En los últimos 10 años se ha dado un
importante cambio en el mundo creacionista. La vieja escuela tradicional de
"creacionistas científicos" de Duane Gish y el Institute for Creation Research
sigue en sus andanzas: tratando de sembrar dudas sobre la validez científica de
la evolución; de hacer creer que la creación divina es una "teoría
alternativa" a la evolución que debe tener "igualdad de
oportunidad" en las clases de ciencias; de colarse en juntas educativas;
de cambiar los libros de texto y las leyes estatales que reglamentan la
educación de ciencias; y de pleitear en los tribunales para que el gobierno ordene
a los maestros de ciencias de las escuelas públicas enseñar una serie de
creencias religiosas (la "ciencia de la creación") en franca
violación de la separación constitucional de la iglesia y el estado, etc. Pero
esta escuela, que sostiene que toda palabra del Génesis es verdad, está
bastante desprestigiada porque la han confrontado científicos de todos los
campos que han declarado públicamente una y otra vez que la "ciencia de la
creación" es una pseudociencia, que la evidencia
científica de la evolución es sólida, que los creacionistas no siguen los
métodos científicos y que su teoría es religión, no ciencia.
Los creacionistas tradicionales hicieron
grandes campañas en las dos décadas pasadas y lograron ciertos éxitos, pero
también sufrieron derrotas importantes en varios pleitos destacados. Por
ejemplo, en un caso de 1982 conocido como McLean
et al vs. Arkansas Board of
Education,prominentes
científicos de muchos campos, ganadores del premio Nóbel y evolucionistas
conocidos (como Stephen Jay
Gould y Francisco Ayala) fueron al tribunal a
explicar que la evolución es un hecho científico perfectamente establecido y
que la "ciencia de la creación" no tiene absolutamente nada que ver
con la ciencia. También fueron especialistas en religión y filósofos de la ciencia
a explicar las diferencias entre ciencia y religión, y a poner en claro por qué
la "ciencia de la creación" no debe enseñarse en las clases de
ciencias. El resultado fue un revés para los creacionistas. Otra derrota
importante sucedió en 1987 en el caso Edwards
vs. Aguillard de Louisiana,
cuando la Suprema Corte declaró que era inconstitucional ordenar la enseñanza
de la "ciencia de la creación" al lado de la evolución en las clases
de ciencias (una ley que los creacionistas hicieron adoptar en el estado de Louisiana) porque eso implica enseñar en las escuelas
estatales una creencia religiosa específica (que una fuerza sobrenatural
creó los seres humanos) y la Constitución lo prohíbe. A pesar de esas derrotas,
los creacionistas tradicionales que creen en la Biblia al pie de la letra no
han colgado la toalla y siguen sembrando confusión, y han logrado que unas
editoriales pongan "advertencias" en los libros de texto de biología
de secundaria de que la teoría de la evolución está aún por decidirse y que los
estudiantes deben mantenerse abiertos (!) a teorías alternativas (obviamente
religiosas).
Los creacionistas no están satisfechos
con los éxitos que han tenido a nivel municipal y estatal, y quieren imponer la
enseñanza de su dogma religioso en todo el país. Para lograr eso,especialmente
con las derrotas que han tenido en los tribunales y con las fuertes críticas de
la comunidad científica, necesitan una nueva estrategia:necesitan nuevos argumentos para
convencer al público general, que está más informado y desconfiado de la
"ciencia de la creación"; y necesitan una nueva estrategia legal
para que los tribunales aprueben la enseñanza obligatoria en las escuelas
públicas de lo que a fin de cuentas es religión.
La escuela de Diseño Inteligente es más
pulida que la vieja escuela tradicional de "creacionistas
científicos" que creen en la Biblia al pie de la letra, y por lo tanto
tiene más potencial de crear confusión entre gente relativamente bien educada.
Se dedican a minar la ciencia de la evolución y a meter teorías religiosas en
las clases de ciencias de secundaria, ¡y han logrado colarse en algunas universidades !
El principal ideólogo de este movimiento
es Philip Johnson, profesor
de derecho de Berkeley. Conocedor del derecho y de la
Constitución, Johnson entiende que la estrategia
legal de las dos décadas pasadas de los "creacionistas científicos"
(que presentan la creación bíblica como verdad textual ) tiene pocas
probabilidades de cambiar las leyes federales, y está modernizando la labia
creacionista. Dice que hay que dejar de hablar de la Biblia, el Génesis, Adán y
Eva, Noé y de que Dios creó todo en seis días porque hace fácil cerrarle las
puertas de las clases de ciencias a la teoría de la creación divina con
argumentos de que es un punto de vista religioso específico (¡le cayó el
veinte!). Johnson entiende que los creacionistas
bíblicos textuales del Institute for
Creation Research y
similares han perjudicado la causa porque la impresión que dan es que son unos
dogmáticos fanáticos irracionales.
¿Qué hacer? Bueno, ¿por qué no dar la
impresión de que es al revés? Que los evolucionistas son unos dogmáticos
cerrados y testarudos, ¡y que han convertido la ciencia de la evolución y el "naturalismo
científico" prácticamente en una nueva religión estatal! Y dar la
impresión de que la nueva escuela de Diseño Inteligente es gente mucho más
amplia y razonable, abierta a todas las posibilidades, pero a la que le
parece que la evolución no se ha probado y que ve buenas razones para pensar
que es más probable que un poder divino creó la vida biológica. Johnson dice que eso se puede hacer sin hablar del
Génesis, y que de esa forma es mucho más factible convencer al Congreso
y a la Suprema Corte de que sería "discriminación de un punto de
vista" no dejar presentar la teoría científica "alternativa" de
Diseño Inteligente en las escuelas o en otros lugares públicos.
1.
Montones
de evidencia científica concreta confirman de manera concluyente el hecho de
que la evolución ocurrió (y continúa), y han demostrado una y otra vez los
mecanismos por los cuales se produce (como la selección natural). Así que la
teoría de la evolución no es un "punto de vista" sin comprobar que
podría ser cierto o falso.
2.
La
teoría de Diseño Inteligente efectivamente es un "punto de vista"
alternativo, pero es un punto de vista religioso y es falso decir que es una ciencia
alternativa.
En realidad, como veremos, el Diseño
Inteligente tiene la misma falta de base científica que las versiones
anteriores de "creacionismo científico". Pero puede sembrar más
confusión (a más gente) por estas razones:
Los "creacionistas
científicos" de la vieja escuela tradicional son un grupo rústico con un
aire de fanatismo irracional y profundamente ignorantes de los principios
científicos más básicos.Pero
los creacionistas de Diseño Inteligente son un grupo fino con profesores
universitarios y gente educada; tienen doctorados en derecho, filosofía, matemáticas,
ingeniería, y hasta bioquímica y biología molecular. Admiten que creen en un
dios sobrenatural y en la creación divina, pero afirman que ellos son los
científicos auténticos porque no tienen el cerebro nublado por los prejuicios
seculares institucionalizados de la ciencia moderna, a diferencia de los
evolucionistas. Philip Johnson
propone remplazar la ciencia secular (la ciencia que explora los
mecanismos naturales de los procesos naturales sin referencia a
seres sobrenaturales ) con una ciencia
teísta:¡un método que incorpore la idea de Dios en el proceso científico!
Con esa posición filosófica la escuela de Diseño Inteligente es más
profundamente reaccionaria que la vieja escuela de "creacionistas
científicos", quienes dicen que tienen "evidencia científica" de
que la evolución es incorrecta pero no llegan al extremo de querer meter la
idea de Dios en toda la ciencia.
Pero no mucha gente se da cuenta de lo
que se proponen los creacionistas de Diseño Inteligente. "Debaten"
cortésmente con los evolucionistas en foros académicos; hablan como si
supieran ciencia; y en general no parecen fanáticos religiosos. De hecho, a la
mayoría no les gusta que los llamen "creacionistas", precisamente
porque no quieren que los confundan con sus hermanos más rústicos que dicen que
toda palabra de la Biblia es verdad. (En general dicen que para ellos la Biblia
es una guía moral y ética escrita en metáforas). No hablan de que Dios creó
toda la vida en 6 días de 24 horas hace unos pocos miles de años; no creen
textualmente en los relatos de Adán y Eva, el Arca de Noé y el diluvio
universal. La mayoría acepta que es ridículo pensar que todos los millones de
especies que vemos hoy son descendientes directos de los pares de animales que
Noé empacó en el arca. A fin de cuentas, son gente educada y entienden
que esos relatos bíblicos los escribieron seres humanos hace 2,000 años (o más)
a fin de explicarse cosas que no entendían.
Pero a pesar de eso, no hay ninguna duda
de que los defensores de la "Teoría de Diseño Inteligente" son, en
realidad,creacionistas,
gústeles el nombre o no: como todas las otras variedades de creacionistas,
creen que es imposible explicar todas las características de la vida en este
planeta por procesos evolutivos naturales completamente inconscientes que se
desenvolvieron a lo largo de miles de millones de años. Creen que, de una forma
u otra, tuvo que intervenir la mano de un ser sobrenatural.
Aunque admiten que no lo pueden comprobar
definitivamente, se han convencido de que la vida es "demasiado compleja"
para explicarla con procesos meramente naturales como la evolución. Por lo
tanto, piensan, la única alternativa posible es que una fuerza superior, un
"artífice o diseñador inteligente" -que por definición es
imperceptible en el mundo natural y por definición no está sujeto a las leyes y
limitaciones naturales--tiene que haber intervenido en algún punto del
proceso para que la vida sea como es hoy. ¡Que no digan que no es un punto de
vista religioso!
La teoría de Diseño Inteligente en
realidad no es nueva y el "argumento de diseño" es muy viejo. Por
ejemplo, a principios del siglo 19 el reverendo William Paley
se hizo famoso en Inglaterra por argumentar que solo un diseñador divino podría
haber creado algo tan complejo como el ojo humano. Charles Darwin conocía bien
esos argumentos, que fueron populares a lo largo de todo el siglo 19, y dedicó
mucha atención a explicar en El origen de las especies que, con el
suficiente tiempo , el simple mecanismo
enteramente natural de la selección natural pudo haber formado y moldeado
características complejas, como el ojo humano. Los biólogos modernos dedicados
al estudio de la evolución hoy saben que Darwin tenía razón y pueden detallar
(a un nivel que Darwin nunca imaginó) el desarrollo paso a paso de las modificaciones
evolutivas que llevaron a la complejidad de los ojos de los mamíferos. Pero ya
en 1860 Darwin entendía el mecanismo básico, lo que no se puede decir de la
escuela moderna de Diseño Inteligente que anda resucitando el viejo y trillado
argumento de William Paley.
Por otra parte, la escuela de Diseño
Inteligente está "modernizando" el viejo "argumento de
diseño". Además de aceptar que la Biblia no es la palabra textual de Dios
(lo que enfurece a los creacionistas tradicionales por "traicionar"
la Biblia), en general acepta el hecho de que los organismos de este
planeta han experimentado cierta cantidad de evolución biológica, y que
esta continúa (esto también enfurece a los creacionistas tradicionales).1
La escuela de Diseño Inteligente no habla con una sola voz, pero podemos resumir así
su oposición a la teoría de la evolución:
Un ataque común, en particular de Philip Johnson (el principal
ideólogo), es que los científicos modernos han caído en un error fundamental al
adoptar el "naturalismo científico", que postula que para
entender los fenómenos naturales se deben investigar exclusivamente procesos
naturales (¡los únicos procesos que se pueden investigar!). Johnson dice que es un error no dar cabida a que una fuerza
sobrenatural ordene y guíe los procesos naturales y todo el universo. El
"naturalismo científico" es el método de trabajo de toda la ciencia
moderna y es el método por el cual se hacen avances científicos. A pesar de
eso, Johnson sostiene que la comunidad científica es prejuiciada y cerrada porque no da cabida a Dios y porque
no inserta esa idea dentro del proceso científico. La mayoría de los
científicos, inclusive los que creen en Dios, dirán que si se abandonan los
métodos seculares de la ciencia y se empieza a investigar el mundo natural con
un método y una cosmovisión que parten de la base de que existe un reino
sobrenatural (que por definición no obedece a las leyes de cambio y desarrollo
del mundo material y que no se puede investigar ni verificar), ¡eso llevaría
a la destrucción total del proceso científico y pararía en seco los avances
científicos y el desarrollo del conocimiento! Más adelante examinaremos de
nuevo estos ataques filosóficos.
La escuela de Diseño Inteligente afirma
que los científicos que se sacuden el prejuicio del "naturalismo
científico" y se "abren" a la idea de Dios verán que en el mundo
hay evidencia de un poder superior, de una inteligencia consciente. Los
ataques a la evolución que posan de científicos se centran en la idea de
"filtro de diseño" (o "inferencia de diseño") de William Dembski y, especialmente, en la idea de "complejidad
irreducible" de los sistemas naturales de Michael Behe.
A continuación resumimos esos argumentos
pseudocientíficos:
William Dembski,
matemático y filosofo asociado con el Discovery Institute de la escuela de Diseño Inteligente, sostiene que
debemos aplicar un "filtro" a todo carácter o fenómeno de la
naturaleza y hacernos una serie de preguntas: primero, ¿se puede explicar con
nuestro conocimiento actual de las leyes y procesos naturales? Si no, ¿se puede
explicar como un incidente al azar, la desviación ocasional de las leyes de la
naturaleza? Si la respuesta es no, dice, nos toca admitir que tuvo que ser diseñado
por alguna forma de inteligencia consciente.
Esta lógica no es muy lógica: primero,
el hecho de que no entendamos todavía todos los pasos de un proceso
natural no implica que no los entenderemos más adelante.Nuestro conocimiento de los
procesos naturales (por ejemplo de los procesos evolutivos) aumenta
continuamente.
Segundo, como hemos recalcado tantas
veces en esta serie, la evolución no es "apenas un proceso al
azar". Muchos de los mecanismos que generan cambios evolutivos (en
particular la selección natural) no son procesos al azar (o aleatorios).
En la producción de la variación genética que tienen todas las
poblaciones de plantas y animales (que es la materia prima de la evolución) entran
procesos al azar (como las mutaciones genéticas); pero la selección natural
"selecciona" esa variación genética a lo largo de muchas generaciones
en una relación muy estrecha con un ambiente dado, así que esa parte del
proceso evolutivo no es al azar.
En una población puede aparecer un carácter
o rasgo por puro azar (como una mutación o "error de copiado" del
ADN), pero la selección natural solamente lo propagará a más individuos en las
siguientes generaciones si ofrece una "ventaja reproductora" (si
ayuda a producir más descendientes que a su vez producirán más descendientes).
Sin embargo, el hecho de que un nuevo carácter ofrezca tal ventaja reproductora
no es una ocurrencia al azar; eso depende de las características
específicas del ambiente de un organismo, y de la interacción de los organismos
con los rasgos físicos de ese ambiente y con otros individuos de su especie y
de otras especies. Dependiendo de las circunstancias, un nuevo carácter
puede ofrecer una ventaja y ser "favorecido" por la selección natural
o no. Por eso no se puede decir que esta parte del proceso ocurre al azar.
Dembski (y los creacionistas en general) no entienden que los
evolucionistas no dicen que la evolución natural es "un proceso
accidental al azar". Los evolucionistas simplemente afirman que la
evolución es una propiedad básica de todos los organismos; que ocurre a lo
largo de generaciones en toda población de individuos con variación genética
por medio de una combinación de cambios al azar del material genético y de
procesos altamente selectivos (no aleatorios) como la selección natural; que
los cambios que pueden ocurrir en cualquier momento dado los limita y canaliza
la historia de cambios evolutivos pasados, pero que el cambio futuro no tiene
que proceder en una dirección predeterminada; y que el cambio evolutivo procede
automáticamente por su cuenta, sin necesidad de que intervenga una
"inteligencia" externa.
O sea que el "filtro de
diseño" de Dembski es completamente inútil
porque es posible que un rasgo o proceso del mundo natural a) no se pueda
explicar todavía con nuestros conocimientos de los procesos naturales y b) no
se pueda explicar como un proceso exclusivamente al azar, sin que eso
constituya evidencia de que nunca podremos entender los procesos
evolutivos en cuestión y cómo los han moldeado componentes no aleatorios. El
"filtro de diseño" de Dembski no da una
gota de evidencia de que tuvo que intervenir una inteligencia consciente ni
razón lógica para llegar a esa conclusión.
Michael Behe
es un bioquímico de Lehigh University
interesado en los procesos biológicos que se dan al nivel molecular, es decir,
dentro de las células. Behe es de los creacionistas
que no rechazan toda la teoría de la evolución; por ejemplo, acepta la
evidencia de cambios evolutivos de pequeña escala que se dan continuamente con
el paso de las generaciones en las poblaciones de cualquier especie a partir de
la selección de mutaciones y recombinaciones genéticas que ocurren
naturalmente. Pero ve un problema con la teoría de la evolución al nivel de las
moléculas, el nivel que más conoce. Lo asombra la complejidad de los
sistemas moleculares que funcionan dentro de las células para producir,
digamos, la cadena de reacciones bioquímicas que permiten que el flagelo (la
cola) de un espermatozoide se mueva, o la cascada (reacción en cadena) de pasos
químicos coordinados que permiten que la sangre se coagule. Behe
afirma que esos sistemas moleculares altamente complejos no pueden ser
simplemente el resultado de procesos evolutivos naturales (que, como Dembski, también llama "procesos al azar") y que,
por lo tanto, la existencia de tal complejidad es en sí
"evidencia" concreta de "diseño inteligente", es decir, de
que una inteligencia consciente (básicamente un poder sobrenatural) intervino
en algún punto para crear esos procesos complejos.
Behe y otros de la escuela de Diseño Inteligente han
llevado más lejos ese razonamiento y afirman que unos sistemas biológicos son
"irreduciblemente complejos". Un sistema biológico de múltiples
partes es "irreduciblemente complejo", dicen, si se desploma o deja
de funcionar cuando le falta una sola de sus partes. Behe
da ejemplos del campo de la bioquímica de sistemas (reacciones bioquímicas) que
no pueden realizar sus funciones actuales si les falta aunque sea un componente
y después declara que para él eso es prueba de una inteligencia consciente (o
sea, Dios). ¿Por qué? ¿Por qué el hecho de que un sistema bioquímico no pueda
realizar su función actual a menos que todas sus partes funcionen bien es
automáticamente prueba de "diseño inteligente"? Porque, dice Behe, la evolución biológica natural no pudo haber creado todas
esas partes necesarias (y con un funcionamiento tan complejo y coordinado) de
una sola vez .
Los evolucionistas contestan que sabemos que la evolución es perfectamente
capaz de generar sistemas complejos en un proceso gradual a lo largo de mucho
tiempo, no de un tirón. Pero Behe no cree que la
evolución haya podido construir procesos bioquímicos complejos paso a paso
porque un sistema que no tenga todas sus partes no funcionaría (o podría
desplomarse); por lo tanto no podría ofrecer a un organismo una ventaja
reproductora y, por lo tanto, la selección natural no favorecería ese
desarrollo evolutivo gradual ni permitiría que un sistema incompleto e inoperante
se propagara de una generación a otra.
Pero como veremos, la única razón por la
cual Behe y colegas no entienden cómo procesos
evolutivos relativamente sencillos y bien conocidos han podido generar sistemas
tan complejos sin la intervención de seres sobrenaturales es que a) no
entienden cómo opera la evolución y b) ni siquiera entienden bien la naturaleza
de la complejidad biológica. Sin embargo, como Michael Behe
es uno de los miembros más influyentes de la escuela de Diseño Inteligente, y
como el hecho de que es un bioquímico profesional puede ser suficiente para
llevar a pensar que sabe de lo que habla, vale la pena examinar y refutar sus
argumentos a fondo.
La influencia de Behe
no proviene de ningún descubrimiento importante en su campo sino del simple
hecho de que, como es un bioquímico profesional, puede hablar elocuentemente de
los intrincados detalles de los procesos moleculares que se dan dentro de las
células. Behe realmente no añade nada nuevo al viejo
argumento de "complejidad"; simplemente lo ha llevado al nivel
subcelular. El problema de Behe es que puede que sepa
mucho de la organización e interacción de moléculas para realizar funciones
complejas (como la coagulación), pero no sabe mucho de la evolución. Conoce
bien las partes y procesos bioquímicos, pero no entiende los mecanismos por
medio de los cuales la evolución puede formar nuevas partes y procesos a partir
de variación genética existente. Es más, abriga ciertos errores serios sobre
los aspectos más básicos de la teoría de la evolución. Por ejemplo, dice que la
evolución es un proceso "al azar", cuando hasta los libros de
biología de secundaria explican que el cambio evolutivo ocurre por medio de procesos
aleatorios (al azar) que alteran la variación genética disponible en una
población (como mutaciones, recombinación genética, deriva genética, etc.,) combinados
con mecanismos selectivos no aleatorios (como la selección natural), que con el
paso de generaciones seleccionan ciertas modificaciones evolutivas y propagan
diferencialmente las que dan a los organismos ventajas reproductoras en un
ambiente determinado (de modo que esta parte del proceso no es aleatoria
). Al igual que Dembski y casi todos los
creacionistas, Behe no capta que la selección natural
dista mucho de ser algo al azar. 2
Es importante entender que ningún biólogo dirá que los sistemas moleculares
subcelulares que Behe menciona no son sumamente complejos
, pero cualquier biólogo especializado en evolución dirá que los mecanismos
evolutivos naturales pueden generar mucha complejidad, en todo nivel de
organización, y que no hay motivos para pensar que la complejidad de los
sistemas moleculares que funcionan en el interior de las células sea el
resultado de algo más que esos procesos evolutivos naturales, de la mano de
ningún "diseñador".
Puede que Behe
sepa escribir fórmulas químicas complicadas en un pizarrón, pero esos son puros
malabarismos. Sus métodos no son muy diferentes de los de los creacionistas
bíblicos tradicionales: ya sea por ignorancia crasa de los principios
evolutivos o porque se hace el ciego ante lo que contradice sus nociones
preconcebidas de intervención divina, Behe tergiversa
el conocimiento actual sobre los mecanismos de la evolución y comete el mismo
error metodológico de todos los creacionistas: incapaz de "imaginar"
cómo se formaron las maravillas del mundo natural sin un dios, trata de
imponerle a la realidad su noción preconcebida de un "diseñador
inteligente", para lo cual busca procesos de la vida que todavía no
se han descrito o entendido totalmente y dice que lo que todavía no
entendemos es prueba de la intervención de un dios.
Si esto suena conocido, es porque no es
diferente del razonamiento de los "creacionistas científicos" de
vieja guardia que atacan la evolución porque en el registro fósil (o en el
conocimiento humano) hay "lagunas"... y cuando esas lagunas se
resuelven buscan otra cosa que todavía no se entienda y repiten
el mismo argumento.
Adentrémonos un poco más en los
argumentos de Behe. 3
Behe empieza el libro Darwin's
Black Box (y suele
empezar sus presentaciones) diciendo: "para que la teoría de la evolución
sea verdad, tiene que explicar la estructura molecular de la vida". Eso es
cierto y todo biólogo evolutivo lo acepta. Pero a continuación Behe dice que el propósito del libro es "demostrar que
no la explica".
Behe no cumple su grandilocuente propósito: los ejemplos
de sistemas bioquímicos subcelulares complejos que supuestamente son
"evidencia" de diseño no prueban nada; ninguna de sus explicaciones
lleva a pensar que los mecanismos de la evolución no pudieran generar esa
complejidad.
El argumento básico de Behe es que la evolución puede ser responsable de las
características de la vida en todos los niveles de organización, con excepción
del nivel molecular subcelular. A diferencia de otros creacionistas, como los
de Tierra joven, Behe reconoce que el universo tiene
miles de millones de años y que las especies están emparentadas porque
descienden de antepasados comunes. "La idea de ascendencia común (que
todos los organismos comparten un antepasado común) me parece convincente y no
tengo razones para dudar de ella", escribe Behe.
El bioquímico evolucionista Ken Miller, que ha debatido
personalmente con Michael Behe en varias ocasiones,
comenta que este dice que no le molesta en absoluto la idea de que los seres
humanos y los simios descienden de un antepasado común. (¡Ahora sí lo van a
matar los creacionistas tradicionales!). Bueno, si acepta la evidencia concreta
de la evolución y de la ascendencia común, ¿con qué aspectos de la teoría de la
evolución es que no está de acuerdo? Behe ve
evidencia de diseño divino en los complejos sistemas biológicos del interior de
la célula pues no cree que hayan podido generarse por medio de los mecanismos
conocidos de la evolución biológica.
Como bioquímico, Behe
conoce bien esos sistemas. En parte, el problema es que está demasiado inmerso
en su propio rincón del universo biológico (las reacciones bioquímicas subcelulares)
y no ve que en todos los niveles de organización de la materia hay
"sistemas biológicos complejos" (inclusive en niveles donde no dice
que haya "diseño").
Behe destaca ciertos sistemas moleculares complejos de la
maquinaria interna de las células (los sistemas que mediante una multitud de
"pasos" químicos producen enzimas, anticuerpos, agentes de
coagulación, etc.,) y dice: "Estos sistemas son supremamente complejos.
¡Es imposible que los formara la evolución biológica!". No le cabe en la
cabeza que la evolución pudiera producir reacciones en cadena tan complejas por
su cuenta, y entonces dice que por fuerza hay que reconocer que algún
"diseñador inteligente consciente" (bien podría decir
"dios") los tuvo que haber creado tal como los vemos hoy.
A Behe
personalmente "no le cabe en la cabeza" que la evolución pudiera
producir esos sistemas, pero eso no quiere decir que haya encontrado evidencia
de diseño.
A manera de paréntesis, tengo que
comentar que me gusta que los detalles maravillosamente intrincados de las
reacciones bioquímicas maravillen a Behe, y me
imagino que incluso cuando los biólogos descifren por completo todos los
aspectos esenciales de esos procesos nos seguirán pareciendo increíblemente
maravillosos. Pero el hecho de que algo sea maravilloso (y que no lo entendamos
bien todavía ni conozcamos cómo se desarrolló) no justifica saltar a la
conclusión de que lo creó un ser sobrenatural. A lo largo de la historia humana
hasta el presente, mucha gente dice que ha dicho que vio un "milagro"
cuando observó algo que no podía explicar o colocar en su debido contexto). Por
ejemplo, como no sabían lo que eran, en la antigüedad pensaban que los rayos
eran mensajes de los dioses; pero pensar eso no hace que sea realidad.
Uno se da cuenta de que Michael Behe no entiende los procesos de la evolución cuando
explica cómo supone que un "diseñador inteligente consciente"
pudo diseñar las reacciones bioquímicas complejas. Dice que el diseñador
posiblemente tomó las primeras células vivas hace unos 4 mil millones de años y
les empacó toda la información molecular necesaria que iban a necesitar para
producir todos los sistemas bioquímicos complejos que vemos en diferentes
organismos hoy. Esto es absurdo y no tiene sentido desde el punto de vista
científico. Es tan absurdo que otros biólogos no se molestarían en contestarlo
si no fuera porque Behe es el vocero consentido del
movimiento de Diseño Inteligente.
¿Cómo es posible que toda la
información molecular necesaria para todos los procesos bioquímicos
"futuros" (de organismos que evolucionaron cientos de millones de
años después de la aparición de la vida, como admite Behe)
estuviera ya en las primeras células (que no usaban esos procesos) hace
miles de millones de años? Behe dice que no puede
probarlo, pero que especula que la información genética "preformada"
(que no se necesitaría por cientos de millones de años) debe haber estado
latente gracias al control de un gen regulador (como los que encienden y apagan
muchos sistemas subcelulares) que permaneció apagado por muchísimo tiempo.
¡Esto no tiene el menor sentido desde el
punto de vista científico! Efectivamente en las células hay genes reguladores
que apagan ciertas funciones moleculares por un tiempo. Pero es ridículo decir
que los genes que codifican todas las funciones subcelulares que
"después" aparecieron ya estaban presentes en estado latente
("apagados") en las primeras células y que pasaron de generación en
generación, completamente intactas,por miles de millones de
años. Como dice Ken Miller,
la visión de Behe es "una fantasía genética
imposible de genes `preformados' a la espera de que aparezcan gradualmente los
organismos que los necesiten".
Cualquier genetista dirá que los genes
"apagados" no pueden permanecer intactos, sin cambiar,por
cientos de millones de años. Cuando los genes se transmiten de generación en
generación, con el tiempo se acumulan toda clase de mutaciones al azar
("errores de copiado") que a la larga cambian las instrucciones
genéticas básicas. Eso se aplica a cualquier conjunto de genes. Además, se ha
demostrado en el laboratorio que los genes inactivos ("apagados") tienden
a acumular mutaciones a mayor velocidad que los genes activos. Esto tiene
sentido a la luz de la teoría de la evolución porque la selección natural no
puede eliminar cambios genéticos que ocurren en sistemas latentes que todavía
no tienen ningún efecto en un organismo, ya que esos cambios no dan a los
individuos ventajas ni desventajas reproductoras; por lo tanto, nada previene o
restringe la acumulación de mutaciones genéticas. Esto explica por qué los
genes inactivos cambian más rápido que los genes activos.
O sea que si, como propone Behe, un "diseñador inteligente" hace 4 mil
millones de años empacó en las primeras células todas las instrucciones
químicas que necesitarían y después dejó que procediera la evolución natural,
es imposible que la información genética necesaria para los sistemas
moleculares posteriores (como el mecanismo de coagulación sanguínea de los
mamíferos) se hubiera conservado en su estado original. Pero para Behe precisamente la compleja estructura de los sistemas
moleculares hoy es "evidencia" del "diseño
inteligente" inicial que ocurrió hace miles de millones de años.
Esta es una enorme falta de coherencia lógica del argumento central de Behe, para la cual no tiene respuesta.
Dejemos de lado por el momento la
absurda idea de que la vida empezó con células diseñadas por un poder
sobrenatural con instrucciones preformadas para todas las funciones celulares
posteriores, y veamos los problemas del argumento fundamental de Behe: que si un sistema biológico es sumamente complejo
no puede ser resultado de la evolución.
Esto simplemente no es verdad. Todos los
biólogos saben que hay muchos sistemas biológicos altamente
"complejos", ya sea dentro de las células o a cualquier nivel de
organización, como las partes del cuerpo, organismos enteros, poblaciones o
comunidades ecológicas. La definición de "complejo" es que tiene
muchas partes o componentes interrelacionados e interdependientes (y muchos
biólogos y gente en general opina que la belleza y la maravilla de la vida
radica en su gran diversidad, que en sí es una forma de complejidad). Inclusive
se podría pensar que las células son complejos "ecosistemas" en
miniatura de moléculas bioquímicas trabadas en interrelaciones complejas. Por
ejemplo, las células siguen muchos pasos para metabolizar (procesar) las
fuentes de energía, reproducir su maquinaria genética, producir mecanismos
defensivos, repararse, interactuar con otras células para realizar funciones
complejas como coagular la sangre, etc., etc. Pero decir que un sistema es
"complejo", solo quiere decir que no es "simple": que tiene
muchas partes que operan en un proceso integrado. La complejidad no es en sí
algo misterioso o inexplicable por procesos naturales.
Para ilustrar otro ejemplo de
complejidad biológica pensemos en un terreno de una compañía maderera sembrado
con una sola especie de pino y comparémoslo con un terreno de bosque natural.
El pinar diseñado por la compañía maderera para que crezca rápido no tiene
mucha variedad: por todos lados hay fila tras fila de una sola especie de árbol
y esa uniformidad a su vez produce poca variedad de alimento y otros recursos
que puedan aprovechar otras especies. Así que la diversidad de los animales del
pinar también es poca. (Es más, a pesar de la cantidad de árboles, el pinar es
una especie de baldío biológico). Es un sistema muy simple
. Por contraste, pensemos en una selva tropical o en un bosque mixto de
América del Norte, donde se encuentran montones de especies distintas de
árboles, arbustos, hongos y plantas con flores, y todo eso crea una colcha
compleja de hábitats que aprovecharán miles de
especies de insectos, aves, anfibios, reptiles, mamíferos, etc.
De una forma u otra, directa o indirectamente,
los componentes de ese sistema (todas las especies de plantas y animales)
interactúan y se interconectan de formas complejas. En tales sistemas una gran
cantidad de especies son interdependientes: no pueden funcionar plenamente ni
sostenerse saludablemente una sin la otra. Tal es el caso de las interacciones
que entrelazan a los polinizadores (insectos, aves, murciélagos, monos) y las
plantas con flores que polinizan; o de las aves de rapiña y sus presas. Esas
interacciones son tan importantes para la salud general del ecosistema que se
ha visto que si se elimina una parte (por ejemplo, matando demasiados insectos
y aves con pesticidas o causando la extinción de un depredador de la parte
superior de la cadena alimenticia), puede derrumbarse toda una población
biológica y a veces todo un ecosistema.
Así que todo sistema biológico complejo,
ya sea al nivel molecular o al nivel de ecosistema, está compuesto por una red
de eslabones entrelazados e interpedendientes de
diferentes organismos. La gran cantidad y variedad de eslabones suele dar a los
sistemas complejos más estabilidad de la que tienen los sistemas simples. Pero
si se trastornan muchos eslabones o si se trastorna un eslabón especialmente
central (como la eliminación de un depredador importante), hasta un sistema
complejo puede derrumbarse, y en ese caso suelen "caer duro".
(Tristemente, esto es lo que está pasando en la gran mayoría de las selvas
tropicales del planeta, donde, en una escala monumental, la intervención humana
está trastornando y trastocando ecosistemas crucialmente complejos). 4
¿Por qué hablar de los ecosistemas complejos en una discusión de la
propuestas de Behe de Diseño Inteligente al
nivel subcelular? En parte, para mostrar que la complejidad biológica no es
exclusiva del nivel subcelular. Sin embargo, Behe no
argumenta, que yo sepa, que esos otros niveles de complejidad biológica
también son "evidencia" de un diseñador divino. Esto encierra una
incoherencia lógica. Si Behe entiende cómo la
evolución desarrolló un alto nivel de complejidad al nivel de ecosistema, ¿por
qué no entiende que la evolución pudo desarrollar un alto nivel de complejidad
al nivel de las moléculas biológicas?
La "gran objeción" de Behe a la evolución es que unos sistemas biológicos son tan
complejos que se puede decir que son " irreduciblemente
complejos", o sea, que requieren un mínimo de partes para funcionar y si
no tienen una sola de esas partes dejan de funcionar. Para Behe
esa "complejidad irreducible" es la verdadera evidencia de Diseño
Inteligente porque, dice, la evolución jamás podría producir todas esas partes
de una sola vez. Por ejemplo, si un sistema necesita 50 pasos químicos
sincronizados para cumplir una función, no puede haber evolucionado de un
sistema que tiene 48 ó 49 pasos porque ese precursor no funcionaría;asimismo,
es inconcebible que ocurran suficientes mutaciones al azar para desarrollar un
sistema tan complejo "de una sola vez". Además, añade Behe, la evolución no puede producir sistemas
"irreduciblemente complejos" en etapas, con el paso del tiempo,
porque la selección natural solo favorece sistemas que son
"totalmente" funcionales. Un sistema que no tenga todas las partes
necesarias no funcionará y la selección natural lo eliminará, afirma Behe. Ese es el meollo de su argumento contra la evolución.
5
¿Tiene algo de verdad el argumento de que la
"complejidad irreducible" de ciertos procesos bioquímicos es
evidencia de diseño?
No. Veamos por qué.
Los conocimientos actuales de la
evolución demuestran que los sistemas complejos (con nuevas funciones) pueden
evolucionar de sistemas menos complejos y probablemente con funciones diferentes , como veremos en los ejemplos de más
adelante. El argumento de Behe (y de sus predecesores
del siglo 19) es incorrecto porque la selección natural pudo haber favorecido y
preservado los componentes "preliminares" de cualquier sistema
biológico (las partes que evolucionaron antes) cuando tenían funciones distintas
a las que desempeñarán más adelante como parte de un sistema altamente
evolucionado. La evolución produce nuevos caracteres a partir de la variación
genética que existía en las generaciones previas de una población (por
medio de mutaciones y otras recombinaciones genéticas al azar, como vimos).
Pero eso no quiere decir que la variación genética de una población generara
necesariamente partes y caracteres que eran "menos funcionales" en
una forma dañina; la variación genética de un tiempo anterior puede haber
generado funciones limitadas pero ventajosas para los organismos (como una versión
simple o "primitiva" de lo que más adelante sería un carácter
complejo), o pudo haber generado caracteres que cumplían funciones enteramente
distintas. 6
Behe no concibe cómo puede
evolucionar un sistema complejo con múltiples partes mediante un proceso de modificaciones
evolutivas de partes y sistemas preexistentes, que desempeñaban funciones distintas
(pero no dañinas). Behe ilustra la "complejidad
irreducible" con el ejemplo de una trampa para ratones de cinco
piezas (una plataforma, un resorte, un anzuelo y demás); dice que es
"irreduciblemente compleja" porque necesita todas las cinco
piezas en buen funcionamiento al mismo tiempo para atrapar ratones. Una
trampa que no tenga una de las piezas será inútil. Con esta analogía Behe quiere decir que un sistema biológico que requiere
todas sus partes para funcionar no puede haber evolucionado de un sistema que
no tenía todas esas partes porque el sistema incompleto no sería funcional y
sería perjudicial, y la selección natural lo habría eliminado. Pero como refuta
bromeando el evolucionista Ken Miller,
la trampa puede funcionar sin todas las piezas... como otra cosa. Miller agarra una trampa, le quita un par de piezas ¡y hace
un clip que funciona perfectamente bien! Con ese chiste quiere ilustrar el
hecho de que el precursor evolutivo de un sistema "irreduciblemente
complejo" (al nivel bioquímico o a cualquier otro nivel de organización)
pudo haber sido "funcional" en una línea antepasada con menos partes
(o que interactuaban de otras formas), pero en una función diferente
.
Otro ejemplo favorito de Behe de "complejidad irreducible" es la serie de
reacciones bioquímicas que permite el movimiento de los cilios o los flagelos
celulares (pelillos que tienen células como los espermatozoides). Esas
reacciones bioquímicas se realizan dentro de tubos microscópicos en los cilios
o los flagelos. Si se interrumpe uno de los pasos, no se mueven. ¿Es este un
sistema bioquímico complejo? Claro que sí. ¿Sabemos absolutamente todo lo que
se puede saber sobre esos procesos? No, todavía no. ¿Pero creen los biólogos
que inclusive las más complejas de esas estructuras (que Behe
considera "irreduciblemente complejas") pueden haber evolucionado
naturalmente y sin intervención divina a partir de estructuras preexistentes
más simples presentes en especies anteriores? Sí. Ken
Miller (también bioquímico) da ejemplos de la vida
real de muchas estructuras similares, compuestas de una cantidad menor de túbulos (y por lo tanto "más simples") que no
tienen toda la gama de funciones de las estructuras más complejas; pero tienen algunas
estructuras y algunas partes, y funcionan (de modo más limitado). Estos
sistemas más simples todavía existen en organismos actuales, y la selección
natural obviamente no los ha eliminado como algo "defectuoso".
Si en uno de esos sistemas precursores
aparecen mutaciones genéticas y ofrecen nuevas capacidades funcionales que dan
a los organismos una "ventaja" reproductora en determinado ambiente
(por ejemplo, espermatozoides que nadan mejor), la selección natural tenderá a
propagar esas modificaciones en las generaciones siguientes. Esto ocurre
automáticamente (sin necesidad de intervención divina); de ese modo la
evolución puede "construir" nuevas estructuras y producir nuevas
funciones o funciones mejoradas a partir de las partes que estaban presentes
(cumpliendo funciones diferentes o limitadas) en generaciones anteriores y en
especies antepasadas.
¿Por qué no es "evidencia" de
diseño divino la gran complejidad del ojo humano y de otros mamíferos (ojos con
visión estereoscópica), como afirman los defensores del "diseño
inteligente" desde el siglo 19? Porque no hay motivos para pensar que los
mecanismos evolutivos usuales no sean suficientes para desarrollar estructuras
tan complejas con el tiempo ( mucho tiempo), en una serie de
modificaciones con la mezcla usual de mutaciones y recombinaciones genéticas al
azar (que ocurren constantemente en toda población) combinada con la
selección natural no aleatoria. Cuando apareció una capacidad primitiva y muy
limitada de detectar la luz, formas o movimiento en una línea antigua de
organismos, es fácil imaginar que la selección natural tendería a propagarla.
La evolución de los primeros
"ojos" primitivos (grupos de pocas células que detectan luz de modo
muy limitado y que todavía se observan en organismos hoy) le dio a los animales
que los tuvieran una enorme ventaja en cualquier
ambiente con luz. Basta pensar en la gran ventaja reproductora de los animales
que pueden detectar movimiento y evadir a los predadores.
Desde el siglo 19 los creacionistas
preguntan "¿para qué sirve medio ojo?". La respuesta es: "¡para
mucho!". La selección natural favoreció las modificaciones genéticas de
los descendientes de esos individuos que mejoraron la capacidad de ver, y
produjo mejores ojos con más campo de visión. 7
Lo que ilustran estos ejemplos, una vez más, es que las estructuras y sistemas
biológicos pueden evolucionar de lo simple a lo complejo (y a veces en sentido
contrario) en un proceso gradual a lo largo de mucho tiempo. La evolución de
mayor complejidad no ocurre "de una vez": los sistemas y caracteres
menos complejos y "parciales" de las líneas evolutivas anteriores
pueden ser todavía perfectamente funcionales, en diferente grado o de otra
forma.
El ataque de los creacionistas contra la
evolución es un ataque contra toda la ciencia, en nombre de dios
La primera parte del libro Finding Darwin's God,del
bioquímico evolucionista Ken Miller,
contiene montones de ejemplos de caminos evolutivos bioquímicos que pudieron
sufrir modificaciones paso a paso hasta llegar a lo que Behe
llama "sistemas irreduciblemente complejos".
En esencia esto no es distinto de los
procesos evolutivos bien documentados que se ven en el registro fósil, como
hemos explicado en esta serie. Por ejemplo, el oído medio de los mamíferos
tiene tres huesillos que permiten oír. Este sistema corresponde a la
definición de "complejidad irreducible" de Behe
porque si falta uno de los tres huesos, ¡el sentido de la audición
desaparece! ¿Cómo pudo la evolución producir suficientes mutaciones simultáneas
para generar ese sistema complejo de tres partes "de una vez"?
Precisamente: la evolución no lo hizo "de una vez". Las
secuencias cronológicas de fósiles muestran que la evolución
"construyó" el oído interno de los mamíferos a partir de los huesos
posteriores de la quijada de los reptiles. La quijada de los reptiles había
pasado por una serie de modificaciones evolutivas y como resultado los huesos
se desplazaron hacia la parte de atrás de la cabeza. Por los fósiles también
podemos ver que, en cierto momento de ese proceso evolutivo, la posición e
interrelación de unos de esos huesos les permitió recibir vibraciones de
sonido. Eso no lo "planeó" ni "diseñó" una potencia divina;
simplemente fue el subproducto de cambios evolutivos que a lo largo de
mucho tiempo cambiaron la configuración de los huesos de la quijada. Pero
imaginemos qué ventaja sería para esos reptiles percibir sonidos. La selección
natural seguramente preservó y con el tiempo desarrolló esa capacidad de oír
(que permite escapar de los depredadores). Como hemos recalcado muchas veces,
esa progresión evolutiva no tenía que suceder, pero en este caso sabemos
que sucedió porque vemos la evidencia en el registro fósil de especies extintas
(y de especies intermedias que tenían huesillos en la parte posterior de la
quijada para abrir y cerrar la boca, pero situados de tal forma que se puede
deducir que registraban vibraciones de sonido). Este es un ejemplo de un
sistema complejo que evolucionó de un sistema más simple que tenía otra
función.
Con el paso del tiempo y con la
reproducción de los organismos, la variación genética natural que se halla en
cualquier población se "reorganiza" y genera ocasionalmente nuevos
caracteres heredables. Los nuevos caracteres que ayudan a que los individuos
contribuyan más descendientes a la siguiente generación (porque les permiten
obtener más o mejor alimento, más parejas, más criaderos o les permiten evadir
a los depredadores) pasarán automáticamente a más individuos de la siguiente
generación (simplemente porque ellos producen más descendientes que los
organismos que no tienen ese carácter) y de esa forma, en el curso de muchas
generaciones, el nuevo carácter se propagará a una mayor proporción de la
población: es así de simple.
La aparición del oído interno de los
mamíferos a partir de una modificación evolutiva de los huesos de la quijada de
los reptiles y de un aparato de oído más simple es uno de muchos ejemplos de
que Michael Behe se equivoca totalmente cuando dice
que "un sistema irreduciblemente complejo no se puede producir
directamente por numerosas modificaciones sucesivas de un sistema precursor,
porque el precursor de un sistema irreduciblemente complejo al que le falta una
parte por definición no funciona".
Como comenta Ken
Miller: "Para armar el acoplamiento de tres
huesos que conducen el sonido del tímpano, la evolución no tuvo que empezar con
un oído medio incompleto inoperante de uno o dos huesos. Comenzó con un oído
reptil perfectamente bueno que tenía un solo hueso interno. Después tomó dos
huesos de otro órgano, la quijada, y amplió y mejoró el aparato". Esa
transición se ve en el registro fósil.
También es importante recordar que los
genetistas y los biólogos que estudian la evolución saben hace mucho tiempo que
a veces un cambio genético pequeño puede llevar a grandes cambios de función.
Esto sucede, por ejemplo, cuando una reestructuración genética pequeña cambia
el ritmo de desarrollo de ciertas estructuras (o de todo un organismo).
Para dar un ejemplo, se cree que la disminución del ritmo general de desarrollo
(que pudo ser el producto de mutaciones al azar) facilitó un gran aumento de la
capacidad cerebral y las capacidades funcionales en cierto punto de la
evolución de la línea humana. Los miembros de la especie humana nacen mucho más
"subdesarrollados" y vulnerables que los de otros primates, y se
demoran mucho más tiempo en madurar, pero el cerebro se sigue desarrollando y
creciendo fuera del cuerpo de la madre por mucho tiempo en interacción con la
estimulación física y social del ambiente externo. De modo que lo que pudo
comenzar como una simple modificación genética en una especie antepasada (una
mutación de uno o unos pocos genes que por casualidad disminuyó el ritmo de
desarrollo) propició el enorme aumento de inteligencia y flexibilidad
conductual que caracteriza a nuestra actual especie humana (y que seguramente
favoreció la selección natural).
Veamos otro ejemplo: en el mundo vegetal
existen varias especies de árboles con flores en que todos los árboles florecen
y dan semillas o frutos al mismo tiempo. Esto constituye un sistema de
polinización y dispersión de semillas sumamente eficiente porque el
florecimiento de tantos árboles a la vez es como una gran llamada a los
insectos y aves que se alimentan de ellos (del néctar o de las semillas y
frutos) y los "ayudan" inconscientemente a reproducirse llevando el
polen masculino a la parte femenina de las flores, donde fertiliza los óvulos.
Las especies de animales que comen los frutos de los árboles también los "ayudan"
inconscientemente a dispersarse pues las semillas pasan por el sistema
digestivo y se depositan en otros sitios con el excremento.
La polinización y dispersión de semillas
se da de la misma forma en muchas especies que no florecen o dan frutos al
mismo tiempo, pero cuando toda una especie florece aumenta la eficiencia porque
los polinizadores y los dispersadores de semillas
llegan en masa. Por supuesto que las plantas y los animales que participan en
estas complejas interacciones no "saben" que son altamente eficientes
ni que son miembros de una red de tanta interdependencia, y este complejo
sistema no lo tuvo que diseñar ninguna fuerza exterior. Tales maravillas de la
naturaleza se explican fácilmente por los mecanismos bien conocidos y bien
documentados de la selección natural: la aparición de mutaciones y
recombinaciones genéticas que por casualidad "sincronizaron"
el calendario de desarrollo y de florecimiento de unos de los antepasados de
esas plantas seguramente llevaron a una polinización y dispersión de semillas
más eficiente, y por lo tanto permitió a los individuos que florecían al mismo
tiempo contribuir más descendientes a las generaciones siguientes que los
individuos que florecían por separado y no estaban "sincronizados"
con los demás.
Así la modificación se siguió propagando
a más y más individuos de las generaciones siguientes mediante la selección
natural; y cuando todos los individuos de una población empezaron a florecer en
sincronización, la selección natural también favoreció diferencialmente a los
polinizadores y dispersadores que eran capaces de
detectarlo y aprovecharlo, y a las especies cuyos propios patrones de
desarrollo y de conducta coincidían con el florecimiento en masa. Por ejemplo,
unas especies de insectos salen del huevo "justo a tiempo" para
aprovechar un pequeño intervalo en que el mundo vegetal ofrece una gran fuente
de alimento. Viendo esto, puede surgir la tentación de pensar que esas
maravillas del mundo natural tienen que ser el resultado de un "plan
divino", pero en realidad todo esto se puede explicar con los mecanismos
relativamente sencillos de la evolución y de la selección natural que, a lo
largo de muchas generaciones, "reorganizan" la variación genética de
una población viva, que cambia constantemente, y periódicamente producen nuevas
combinaciones genéticas heredables que alteran significativamente caracteres y
funciones de los organismos en relación con su ambiente. Un carácter heredable
nuevo que por casualidad dé una ventaja reproductora a los individuos que lo
tienen siempre tenderá a propagarse (sin ningún diseño o plan divino)
simplemente porque cada generación sucesiva tendrá una mayor proporción
de individuos con esos caracteres.
La evolución natural produce muchas
cosas que nos parecen maravillosas, como muchos casos de
"acoplamiento" muy afinado entre distintas especies o entre una
especie y otros aspectos del ambiente; pero esto es simplemente evidencia de
los poderes maravillosamente creativos de los sistemas que evolucionan
naturalmente y producen novedades por medio de procesos completamente
inconscientes, como se ha documentado por casi dos siglos en el laboratorio y
en la naturaleza. Para mí también es hermoso e "increíble", pero no
es especialmente misterioso.
Y al nivel de las reacciones
bioquímicas subcelulares,¿sucede
algo fundamentalmente distinto a esto? Behe cree que
sí, pero el biólogo celular Ken Miller
demuestra que está errado. Además de los ejemplos citados de los procesos
bioquímicos de los cilios y los flagelos que causan el movimiento de células
como las bacterias y los espermatozoides, Miller cita
otros ejemplos:
Este es un sistema bioquímico complejo
relacionado con la producción de energía en las células. En las células humanas
tiene seis partes, todas las cuales son necesarias para que funcione.
Para Behe es otro ejemplo de "complejidad
irreducible" y evidencia de diseño divino. Pero cada una de las
seis partes de la bomba de proteína está estrechamente relacionada con un
sistema más simple en los microorganismos, en los cuales funciona a la
perfección. Esto indica que la bomba de seis partes evolucionó de procesos
bioquímicos más simples que ya existían en los antepasados, donde tenían una
función un poco diferente.
Normalmente una molécula de hormona se
acopla con la molécula de un receptor como "una llave a una
cerradura". Unos experimentos han cambiado la estructura química de una
proteína del receptor al que normalmente se acopla una molécula de hormona del
crecimiento: la alteraron químicamente para que la hormona no se pudiera
acoplar. Después hicieron que cinco aminoácidos de la estructura química de la
hormona empezaran a sufrir mutaciones genéticas al azar. Después de un tiempo
de este proceso (por su cuenta), examinaron las nuevas moléculas de hormona
para ver si las mutaciones aleatorias produjeron una estructura hormonal que se
ajustara al receptor alterado. Efectivamente, las mutaciones produjeron una
nueva molécula de hormona que por causalidad encajaba en el receptor. Es más,
el "acoplamiento" era mejor que al principio y parecía que la nueva
hormona fue "diseñada perfectamente" para su nueva función, aunque
sabemos que surgió al azar de mutaciones que ocurrieron sin diseñador humano ni
divino.
Un punto interesante de este
experimento, como señala Miller, es que
"demuestra que dos proteínas, dos partes de una maquinaria bioquímica,
pueden evolucionar juntas " (el énfasis es mío).
¿Se sabe con seguridad que los procesos
evolutivos naturales pueden producir sistemas bioquímicos muy complejos de múltiples
partes ?
Sí, se sabe con seguridad. Por ejemplo, Miller da el
ejemplo de las bacterias que producen la enzima galactosidasa , que
les permite digerir el azúcar lactosa . Esas bacterias tienen un gen
regulador que controla la producción de la enzima: el gen se
"enciende" en la presencia de lactosa y se "apaga" en su
ausencia. (La selección natural suele favorecer la evolución de mecanismos de
conservación de energía en los organismos; en este caso, el gen regulador hace
que las bacterias no pierdan energía produciendo una enzima que no necesitan).
8
Pero la historia de la lactosa-galactosidasa se complica: hace unos años Barry Hall, un investigador, realizó un experimento y "borró"
químicamente el gen que produce la enzima galactosidasa
de modo que las bacterias no podían producir la enzima para digerir lactosa.
Después puso las bacterias en un ambiente que contenía lactosa y dejó que se
reprodujeran por su cuenta por muchas generaciones. Al cabo de muchas
generaciones, aparecieron variedades mutantes que podían digerir lactosa.¿Cómo era
posible, si el experimento borró el gen necesario para producir la enzima que
digiere la lactosa?
La respuesta a este "misterio"
ilustra varios principios evolutivos importantes al nivel bioquímico: primero,
cuando las bacterias se reprodujeron, generación tras generación, empezaron a
aparecer pequeñas mutaciones genéticas debido a los "errores" de
copiado que siempre ocurren al azar (sin dirección predeterminada) cuando los
organismos se reproducen. En cierto punto, ocurrió una de esas mutaciones al
azar en un gen distinto al que producía galactosidasa;
esa mutación permitió que ese nuevo gen empezara a producir la enzima
para digerir lactosa. Así la bacteria pudo, una vez más, digerir lactosa. Además , en unos individuos de la misma variedad de
mutantes, apareció otra mutación en el gen regulador que controla el
nuevo gen que produce la enzima: ahora el gen regulador podía, una vez más,
"encender" o "apagar" la producción de la enzima según la
necesidad. Después ocurrió un tercer cambio: generaciones más tarde, de
unas de esas variedades de mutantes evolucionaron otras variedades (por
el mismo proceso de mutaciones al azar que siempre se dan en la reproducción)
que podían "encender" la producción de una proteína en la membrana
celular de las bacterias (llamada lactopermeasa) que
facilita la asimilación de lactosa. Imaginemos lo ventajosas que serían
esas tres mutaciones para las bacterias en un ambiente que contiene alimentos
lácteos.
Aquí se ve que una población de
organismos que al principio no podía comer lactosa evolucionó (al cabo de
muchas generaciones) y las poblaciones posteriores sí podían comer ese azúcar;
ese proceso evolutivo se desenvolvió por una combinación puramente natural y
sin dirección de mutaciones al azar escogidas por la selección natural de modo
no aleatorio (porque en un ambiente con lactosa las variedades de bacterias que
adquirieron por casualidad la capacidad de digerir lactosa producirán más
descendientes que las variedades que no la pueden digerir, lo que lleva a la
propagación de esas modificaciones evolutivas con el paso de las generaciones).
Como resume el biólogo evolutivo Doug Futuyma en el libro Finding
Darwin's God de Ken Miller: "Así evolucionó
un sistema completo de utilización de lactosa compuesto de cambios en
la estructura de la enzima que permiten la hidrólisis del substrato;
alteración de un gen regulador de modo que se puede sintetizar la enzima en
respuesta al substrato; y la evolución de una reacción enzimática
que induce la permeasa necesaria para la entrada al
substrato. No se puede pedir una mejor demostración del principio neo- darwiniano de que las mutaciones y la selección natural conjuntamente
son la fuente de adaptaciones complejas" (el énfasis es mío).
Miller comenta que esa es justamente la clase de sistema
bioquímico complejo que Behe considera
"irreduciblemente complejo" (y que no pudo desarrollarse por su cuenta).
Behe seguramente diría que tal sistema no puede
funcionar sin todas las partes al mismo tiempo (porque la proteína que facilita
la entrada de lactosa al interior de la bacteria no serviría para nada si falta
la galactosidasa necesaria para digerir lactosa; y
que esa enzima a su vez no serviría para nada si falta el gen regulador que la
"enciende" cuando hay lactosa en el ambiente; y que esos genes
reguladores a su vez no servirían de nada si faltan las enzimas que encienden y
apagan, y así sucesivamente). Behe dice que las
partes de tales sistemas no pueden evolucionar por separado en distintos
momentos y que eso es "evidencia" de la mano de un diseñador
inteligente. Pero el ejemplo que acabamos de analizar es prueba directa de que
un sistema bioquímico de múltiples partes puede evolucionar naturalmente y por
su cuenta en distintos pasos a distinto tiempo. Como concluye Ken Miller sobre este ejemplo:
" Sabemos que no fue diseñado. ¡Sabemos que evolucionó porque lo
vimos en el laboratorio!".
En resumen, todo indica que la evolución
de los complejos sistemas bioquímicos de las células evolucionaron
paso a paso de maquinarias bioquímicas anteriores más sencillas que existían en
las especies de antepasados de los organismos.
Este sistema bioquímico es uno de los
ejemplos favoritos de Behe de un sistema biológico
"irreduciblemente complejo" que no pudo haber evolucionado por su
cuenta mediante procesos evolutivos naturales. La coagulación de la sangre en
los mamíferos y otros vertebrados sigue una serie sumamente compleja de pasos:
una especie de "reacción en cadena" o "cascada" de
proteínas que hace que los componentes de la sangre se aglutinen y formen un
coágulo que tapona la herida para que el animal no se desangre. No detallaré
los pasos, pero es un proceso muy complejo. Ken Miller dice: "Para entender la evolución de la
coagulación hay que captar que el sistema no evolucionó de una buena vez.Como todos
los sistemas bioquímicos, evolucionó de genes y proteínas que inicialmente
tenían otro propósito " (el énfasis es mío).
Sabemos que en el pasado existieron
mecanismos de coagulación mucho más sencillos (por ejemplo, sistemas en que un
grupo de fragmentos de proteínas funcionaba como un coágulo primitivo). Esos
sistemas todavía existen en los invertebrados de hoy y por lo tanto es lógico
suponer que existían en los invertebrados de hace mucho tiempo que fueron los
antepasados de los vertebrados de hoy. También sabemos que fenómenos comunes
como la duplicación genética al azar (que ocurre espontáneamente en el curso de
la reproducción genética) pudieron producir modificaciones genéticas en los
mecanismos de coagulación de unos invertebrados, que llevaron a mejor
coagulación. Cuando algo así sucede, la selección natural lo favorece
fuertemente, especialmente en los descendientes vertebrados, porque la sangre
de los vertebrados tiene una presión mucho más alta que la de los invertebrados
(por eso los vertebrados pueden desangrarse mucho más fácilmente y por eso la
selección natural casi con toda seguridad favoreció la propagación de
mutaciones que aceleraran la coagulación).
Se ha propuesto que el gen de la
proteína más importante en la coagulación de la sangre de los mamíferos, el fibrinógeno , surgió de una "duplicación genética" al azar de
un gen de una especie antepasada que inicialmente no tenía nada que ver con la
coagulación. Efectivamente, se ha descubierto un gen que produce una proteína
parecida al fibrinógeno (que no tiene que ver con la
coagulación) en unas especies actuales de pepinos de mar. Esto indica que la
modificación evolutiva de una proteína que ya existía en invertebrados
anteriores (con otra función) es la fuente de las moléculas de fibrinógeno que hoy realizan la función de coagulación en
los vertebrados.
¿Hay evidencia concreta de que pueden
surgir nuevas funciones y procesos bioquímicos sin trastornar completamente
las funciones previas ,
sin matar los organismos y extinguir las poblaciones?
Esta es una pregunta importante porque
uno de los argumentos de Behe es que es altamente
improbable que surjan por su cuenta (sin un diseñador) modificaciones de
sistemas subcelulares porque, especialmente al nivel molecular subcelular,
cualquier modificación significativa podría trastornar gravemente el
funcionamiento del organismo. ¿Es cierto esto?
Consideremos el hecho de que los
genetistas moleculares saben que las duplicaciones genéticas al azar son muy
comunes, y que a menudo ocurren sin mayor efecto en las funciones del organismo.Pero
si ocurre una duplicación de genes y encima la "copia extra" del gen
sufre una mutación, puede resultar una nueva función (como la nueva
función de coagulación de una proteína que antes no figuraba en la
coagulación). Si tal cambio da a los organismos una ventaja reproductora,
sabemos que la selección natural tenderá a propagarlo a más individuos en las
siguientes generaciones. Pero si ese cambio solo se da en la "copia
extra" del gen duplicado, la nueva función puede "añadirse" sin
que se pierda la función del gen inicial.
En las langostas aparentemente se ve un
ejemplo de esto. Las células de langosta tienen una proteína (vitelogenina) que nutre los huevos. Parece que en algún
momento del pasado evolutivo el gen a cargo de esa proteína se duplicó
espontáneamente y después la "copia extra" pasó por una serie de
mutaciones que le permitieron participar en la coagulación. Pero, a lo largo de
ese proceso, el gen inicial conservó la función de alimentar los
huevos. La copia duplicada fue la que se modificó y adquirió una nueva
función (coagulación), así que todo indica que la nueva función evolucionó sin
trastornar el proceso bioquímico inicial (la producción de proteína para
alimentar los huevos).
El proceso de coagulación de las
langostas es distinto al de los vertebrados (y, como punto secundario, esto
permite ver que hay más de un camino evolutivo para llegar a funciones
similares). De todos modos, este ejemplo muestra que el argumento de Behe de que las modificaciones evolutivas parciales causan
desastres para los organismos es incorrecto. Es un ejemplo concreto de que la
evolución puede producir nuevas funciones a partir del material genético
preexistente sin causar la pérdida total de una función preexistente ni otros
grandes trastornos del funcionamiento general del organismo.
*****
En resumen, ¿cuál es el problema con los
argumentos de "diseño inteligente"? Todo. Parten de un montón de
supuestos incorrectos (especialmente que existe una "complejidad
irreducible" absoluta en ciertos niveles de organización de la
materia); y ni siquiera entienden cómo opera la evolución.
NOTAS:
1 Los lectores que
quieran informarse de los argumentos de la escuela de Diseño Inteligente pueden
mirar las obras de los siguientes autores, que son sus representantes más
prominentes y destacados: Philip Johnson,
profesor de derecho; William Dembski, matemático con
doctorados en filosofía y teología; Stephen C. Meyer, filósofo; Jonathan Wells,
biólogo molecular con un doctorado en religión; y Michael Behe,
bioquímico.
2 Como hemos visto
en esta serie, el pool genético de una población pasa por muchos cambios y
"remodelación" con el paso de las generaciones debido a mutaciones,
recombinación genética y deriva genética. Todos estos procesos afectan la
variación genética presente en una población, que es la base a partir de la
cual la evolución produce nuevos caracteres. Cuando las plantas y los animales
se reproducen, las cadenas de ADN (que contienen la información química que se
transmite a los descendientes) se separan, se aparean con una copia
complementaria y se combinan de nuevo. Pero este proceso de duplicación de ADN
no es un sistema perfecto y suelen ocurrir "errores de copiado"
(mutaciones). Unas mutaciones no tienen mayor efecto, otras son tan dañinas que
la selección natural las elimina de la población, y otras pueden darle a un
individuo una ventaja reproductora en determinado ambiente (permitirle producir
más descendientes que los individuos que no tienen esa mutación); en este
último caso, la selección natural no aleatoria hará que la modificación
evolutiva se propague a una mayor proporción de individuos de una población con
el paso de las generaciones. Otra fuente aleatoria de variación genética es la deriva
genética,que
ocurre debido a que unos individuos se van de una zona y otros llegan, lo que
aumenta o disminuye la frecuencia de ciertos genes en una población. Además,
las plantas y animales que se reproducen sexualmente (con la combinación de un
espermatozoide masculino y un óvulo femenino) contribuyen a los cambios de la
variación genética de una población porque cuando los descendientes reciben
solo una parte del ADN de cada progenitor y los mezclan de distintas
formas se produce una recombinación genética significativa. Todo esto
(mutaciones, recombinación y deriva genética al azar) genera continuamente
cambios en la variación genética que contiene el pool genético de las
poblaciones de cualquier especie; y esa constante variación natural es la
materia prima de la que surgen ocasionalmente novedades evolutivas que después
propagan procesos no aleatorios como la selección natural.
3 La primera parte
del libro Finding Darwin's
God,del
bioquímico Ken Miller de Brown University, contiene una
refutación punto por punto de los argumentos de Michael Behe.
Miller ataca a los creacionistas en libros y en divertidos
debates, y populariza los mecanismos de la evolución. Miller
examina los mismos procesos y sistemas subcelulares que Behe
dice que dan prueba de "diseño", da muchos ejemplos de precursores
evolutivos de esos sistemas, explica en términos sencillos los errores
metodológicos de Behe y dice que no hay motivo para
creer que la estructura de esos sistemas no proviene de los mecanismos
evolutivos usuales. Lamentablemente Miller (que es un
firme partidario de la evolución pero cree en Dios), dedica la segunda parte
del libro a rescatar el concepto de Dios pues cree que los antievolucionistas
lo han manchado. A fin de reconciliar la ciencia y la religión, termina
haciendo ataques bajos e injustificados a muy buenos evolucionistas que no
comparten su creencia en Dios. Esto me desilusionó del libro, pero de todos
modos contiene una crítica muy buena de la escuela de Diseño Inteligente desde
la perspectiva de un bioquímico que sí entiende la evolución biológica. (Y
desde un ángulo diferente, sin duda la segunda parte del libro también nos
puede enseñar mucho, como ejemplo negativo, incluso si llegamos a conclusiones
diametralmente opuestas).
4 Aunque se ha
intentado hacer "restauraciones ambientales" limitadas (con
resultados mixtos), especialmente en ecosistemas "simples", la triste
realidad es que hasta la fecha no tenemos los medios para restaurar las
innumerables conexiones entre especies que conforman un ecosistema complejo
cuando se ha trastornado fundamentalmente. Esto se debe en gran parte a que no
hay forma de reconstruir los procesos biológicos por medio de los cuales evolucionaron
esas conexiones, unas en relación con otras, a lo largo de millones de años.Este es un
aspecto de la evolución de la vida en el planeta que deberíamos considerar
antes de asumir que siempre es posible reparar lo que se ha dañado.
5 Esto se parece
al "argumento de diseño" del reverendo William Paley,
quien decía que la complejidad y aparente "perfección" de estructuras
como el ojo humano o el ala de un ave son evidencia de diseño. Los biólogos hoy
entienden que esas estructuras no están adaptadas "perfectamente" a
sus funciones (por ejemplo, el ojo de los mamíferos tiene puntos ciegos, y las
alas de las aves y los murciélagos no son tan aerodinámicas como las que diseñan
los ingenieros humanos); además entienden que esas estructuras se pudieron
desarrollar en etapas mediante procesos evolutivos conocidos a lo largo de
mucho tiempo.
6 Y las
recombinaciones genéticas que suceden cuando cada generación se reproduce
también pueden generar caracteres neutrales y subproductos de este proceso y de
desarrollo previo, que no dan mayor ventaja ni desventaja a los organismos, y
que por lo tanto no propagará ni eliminará la selección natural. Esos
caracteres relativamente "neutrales" (que Stephen
Jay Gould y Richard Lewontin llaman "spandrels")
a veces acaban integrados como componentes de una nueva estructura evolutiva más
tarde;así
pueden contribuir a la formación de caracteres más complejos, con funciones
enteramente nuevas, y entonces serán sujetos de la selección natural.
7 En sentido
inverso, el proceso evolutivo ha eliminado la vista de muchas especies de peces
que viven en cavernas, donde la producción de ojos es una perdida de energía.
8 Como punto secundario, en este ejemplo encontramos que
los genes reguladores de "encendido y apagado" efectivamente existen
en los sistemas subcelulares. En una entrega anterior hablamos de la ridícula
idea de Michael Behe de que un diseñador inteligente
empacó en las primeras células (hace miles de millones de años) TODA la información genética y los
procesos bioquímicos que necesitarían TODAS las especies futuras , y que
permanecieron "apagados" por millones de años por el efecto de un gen
regulador. Lo absurdo de esa idea es que esos genes reguladores y los procesos
bioquímicos que encienden y apagan no pueden permanecer intactos por tanto
tiempo pues sufren mutaciones y otras modificaciones evolutivas cuando los
individuos se reproducen y las poblaciones evolucionan.
Fuente:
http://rwor.org/s/evolution_s.htm