creado a través de los trabajos de Marx y Engels el potente método
del materialismo histórico y la espléndida aplicación de este método en El
Capital. Esto no significa, desde luego, que estemos vacunados contra la
influencia de las ideas burguesas en el campo de la economía y la sociología.
En absoluto; a cada paso, las más vulgares tendencias del socialismo
profesional y de la pequeña burguesía Narodniki, han
puesto en circulación entre nosotros los viejos “tesoros” del conocimiento,
aprovechando para colar su mercancía las deformadas y contradictorias
relaciones de la época de transición. A pesar de todo, en esta esfera contamos
con los criterios indispensables del marxismo verificadas y
enriquecidas por las obras de Lenin. Y
rebatiremos con más vigor a los economistas y a los sociólogos vulgares si no
cerrarnos los ojos a la experiencia cotidiana y si consideramos el desarrollo
mundial como una totalidad, sabiendo distinguir sus rasgos fundamentales bajo
los que no son más que simples cambios coyunturales.
En general, en el campo del derecho, la
moral o la ideología, la situación de la ciencia burguesa es todavía más
lamentable que en el de la economía. Para encontrar una perla de conocimiento
auténtico en estas esferas es necesario rebuscar en decenas de estercolemos
profesionales.
La dialéctica y el materialismo son los
elementos básicos del conocimiento marxista del mundo. Pero esto no significa
que puedan ser aplicados a cualquier campo del conocimiento como si se tratara
de una llave maestra. La dialéctica no puede ser impuesta a los hechos, sino
que tiene que ser reducida de ellos, de su naturaleza y desarrollo. Solamente
una concienzuda labor sobre una enorme masa de materiales posibilitó a Marx aplicar el sistema dialéctico a la economía, y extraer
la concepción del valor como trabajo social. Marx
construyó de la misma forma sus obras históricas, e incluso sus artículos
periodísticos. El materialismo dialéctico únicamente puede ser aplicado a
nuevas esferas del conocimiento si nos situamos dentro de ellas. Para superar
la ciencia burguesa es preciso conocerla a fondo; y no llegaréis a ninguna
parte con críticas superficiales mediante órdenes vacías. El aprender y el
aplicar van codo a codo con el análisis crítico. Tenemos el método, pero el
trabajo a realizar es suficiente para varias generaciones.
La crítica marxista en la ciencia debe ser
vigilante y prudente, de otra forma podría degenerar en nueva charlatanería, en
famusovismo. Tomad la psicología; incluso la reflexología de Pavlov está
completamente dentro de los cauces del materialismo dialéctico; rompe
definitivamente la barrera existente entre la fisiología y la psicología. El
reflejo más simple es fisiológico, pero un sistema de reflejos es el que no da
la “consciencia”. La acumulación de la cantidad fisiológica da una nueva
cantidad “psicológica”. El método de la escuela de Pavlov
es experimental y concienzudo. Poco a poco se va avanzando en las
generalizaciones: desde la saliva de los perros a la poesía -a los mecanismos
mentales de la poesía, no a su contenido social-, aun cuando los caminos que
nos conducen a la poesía aún no hayan sido desvelados.
La escuela del psicoanalista vienés Freud procede de una manera distinta. Da por sentado que la
fuerza impulsara de los procesos psíquicos más complejos y delicados es una
necesidad fisiológica. En este sentido general es materialista, incluso la
cuestión de si no da demasiada importancia a la problemática sexual en
detrimento de otras, es ya una disputa dentro de las fronteras del
materialismo. Pero el psicoanalista no se aproxima al problema de la conciencia
de forma experimental, es decir, yendo del fenómeno más inferior al más
elevado, desde el reflejo más sencillo al más complejo, sino que trata de
superar todas estas fases intermedias de un salto, de arriba hacia abajo, del
mito religioso al poema lírico o el sueño a los fundamentos psicológicos de la
psique.
Los idealistas nos dicen que la psique es
una entidad independiente, que el “alma” es un pozo sin fondo. Tanto Pavlov como Freud piensan que el
fondo pertenecen a la fisiología. Pero Pavlov desciende al fondo del pozo, como un buzo, e
investiga laboriosamente subiendo poco a poco a la superficie, mientras que Freud permanece junto al pozo y trata de captar, con mirada
penetrante, la forma de los objetos que están en el fondo. El método de Pavlov es experimental; el de Freud
está basado en conjeturas, a veces en conjeturas, a veces en conjeturas
fantásticas. El intento de declarar al psicoanálisis “incompatible” con el
marxismo y volver la espalda a Freud es demasiado
simple, o más exactamente demasiado simplista. No se trata de que estemos
obligados a adoptar su método, pero hay que reconocer que es una hipótesis de
trabajo que puede producir y produce sin duda reducciones y conjeturas que se
mantienen dentro de las líneas de la psicología materialista. Dentro de su
propio método, el procedimiento experimental facilitaría las pruebas para estas
conjeturas. Pero no tenemos ni motivo ni derecho para prohibir el otro método,
ya que, aun considerándole menos digno de confianza, trata de anticipar la
conclusión a la que el experimental se acerca muy lentamente
(1).
Por medio de estos ejemplos quería
mostrar, aunque sólo fuera parcialmente, tanto la complejidad de nuestra
herencia científica como la complejidad de los caminos por los que el
proletariado ha de avanzar para apropiarse de ella. Si no podemos resolver por
decreto los problemas de la construcción económica y tenemos que “aprender a
negociar”, así tampoco puede resolver nada en el campo científico la
publicación de breves órdenes; con ellas sólo conseguiríamos daño y mantener la
ignorancia. Lo que necesitamos en este campo es “aprender a aprender”.
El arte es una de las formas mediante las
que el hombre se sitúa en el mundo; en este sentido el legado artístico no se
distingue del científico o del técnico, y no es menos contradictorio que ellos.
Sin embargo, el arte, a diferencia de la ciencia, es una forma de conocimiento
del mundo, no un sistema de leyes, sino un conjunto de imágenes y, a la vez,
una manera de crear ciertos sentimientos o actividades. El arte de los siglos
pasados ha hecho al hombre más complejo y flexible, ha elevado su mentalidad a
un grado superior y le ha enriquecido en todos los órdenes. Este
enriquecimiento constituye una preciosa conquista cultural. El conocimiento del
arte del pasado es, por tanto, una condición necesaria tanto para la creación
de nuevas obras artísticas como para la construcción de una nueva sociedad, ya
que lo que necesita el comunismo son personas de mente muy desarrollada. ¿Pero
puede el arte del pasado enriquecernos con un conocimiento artístico del mundo?
Puede precisamente porque es capaz de nutrir nuestros sentimientos y educarlos.
Si repudiáramos el arte del pasado de modo infundado, nos empobreceremos
espiritualmente.
Hoy en día se advierte una tendencia a
defender la idea de que el único propósito del arte es la inspiración de
ciertos estados de ánimo y de ninguna manera el conocimiento de la realidad. La
conclusión que se extrae de ella es: ¿con qué clase de sentimientos no nos
infectará el arte de la nobleza o de la burguesía? Esta concepción es
radicalmente falsa. El significado del arte como medio de conocimiento -también
para la masa popular, e incluso especialmente para ella- es muy superior a su
significado “sentimental”. La vieja épica, la fábula, la canción, los relatos o
la música popular proporcionan un tipo de conocimiento gráfico, iluminan el
pasado, dan un valor general a la experiencia y sólo en conexión con ellos y
gracias a esta conexión nos podemos “sintonizar”. Esto también se aplica a toda
la literatura en general, no sólo a la poesía épica, sino también a la lírica.
Se aplica a la pintura y a la escultura. La única excepción, a cierto nivel, es
la música, ya que su efecto, aunque poderoso, resulta parcial. También la
música, por supuesto, proporciona un determinado conocimiento de la naturaleza,
de sus sonidos y ritmos; pero aquí el conocimiento yace tan soterrado, los
resultados de la inspiración de la naturaleza son a tal grado refractados a
través de los nervios de la persona, que la música aparece como una
“revelación” autosuficiente. A menudo se han hecho intentos de aproximar al
resto de las formas artísticas a la música, considerando a ésta como el arte
más “infeccioso”, pero esto siempre ha significado una depreciación del papel
de la inteligencia en el arte, a favor de una sentimentalidad
informe, y en este arte estos intentos han sido y son reaccionarios... Desde
luego, lo peor de todo son aquellas obras de “arte” que ni ofrecen
conocimientos gráficos ni “infección” artística, sino pretensiones
desorbitadas. En nuestro país se imprimen no pocas obras de arte de este tipo,
y desafortunadamente no en los libros de texto de arte, sino en miles de
copias...
La cultura es un fenómeno social.
Precisamente por ello el lenguaje, como órgano de intercomunicación entre los
hombres, es un instrumento más importante. La cultura del propio lenguaje es la
condición más importante para el desarrollo de todas las ramas de la cultura,
especialmente la ciencia y el arte. De la misma forma que la técnica no está
satisfecha de los viejos aparatos de medición y crea otros nuevos, micrómetros,
voltámetros..., tratando de obtener y obteniendo mayor precisión, así en
material de lenguaje de capacidad para escoger las palabras adecuadas y
combinarlas de la forma adecuada, se requiere un trabajo sistemático y tenaz
para conseguir el mayor grado de precisión, claridad e intensidad. La base de
este trabajo debe ser la lucha contra el analfabetismo, semianalfabetismo
y el alfabetismo rudimentario. El próximo paso será
la asimilación de la literatura clásica rusa.
Sí, la cultura fue el principal
instrumento de la opresión de clase; pero también es, y sólo ella puede serlo,
el instrumento de la emancipación socialista.
Nota:
Fuente: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/indice.htm